23.- Ojalá lo hubiera estado...
La idea de la fusión al parecer no estaba tan descabellada como Lucas lo consideró. Mi padre parecía incluso más esperanzado con esa posibilidad que con las anteriores.
Necesitábamos reponernos, y esta era una medida de emergencia que no dudaríamos en utilizar.
—He hablado con un par de socios en Londres, están interesados en mantener una conversación sobre la posibilidad de una fusión entre las empresas. Ellos quieren crecer y expandirse, nosotros necesitamos mantenernos. —Mi padre se coloca al frente, caminando por la sala con su habitual postura segura, señalando la pantalla que está detrás de él mientras da toda la información necesaria.
—¿Vendrán a la empresa? —inquiere uno de los hombres a mi costado.
—En realidad, he pensado hacer una especie de evento para recibirlos, el director y dueño vendrá, al igual que un par de socios más y aprovecharemos esa oportunidad para usar cualquier táctica de convencimiento que poseamos. Necesitamos tenerlos con nosotros.
—¿Cuándo será eso? —cuestiono.
—Este fin de semana, es algo pronto, lo sé. Pero en estas situaciones, no podemos permitirnos esperar.
La reunión no dura demasiado, mi padre se limita a repartir las obligaciones para que el evento se lleve a cabo y cuando salimos, luce entusiasmado.
—Cariño, la idea de la fusión puede salvar a las empresas. Y si conseguimos a los socios, todo será gracias a ti—. Sonrío con orgullo.
—¿Necesitas que me haga cargo del evento? —Él niega.
—No, ya tengo todo bajo control. Tú solo preocúpate por lucir radiante ese día ¿de acuerdo?
Asiento levemente. Cuando llego a la que es mi oficina, creo que él se marchará, sin embargo, termina ingresando detrás de mí.
—Tú hermano me comentó algo acerca de Luke—. Retengo el impulso que tengo de rodar los ojos.
—Claro que sí. —Tomo asiento detrás del escritorio, manteniendo la atención en mi padre—. ¿Qué fue lo que te dijo?
—Me alegra saber que ha dejado la bodega, y consiguió la licencia —habla con cautela, como si no quisiera decir algo inapropiado.
—Lo hizo, ha comenzado en el camino profesional. Eso fue justamente lo que le dije a Zack.
—¿Sabes que puede llegar a competir en la misma categoría que tu hermano? —inquiere—. ¿Sabes que Luke Lewis puede abrirse paso y atreverse a retar a Zack? Vi su pelea, es fuerte, seguramente su entrenador insistirá en que pertenezca a la categoría libra por libra.
—Papá...
—Olivia, no olvides que la familia va primero. —Me recuerda con firmeza—. Estaré tan de acuerdo en que mantengas una relación con ese chico siempre y cuando no signifique un riesgo para nuestros intereses.
—Luke no será un riesgo para tus intereses, y aunque así fuera, no puedes pretender que Zack sea el campeón siempre —me planto con firmeza frente a él, no estaba dispuesta a tolerar más advertencias hacia mi relación con Luke. Lo quería, debía dejarlo en claro.
—En algún punto algún boxeador saldrá, Zack no podrá ser el campeón siempre, papá. Debes de saber eso, el hecho de que ahora Luke esté demostrando su potencial, no lo hace una amenaza. —continúo—. Y seguiré saliendo con él, estés de acuerdo o no.
Mi padre suspira, mueve la cabeza ligeramente antes de volver a centrar su completa atención en mí. Permanece mirándome por un par de segundos más, antes de darme la espalda y salir de la oficina.
Llego al departamento de Luke cerca de las cinco de la tarde, la música consigue escucharse aun cuando estoy del otro lado de la puerta. Saco el duplicado de la llave que Luke me había dado hace unos días para conseguir abrir la puerta, cuando lo hago, la música es aún más fuerte.
No me molesto en llamarlo, dejo mi bolso sobre el sillón mientras me encamino hacia el lugar que Luke había acondicionado como un pequeño gimnasio.
Muerdo mi labio inferior ante la imagen que tengo de Luke, me da la espalda, mientras mantiene dos pesas en los brazos. Sus músculos se marcan a la perfección, tensándose ante la fuerza que ejerce en cada movimiento.
Se inclina, dándome una excelente vista del trasero que posee, santo cielo, ¿desde cuando ver a un chico ejercitarse me parecía caliente?
La espalda ancha se aprecia mucho mejor, el sudor lo cubre por completo y en mi mente solo puedo pensar en lo jodidamente sexi que luce.
No se ha percatado de mi presencia, así que me apoyo en el umbral de la puerta en completo silencio. Dibujo una sonrisa en los labios cuando comienza a cantar la letra de la canción que suena por las bocinas, deja las pesas en el suelo y se gira, es hasta ese momento en donde parece notar mi presencia.
—Oh, hola —camina hasta el sitio en donde su celular se encuentra, deteniendo la música antes de caminar hacia mí.
—Hola—. No puedo evitar que mi vista viaje por su trabajado abdomen, Luke sin camiseta es toda una obra de arte. Extiendo una de mis manos, posándola sobre el marcado abdomen, mis dedos palpan la dureza del mismo y deslizo la mano hasta llegar a su cuello.
—¿Comprobando si son reales? —inquiere con diversión. Mantiene una sonrisa ladeada en el rostro, mientras inclina su cuerpo con ligereza hacia mí.
Sus labios rozan los míos, el suave contacto me hace cerrar los ojos y me veo en la necesidad de abrirlos nuevamente cuando él se aparta.
—Creo que es más que evidente que son reales —señalo—. ¿No irás al club?
—Más tarde —informa—. Parece ser Justin quiere organizar una pelea para este fin de semana, creo que lo impresioné.
Sonrío.
—Eso es estupendo. Cada día más famoso, Thunderbreaker.
Una risa divertida lo asalta. Retrocede algunos pasos, tomando su celular y revisando algo en él.
—Me daré una ducha, luego tengo que ir al club. Pero te quedas en tu casa—. Guiña un ojo en mi dirección, no puedo evitar que una sonrisa se apodere de mis labios mientras cruza a un costado, abandonando el cuarto.
Salgo de ahí un par de minutos más tarde, sin nada mejor que hacer voy por mi bolso a la sala y luego subo a la habitación de Luke, el agua corriendo se escucha cuando llego a la segunda planta, retengo la tentación que tengo de abrir la puerta y entrar con él porque eso sería demasiado. O tal vez no. Prefiero no averiguarlo.
Dejo el bolso sobre el colchón, me quito los zapatos de tacón porque considero que hacen demasiado ruido ahora, así que camino descalza por la habitación apreciando cada detalle.
En todas las veces que he estado aquí nunca me he tomado el tiempo para prestar atención a la manera en la que todo parece estar perfectamente ordenado. Cada cosa parece haber sido analizada y puesta en el lugar correcto.
La cama ocupa un gran espacio en la habitación, dos mesitas de noche, una a cada lado de la cama, un pequeño escritorio se encuentra a varios pasos de distancia, sobre el cual es perfectamente apreciable el calendario con fechas marcadas.
Tenis deportivos se encuentran ordenados contra la pared, y un par de mancuernas sobre el suelo. Elevo la mirada, en uno de los estantes de madera se encuentran varias fotografías, la de una pequeña bebé de no más de dos años de edad capta mi atención.
Me acerco, tomando la fotografía para poder admirarla mejor. Una sonrisa se apodera de mis labios mientras observo a Luke sosteniendo a la pequeña bebé en brazos, ella mantiene una sonrisa en el rostro, el cabello rubio y los ojos de color hacen creer que podría tratarse de su hija.
Hay un par más, en todas las fotografías Luke aparece sonriendo ya sea solo, con sus hermanos, los cuales consigo reconocer de aquella vez que nos cruzamos en el hospital y a Caleb por haber asistido a la pelea en la bodega, o con sus padres.
Una fotografía en especial llama mi atención, en ella, un Luke muchos años más joven se encuentra con una bata de graduación, el sombrero característico y sosteniendo lo que creo que es algún título universitario.
La puerta de la habitación se abre, volteo, Luke ingresa con unos leggins deportivos que revelan las piernas perfectamente trabajadas, hago mi mejor esfuerzo para mantener la vista en su rostro, y no en el bulto que se marca en su entrepierna.
—¿Te graduaste de la universidad? —inquiero con curiosidad. Él fija la mirada en la fotografía que sostengo en mis manos, sonríe con ligereza antes de asentir.
—Además de boxeador, soy ingeniero industrial —informa —el título solo sirvió para adornar la pared de la sala de mis padres, pero creo que estoy orgulloso de eso.
—¿No has pensado en ejercer? ¿O nunca pensaste hacerlo?
—No tenía caso, hice la carrera solo para complacer a mis padres —informa caminando hasta donde me encuentro—. Me veía bien con la toga ¿o no?
—Tú te ves bien con todo lo que te pongas —aseguro. —Esta bebé ¿acaso tienes una hija?
Echa la cabeza hacia atrás, riendo antes de ser capaz de darme una respuesta.
—Créeme, Brooks. Si tuviese una hija la estaría presumiendo definitivamente. —asegura. —Esta es Hanny, mi sobrina. —informa tomando la fotografía—. Ahora debe de estar por cumplir los tres años.
—¿Debe de tener?
—No la he visto desde que me mudé —dibuja una mueca en los labios. —Hemos hecho un par de video llamadas, pero creo que mantener a una bebé mirando una pantalla de celular no es un método efectivo de comunicación, espero viajar para poder pasarlo con ella. Mantengo la esperanza de que me recuerde.
Es mi turno de reír.
—Claro que va a recordarte. —aseguro.
—La última vez que la vi tenía año y medio aproximadamente, llevo poco más de un año lejos, no me extrañaría si no consigue recordar a su tío.
—¿Hace cuánto estás en Portland? —Cuando me mira, me arrepiento de haber preguntado. —Oh, lo siento, demasiadas preguntas ¿verdad? Lo lamento, no tienes que responder si no quieres.
Contrario a lo que pienso, el ríe.
—Está bien, Liv. No te he hablado de mi familia ni de mi vida en Londres, así que creo que es justo que preguntes. —Una leve sonrisa acompaña su gesto mientras toma asiento en el borde del colchón. —Llevo en Portland cerca de año y medio, participo en peleas ilegales desde hace tres años, lo hacía en Londres, no eran tan grandes como en Northwest, pero me permitió tener el dinero suficiente como para comprar este departamento.
—Cuando llegué aquí, lo primero que hice fue inscribirme a un gimnasio, ahí conocí a Trevor, ha confiado en mí desde el inicio, y creo que él fue una parte fundamental para que no me asesinaran en la bodega.
—¿No extrañas Londres?
—Los primeros meses fueron complicados, extrañaba a Hanny, a Montserrat, echaba de menos molestar a Caleb, y a mamá sin duda alguna. Pero con el tiempo me acostumbré a estar aquí, conocí a Carter y a Luisa así que...creo que no puedo quejarme. Menos ahora.
Extiende una de sus manos para colocarla sobre la mía. Una leve aparece en mis labios.
—Me alegra saber eso. —Él asiente levemente. Me observa con detenimiento por un par de segundos antes de hablar.
—¿Cómo van las cosas con la empresa?
—Bien, parece ser que hemos encontrado a una empresa que está dispuesta a charlar sobre la fusión. De conseguir que acepten, creo que podemos sobreponernos, los nuevos accionistas y la inyección de capital harán que las acciones suban, más clientes potenciales y un mercado más amplio.
No puedo evitar que el tono entusiasta en mi voz se deje oír. Luke sonríe con suavidad.
—Son excelentes noticias, seguramente lo consiguen.
—Eso espero, tendremos una reunión con ellos este fin de semana —informo. Una idea me cruza la mente, teniendo en cuenta la última conversación que mantuve con mi padre no creo que sea la mejor, pero no me retengo a expresarla. —¿Te gustaría venir?
El parece sorprendido.
—¿A la reunión? ¿Es posible? Quiero decir...no pertenezco a tu empresa y eso...
—No habrá problema —aseguro
—No creo que sea una buena idea, las reuniones...
—Las reuniones son demasiado aburridas, y no quiero que Zack intente hacer que pase la velada rodeada de todos esos hijos de empresarios, ya sabes, intentando impresionar.
Su rostro cambia, arruga la frente observándome con algo de molestia.
—¿A caso estás chantajeándome? —inquiere.
—Puede que tal vez utilice un vestido que me haga lucir taaan sexi—. Elevo uno de mis hombros, en un gesto inocente.
—Brooks, definitivamente voy a ir contigo—. Asegura—. Me conseguiré un traje que me hará lucir espectacular que todos esos hijos de papi van a tenerme envidia por llegar contigo.
—No necesitas un traje para impresionar.
—Lo sé —me dedica un guiño antes de inclinarse con ligereza hacia adelante, deja un casto beso sobre mis labios y luego se aparta. —Y definitivamente, quiero verte en ese vestido.
Y con eso, me da la espalda, tomando una de sus camisetas y dejándome de nuevo sola en la habitación.
Luke se marcha al club, a pesar de que dijo que podía permanecer en su departamento tanto como deseara, decido que es mejor marcharme a casa. Sin embargo, Luisa se interpone en mis planes y así es como terminamos en un café del centro de la ciudad.
—No te he visto mucho últimamente —reprocha.
—La empresa está pasando por una situación complicada —confieso—. El trabajo me tiene ocupada casi todo el día, lo lamento.
Ella hace un gesto con la mano para restarle importancia.
—¿Cómo va todo con Luke?
Una sonrisa se apodera de mis labios tan pronto como escucho el nombre. Le doy un sorbo al café frente a mí antes de poder contestar algo.
—Todo está de maravilla. —Luisa sonríe—. Creo que nunca me había sentido de esta manera, tan relajada con alguien, es como si no tuviera la necesidad de aparentar algo que no soy.
—Luke puede ser muchas cosas, pero es un buen chico. No la ha tenido fácil, recuerdo que tardó meses en confiar en Carter y en mí, que se haya abierto contigo tan rápido, es sorprendente. Pero me alegra ver que están bien, y que los dos son felices con eso.
—Creo que comenzamos a entendernos mejor ahora —manifiesto.
—Me alegra haber hecho la función de cupido entonces. —expresa con aire orgulloso—. Estaré encantada de tomar todos los méritos.
—Estaremos encantados de dártelos —aseguro entre risas.
Pasamos más tiempo del esperado en el café, el sol comienza a ocultarse cuando vuelvo a casa. Recojo el correo del buzón mientras busco las llaves para conseguir entrar a mi hogar.
Había intercambiado un par de mensajes con Luke antes de venir, al parecer su entrenamiento se había alargado más de lo planeado así que era probable que no nos viéramos de nuevo.
Sus rutinas habían vuelto a la normalidad, ahora que parecía tener a su entrenador centrado completamente en él, sabía que era posible que le organizaran peleas, sus entrenamientos aumentasen y pasáramos días sin vernos.
No quería parecer una adolescente enamorada, pero lo cierto es que una vez que te acostumbras a la presencia de alguien, es imposible no echarle de menos.
Tomo un baño tan largo que cuando salgo la piel de mis manos y pies se ha arrugado, me coloco el camisón de seda antes de meterme en la cama. Mi celular vibra, una sonrisa se apodera de mis labios mientras leo el mensaje que ha llegado.
"Descansa, Liv. Te veo mañana"
Un suspiro brota de mis labios, sostengo el teléfono contra el pecho, mirando al techo. Manteniendo la mirada fija en la pintura blanca. Nunca fui de cursilerías, ni del amor romántico, no me imaginé alguna vez experimentar la clase de sentimiento que he desarrollado hacia Luke.
Fuera del estatus, fuera de los intereses, fuera de todo lo que no sea un sentimiento sincero entre ambos. No estaba lista para enfrentar algo como eso, y ojalá lo hubiese estado.
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