26.- Eres mi orgullo.
El rugido emocionado de la audiencia me envuelve por completo, cinco rounds han pasado, y mi cuerpo parece estar presentando los síntomas evidentes del cansancio de la pelea.
—Si te concentras en intentar golpear su rostro, jamás conseguirás derribarlo —Justin me quita los protectores, le doy un sorbo al bote de agua que me ofrece y me enjuago la boca, eliminando el sabor a sangre que hay en ella.
—Ataca su cuerpo, golpes al tronco, Luke. Con eso conseguirás su cabeza —asegura.
La campana suena, anunciando el final del minuto de descanso, me coloco los protectores de nuevo antes de caminar hacia el centro. Russel Taylor, boxeador profesional desde hace seis años, lleva más de veinte peleas, diez nocauts una racha bastante impresionante, a decir verdad.
Sin embargo, haber peleado contra alguien como Scott en mi primera ventaja, me dota de un poco más de agilidad para defenderme y atacar. Hago lo que Justin dice, dejar de intentar golpear el rostro y concentrándome en el tronco.
No se espera que haga eso, mi puño conecta contra su costilla derecha, se encorva y sé que he encontrado el punto débil, ataco al mismo sitio, no me detengo ni un segundo y cuando baja la guardia, lanzo un gancho directo hacia su mandíbula.
Russel trastabilla sobre la lona, sin embargo, no cae. Así que aún puedo continuar, se cubre ante la serie de golpes que dejo contra su cuerpo, lanza un golpe descuidado que, para su buena suerte y desgracia mía, consigue golpearme justo en el mentón.
Sacudo la cabeza, recuperándome con rapidez, pero le he dado el tiempo suficiente para que él consiga hacerlo también. Se acerca, no duda en lanzar un golpe contra mis costillas que me obligan a encorvarme, sobre el ring, un solo descuido podría costar toda la pelea.
—¡Cúbrete, Luke! —exige Justin—. ¡El tronco, golpea el tronco!
Consigo escabullirme de la esquina, elevo la guardia, haciendo que él tenga que atacar primero, esquivo el derechazo que lanza, bloqueándolo con mi antebrazo y lanzando un golpe directo contra su rostro, se tambalea, utilizo mi izquierda y luego la derecha, un gancho al hígado es suficiente para hacer que se encorve, y el mismo golpe que utilicé con Scott, lo empleo aquí.
Golpe lateral, siguiendo la trayectoria del suelo. No se lo espera, así que mi puño conecta contra su mentón en un golpe certero, fuerte, con un impacto que lo hace caer.
El grito emocionado de la instancia me envuelve por completo, la cuenta regresiva comienza y mis ansias se disparan, observo a Justin, está con la mirada fija en Russell, esperando a ver si consigue ponerse de pie.
—¡Uno! —un grito emocionado brota de mi garganta mientras elevo los brazos.
—¡Nocaut señoras y señoreees! ¡Luke Thunderbreeakeer Lewis es el ganador! —la voz del presentador llena la instancia, los gritos aumentan de intensidad mientras sonrío tanto como me es posible.
—¡Ese es mi muchacho! —Justin sube, se abraza a mi cuerpo mientras grita con emoción, Caleb también sube.
—¡Hermano, así se hace! —gimo cuando emplea demasiada fuerza en el abrazo—. Lo siento, lo siento.
Se aparta en el momento justo en el que la veo, Olivia sonríe con orgullo antes de lanzarse a mis brazos.
—Estoy taaan orgullosa —confiesa con emoción —¡Dos nocauts seguidos! ¡Es impresionante!
Acuna mi rostro entre sus manos, antes de sellar sus labios contra los míos.
—Gané —repito, ella asiente con frenetismo.
—Lo hiciste. ¡Ganaste! —se abraza a mi cuerpo otra vez.
Todos gritan a mi alrededor, la emoción se siente en el ambiente, maldición, podría acostumbrarme a esto, a este sentimiento.
—Estaremos esperándote afuera —pronuncia Justin cuando me encuentro en los vestidores —no demores demasiado —pide.
El silencio me envuelve cuando me quedo solo, así que tomo la mochila mientras comienzo a guardar las cosas en el interior. El sonido del metal al abrirse la puerta me hace voltear, de todas las personas a las que esperaba ver, Nicolás Lewis era probablemente la última. De hecho, tal vez ni siquiera estaba en la lista.
—Cinco rounds y ganaste por nocaut, impresionante para ser un principiante. —Le doy la espalda, retomando la tarea de guardar mis cosas.
—¿Qué es lo que quieres?
Lo escucho suspirar.
—¿Alguna vez podremos hablar sin que estés tan a la defensiva? Por Dios, Luke, solo quiero conversar.
—Sí, bueno, a mi parecer no tenemos nada que conversar —mascullo con molestia—. Has dejado claro todo lo que piensas sobre mi carrera, así que no necesito nada más de ti.
—Vine a verte pelear, estoy aquí ¿eso no es suficiente para ti?
Sonrío sin ganas.
—Hace mucho tiempo que dejé de necesitar su aprobación, Nicolás. —Cierro la mochila en un movimiento brusco—. Ya no soy ese chico que necesitaba del apoyo de su padre, no te necesito más.
Me coloco la sudadera, escondiendo la mueca de dolor que amenaza con formarse en mis labios cuando elevo los brazos. Me cuelgo la mochila al hombro antes de cruzar por su lado.
No me permite seguir caminando, ejerce un agarre firme en uno de mis brazos deteniendo mi andar.
—Estoy aquí ahora, Luke.
—¿Ahora? ¿Luego de ver que tenía razón al decir que podía hacerlo? ¿O luego de que Matías Brooks te restregara en la cara a su hijo campeón? No soportas que alguien pueda ser mejor que tú, tienes que estar siempre por encima de todos. Te lo dije en la llamada, no necesito que finjas orgullo solo cuando es para tu beneficio.
—Esto no tiene nada que ver con Matías, por favor, ese hombre no me importa en lo absoluto.
—No cambia nada, regresa a Londres, no tienes nada más que hacer aquí.
—Luke...
—No te necesito más, papá —afirmo—. Deja de pretender que quieres apoyarme ahora, vuelve a Londres a continuar con tu perfecta vida de empresario, yo aquí ya no te necesito.
Me libero del agarre que ejerce en mí, antes de que pueda salir, me detengo, volviéndome hacia él.
—Ah, y dile a mamá que la llamaré pronto. Que me dio mucho gusto verla aquí en la primera pelea.
No me molesto en esperar una respuesta, tampoco en ver la expresión en su rostro, simplemente me marcho.
Justin me dio un par de días luego de la pelea, dijo que necesitaba descansar antes de poder seguir con los entrenamientos, así que, para no molestarlo, hice lo que pidió.
—Luke, hay alguien que quiere hablar contigo —Justin sale del club, interceptándome antes de que siquiera pueda ingresar.
—¿Y quién es ese alguien? —cuestiono mientras continúo caminando hacia la entrada. Justin me toma del brazo, obligándome a detenerme—. ¿Qué ocurre?
—Tom Warren está aquí. ¿Has oído hablar de él? —inquiere.
Niego.
Justin suspira.
—Es un reconocido promotor de boxeo, está interesado en ti. Dice que quiere ver si hay posibilidad de que conversen.
—¿Un promotor ha venido a hablar conmigo?
Él sonríe.
—Es algo muy bueno, si quieres peleas más grandes, un hombre como él es justo lo que necesitas
—¿En dónde está?
—Esperando por ti en mi oficina, sígueme —me da la espalda, comenzando a caminar hacia el interior del club así que lo sigo. Atravesamos la instancia, Justin camina con prisa hacia la pequeña habitación acondicionada como su oficina, tan pronto como abre la puerta, el hombre del que habla se pone de pie.
No lo había visto antes, no había escuchado su nombre, sin embargo, él me observa como si ya me conociera.
—Luke, me alegra ver que has accedido a conversar —el porte elegante lo acompaña, viste un traje negro, un maletín se encuentra a su costado. Extiende una mano en mi dirección, acompañando el movimiento con una sonrisa. —Tom Warren, encantado de conocerte.
—El gusto es mío. —aseguro. Dejo la mochila a un costado, aceptando la mano que me ofrece.
—He hablado con tu entrenador, creo que ya te ha dicho mis intenciones al venir aquí. He visto tus dos peleas, dos nocauts seguidos teniendo en cuenta de que recién comienzas en esto, tienes potencial, quiero usar eso y ayudarte a convertirte en el próximo campeón.
Sonrío.
—Con mis servicios, será más fácil que encuentres peleas importantes, arreglos, que encuentres relaciones en este medio, que la gente confíe en ti y otros promotores accedan a una pelea con sus boxeadores.
—¿Qué hay de las ganancias?
Tom sonríe.
—Bueno, puedo escuchar tus condiciones —expresa. —Trabajaremos bajo las condiciones que decidas, un pequeño porcentaje será lo que yo obtendré de cada una de tus peleas y más del cincuenta por ciento será para ti, no serán peleas de unos cuantos miles de dólares, Luke. Estamos hablando que, de continuar con la forma en la que vas, podrás estar peleando pronto por un cinturón.
Él busca algo en su maletín, saca varias hojas y me las extiende.
—Es el contrato, revísalo, habla con tu entrenador y si quieres, consúltalo con un abogado de confianza. Si estás interesado, llámame.
—Lo haré.
Nos dedica un asentimiento y se marcha. Fijo mi atención en las hojas que sostengo entre mis manos.
—¿Crees que sea buena idea? —inquiero hacia Justin.
—Creo que es una buena oportunidad para ti —concede—. Pero no está de más hablar con alguien experto, haré un par de llamadas y conseguiré un abogado, luego, si decides aceptar, estoy contigo.
—Gracias, Justin —él sonríe.
—No hay de que muchacho, no hay de qué.
Olivia me observa con curiosidad.
—¿Aceptarás? —inquiere.
—Aún no lo sé —confieso. Clavo la cuchara en el helado, tomando un poco y llevándolo a mi boca. Disfruto de la frescura que me proporciona, el sabor a menta se extiende por toda mi boca y relamo mis labios antes de mirarla.
—Es una buena oportunidad para ti. Un promotor podría llevar tu carrera hasta el cielo —pronuncia haciendo un ademán con sus manos que me roba una sonrisa.
—Sí, bueno, quiero asegurarme de que todo esté en orden. Justin hablará a algunas personas, si todo está como debe estar, entonces aceptaré.
Un grito emocionado brota de ella mientras extiende la mano a través de la mesa para conseguir tomar la mía.
—Estoy emocionada por ti, cariño.
Es imposible retener la sonrisa en mis labios, no estoy seguro si me ha llamado "cariño" de frente anteriormente, pero ahora, sonriéndome de manera reluciente y con la mirada emocionada, se siente tan jodidamente bien.
El viento sopla, su cabello se revuelve y ella resopla. Soltando mis manos para conseguir acomodar de nuevo su cabello. Una leve risa brota de mí al ver que, contrario a lo que quiere, el viento vuelve a soplar y solo consigue desordenarlo más.
—Tener el cabello suelto me hace ver fabulosa, pero a veces el clima no coopera —se queja tomando la liga de su muñeca y atándose el cabello en una coleta alta.
—Te vez fabulosa de cualquier forma —aseguro.
Ella sonríe, cuando me escucha decir aquello. Nos encontrábamos en una heladería que está a un par de cuadras de su casa, según Olivia, no habíamos tenido una cita decente en mucho tiempo así que, henos aquí, compartiendo un delicioso helado con sabor a menta.
—¿Las relaciones formales y tú no se llevan bien? —su pregunta me toma por sorpresa, detengo la cuchara justo antes de poder llevarla a mi boca, y la dejo de nuevo en la copa de cristal.
—¿Qué? ¿Cómo que si no nos llevamos bien?
—Quiero decir ¿acostumbras formalizar tus relaciones?
—Brooks, ¿acaso esta es una clara indirecta de que quieres que formalicemos la relación? —inquiero con diversión—. Si quieres algo como eso, yo no tengo problema alguno en...
—No, no —niega sacudiendo las manos—. De ninguna manera es una petición para formalizar, no quiero hacerlo, es decir, quiero, pero...
Una risa divertida me asalta, el rubor cubre sus mejillas mientras apoya la frente contra sus manos.
—Es demasiado pronto para formalizar esto —susurra.
—Bien, no tengo prisa alguna—. Ella parece aliviada de mi respuesta. Asiente levemente antes de concentrarse en el helado que ya comienza a derretirse en la copa.
Mi celular suena, el nombre de Justin se lee en la pantalla así que respondo casi de forma inmediata.
—Hola, entrenador.
—Luke, he hablado con un amigo. No tiene problema en darle un vistazo al contrato. ¿Crees que puedas venir mañana al club? A las once. Estará aquí.
—Bien, a las once me parece perfecto— concuerdo —ahí estaré.
—No se te ocurra llegar tarde.
Ruedo los ojos.
—No lo haré.
Él se despide, cuelgo la llamada antes de guardar de nuevo el celular en mi bolsillo.
—Bueno, si todo sale bien, tal vez tenga a un promotor pronto —afirmo.
Olivia sonríe.
—Era cuestión de tiempo —toma una de las servilletas para limpiarse los labios—. Todo saldrá bien.
—Realmente espero que así sea, Liv. Llevo mucho tiempo deseando esto. El boxeo es lo que siempre he querido, tener la oportunidad de pelear por un cinturón sería realmente grandioso, es lo que he soñado siempre.
—Entonces, haz todo para conseguirlo. —Eleva el mentón cuando habla, acompañando sus palabras con una pequeña sonrisa—. No te detengas, por nada, ni por nadie.
—No lo haré —prometo.
Y ojalá hubiese sabido, el verdadero significado de esa promesa, ojalá hubiese tenido tan solo un indicio, de lo que verdaderamente eso representaría a partir de este punto.
Todo salió como debería de haber salido. La revisión del contrato, las clausulas, el establecer las condiciones, todo se dio de manera tan favorable que me sorprendía.
Parecía increíble que, con apenas dos peleas, hubiese conseguido tener a un promotor oficial en mi equipo. Tom Warren parecía entusiasmado de que hubiésemos conseguido firmar un contrato, él se quedaría con el treinta por ciento de las ganancias de cada pelea, y el resto sería mío.
Fui claro y especifico al establecer las condiciones, y eso no pareció significar un problema para él. Dijo que estaríamos en contacto, y que siempre que quisiera llamarlo, lo hiciera.
—Enhorabuena —felicita Justin—. Con esto no me queda duda de que comienzas a ir hacia el camino del éxito. ¿Has llamado a Trevor?
Asiento.
—Lo hice esta mañana, temía que le diera otro infarto, pero gracias al cielo nada sucedió.
Él ríe.
—Justin, ¿Tom te dijo como se enteró de mi carrera? Quiero decir, solo he tenido dos, y no han sido grandes, los promotores no suelen ir a esas peleas, ellos están en las grandes.
—Dijo que alguien le habló de ti. —informa sin darle demasiada importancia—. Quien sea quien haya sido, creo que debemos agradecerle.
Sonrío, sin embargo, algo en mi mente parece activarse. Justin sale, dejándome solo en la pequeña oficina en la que me encuentro.
"Ahora estoy aquí"
Las palabras de mi padre se repiten, nuestro último encuentro y las varias llamadas perdidas que tenía en mi celular de él, me hacen sospechar de lo que ha ocurrido.
Es una idea ridícula, pero no del todo imposible. Probablemente me estoy dejando llevar demasiado por la sensación del momento, pero un par de minutos más tarde, lo estoy llamando.
No tarda en responder, lo hace apenas al segundo tono.
—Tú lo enviaste ¿no es cierto?
—Hola, Luke. Que gusto que llamas.
—No llamo para saludar, Nicolás. ¿Tú lo enviaste? ¿Tú le dijiste a Tom Warren que viniera a verme?
—No conozco a ese hombre —afirma—. No tengo idea de que hablas.
—Oh, vamos. Claro que la tienes —objeto con molestia—. Si lo enviaste, necesito que lo digas.
Lo escucho suspirar.
—Eres un Lewis, tienes que ser el mejor. Para conseguirlo, tienes que tener a los mejores en tu equipo. Si, puede que tal vez haya hecho un par de llamadas y pedirle a Tom que viera tus peleas, es todo. Él decidió ir a Portland.
Cierro los ojos.
—Así que no fue porque verdaderamente le interesara como boxeador. —La amargura tiñe mi voz—. ¿A caso no puedes simplemente apartarte, papá?
—Luke, escucha, no le pedí que viajara a Portland y que te representara, solo le pedí que viera tus peleas, que se tomara el tiempo de hacerlo y luego hablara conmigo, no llamó de regreso, así que supuse que...
—He firmado un contrato, es oficialmente mi promotor—. Lo interrumpo.
El silencio se instala al otro lado de la línea, por largos segundos que me parecen una eternidad.
—Me alegra escuchar eso —dice al fin.
—¿Por qué lo hiciste? —Vuelve a suspirar.
—Escucha, Luke, no estoy de acuerdo con lo que haces ¿sí? Es algo que sabes perfectamente, pero tu madre ahora no quiere dirigirme la palabra, he discutido con ella más veces de las que puedo contar ahora, y dijo algo, que realmente logró desarmarme.
No respondo, no sé si realmente quiero escuchar todo lo que tenga por decir.
—Soy tu padre, y los padres apoyan a sus hijos, independientemente de que aprueben o no lo que hacen. Ningún padre en su sano juicio va a aprobar que su hijo suba a un cuadrilátero para ser golpeado, siendo consciente del daño que puede sufrir en el proceso, pero eso no me da ni un solo derecho para hacer lo que he hecho en todos estos años.
Muerdo mi labio inferior, sosteniendo con fuerza el teléfono contra mi oreja.
—Te fuiste a otra ciudad, y me sorprende que hayas conseguido todo lo que tienes ahora, por ti mismo. No me necesitaste, no necesitaste al apellido, solo mostraste tus habilidades, conseguiste a gente que confió en ti y ahora...ahora me doy cuenta de que me hubiese gustado estar ahí desde el principio. Ver el proceso, el avance, la mejoría.
—Una llamada hubiese sido suficiente—. Me sorprende lo estable que mi voz sale.
—Lo sé. La única manera que encontré para intentar enmendar mis errores en una pequeña parte, fue buscarte a alguien capaz de llevarte más lejos, en menos tiempo. Tom Warren ha guiado a grandes boxeadores durante su carrera, es la última pieza que necesitas para llegar lejos.
—¿Ahora lo crees?
No responde de inmediato, parece pensar demasiado la respuesta que dará.
—Todos mis hijos son mi orgullo, Luke. Caleb, Montserrat, y por supuesto, tú también.
Paso la mano que tengo libre por mi rostro, mordiendo con fuerza mi labio
—Eres un Lewis, y nosotros no fallamos nunca. —La firmeza en su voz vuelve—. Vamos siempre con la cabeza en alto, y si quieres hacerlo, entonces tienes que prometer que serás el mejor en eso. Tienes que subir, y demostrar de que estás hecho.
—Lo haré.
—No me queda duda. —Un breve silencio se instala en la línea—. Debo colgar, los negocios me requieren.
—Lo entiendo.
—Luke, una cosa más.
—¿Sí?
—Ten cuidado con Matías Brooks ¿quieres?
La confusión me invade.
—¿Con Matías? ¿Por qué?
—No es un hombre de fiar, sabe que eres mi hijo y no dudo en que intente usar a Olivia para algo más, ella es una buena chica, pero...no dejes que interfiera en lo que sea que su padre le pida.
—¿De qué hablas?
—Dices que yo cuido mi reputación, que no quiero que nadie sea mejor que yo. —Me recuerda—. Pero la familia Brooks no tolera que nadie más sobresalga, me he tomado el tiempo de investigarlos, de saber de ellos, no diré nada de tu relación con Olivia más que...ten cuidado.
—¿Quieres decir que no firmarás con ellos?
—Los negocios y la vida personal no se mezclan. Aún estoy considerando si hacerlo es buena idea o no, sus empresas están más afectadas de lo que dicen. En todo caso, son negocios, no debes intervenir.
Un nuevo silencio se presenta, la tentación de cortar la llama así sin más me invade, pero no lo hago.
—Gracias, papá.
—No, no aceptaré agradecimientos porque no los merezco. Pero me conformo con que aceptes la ayuda que intento darte ahora. Oh, y que me envíes una entrada para la siguiente pelea. —Una sonrisa se filtra en mis labios—. No quiero cometer el ridículo otra vez de llamar y que me digan que se han agotado, mil dólares para conseguir entrar, es demasiado, no los pagaré otra vez.
No retengo la risa, niego un par de veces ante la idea de mi padre intentando sobornar a los guardias para que le permitan el acceso.
—Adiós papá.
—Adiós, Luke.
Ahora si cuelgo la llamada, observando el celular hasta que la pantalla se apaga. Mis comisuras tiemblan, formando una pequeña sonrisa minutos después. Y me agrada el sentimiento que me envuelve, me agrada el sentirme tan satisfecho, como hace tiempo no me sentía.
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