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15.- Más que familia.


—Olivia todo esto no era necesario —mascullo cuando bajamos del auto.

—Oh, no comiences a quejarte ahora —pide con diversión—. Luces realmente bien con traje.

—No necesitabas usar maquillaje en mi rostro —objeto mientras llevo una de mis manos hacia mi mejilla. Olivia tomó muy en serio el hecho de que dijera que no quería afrontar el riesgo de que su familia hiciera preguntas, así que me tuvo media hora sentado frente al espejo, intentando cubrir con maquillaje los moretones de mi rostro.

Lo consiguió, pero era extraño.

—Tú dijiste que no querías ser sometido a cuestionamientos extraños —me recuerda—. Además, ni se nota, la base es justamente de tu tono.

Sonrío. Ella entrelaza nuestras manos mientras ingresamos hacia el estadio en donde se llevaría a cabo la pelea de Zack Brooks. No sé por qué me sorprendía al ver a tanta gente elegante entrando, y autos de lujo estacionados afuera.

—La pelea comenzará pronto, debemos darnos prisa —indica.

Atravesamos el lugar, ella saluda a un par de personas que se cruzan en nuestro camino y algunos minutos más tarde, ya nos encontramos en nuestros lugares. El padre de Olivia aparece un par de minutos después.

—Luke, que sorpresa verte aquí —pronuncia con una sonrisa. Me incorporo, extendiendo mi mano hacia él mientras le dedico una sonrisa amable.

—Un gusto verlo de nuevo, señor Brooks —él responde el gesto. Luego, una mujer de mediana edad aparece frente a nosotros.

—Tú debes de ser el chico que ha conquistado a mi hija —pronuncia la mujer con una sonrisa —. Miranda Brooks, encantada de conocerte.

—Un gusto conocerla, señora Brooks—. Olivia sonríe con satisfacción, luego se abraza a uno de mis brazos cuando las presentaciones han acabado, y se apega a mi rostro para decir algo.

—Los has impresionado —confiesa con una leve sonrisa—. Le hablé a mamá sobre ti.

—¿Le dijiste que estamos saliendo? —inquiero con una sonrisa ladeada.

—Algo así, ella lo supuso—. Añade soltando una risa.

Estoy por dar una respuesta, cuando la voz del presentador resuena por los altavoces. No recuerdo con exactitud la última vez que estuve en una pelea de box profesional, fue hace mucho, de eso no hay duda. Una leve sonrisa aparece en mi rostro cuando el grito de la multitud envuelve todo, las luces, la música, todo es asombroso.

Zack es el primero en entrar, camina con paso seguro por el pasillo hasta el centro de la estancia, seguido de todo su equipo. Uno de ellos lleva el cinturón con las manos alzadas, mostrándolo con orgullo.

Cuando dejo de mirar al centro, descubro a Olivia, mirándome con una diminuta sonrisa en el rostro.

—¿Qué? —inquiero.

—Nada —confiesa —es solo que estaba pensando que cuando te vea entrar de ese modo, voy a enloquecer.

Una leve risa abandona mi cuerpo cuando ella habla.

—Falta mucho para eso, Liv —respondo—. Así que aún conservarás tu cordura por algo de tiempo más.

Ella sonríe, golpea uno de mis brazos antes de regresar su atención al frente.

No reconozco al chico con el que Zack peleará, las presentaciones comienzan, las reglas, el choque de puños, y luego la pelea da inicio.

Mantengo mi atención en Zack. Había escuchado de él, era conocido por ser fuerte, la agilidad de sus brazos y su rapidez para golpear eran de admirar. Sus golpes son certeros, y esquiva con demasiada facilidad los golpes de su oponente.

—¡Así se hace, Zack! —exclama con emoción Olivia cuando su hermano consigue dejar un golpe que hace caer a su contrincante sobre la lona.

El grito emocionado se hace escuchar a un nivel sorprendente. La pelea continúa, soy consciente de la manera en la que Olivia cubre su rostro cuando Zack está contra una de las esquinas recibiendo los golpes de su oponente, en cierto punto, ella voltea escondiendo su rostro contra uno de mis hombros.

—Oh, Brooks, se valiente y mira —pronuncio con diversión, cruzo uno de mis brazos por su espalda, ella niega, antes de atreverse a elevar la mirada nuevamente.

Los rounds transcurren y pronto, la especulación crece al igual que el nivel de la pelea, en el punto en el que estamos se puede apreciar perfectamente el estado de Zack, el corte en su ceja derecha sangra, pero es todo. No parece afectado por eso, ni siquiera un poco.

No puedo dejar de observar la manera en la que se mueve, la forma en la que esquiva y ataca sin temor, como deja golpes con fuerza contra el torso de su adversario, hasta hacerlo doblarse por completo. Y luego, un derechazo con tanta fuerza, que su oponente cae.

—¡Knockout! —La voz del animador envuelve la sala, el grito emocionado de todos los presentes pronto se hace uno solo, luego las cámaras suben hacia el cuadrilátero y Olivia, a mi costado, da un par de brincos con emoción.

—¡Ese es mi muchacho! —el señor Brooks grita con entusiasmo y solo, por una fracción de segundo, envidio esto.

Envidio el hecho de que haya una familia detrás, apoyando. El rostro de la señora Brooks está inundado en orgullo mientras observa a su hijo sonreír delante de las cámaras, y Olivia está tan emocionada a mi costado que no puede dejar de aplaudir.

—¿Estás bien? —inquiere con suavidad.

—Si —me obligo a recomponerme—. Tu hermano estuvo sensacional ¿no irás a felicitarlo? —pregunto.

Ella hace un ademán, restándole importancia.

—Tendré oportunidad después —asegura. —No me gusta subir porque las cámaras me agobian —añade—. Felicitarlo en privado es mucho mejor.

Los padres de Olivia se dirigen hacia su hijo, ella intercambia un par de palabras con ellos antes de despedirse, y luego, salimos del estadio.

—Creo que deberías ir con tu hermano —pronuncio una vez que estamos fuera. Ella esconde los brazos en los bolsillos de la gabardina mientras se encoge por el frío—. Acaba de ganar una pelea.

—Sí, bueno, Zack siempre gana —manifiesta con una leve sonrisa en el rostro—. Y ahora está tan enfrascado siendo el centro de atención como para preocuparse por mí.

Sonrío.

Ella ladea la cabeza, observándome con curiosidad.

—¿Está todo bien, Luke? —inquiere—. Estás más callado de lo normal.

—Sí, solo...estaba pensando lo increíble que es que todos ustedes estén aquí por Zack —confieso desviando la mirada de ella, escondo las manos en el interior de los bolsillos del traje, intentando restarle importancia a mis palabras—y la manera en la que tu mamá realmente celebró el triunfo.

Una sonrisa comprensiva se adueña de su semblante. Se acerca, toma uno de mis brazos, obligándome a sacar la mano del bolsillo, y entrelaza nuestros dedos al mismo tiempo que fija sus ojos en los míos.

—La familia no siempre es de sangre —pronuncia con suavidad —y cuando tú peleas, también tienes una familia detrás, Carter, Luisa, Trevor y tomaré el atrevimiento de incluirme —una sonrisa surca mi rostro —y celebraremos tus triunfos en grande, de eso no hay duda.

—Eres increíble, Brooks—. Ella eleva uno de sus hombros al tiempo que ladea la cabeza y cierra los ojos, en un gesto que me resulta adorable.

—Dime algo que no sepa, Thunderbreaker—. Embozo una sonrisa cuando la escucho decir la última palabra. Mis manos se aferran a su cintura mientras la apego a mi cuerpo, y sin perder tiempo, la beso.

Porque necesitaba hacerlo, porque Olivia Brooks, sin duda alguna, ya me traía a sus pies.

(...)

Para mí mala fortuna a la mañana siguiente tenía que ir a entrenar, y desvelarme por la pelea de Zack Brooks, no pareció ser buena idea.

—¿Te fuiste de fiesta anoche, Lewis? —inquiere Justin mientras lanza un par de guantes a mi dirección.

—Para nada, entrenador —respondo.

—¿Entonces?

—Asistí a la pelea de Zack Brooks anoche —informo con una leve sonrisa —digamos que mis horas de sueño se vieron reducidas.

Él entrecierra los ojos, sin embargo, no dice nada más respecto a eso.

—Colócate los guantes y los protectores —indica —y luego sube.

Hace un gesto con la cabeza señalando el cuadrilátero a un par de metros. Asiento, lo observo apartarse un par de metros mientras habla con alguno de los otros chicos, hago lo que dice, termino de colocarme los guantes y subo.

—Bien, Lewis, ya que estás ansioso por comenzar, veamos qué tan bueno eres —pronuncia Justin acercándose.

Eleva las manos, en las cuales se encuentran un par de almohadillas para entrenar, y me hace un gesto con la cabeza.

—Quiero que golpees las almohadillas tan rápido y fuerte como puedas —pide —y veremos tus reflejos.

Los guantes de box son más pesados a lo que acostumbro a usar, Justin se prepara, eleva las manos y hago justo lo que dice.

Golpeo tan fuerte como puedo, haciendo las combinaciones que pide y de un momento a otro, el eleva una de sus manos hacia mi rostro, consigo esquivarla con rapidez antes de volver a golpear la almohadilla izquierda.

—Bien, tienes buenos reflejos —dice con satisfacción.

No sé con exactitud cuánto tiempo es el que permanecemos arriba, yo lanzando golpes y Justin recibiéndolos, obligándome a hacer combinaciones y a mejorar la coordinación de todos los golpes que lanzo, para cuando indica que ha acabado, me siento tan exhausto como nunca. Incluso más que cuando me hacía correr más de cuarenta minutos seguidos.

—¿Necesitas ayuda? —Adam se acerca hasta donde me encuentro cuando intento quitarme los guantes—. Es complicado cuando tienes puestos los dos guantes.

—Ya me he dado cuenta de eso —respondo con una sonrisa. Él toma el guante izquierdo para conseguir quitarlo de mi mano, y una vez que tengo libre los dedos, puedo liberarme del otro sin problemas—. Gracias.

—No hay de qué —asegura—. Estuviste bien ahí arriba, excelente para ser primera vez.

Sonrío.

—¿Justin ha programado tus exámenes para la licencia? —inquiere.

—No todavía —confieso. —dice que me falta preparación.

Él chasquea la lengua.

—No lo tomes personal, Justin es demasiado entregado a sus boxeadores. Le gusta que estén completamente listos, a mí me tomó meses convencerlo de que estaba listo para conseguir la licencia. —confiesa—. Pero tu caso es distinto, tienes preparación de antes, creo que solo quiere asegurarse de que estés completamente preparado y que puedes tener peleas.

—Gracias, Adam —él hace un gesto para restarle importancia, luego se despide diciendo que debe entrenar, y se marcha.

Las horas de entrenamiento han acabado, así que tomo mis cosas para conseguir guardarlas en el interior de la mochila deportiva.

—Lewis —volteo en cuanto escucho la voz de Justin a mis espaldas —Tus exámenes para la licencia serán programados en tres semanas —informa—. Confío en que tienes la condición adecuada, y durante el tiempo hasta que ese momento llegue, trabajaremos en tus golpes.

Tres semanas. Tres malditas semanas y por fin la tendría.

—Supongo que sabes el costo.

—Lo sé —confirmo —no tengo problema con eso.

—Luke, la licencia no significa que podrás comenzar a boxear, sabes eso, ¿no? No significa que tienes el camino libre para el boxeo, hay que arreglar peleas, escoger a adversarios, y siempre está la posibilidad, de que la licencia sea negada —informa. Un sabor amargo se instala en mi boca ante esa probabilidad —nada está hecho aún, Lewis.

—Lo sé, entrenador —manifiesto.

Él asiente con ligereza, coloca una de sus manos sobre mi hombro y luego, da un par de palmaditas.

—Mañana a la misma hora, Lewis. Que lo difícil apenas comienza.

(...)

Justin no mentía cuando dijo que lo difícil estaba por comenzar, durante los días siguientes me tuvo sobre el cuadrilátero, lanzando golpes con la mayor rapidez que me era posible y con tanta fuerza como mi cuerpo lo permitía.

Luego, consiguió un "Sparring". Justin quería aumentar mi condición y resistencia para los doce asaltos, así que continuamente eran largas horas en las que estaba intercambiando golpes con otros chicos del gimnasio. En algún punto, el idiota de Charlie subió, y vaya que lo golpee con tanto gusto como me fue posible.

—¡Necesitas cubrirte! —grita Justin con molestia —lanzas un golpe, cubres el rostro, Lewis —ordena—. Hazlo.

Así se resumían las horas en el gimnasio, practicando nuevos golpes, perfeccionando algunos otros.

—Veo que comienzas a mejorar —aún estoy sobre el ring cuando reconozco la voz de Trevor. El mantiene una sonrisa en el rostro mientras me observa con algo parecido a orgullo.

—No es hora de receso, McGuirre —reprende Justin —no distraigas a mi muchacho.

—Oh, ¿ahora sí es tu muchacho? —cuestiona Trevor —recuerda que fui yo quien lo trajo hasta aquí, Justin —sonrío cuando emplea un fingido tono de advertencia—. Lewis siempre será mi muchacho.

—Ha mejorado —intento no prestar atención a la conversación que los dos hombres mantienen.

Me concentro en lanzar golpes hacia Adam, él se había ofrecido para subir al cuadrilátero y practicar por un par de horas, tendría una pelea dentro de un par de semanas, así que también necesitaba practicar.

Bloqueo los golpes que lanza, y luego, repito en mi mente todas las indicaciones que me ha dado Justin en estos días para luego conseguir llevarlas a cabo.

—¡Arriba, Lewis! ¡Cubre con la izquierda y ataca con la derecha! —el grito de Justin se clava en mis oídos, y hago exactamente lo que dice.

Mi cuerpo entero está cubierto de sudor para cuando terminamos, jadeo, intentando regular mi respiración al tiempo que apoyo las manos contra mis rodillas.

—No me cabe duda de que has tenido un gran avance, muchacho. —Elevo la mirada cuando reconozco la voz de Trevor. Él sonríe mientras me observa con satisfacción, y hace una seña para que camine hacia donde se encuentra.

—Hago mi mejor esfuerzo —confieso—. El entrenamiento de hoy ¿qué te ha parecido?

—No cabe duda de que te has vuelto más rápido —asegura—. Y esa combinación de golpes al final, la ejecutaste a la perfección. Sabía que no me equivocaba al confiar en ti.

Un aire orgulloso me llena el pecho cuando habla de esa manera.

—Justin me ha dicho que pronto irás por la licencia —informa—. ¿Crees estar preparado?

Asiento, al tiempo que me libero de los protectores.

—Lo estoy —aseguro—. Tengo todo lo necesario, estoy ansioso porque le día llegue.

—Bien, ese día pasaré por ti ¿de acuerdo? No creas que te dejaré que hagas todo eso solo.

Trevor McGuirre se ha convertido en algo así como un padre, más que un entrenador, era mi principal fuente de confianza. Por él estoy aquí, gracias a él estoy haciendo todo esto. Es increíble como personas con las cuales no compartes ADN, pueden dar más apoyo que la propia familia.

—Agradezco eso —aseguro.

—¡Lewis, el entrenamiento aún no termina! —Echo la cabeza hacia atrás, la risa de Trevor no se hace esperar mientras me mira con diversión.

—Muéstrale de que estás hecho —indica mientras señala a Justin. —Que le quede muy claro, todo lo que tienes por ofrecer.

—Claro que sí, entrenador —soy consciente de la forma en la que sonríe, hace un ademán con la cabeza y le dedico una última mirada antes de caminar de nuevo hacia Justin.

Cada día me acercaba más a la meta, y eso es algo jodidamente sensacional. 

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**Sparring: 'Sparring', derivado de la palabra inglesa 'spar', que significa pelear con un oponente, es definida por la como la persona con la que se entrena un boxeador para preparar un combate.

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