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25.- Advertencias.

Observo el reloj que llevo en la muñeca, se suponía que Luke debió de haber llegado hace aproximadamente veinte minutos, la reunión estaba por comenzar y esperaba que él estuviese aquí para entonces, de lo contrario tendría que sumergirme en una interminable charla de negocios en la cual ahora mismo no estaba interesada en participar.

—Cariño, los socios llegarán pronto —pronuncia mi padre con una sonrisa—. No te alejes demasiado, quiero presentarte con ellos.

—No te preocupes, me quedaré aquí—. Mi padre parece satisfecho con eso, toma una de las copas que un mesero le ofrece y parece algo ansioso, a comparación de todas las veces en las que lo he visto, ahora pareciera a punto de sufrir un colapso nervioso.

Recorre el lugar con la vista, y luego mira su reloj.

—¿Por qué pareces nervioso? —inquiero con algo de diversión.

—¿Puedes creer si te digo que es la primera vez que nos encontraremos? —cuestiona —Nicolás parece demasiado empecinado en mantener su anonimato y el de su hijo. Sus empresas son reconocidas, pero pocas personas en realidad conocen el rostro detrás de ellas.

Intento responder, sin embargo, mi padre lo impide. Me toma del brazo entregándole la copa a uno de los meseros mientras me conduce hasta la entrada de la casa, varios hombres ingresan, los trajes elegantes se distinguen desde nuestro lugar, mi padre camina con rapidez intentando llegar hacia ellos.

Y cuando estoy lo suficientemente cerca, lo reconozco.

Nicolás Lewis, el padre de Luke, y posiblemente nuestro principal socio comercial. Parece mucho más imponente ahora, su semblante serio, tal y como en el hospital, lo acompaña, no lo abandona ni un solo segundo, mucho menos cuando llega frente a nosotros, la única vez en la que parece sorprendido, es cuando sus ojos se posan en mí.

—Matías Brooks —el tono firme con el que habla demuestra la imponencia que quiere aparentar.

—Nicolás, un placer tenerte en Portland —mi padre sonríe, enderezando la espalda y extendiendo la mano hacia el señor Lewis. Él la toma, luego, centra la mirada en mí. —Ella es Olivia, mi hija.

—Mucho gusto, señor Lewis—. Toma la mano que le ofrezco, dedicándome una sonrisa.

—Encantado, Olivia. —pronuncia—. Nicolás, él es Caleb, mi hijo y también director ejecutivo de las empresas en Londres. Será él con quien, si conseguimos un acuerdo, mantendrás mayor contacto.

—Encantado de conocerlos. —No sé con exactitud cómo es que deba tomar la mirada divertida que Caleb me dedica.

Nuestros padres intercambian algunas palabras, y luego nos conduce hacia el centro del jardín en donde la mayor parte de las personas se encuentran. Volteo, intentando asegurarme que Luke no ha llegado.

¿Cómo se supone que le diría que el empresario de Londres es su padre? ¿Cómo tomaría el hecho de verlo aquí?

Decido enviarle un mensaje, al menos por texto podría avisarle de lo que ocurría, pero es hasta este momento en el que me percato que no lo traigo conmigo. Mi padre y el señor Lewis hablan de algo a lo cual no le estoy prestando la más mínima atención, y no es hasta que pronuncian mi nombre, que me obligo a aparentar que estoy interesada.

—Le he preguntado a tu padre sobre tu puesto en la empresa—. El señor Lewis me mira con atención.

—Directora administrativa —respondo.

Asiente con lentitud. Luego, centra su atención en mi padre.

—¿Solo tu hija trabaja contigo? —inquiere con curiosidad—. Según mi investigación, tienes dos hijos.

—Mi hijo mayor, Zack, es boxeador—. Algo en el rostro del señor Lewis cambia cuando mi padre dice aquello—. No está interesado en las empresas, pero Olivia podría convertirse algún día en la dueña de las empresas Brooks.

—Creo que tenemos algo en común entonces. —Es la primera vez que Caleb habla—. Si conseguimos un acuerdo, nos veremos seguido.

—Esperemos que si —una leve sonrisa aparece en mis labios.

—Y supongo que una chica tan elegante y hermosa deberá tener ya a un buen compañero—. Nicolás pregunta con tono curioso.

Antes de que pueda responder, mi padre lo hace.

—No, en realidad. —Lo que responde consigue que mi cuerpo se tense—. Creo que debemos enseñarles a nuestros hijos que no cualquier persona puede pretender caminar a su lado, la estabilidad va primero ¿no lo crees, Nicolás?

—Sin duda, pero las relaciones por interés no siempre funcionan.

Mi padre ríe.

—Caleb, si tienes tiempo, Olivia podría hacerte un recorrido por las empresas. Y están invitados para cenar en casa el día que prefieran.

El hermano de Luke luce incómodo, de hecho, sé que tengo que alejarme de aquí porque es más que evidente lo que mi padre intenta hacer.

Nicolás eleva el mentón, observando a mi padre con detenimiento. Joder, ruego internamente porque su plática se conduzca hacia los negocios y mi padre deje a un lado su ridícula intención de crear un interés entre Caleb y yo.

Dios, esto es tan incómodo.

Zack se acerca en determinado momento, y mi padre entonces parece tan enfrascado en presumir las habilidades de mi hermano sobre el cuadrilátero, que siento pena por nosotros.

—Así que ¿campeón mundial? —El señor Lewis le da un sorbo a su copa. —¿Sabes, Matías? Mi hijo también es boxeador.

Me mira cuando dice aquello, una rápida mirada antes de centrarla de nuevo en mi padre.

—Parece que nuestros hijos tienen más cosas en común de lo que creemos—. El tono orgulloso con el que mi padre habla me tienta a rodar los ojos, pero no lo hago.

—¿Boxea? ¿En qué categoría? Tal vez lo conozco—. Oh, Zack, claramente lo conoces.

—No lo creo, recién ha obtenido su licencia—. Parece desinteresado al decir eso.

—Olivia, con lo mucho que te llama la atención el boxeo, tal vez el hijo de Nicolás pueda agradarte.

—Ya lo creo —el señor Lewis sonríe.

—Probablemente sea muy agradable —me atrevo a responder. Volteo, mi vista se posa inmediatamente en Luke. Él está de espalda a nosotros, hablando con un hombre y sé que tengo que ir por él—. ¿Me disculpan un segundo? Ahora vuelvo.

Les doy la espalda, caminando tan rápido como puedo al sitio en donde Luke se encuentra. Mi corazón palpita con fuerza mientras me acerco, intentando encontrar las palabras adecuadas para decirle que su padre estaba aquí.

—Luke, te he estado buscando —entrelazo nuestras manos, él voltea. Soy consciente de la manera en la que sonríe tan pronto como repara en mi presencia.

—Oh, vaya. Así que estás aquí por otra razón. —el hombre con él que se encontraba conversando sonríe.—. Fue bueno verte muchacho—. Nos dedica un gesto de despedida antes de darnos la espalda.

La completa atención de Luke repara en mí, dibuja una sonrisa en los labios, retrocediendo un par de pasos para observarme.

—Creo que puedo irme de espaldas justo ahora —asegura. Pese a los nervios en mi sistema, consigo sonreír. No lo hago del todo bien, y él parece notarlo.

—¿Ocurre algo, Liv? —inquiere.

—Primero, no tenía idea de quién era el empresario de Londres —comienzo—. Te juro que no sabía nada.

La confusión se adueña de su mirada.

—¿De qué hablas?

Suspiro.

—Tu padre está aquí.

No sé con exactitud que emoción se adueña de su rostro, su agarre en mi cuerpo se tensa, hago un gesto con la cabeza, señalando el punto en el que su padre se encuentra.

—Oh, grandioso —masculla.

—¿Tu padre sabe...?

Niego.

—Bien, entonces por favor, Liv, no quiero que digas nada ¿de acuerdo? No tiene por qué saber que es mi padre, eso si es que no lo ha deducido ya.

Una leve risa me invade.

—Créeme, no lo ha deducido. —aseguro, omitiendo decirle que en realidad lo único que ha hecho es intentar emparejarme con su hermano—. Está más preocupado por impresionar a tu padre que intentando reconocer los apellidos. ¿Te quedarás?

—En definitiva —responde con firmeza. El alivio me invade.

—Tenemos que ir con ellos.

Espero que se niegue, o intenta rehusarse a ir hacia donde su padre se encuentra, sin embargo, hace todo lo contrario. Asiente, entrelazando nuestras manos y dando la iniciativa de caminar hacia ahí.

No estamos tan lejos, somos capaces de escuchar la conversación, tanto que oímos perfectamente a mi padre preguntar:

—¿Tu otro hijo no ha venido?

—Lo hizo—. Responde el señor Lewis con una sonrisa.

—¿Y en dónde está?

Nicolás señala un punto, más específicamente, a nosotros. Mi padre voltea, el agarre de Luke se tensa, pero se mantiene firme, caminando sin detenerse.

—Matías, te presento a mi hijo, Luke. Y parece ser que tú hija ya lo conoce bastante bien.

Decir que el ambiente en la mesa en la que nos encontrábamos es incómodo, sería una gran mentira.

Esto es más que incómodo, mucho más que eso.

Mi padre está enojado, ya no tiene la postura relajada que tenía antes de enterarse que Luke es hijo del que probablemente sea el hombre que salve sus empresas.

Luke habla con su hermano, ninguno de los dos parece interesado en crear una conversación, Zack parece tan molesto como mi padre y si no fuese porque el momento es delicado, hubiese aprovechado para reírme de ellos.

Ya decía que algún día alguien acabaría con sus aires de superioridad.

—De haber conocido su parentesco, tal vez hubiésemos podido entablar una relación antes—. Oh, y aquí vamos de nuevo.

—Luke en realidad no está interesado en formar parte de la empresa, posee acciones por ser mi hijo, pero, al igual que el tuyo, el mundo empresarial no es para él.

—¿Qué hace el hijo de un empresario en Northwest?

—Zack, cierra la boca —reprendo. Nicolás Lewis sonríe.

No parece afectado en lo absoluto.

—El boxeo es en realidad un deporte salvaje, los hombres que participan en él en su mayoría no podrían denominarse en realidad buenos peleadores, las peleas son arregladas, el dinero de por medio es muchísimo y ninguno puede arriesgarse a perder tanto—. Nicolás habla con gesto tranquilo, sin inmutarse.

—Para saber pelear, debes saber defenderte. Atacar, no tener miedo a lastimar ¿verdad Luke? Lo importante no es de donde viene, sino al sitio al que va a llegar.

Le da un sorbo a la copa, observando a Luke antes de fijar la mirada en mi hermano.

—Un rostro bonito no va a garantizar el éxito siempre—la firmeza con la que habla es sorprendente—porque no puedes ser el campeón para toda la vida.

—Creo que las cosas están tomando otro rumbo, Nicolás, me disculpo si...

—Matías, un buen empresario sabe separar lo profesional de la vida personal. Estamos aquí para hablar de negocios ¿no es cierto? No de nuestros hijos.

—Tienes razón —mi padre se incorpora—. ¿Quieren acompañarme a mi estudio?

El señor Lewis y Caleb se incorporan, me dedican una sonrisa antes de seguir a mi padre al interior de la casa.

—Así que papi fue quien te consiguió la licencia —masculla Zack con burla.

—Zack, ahora mismo te sugeriría que guardes tus palabras. Porque en vez de golpearte puedo pedirle a mi padre que no haga ningún trato con el tuyo. —advierte Luke con suficiencia—. Motivos suficientes le han dado.

Mi hermano se incorpora en un movimiento brusco, abandona la mesa y pronto, nos encontramos solos en medio de un silencio incómodo.

—En realidad no voy a hablar con mi padre sobre eso —confiesa.

—Lo sé. —Me incorporo, rodeando la mesa para conseguir colocarme a su costado—. De haber sabido que era tu padre, te hubiese dicho. En serio. No tenía idea.

—No te preocupes. Esta era la situación menos improbable en la cual podríamos encontrarnos.

Sonrío.

—Te ves demasiado apuesto en ese traje. —confieso—. Definitivamente puedo irme de espaldas. Luces como todo un modelo.

Se acerca, sus labios rozan los míos por una fracción de segundo, tiempo suficiente para hacerme olvidar que nos encontramos en medio de una reunión.

—Hijo de un empresario, Thunderbreaker ¿quién lo diría?

Las comisuras de sus labios tiemblan, una diminuta sonrisa aparece al cabo de unos segundos.

—Ya lo he dicho, Brooks. No todo es lo que parece.

Pese a todo, la cena concluyó con éxito. O eso fue lo que creí.

—¿Querías hablar conmigo? —Ingreso al estudio de mi padre, los invitados se han marchado hace algún tiempo, la reunión acabó, pero al parecer, Matías Brooks tenía algo importante que decirme.

—¿No se te ocurrió comentarme que tu novio en realidad es hijo de un empresario? ¿Del empresario con él que posiblemente firme un contrato?

—No lo sabía. Yo...

—¡No lo sabías y una mierda, Olivia! —me encojo ante su grito. —¡Hice el ridículo por tu maldita culpa! El trato, la fusión, todo pudo haberse arruinado por ti.

—No fui yo la que estaba empecinada en impresionar a Nicolás Lewis. No intentes culparme.

—Si hay una culpable aquí, esa sin duda eres tú —espeta—. Agradece que Nicolás no le tomó importancia, porque de lo contrario, cielo, no estaríamos teniendo esta conversación.

Mi cuerpo se tensa, aprieto la mandíbula tan fuerte que al cabo de un rato comienza a doler.

—Esfuérzate en mantener contento a ese chico.

—¿Qué?

—Que te exijo que te comportes como la mejor novia que Luke Lewis pueda tener, haz lo que él quiera, cualquier cosa, dale lo que te pida. —La incredulidad me invade ante lo frío que mi padre parece, sobre la poca importancia que parece darle a lo que me está pidiendo.

—¿Has perdido la cabeza? ¿Ahora me utilizas como un método para sellar el acuerdo?

—Si tenemos contento al hijo, tendremos contento al padre.

Quiero reír, decirle que en realidad eso es ridículo porque la relación padre-hijo entre Nicolás y Luke es inexistente.

—Y si por alguna razón, Olivia, Nicolás Lewis se retracta del acuerdo, la única culpable serás tú.

Una dura mirada acompaña sus palabras.

—Ahora fuera de mi vista, Olivia.

Salgo del estudio tan rápido como me es posible, la frustración estalla en mi pecho mientras bajo las escaleras de la casa a prisa. Luke está en el jardín, parece mantener una conversación con alguien por teléfono.

No necesito que aparentes por mí. No necesito que te comportes como un padre orgulloso solo cuando te conviene.

El enojo en mi sistema merma tan solo un poco cuando lo escucho decir aquello. Cuelga la llamada, girándose casi de inmediato y fijando la atención en mí.

"Si tenemos contento al hijo, tendremos contento al padre"

La molestia regresa a mi sistema, sonrío sin ganas, caminando hasta donde se encuentra.

—¿Nos vamos? —asiento.

Subimos al auto, el silencio nos consume. El hecho de que mi padre haya intentado hacerme responsable por todo lo que ocurrió en la reunión consigue molestarme más de lo que pensé.

El hecho de que ahora me considere como un método para conseguir lo que desea, me enoja más.

—¿Todo en orden? —Luke cuestiona con suavidad.

—Solo estoy cansada. —Me excuso.

Él no insiste. Llegamos a su departamento, y es hasta este punto en el que recuerdo que dije que dormiría aquí. La idea de pedirle que me lleve a casa es tan tentadora pero no me atrevo a expresarla.

Así que ambos bajamos. Soy consciente de que Luke me observa con detenimiento, como si quisiera entender que es lo que ocurre conmigo. Y lo cierto es que ni siquiera yo consigo entenderlo.

Sé que no es mi culpa, no fui yo quien hizo decir a mi padre todas las estupideces que dijo delante del señor Lewis, no soy responsable por nada.

—Liv, ¿estás segura que todo está bien?

—¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no decirme que tu padre es un empresario?

Él luce desconcertado.

—No lo consideré importante. Quiero decir...

—¡Mi padre hizo el ridículo frente al tuyo! —exploto—¡Todo esto se hubiese evitado de haberme dicho quién es tu padre!

—No intentes culparme del hecho de que Matías no sepa mantener la boca cerrada —objeta con molestia—. Todo lo que dijo fue por su voluntad. No me culpes por eso.

—Si me lo hubieses dicho, pude haberlo informado. Decirle que tu papá era el empresario con el que se reuniría. Y evitar el desastroso encuentro que se dio entre ellos. Nuestra empresa depende de ese acuerdo, Luke.

—Si crees que mi padre va a cancelar el acuerdo por mí, estás muy equivocada, Olivia. No le importo en lo absoluto. No va a perder una oportunidad de negocio por mí. Lo único que hizo esta noche fue defender su ego, no tiene ninguna relación conmigo.

—Debiste decirme.

—¿Debí decirte? ¿Ahora te crees con el derecho de saber todo sobre mi vida? —inquiere—. ¿Ahora tengo la obligación de decirte quienes son mis padres, a que se dedican, cómo viven? Por favor, Olivia.

—Si el acuerdo no se da, yo seré la culpable.

—¿Y ahora quieres echarme la culpa a mí, no es cierto? ¿Qué crees que es esto? ¿Un juego de quien es el culpable? El único responsable de lo que pasó fue tu padre, quien parece necesitar clases de educación para saber comportarse.

Una risa me invade ante la última frase.

—Definitivamente necesita clases de educación —concedo.

Luke suspira.

—No puedes culparme cuando algo no sale bien con tu padre. Si no te hablé sobre eso fue porque no lo consideré importante. No mantengo una relación cercana con papá, no he hablado con él en meses, jamás me interesó formar parte de la empresa y como dijo, solo estoy en el cuerpo de accionistas por ser su hijo, sin embargo, no me ha dado ni un centavo de ese dinero.

Da un paso, tomando mis manos entre las suyas.

—La única relación que tengo con él, es el apellido. No va a cancelar un trato por mí, aunque se lo pidiera. No tengo influencia alguna en Nicolás, deberías saberlo.

Afianza el agarre.

—Estoy dispuesto a contarte todo, cualquier cosa que desees saber, pero no esperes que lo haga de golpe, no esperes que me abra contigo si cuestionando cada aspecto de mi vida en medio de discusiones es lo único que haces. Dije que quiero hacer esto bien, Olivia. Y para conseguirlo, necesito que tú también estés dispuesta.

—Estoy dispuesta.

—¿De verdad? Porque parece que siempre estarás buscando algo para cuestionar, algo para preguntar, algo que no te tendrá contenta sobre mi vida. Y si vamos a hacer esto, merezco que lo hagamos bien, los dos.

—Lo siento.

—Sé que lo sientes. Pero necesito más de ti.

Asiento levemente. Me apego a su cuerpo, elevando la mirada para conectar la mirada con la suya.

—Ya lo tienes todo de mí —aseguro.

Y con eso, simplemente lo beso. 

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¡Hola! Soy yo de nuevo :) Solo paso por aquí para agradecerles el apoyo que le han dado a la historia hasta este punto, no saben como lo aprecio <3 

¿Qué les está pareciendo hasta ahora? ¿Qué opinan de nuestra pareja? 

¡Me encanta leer sus comentarios! 

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