42.- Todo se perdió
Una semana después del ataque.
Todo estaba realmente jodido. Si imaginé que el momento en el que Luke se enterase de todo sería una pesadilla, no pude estar más equivocada. Esto está muy lejos de ser una pesadilla, es un completo infiero.
—Luke, por favor, necesitamos hablar—pido con los ojos cerrados mientras sostengo el teléfono contra mi oreja—. Te juro que hay una explicación, solo necesito que me dejes dártela.
El sonido característico que marca el final del tiempo para el buzón se deja oír. Resoplo, lanzo el celular contra el escritorio mientras inclino la cabeza hacia adelante.
Era un caos, un completo desastre que yo misma había ocasionado, uno que yo misma había creado. Luke no me respondía las llamadas, ni los mensajes, tampoco obtenía alguna respuesta al ir hasta su departamento, estaba ignorando por completo mi existencia y eso, me estaba matando lenta y tortuosamente.
Eso es lo que mereces.
La voz en mi cabeza no se ha callado ni un solo segundo, desde que Luke me echó del departamento, no ha dejado de repetirme que todo, absolutamente todo, es mi culpa.
La idea de ir a la policía no abandonaba mi mente, tenía el maldito mensaje de texto, podía asegurar que Zack estuvo involucrado, pero existía la posibilidad de que me acusaran de ser cómplice, porque sabía lo que podía pasar, y no hablé.
Fui tan cobarde como para llamar a la policía en ese momento ¿hubiese hecho la diferencia? Luisa lo sugirió, me gritó que tenía que llamar a la policía e informar que mi hermano posiblemente cometería un crimen. Pero no lo hice.
—Liv, tu padre quiere verte— informa Alexa con una mueca dibujada en los labios.
Suspiro. Asiento levemente mientras me incorporo del asiento. El sonido de mis pasos por los pasillos es lo único que llena mis oídos mientras camino hacia la oficina de Matías, él está ahí, Zack a su costado.
No he hablado con este último desde esa noche, con mi padre, aunque lo desease el trabajo nos exigía comunicación y había ocasiones, como esta, en donde no podía negarme.
—¿Querías hablar conmigo? —inquiero con seriedad.
—Sí, he recibido una llamada de Nicolás Lewis —informa—. Estará aquí pronto.
Mi cuerpo se tensa, aprieto la mandíbula mientras intento aparentar que nada de esto me está afectando.
—Quiere discutir los términos de la fusión, y un par de asuntos más. Deberás estar aquí cuando él llegue.
Zack y yo compartimos una mirada.
—No es buena idea de que Zack esté aquí cuando Nicolás llegue —sugiero—. No querrá ver al hombre que le dio una paliza a su hijo.
—Cuida tus palabras, Olivia.
—Solo estoy diciendo la verdad —espeto—. Tu adorado hijo nos ha jodido el trato con los Lewis, Matías.
—La única que puede arruinar el trato eres tú —sisea —Zack no tiene nada que ver en esto.
—¿Qué no tiene nada que ver? —inquiero con incredulidad—. ¡Eres un maldito cobarde! —grito.
—¡Cierra la boca, Olivia! —brama mi padre incorporándose—. Tu hermano hizo lo que tenía que hacer, en cambio tú, no pudiste hacer nada por esta familia. Te advertí lo que sucedería si ese chico ganaba y si la fusión se arruinaba. Si Zack intervino, es solo porque tú no fuiste capaz de hacer lo que se te pidió.
—Señor Brooks, Nicolás Lewis está aquí —informa Alexa.
Apenas termina de hablar, la figura imponente de Nicolás aparece detrás de ella, ingresa a la oficina sin esperar invitación. Caleb viene detrás de él, luciendo tan imponente como su padre.
—Nicolás, es un...
—No te molestes en darme formalidades —espeta—. No vengo aquí a esperar tu cordialidad.
—Nicolás...
—Creí que eras un empresario responsable, creí que eras capaz de mantener y seguir un trato al margen de la ley. Pero parece que me he equivocado contigo.
—Nicolás, podemos platicarlo. Mis abogados...
—No tengo nada que platicar, he tomado mi decisión —manifiesta—. No hay trato, no hay fusión.
El rostro de mi padre se contrae, su cuerpo cae en el asiento de nuevo mientras mantiene la mirada fija en el imponente hombre frente a él.
—Una lástima, porque estaba completamente seguro de aceptarlo. Los contratos estaban listos, solo necesitaban ser firmados. Pero dados los sucesos, no puedo hacer tratos con un hombre como tú.
El ambiente se siente pesado, tanto que me cuesta respirar.
—Creí que sabías separar lo personal de los negocios.
Nicolás sonríe. Una sonrisa fría, sin gracia.
—Eso era antes de que tu hijo decidiera intentar asesinar al mío —la dura mirada del señor Lewis se posa en Zack. Por primera vez luce intimidado, observando nerviosamente a mi padre y luego al señor Lewis—. Cuatro contra uno, un gesto de completa cobardía viniendo del "campeón".
—Nicolás...
—No creas que ignoro el hecho de que estás interviniendo en las investigaciones, soltando demasiado dinero para que tu hijo no sea incriminado. Pero ¿sabes algo? Creo que, si hablamos de dinero, estoy encima de ti. Sé esperar, Matías, soy un hombre paciente y cuando no tengas ni un centavo más para gastar, entonces regresaré y hundiré a toda tu familia.
—¿Me estás amenazando?
—No, te estoy dejando sobre aviso. Si quieres cuidar tu reputación, entrega a tu hijo. Si no puedes esperar tranquilamente hasta que los oficiales vengan y te acusen por encubrimiento. Será realmente placentero verlos tras las rejas.
Voltea, su mirada recae en mí y me congelo por completo.
—No creas que la fusión fue porque me interesaran tus empresas —continúa—. No me interesa un negocio que está a punto de desaparecer ¿pero quieres saber porque acepté?
Un largo silencio se instala en el ambiente.
—Por tu hija —mi corazón se encoge—. Porque Luke estaba tan enamorado de ella que insistió para que aceptara, ese chico al que intentaste matar, Zack, estaba a punto de salvar las empresas de tu padre.
—No voy a permitir que acuses a mi hijo de asesinato.
—¡Y yo no voy a permitir que vuelvas a dañar a mi familia! —el grito furioso de Nicolás nos sobresalta a todos—. Voy a hundirte, Matías. Y voy a disfrutar por completo cada segundo de tu ruina. Juro que vas a arrepentirte de haberte metido con uno de mis hijos.
—Tenemos la información financiera de sus empresas —Caleb habla con la misma firmeza que su padre—. En cuestión de horas nuestro equipo la enviará a cada socio, la forma en la que sacaste dinero de las cuentas de capital se sabrá, según mis cálculos, los socios venderán sus acciones a precios ridículos con tal de no perder, se quedarán sin nada.
Nadie habla, las respiraciones pesadas se adueñan del ambiente.
—Le debías a Olivia que yo considerara hacer la fusión, tu hija estuvo a punto de conseguirlo. Ahora, deberás agradecerle a tu hijo el hecho de que te quedes en la ruina. —advierte—. Dijiste que ibas a destrozar a mi hijo, ahora soy yo quien jura que te hará pedazos.
Da un par de pasos al frente, centrando la mirada en Zack
—Y tú, hijo de perra, vas a desear nunca haberte acercado a mi hijo. Cada golpe que le diste, lo recibirás de vuelta, de eso me encargo yo, te lo aseguro.
Gira, parece tener la intención de salir completamente, sin embargo, se detiene apenas un par de centímetros de mi cuerpo.
—Agradece que Luke te quiere tanto, de lo contrario, no dudaría en hacerte pedazos también.
Caleb me dedica una mirada, parece ser el único que no me detesta. Habíamos hablado, la noche después del funeral me llamó, quería saber que rayos había ocurrido así que le conté todo.
No dijo mucho después de eso, solo se marchó.
Cuando ambos salen, un suspiro tembloroso brota de mis labios. Sin embargo, me obligo a mí misma a recomponerme.
—¿Quién es el culpable ahora? —inquiero elevando el mentón.
La forma en la que mi padre me amenazó por semanas, la manera en la que usó la maldita excusa de salvar la empresa y como me convenció de que Nicolás no iba a aceptar vuelven a mi mente.
La manera en la que me echó en cara que todo lo que tenía fue por él, como canceló las cuentas bancarias y amenazó con echarme de mi hogar vuelven a mi mente.
Sin embargo, ahora, mirando hacia atrás, nada de eso tenía el peso suficiente para hacer lo que hice. Tomé mi decisión, era capaz de decir que no, pero no lo hice.
Soy tan culpable como ellos de todo lo que ocurrió.
—Largo de mi vista, Olivia. No vuelvas por aquí— amenaza—. No quiero verte de nuevo, a partir de ahora no trabajas más en esta empresa. Despídete de las cuentas bancarias, tarjetas, privilegios. Comienza a buscar un nuevo lugar para vivir porque ese departamento, no será más tuyo.
Mi visión se vuelve borrosa, una punzada dolorosa me atraviesa el pecho. El hombre frente a mi luce lejano, mirándome con frialdad.
—Así que ¿yo seré quien pague tus errores? —inquiero hacia Zack—. Vaya, que familia tengo.
—Papá, creo que no...
—Cállate, Zack —pide—. Si quieres mantenerte a salvo, solo mantente callado.
Lo hace, una risa carente de afecto abandona mi cuerpo.
—Váyanse al diablo —mascullo mientras les doy la espalda, la fragilidad me envuelve, me arrastra consigo y solo me permito romperme una vez que estoy dentro de la que es, o fue, mi oficina.
Lo he perdido todo, cada cosa por la que luché, ahora se había esfumado. Pero tal vez lo merecía, esto probablemente solo es una pequeña parte de lo que siquiera merezco recibir.
El karma es un hijo de perra, Olivia, no lo olvides.
Mi padre cumplió sus amenazas, apenas un par de días después de la visita de Nicolás Lewis a la empresa, un camión de mudanza e innumerables hombres ingresaron a mi hogar para sacar mis cosas.
No hubo nada que pudiera hacer, tampoco quise hacerlo.
Alexa me ofreció una pequeña habitación en su casa, fue tan amable que no pude rechazarla. No tenía trabajo porque al parecer mi padre ordenó a los guardias de seguridad no dejarme entrar de nuevo a la empresa, así que todas mis cosas se quedaron ahí.
Esto es por completo una mierda.
Y debería tener decencia y no ir hacia él, no ir a buscarlo, no debería estar aquí frente a su puerta tocando el timbre.
Han pasado un par de semanas, semanas en donde no he dejado de reprocharme mi actuar, semanas en donde la culpa está comiéndome viva.
La puerta se abre al segundo toque, sin embargo, no es Luke quien me recibe.
—Olivia, no quiero ser grosero, pero no debes estar aquí —Trevor me observa con seriedad.
—Solo quiero hablar con él —pido—. Trevor yo...
—Le ha costado sobreponerse. Lo que menos necesita es verte —masculla—. Suficiente daño ya le has hecho.
—Trevor, por favor —suplico—. No es...
—No me debes explicaciones a mí, al único que debes dárselas es a él, pero ahora, está demasiado afectado como para que lo hagas. No hay manera de que te deje verlo. Así que, es mejor que te vayas.
—Te lo suplico, Trevor...
—Él daba todo por ti, aseguró que serías incapaz de traicionarlo cuando se lo advertí. Le dije que eras peligrosa pero no me escuchó. No escuchaba a nadie que dijera algo sobre ti, porque te quiere, aún lo hace. Y si tú lo quieres lo suficiente, lo dejarás en paz.
Ahogo el sollozo que me invade, bajo la mirada siendo incapaz de sostenérsela.
—¿Trevor porqué...? —Elevo la vista de manera inmediata cuando reconozco la voz de Luke.
Él está ahí. Y verlo solo hace que la cuchilla de culpa se retuerza con furia en mi pecho.
—Ella ya se iba, hijo. —informa Trevor—. Vete, Olivia.
—¡Luke tienes que escucharme! —grito antes de que la puerta se cierre—. ¡Por favor!
—Luke...—él aparta la mano de Trevor cuando intenta detenerlo, se acerca hasta mí y tal vez, solo tal vez desearía que no me hubiese mirado.
No es el mismo, está lejos de serlo. Sus ojos me observan con reproche y extraño la calidez de su mirada, extraño la forma en que solía verme. No hay más que dolor en él, dolor que yo he causado.
La conciencia me grita que soy la culpable, no hay rastro del chico que solía ser. No hay ni una sola pizca de mi Luke.
—¿Qué es lo que quieres? —cuestiona—. ¿A qué vienes? Ya conseguiste lo que querías ¿por qué no me dejas en paz?
—Yo no quería nada de esto —mi voz tiembla. Extiendo una de mis manos para tomar la suya, pero se aparta con brusquedad—. Luke yo no quería que nada de esto pasara, yo no quise...
—No voy a creer nada de lo que digas —afirma—. No voy a creerte más, Olivia.
—Luke, por favor —envuelvo una de mis manos alrededor de la suya, él mira el agarre. Su entrecejo se arruga y cuando eleva la mirada, ahí está.
El brillo en sus ojos, brillo que en cuestión de segundos se apaga. Su mirada cambia, el dolor se adueña de ella mientras sus ojos se cristalizan. Los moretones en su rostro son apenas visibles, su piel está un poco más pálida de lo normal, y en su rostro, joder, su rostro está por completo lejos de tener el ánimo que poseía.
—Me traicionaste, me mentiste —su voz se rompe. —Nunca voy a poder perdonarte lo que hiciste, Liv—. Hay dulzura y dolor en su voz.
—Luke...
Se libera del agarre con brusquedad, pasa las manos por su rostro antes de girarse. Da un par de pasos antes de volver hacia mí de nuevo.
—No quiero saber nada más de ti, Olivia. Así que no vuelvas, no me llames, no quiero volver a verte en mi vida.
Y con eso entra, cierra la puerta con fuerza y el sonido resuena, cierro los ojos mientras el dolor me atraviesa, mientras lo siento partirme en dos, mientras lo siento rasgarme por completo.
No quiero volver a verte en mi vida.
Cierro los ojos con dolor. ¿Qué se supone que haría? ¿Qué explicación quería darle? ¿Cómo explicaba todo lo que hice?
No importaban las amenazas, los miedos, nada importaba más que el hecho de que hice lo que nunca debí de haber hecho. Y eso, significaba un alto precio que apenas comenzaba a pagar.
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¡Nos leemos el lunes! ¡Disfruten el fin de semana!
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