30.- Elecciones.
Olivia no me llamó esa noche, tampoco los dos días posteriores a nuestra discusión. Entonces intenté llamarla, pero no respondió en ninguno de mis intentos, tampoco en los mensajes que le dejé.
Parecía que no quería hablar conmigo, opté por no ir a su hogar, si no quería tomar mis llamadas, mucho menos querría verme.
—Creo que su discusión fue un poco exagerada —pronuncia Carter mientras le da un sorbo a su cerveza —quiero decir, prácticamente le dijiste que, si no te apoyaba, terminaban su relación.
—¿Y qué se suponía que debía decirle? —inquiero.
—No lo sé, tal vez algo como: no importa lo que decidas hacer, seguiré queriéndote.
Sonrío.
—¿Desde cuando eres tan cursi? —mi amigo resopla con fastidio—. No lo sé, Carter, si pierdo la pelea y ella está celebrando el triunfo de su hermano ¿Cómo crees me sentiré? Esto es bastante jodido.
—Es jodido porque tú quieres que sea así —reprende—. Escucha, es su hermano, evidentemente no va a tomar una decisión a la ligera, ustedes son personas importantes para ella. No puedes ni debes presionarla.
—Sí, bueno, creo que ahora ya no querrá volver a hablar conmigo —confieso en una mueca—. Creo que es lo mejor, al menos hasta después de la pelea.
—Eso será en ¿qué? ¿tres meses? —inquiere—. No seas un idiota, debes hablar con ella antes. Decirle que no querías ponerle ese ultimátum sobre apoyarte o terminar.
No esperé que ella reaccionara de esa manera, cuestionándome por qué pelearía contra su hermano. Quería darle a entender que no pretendía presionarla, no quería hacer que tomara ninguna decisión apresurada, pero parece ser que hice todo lo contrario.
—Luke, creo que Olivia te importa más de lo que siquiera tú mismo quieres darte cuenta. Es entendible todos deseamos que la persona que queremos esté a nuestro lado en momentos importantes, pero es su familia, amigo...es complicado, pero si no hablas con ella nunca llegarán a un acuerdo.
—¿A qué clase de acuerdo podremos llegar? Carter, no quiero causarle problemas con su familia, sé que es importante para ella que su hermano gane, lo entiendo, pero...esperaba que entonces ella entendiera que también esto es importante para mí, es la razón por la que soportado tanto, y ahora cuando tengo la oportunidad frente a mí, no puedo detenerme.
Carter suspira.
—Sólo llámala ¿quieres? Parte de ese punto. Y si no te coge el teléfono, entonces ve a verla, sabes perfectamente donde encontrarla.
Se incorpora, toma su chaqueta que cuelga del respaldo de la silla y se la coloca.
—Tengo que irme, mis padres me esperan para cenar. Piénsalo amigo, aún estás a tiempo de arreglar todo con ella.
Cruza por mi lado, el sonido de la puerta me indica que ya se ha marchado y es en ese punto en el que me permito suspirar con pesadez. Tomo el celular, marcando el número que ya conozco de memoria mientras mantengo la vaga esperanza de que me responda, una palabrota sale de mi boca cuando el buzón de voz de me recibe.
Evidentemente no quiere hablar conmigo, así que bloqueo el celular antes de lanzarlo sobre la mesa.
Justin no estaba del todo de acuerdo con la pelea, decía que era demasiado pronto, que era una locura ir por una pelea de esa magnitud, pero no había nada más que hacer. Tom había pactado el acuerdo, en tan solo un par de días se había establecido todo, y él se encargaría de hacer todos los trámites necesarios para que la pelea consiguiera llevarse a cabo.
Mi padre me había llamado, al parecer Tom le dio la noticia y Nicolás no contuvo sus ganas de expresar lo inquieto que tanto él como mi madre se sentían con esto, claramente mis largas insistencias en que no tendrían nada porque preocuparse no sirvió de mucho.
Joder, aún faltaban más de dos meses y todos estaban actuando como si ya fuese hombre muerto.
Que confianza.
No tengo nada mejor que hacer, así que el resto de la tarde la paso mirando un documental de asesinos en serie que promete ser lo bastante entretenido como para mantener mi mente despejada, luego, no pudiendo contener mis ansias, busco en YouTube el nombre de Zack.
Tarda apenas algunos segundos en mostrar los cientos de resultados, peleas tanto recientes como antiguas, reproduzco varios videos, mirando con detenimiento los movimientos que realiza.
Es ágil, la manera en la que bloquea y lanza los golpes es asombrosa, sus reflejos son de admirar, y la potencia de sus golpes es incuestionable. Zack Brooks merecía la fama que tenía.
Cierro la computadora cuando considero que he pasado demasiado tiempo mirando la pantalla, mis ojos arden, así que decido tomar una necesaria ducha antes de ir a la cama.
Me tomo mi tiempo, mi mente no puede dejar de darle vueltas al mismo asunto, las palabras de Carter se reproducen en mi mente una y otra vez que estaba seguro que, de seguir de este modo, iba a terminar con un agudo dolor de cabeza.
Intento llamarla tan pronto me encuentro en la cama, una, dos, tres veces, pero no toma ninguna. Tomo una profunda inhalación, reteniendo el aire por varios segundos antes de liberarlo lentamente.
Abro el chat, mirando el último mensaje que había escrito para ella, el cual aún estaba sin leer. Mantengo la mirada fija en la pantalla, mis dedos se mueven por la pantalla, escribiendo un nuevo mensaje.
"Lo siento tanto, Liv. Necesitamos hablar ¿puedes llamarme? Por favor"
La confirmación de lectura aparece, levanto la espalda del colchón mientras mantengo la mirada fija en la palabra "escribiendo..." en la parte superior del chat. Pasan largos segundos que se sienten como una jodida eternidad, mi corazón late ansioso ante la respuesta que parece no llegar, y cuando se desconecta, maldigo en voz alta.
El chat queda exactamente igual, solo que ahora, sé que ha leído los mensajes y que, efectivamente, Olivia no quería hablar conmigo.
—Lewis, si tienes planes este día necesito que los canceles —es lo primero que dice Justin cuando ingreso al club.
—En realidad no tengo planes —confieso colocando mis cosas dentro del casillero, me aseguro de tomar lo necesario antes de cerrarlo y colocarle la llave, cuando tengo todo me giro hacia mi entrenador —¿Qué hay para hoy?
—Carga pesada —informa mirando la tableta—. Tengo un par de rutinas nuevas para ti, necesitamos aumentar tu rapidez, Zack Brooks es increíblemente rápido así que necesitarás ser como flash.
Sonrío.
—De acuerdo —tomo las vendas para colocarlas en mis manos, me concentro en que queden tal y como deben de estar antes de colocarme los guantes para entrenar.
Adam está del otro lado del gimnasio, comenzando con su calentamiento así que me acerco hasta él.
—¿Qué hay, Adam? —Él voltea.
—Lewis, escuché las noticias —dice con una sonrisa—. ¿Debo desearte suerte? —inquiere.
—No me vendría mal —murmuro. Dejo de mirarlo cuando Justin se acerca, parece tener un itinerario completo de todo lo que se hará durante el día de hoy, así que pronto soy prácticamente arrastrado hasta la parte del club en donde se encuentran las barras y las pesas.
—Este tipo de entrenamiento lo harás tres veces a la semana, e iremos aumentando la carga y el peso, así como las repeticiones, espero que estés listo —eleva la mirada, observándome con detenimiento —si haces mal algún ejercicio, se reiniciarán las series.
—Bien, será pan comido —bromeo.
Justin ríe.
—Ya lo veremos.
Joder, si pensé por un segundo que el entrenamiento que Justin había preparado sería sencillo, estaba más que equivocado.
El hombre parecía querer acabar conmigo en un solo día, las repeticiones de pesas fueron tantas como nunca había hecho, y no solo eso, el tiempo de descanso entre nada una era de apenas un par de minutos.
No sé con certeza cuantas horas paso en el club, pero ciertamente son mucho más de las acostumbradas.
Estoy adolorido para cuando termino, todos mis músculos duelen a cada movimiento que la tentación que tengo de quedarme en cama por una semana es inmensa.
Un suspiro cansado brota de mis labios cuando bajo del auto, la brisa fresca de la noche me golpea tan pronto salgo, rebusco las llaves de la casa en mi bolsillo y maldigo cuando estas caen al piso.
Me inclino con una mueca, joder, parecía que estaba perdiendo la condición.
Subo los pequeños escalones e ingreso la llave en la cerradura, esta abre sin problema dándome a entender que no tenía el pestillo corrido. Tan pronto como la abro, me percato que la luz de la sala y la cocina están encendidas.
¿A caso olvidé apagarlas?
Camino hasta la sala, apago la luz mientras cruzo la cocina para bajar el interruptor, tan pronto lo hago los pasos en las escaleras me alarman.
—Hola.
—¡Joder! —las llaves caen produciendo un molesto sonido tan pronto chocan contra el suelo, Olivia se sobresalta ante mi grito y tengo que tomarme un par de instantes para comprender que se encuentra aquí. —Pero, ¿qué te crees? ¿Cómo entras a mi departamento de esa manera? —reclamo.
—Lo siento —una leve risa brota de ella—. Vine a hablar contigo, pero parece que tu entrenamiento se alargó, no quería esperar afuera porque hacía demasiado frío y tampoco quería volver a casa así que...—se detiene, acomodando su cabello en un gesto nervioso— recordé que aún tengo la copia de las llaves, así que entré.
Sigue de pie en las escaleras, lleva unos pantalones entallados y una camisa holgada que reconozco de inmediato.
—Y te pusiste mi camisa —señalo.
—Tuve un problema con la cafetera —confiesa—. Lo siento, fue demasiado atrevimiento.
—Lo fue.
Me inclino para recoger las llaves, enciendo de nuevo la luz mientras un suspiro brota de mis labios. Me recargo contra la barra de la cocina, sus pasos se escuchan debido al silencio que hay entre nosotros, y un par de instantes después, se coloca frente a mí.
—¿Hemos terminado? —cuestiona en un hilo de voz. Elevo la mirada, ella juega con sus dedos, muerde con ligereza su labio inferior y parece estar a punto de entrar en un colapso nervioso.
—No que yo esté enterado —me mira con rapidez, el alivio se filtra en su rostro mientras da un paso para conseguir estar un poco más cerca.
El silencio se instala entre nosotros, las palabras de Carter regresan a mi mente, si quería disculparme, si quería llegar a un acuerdo con ella, este era el momento.
—Tenías razón, fui injusto contigo —susurro—. No tenía derecho a ponerte un ultimátum.
—En realidad, creo que entiendo tus razones —confiesa—. Deseas eso tanto como Zack, es ilógico tratar de reclamar los motivos, o cuestionarte por qué decides hacerlo. No soy quien para hacerlo. Será...será una pelea complicada para mí, es mi hermano y tú...
—Y yo soy tu novio —termino la frase por ella. Las comisuras de sus labios se elevan, mientras asiente con lentitud.
—Lo eres.
—Liv, no voy a presionarte ¿sí? Entiendo si quieres estar en su esquina, no voy a ponerte condiciones. Si quieres apoyarlo, está bien, estaré bien con eso. No pretendo que elijas entre uno de nosotros.
—Creo que, si tuviera que elegir, definitivamente elegiría estar en tu esquina —habla con suavidad, no retengo la sonrisa en mis labios—. Zack ha ganado muchos campeonatos, he estado con él en cada uno de ellos, ahora...ahora puede que tal vez quiera verte brillar.
Me acerco a ella, mis manos se apoderan de su cintura mientras la apego a mi pecho.
—No tienes una idea de lo feliz que me hace escuchar eso. —confieso antes de apoderarme de sus labios.
El dolor en mi cuerpo parece esfumarse tan pronto como su cuerpo roza con el mío, sus manos se envuelven en mi nuca mientras profundiza el contacto, nuestros labios se mueven con desespero, como si quisiéramos recuperar el tiempo de los días anteriores.
Mis manos viajan por su piel, escondiéndose debajo de la tela de la camisa que lleva puesta, sonrío al notar que no lleva puesto sujetador. Un leve suspiro brota cuando mi pulgar traza una línea en todo lo recto de su columna, la calidez de la piel me invita a continuar, me detengo cuando llego a los costados de su pecho, presiono suavemente la zona haciéndola tensarse.
Se aparta.
—No soy muy afecta a hacerlo en la cocina —dice.
—¿Quién dijo que íbamos a hacerlo? —la tomo de la cintura en un movimiento rápido—. Tal vez solo quiero demostrarte lo que podemos hacer sin necesidad de quitarnos la ropa.
Ella golpea mi pecho.
—Eres un atrevido. —Dice entre risas. —Las reconciliaciones con sexo no son realmente reconciliaciones —debate.
—Brooks, nosotros ya estamos reconciliados. —Le recuerdo.
—Eso no cambia nada —coloca las manos sobre mis hombros, deja un suave beso sobre mis labios antes de apartarse—. No usaremos el sexo luego de una reconciliación, sino se consideraría como tal.
Una risa divertida me asalta.
—Bien, como digas. Pero ¿podremos utilizarlo para otras cosas? —mi brazo se envuelve alrededor de su cintura, Olivia ríe mientras coloca las manos sobre mi pecho, un par de mechones se escapan de la coleta que tiene y se colocan a los costados de su rostro.
Eleva la vista, sus ojos brillan, las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba, formando una leve sonrisa. El color de su iris parece ser mucho más claro ahora. Un sentimiento explota en mi pecho, es tan intenso que no consigo desecharlo.
No consigo hacer otra cosa que no sea aceptar lo que siento por Olivia. Aunque fuese demasiado rápido, aunque eso me deje como un idiota sentimental, tenía que decirlo.
—¿Es muy rápido para decir que te quiero? —susurro en un hilo de voz.
Ella titubea, algo cruza en su mirada, algo que no logro descifrar. Sin embargo, el gesto dulce regresa. Su mano acaricia mi pecho, recorriendo la piel de mi cuello hasta conseguir colocarse a un costado de mi rostro.
—¿Lo hacen en verdad?
—Lo hago —afirmo —Te quiero, Liv.
Sonríe con dulzura, me observa por un par de instantes más antes de responder:
—Yo también te quiero, Luke.
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