31.- No lo haré.
Tres semanas después de que se pactara la pelea entre mi hermano y Luke, las cosas parecían volver a complicarse para nosotros.
—¿No has tenido noticias? —Lucas le cuestiona a mi padre en medio de un suspiro—. ¿Nicolás Lewis no te ha llamado?
—Lo hizo —mi padre abre un par de carpetas—. Pero no tienen una respuesta aún —confiesa.
—¿Crees que se retractaron? —inquiero. Ambos hombres me miran.
—No lo sé, Olivia —mi padre me observa por un par de segundos antes de bajar la mirada. Tensa la mandíbula, podía decirse que su actitud hacia mí había cambiado por completo en las últimas semanas, sabía de sobra que eso era debido a la discusión que mantuvimos el día de la reunión de socios.
—El banco está presionando —le recuerda Lucas—. Los intereses siguen subiendo, el poco capital que conseguimos gracias a la hipoteca de tu casa, se ha esfumado.
—¿Hipotecaste la casa? —casi grito cuando el amigo de mi padre termina de hablar—. ¿Realmente lo hiciste?
—¿Y que querías que hiciera, Olivia? —espeta mi padre incorporándose, rodea el escritorio hasta conseguir llegar frente a mí. — Nicolás seguramente no aceptará la maldita fusión, sus abogados no dejan de hacer preguntas sobre nuestra situación, estamos mucho peor de lo que siquiera nosotros nos atrevemos a reconocer.
—¡Hipotecar nuestro patrimonio! ¡Matías como se te ocurre! —De un segundo a otro, un golpe es dejado contra mi rostro.
—¡Matías, basta! —Lucas me sostiene cuando, debido al fuerte golpe, trastabillo hacia atrás.
—¡No te atrevas a alzarme la voz otra vez, Olivia! —amenaza —¡Todo lo que hago es por ti, para conservar la maldita vida que a la que tu madre y tú se han acostumbrado!
El ardor se expande, se extiende por todo mi rostro y mi visión se nubla, el rostro del hombre frente a mí está rojo del coraje, mantiene una de sus manos en forma de puño mientras me señala con la otra.
—Y ruega porque los Lewis acepten la fusión, de lo contrario, tu lujoso departamento también será hipotecado. Haré todo lo que sea necesario para mantener esta empresa, Olivia.
Me libero con brusquedad del agarre que Lucas ejerce en mí.
—Nos vas a llevar a la ruina —mascullo —Matías, eso es lo único que harás.
Me doy la vuelta, salgo de la oficina tan rápido como puedo. La visión borrosa regresa, el dolor en mi rostro se intensifica un poco más cuando estoy fuera del edificio.
Tomo un par de inhalaciones, obligándome a mí misma a recomponerme. Cuando ingreso al auto, el sonido de mi celular me sobresalto. Tengo que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para responder la llamada de Luke y no lanzarme a llorar tan pronto como escucho su voz.
—Liv, ¿aún te veré en mi departamento, cierto? —cuestiona.
—Si —me aclaro la garganta—. ¿Ya estás ahí?
—Aún no, llegaré en un par de horas más, Justin está explotándome —ríe un poco antes de continuar—. ¿Todo bien? ¿Te has enfermado? Te escucho un poco ronca.
Muerdo con fuerza uno de mis labios, tomando una silenciosa inspiración.
—Es el clima seguramente —miento—. Te veo en tu departamento ¿sí?
—Bien, prometo llevarte a cenar tan pronto llegue. Si llegas antes, ponte cómoda que seguro me tardaré un poco más. Nos vemos, te quiero.
—Adiós.
Corto la llamada, un suspiro tembloroso brota de mis labios mientras cierro los ojos. Hipotecar la casa, joder, ¿es que mi padre no pensaba? ¿a qué hombre en su sano juicio se le ocurre recurrir a una hipoteca cuando no tiene dinero para pagar?
Enciendo el auto, tenía que dejar de pensar en eso porque de lo contrario, terminaría por estar más ansiosa de lo que ya estaba.
Ya ha comenzado a oscurecer cuando llego al departamento de Luke, no hay rastros de su auto afuera así que es probable que aún no haya llegado. La oscuridad de la casa me recibe, mi cuerpo parecía agotado aun cuando no había hecho absolutamente nada para sentirme así.
No es hasta que llego a la recámara de Luke, y me observo en el espejo, que reparo en la tonalidad rojiza que se ha formado en mi pómulo, la cual es completamente notoria.
Me veo en la necesidad de rebuscar el maquillaje en mi bolso, necesitaría tan solo un poco para cubrirlo, no quería que Luke se diera cuenta, haría preguntas y decir la verdad, en realidad no sabía cómo es que lo tomaría.
Agradezco el traerlo conmigo, me acerco al pequeño escritorio que Luke tiene, tomo la pequeña esponja mientras utilizo el espejo que se encuentra en la cosmetiquera para aplicar correctamente el maquillaje en la zona.
Apenas he conseguido cubrir la mitad de la marca cuando la puerta de la habitación se abre.
—Li, conseguí que...—me sobresalto al escuchar la voz de Luke, debido al rápido movimiento, el frasco de maquillaje cae al piso.
—Maldición —mascullo, los pasos apresurados de Luke se escuchan atravesando la instancia, me inclino con la intención de tomar los pequeños trozos de cristal que se han producido por el golpe.
—Lo lamento —pronuncia Luke, no me atrevo a levantar la mirada—. Déjame hacerlo, no quiero que...
Sus palabras se detienen, cierro los ojos por un par de segundos antes de ser capaz de mirarlo a los ojos, rogando porque el escaso maquillaje que conseguí poner en la zona sea suficiente para cubrir la marca.
—Liv ¿qué...?
—Ha sido un accidente —miento. Sus cejas se arrugan, observa con demasiado detenimiento el lugar en donde mi padre ha dejado el golpe. El nerviosismo explota en mi sistema, aprieto los dientes, pero no es suficiente para eliminar el temblor en mis manos.
Y entonces sé que Luke sabe que he mentido.
Se incorpora con prisa, yo también lo hago. Ambos ignoramos el desastre que se ha producido sobre el piso. Soy consciente de la manera en la que abre y cierra las manos, como si estuviese intentando contenerse.
—¿Quién te hizo eso? —inquiere.
—Nadie, fue un accidente, ya lo dije —pronuncio tan firme como puedo—. No tiene importancia.
Intento cruzar por su lado para llegar al baño, refugiarme en el pequeño espacio parece ser la mejor opción ahora porque no me creo con la valentía suficiente para decirle lo que en verdad ha pasado.
Para decirle que mi padre, se atrevió a golpearme.
—Dime el nombre, ahora —exige tomando del brazo, su agarre es firme, pero no lo suficiente para hacerme daño.
—Luke...
—Dime el nombre, Liv. —pide.
La sensación de fragilidad me invade de nuevo, está tan cerca de mí que lo único que puedo hacer es abrazarlo, sus brazos se envuelven alrededor de mi cuerpo y la sensación de protección me invade.
—Mi amor —el tono dulce que emplea al hablar me hace cerrar los ojos. Siento su corazón latir con rapidez contra mí. De una forma en la que nunca lo ha hecho. —Dime quien te hizo esto —susurra aparatándose de mi cuerpo.
Una de sus manos viaja hasta la zona del golpe, acariciándola con suavidad.
—Juro que voy a darle su merecido, voy a partirle la cara al hijo de perra que te haya hecho daño, Liv. Lo juro.
Niego.
—Brooks...
—Mi padre. —No parece comprender lo que he dicho, mi voz se rompe—. Ha sido mi padre, estábamos discutiendo y él perdió el control. Creo que dije algo que no debí y él solo...
—¿Tu padre te golpeó? —inquiere casi con incredulidad—. Joder, no me importa quién es tu padre, ahora mismo...
Tomo uno de sus brazos cuando tiene la intención de salir de la habitación. Niego, el gesto es suficiente para que un gesto suave se apodere de su rostro. Extiende los brazos y es todo lo que necesito para refugiarme en él.
Cierro los ojos, permitiéndome dejar ir tan solo un poco de la fragilidad que me ha acompañado desde que salí de esa oficina. No sé en realidad cuanto tiempo permanezco abrazada a él, cuando me aparto, él sonríe.
—¿Estás bien? —inquiere.
—Sí, solo...—niego —mi padre jamás me había puesto una mano encima, jamás. Desde que tengo memoria él siempre ha sido tan bueno conmigo y con Zack, el nunca...—un suspiro tembloroso brota de mis labios.
—¿Sobre qué discutieron?
Camino hasta el colchón, me siento en el borde mientras considero si es buena idea o no contarle lo que está pasando. Él se coloca a mi costado, tomando una de mis manos y entrelazando nuestros dedos.
—Sabes que puedes confiar en mi ¿cierto?
—Lo sé —me acomodo el cabello con la mano que tengo libre, antes de ser capaz de hablar—. Nicolás Lewis no ha dado una respuesta favorable a la fusión, el equipo de abogados lo único que ha hecho ha sido intentar conocer la situación real de la empresa, situación que ni siquiera yo sé, Luke.
Me tomo un par de segundos antes de continuar.
—Mi padre, Lucas, todos ellos están desesperados. Y en esa desesperación mi padre ha hipotecado la casa, el único patrimonio que no estaba en riesgo, ahora es poder del banco. Matías no tiene como pagar los prestamos ¿Cómo pretende entonces pagar una maldita hipoteca?
—Y debo suponer que ni ese dinero ha sido suficiente.
—Él dice que hará lo que sea necesario para salvar sus empresas, advirtió que si las cosas no mejoran habrá una hipoteca también sobre mi casa.
—¿Sobre tu casa? ¿Cómo...?
—No creí necesario tener los papeles, sí, soy demasiado estúpida pero esa casa fue regalo de mis padres ¿Cómo iba a tener idea de que alguna vez las empresas iban a estar en riesgo? Es algo que jamás creí posible, Luke.
Un suspiro pesado brota de mis labios, cierro los ojos tan solo por una brevedad de tiempo para permitirme mantener el control.
—Siento tanto escuchar esto, Liv. Si pudiera hacer algo...—él deja de hablar cuando lo miro, claro que podía, es el hijo de Nicolás Lewis.
Podría hablar con él, es su padre, seguro lo escucharía.
—Oh, no. Olivia...—él parece darse cuenta de mis pensamientos.
—Puedes hablar con él, puedes convencerlo de que acepte esa fusión. Luke...solo te pido una cosa. Por favor—. Casi suplico.
—Me gustaría muchísimo, de verdad, pero...—deja de mirarme, rompe nuestro agarre mientras pasa una de sus manos por su cabello—. No puedo interferir en los negocios de mi padre, Liv...no sé nada del mundo empresarial, no va a escucharme. Si no ha aceptado, es porque tiene sus razones, yo no...
—Solo habla con él, Luke...solo necesito que hables con tu padre. Por favor, juro jamás volver a pedirte nada. —sueno desesperada porque acepte, tomo una de sus manos, y soy consciente de la manera en la que se debate para darme una respuesta—. Por favor.
—No lo sé...
—No te estaría pidiendo esto si no fuese importante. —Mi voz tiembla. — Solo...solo habla con él. Si no consigues nada, entonces hallaremos otras formas, pero...—tomo una inhalación—. ¿Harías eso por mí?
No responde de inmediato, comienzo a creer que dirá que no puede hacer nada, sin embargo, asiente.
—Lo llamaré ¿de acuerdo? —coloca una de sus manos sobre la mía—. No puedo prometer que conseguiré algo, pero hablaré con él, lo prometo.
Me lanzo a sus brazos, ríe cuando dejo varios besos sobre su mejilla antes de aferrarme a él.
—Te quiero, te quiero tanto —aseguro—. Gracias.
—No me agradezcas, aún no he hecho nada.
—Pero lo intentarás. Y eso es más que suficiente para mí.
Él sonríe, y es todo lo que necesito para plantar mis labios sobre los suyos. Luke Lewis es increíble, en todos los sentidos y yo cada día caía más por él.
Durante el par de semanas siguientes me dediqué a cumplir exclusivamente mi labor en la empresa. Mi padre no habló de lo sucedido, conseguí mantener ajeno a Zack del "incidente" porque no quería causar más problemas familiares, suficiente tenía con su fama cayendo en picada.
Los rumores sobre sus peleas compradas le estaban jugando en contra, y, aunque ahora la Federación de Boxeo no había intervenido, sabía que Zack temía que eso sucediera.
—Por Dios, eres tan apuesto —murmuro con una sonrisa cuando observo a Luke salir de la pequeña habitación. Lleva puesto un traje negro, la camisa blanca que porta debajo del saco está abierta de los botones superiores.
Él se acomoda el cabello, observándose en el espejo que está a un costado.
—¿No es demasiado? —inquiere. —Tal vez una camiseta y...
—Oh, no. ¡Saldrás en televisión! —exclamo—. Necesitas impresionar.
Hoy se llevaría a cabo la primera conferencia de prensa para Luke y Zack, había muchas preguntas, un "novato" en el mundo del boxeo contra el campeón del mundo, los aficionados tenían demasiada curiosidad en saber la manera en la que esto había sucedido.
Luke había cogido fama, demasiada, a decir verdad. Tom Warren había hecho un grandioso trabajo como promotor hasta ahora, Luke tenía detrás de él a un par de patrocinadores reconocidos, y la confianza del público parecía incrementar.
—¿Estás nervioso?
Él ríe.
—Más de lo que me gustaría admitir —confiesa.
Justin ingresa, Tom viene detrás de él y me veo en la necesidad de apartarme cuando están lo suficientemente cerca.
—Es hora, debemos de salir —indica Tom—. Es probable que Zack diga...—detiene sus palabras cuando repara en mi presencia—. ¿Podrías dejarnos solos, Olivia? —inquiere con amabilidad.
—Ella puede...
—No, está bien. Debo irme, estaré entre el público —interrumpo. Me acerco, dejo un rápido beso sobre sus labios antes de retroceder—. Procura sonreír, los conquistarás.
Una leve risa lo invade, les dedico un ademán de adiós a los hombres frente a mí y salgo.
No puedo estar en los asientos, ya que esos eran reservados para los periodistas, pero consigo un pequeño espacio a un par de metros de las mesas. La tensión se siente en el ambiente tan pronto ambos chicos aparecen, las preguntas no se hacen esperar, la mayoría son dirigidas hacia Luke y sonrío con orgullo al ver como las responde con firmeza, sin dudar.
En determinado momento, mi hermano dice algo que no debería. Algo como: "Él viene de los barrios bajos, yo soy el campeón". Lo que desata una ola de abucheos en el escaso público y un intercambio de insultos entre los equipos.
Estoy más tensa de lo que debería, y cuando un reportero se dirige a Zack, sé que esto va a ser más que solo una "conferencia de prensa"
—Zack, ¿qué sientes al saber que la confianza del público no está de tu lado? Las encuestas dicen...
—Las encuestas dicen muchas cosas —la molestia es evidente en la voz de mi hermano—. Lo que verdaderamente importa es lo que pasa sobre el ring.
—A menos de un mes de la pelea, Zack, las apuestas están 10 a 1 ¿qué te dice eso? ¿Crees que el público ha perdido la confianza en ti?
Zack aprieta los puños, eleva la mirada y nuestras miradas se encuentran. Está enojado, y decepcionado. Le sostengo la mirada, no titubeo ni un segundo y él termina regresando su atención al periodista.
Da una escueta respuesta, y luego abandona la mesa. El equipo de Luke permanece un par de minutos, pero no me quedo a escuchar, me escabullo entre el público para seguir a mi hermano.
No es difícil encontrarlo.
—¡Zack! —el voltea, apresuro mis pasos para llegar a donde está.
—¿Qué es lo que quieres? ¿No deberías estar apoyando a tu novio?
—Zack, eso no...
Me toma del brazo, mira a ambos lados del pasillo antes de abrir una de las puertas y hacer que ambos ingresemos.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué...?
—Dime la verdad. ¿Qué pretendes al estar con él? ¿Va a darte algún beneficio? Creí que querías salvar nuestras empresas, Olivia. Creí que querías ayudar a nuestra familia.
—Esto no tiene nada que ver con nuestra familia —reclamo—. Esto es muy aparte, Zack.
—¡Claro que no, por Dios! —grita—. Sabes tan bien como yo que, si Luke Lewis gana esa pelea, estaremos arruinados.
—¿Estaremos? Nos estás incluyendo en algo con lo cual no tenemos relación.
Deja un golpe contra la pared, que resuena debido al eco de la habitación casi vacía en la que estamos.
—Escuchaste al reportero, Olivia. Las apuestas no están de mi lado, la mitad del público está apostando a su favor, apenas y he conseguido a un par de patrocinadores que no hacen lo suficiente. Si pierdo la pelea, Olivia, vamos a estar arruinados.
—Esto no es por nuestra familia, esto es por ti. Porque no toleras perder el título.
—El título es lo de menos si el problema de las empresas no estuviese en el medio. Papá me contó todo, la hipoteca, los préstamos nuevos, la renuencia del padre de tu novio a la fusión. No quieren firmar, Liv. No van a hacerlo porque saben que estamos más jodidos de lo que queremos decir.
—Zack...
—Luke es buen peleador, no voy a negarte eso. Tiene al público y a las apuestas a su favor, Olivia si pierdo, perderé más que solo un título. —Su voz se suaviza—. En cambio, si él pierde, Olivia ¿has pensado en el dinero que obtendremos si él pierde? Será suficiente para cubrir la hipoteca y conseguir saldar algunos préstamos, o al menos, lo suficiente para darnos un respiro.
—¿Qué estás tratando de decir? —mi corazón late con fuerza, con una intensidad con la que estoy segura no lo ha hecho antes.
—Haz que pierda.
Mi estómago se contrae, siento la bilis subir por mi garganta mientras proceso las palabras de Zack.
Mientras comprendo lo que él quiere que haga.
—Has perdido la cabeza —me quedo sin aire, es como si de pronto el oxígeno en la habitación se hubiese acabado. Me siento aturdida, incrédula ante las palabras que mi hermano ha dicho.
—Haz que baje el ritmo —continúa acorralándome contra la pared—. Olivia, tendrá más oportunidades, podrá ganar otros campeonatos. Él podrá ser el campeón en otra ocasión, pero para nosotros, Liv, para nosotros no habrá una segunda oportunidad.
Aprieto los dientes, tanto que comienzan a doler. No soy capaz de hablar, no soy capaz de sentir otra cosa que no sea un ardor en el pecho, uno que me deja sin habla.
—Luke Lewis debe perder esa pelea para que nosotros podamos estar bien.
—Has perdido la cabeza —empujo su cuerpo con fuerza, consiguiendo apartarlo de mi camino. Zack toma mi brazo en un movimiento firme, con tanta fuerza que hago una mueca.
—Olivia, esto es lo que tenemos que hacer. Eres la única que puede conseguirlo. Él confía en ti, tienes el poder para...
—¡No voy a hacerle eso! —grito—. ¡No voy a traicionarlo de esa manera! —mi visión se nubla. No sé si por el coraje o por la decepción que esto me produce—. Él confía en mí, tú lo has dicho, y yo sería incapaz de lastimarlo intencionalmente.
No espero una respuesta, no lo dejo hablar, me libero del agarre con brusquedad y simplemente salgo de ahí, me siento agobiada, ansiosa, me siento tan jodidamente acorralada que lo único que hago, es correr.
Porque Zack tenía razón, no había más oportunidades para nosotros. Pero eso no significaba que debiera traicionar al hombre que estaba dispuesto a darlo todo por mí.
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