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Una sorpresa de color rojo.

Deje caer el cuchillo al lado de su cuerpo inerte, no era más que un puto ladrón y drogadicto. Rocíe el combustible por todo el lugar y cuando me dispuse a prender el fuego, el sonido de la sirena de un carro que venia a toda prisa no me dejo terminar mi trabajo.

-¡Detente! -grito uno de los oficiales y eso solo me hizo reír.

-¡Ni que fuera estúpido! -le saque el dedo del medio y huí.

Podía escuchar el sonido de la sirena detrás de mi, pero mis pies no pensaban detenerse así que corrí con todas mis fuerzas. Conocía muy bien esas calles, reconocí el viejo latón de basura que días antes Ángel había pintado, cruce la calle y me escabullí por el hueco de la cerca que daba al jardín de una propiedad casi en ruinas.

-Uff, pude salir de esta -suspire.

El aspecto demacrado de la casa le daba un toque sombrío, la luz de la luna bañaba la basta vegetación que llevaba años creciendo en ese lugar sin embargo la vista era preciosa a mi parecer. Era uno de mis lugares favoritos, en especial me gustaba el gran estanque de agua que gracias a la lluvia, nunca se secaba. Sin embargo hoy era diferente, me acerque lentamente a este y pude ver que una chica estaba sentada en una gran piedra cerca de ese lugar.

Solo miraba el agua y al oír mis pasos se volteo -¿Siempre logras salirte con la tuya? -dijo tranquila.

Su pelo era de un rojo brillante y sus ojos eran de un hermoso verde esmeralda, era una chica hermosa pero el hecho de que hablara como si me conociera no me gusto para nada.

Me senté a su lado -No se de que hablas -mentí.

Una sonrisa ladina se reflejo en sus labios -Tienes el suéter lleno de sangre y ¿me dices que no sabes a lo que me refiero? -se levanto y me extendió la mano -Me llamo Gissell y soy tu acosadora -y el mundo a mi parecer, dejo de girar.

-Mi acosadora -repetí confundido -Estoy seguro que ni siquiera sabes quien soy en realidad.

-Se que sales todas las noches y asesinas a todo aquel que te moleste, te llamas Elias y tu color favorito es el rojo -hizo hincapié para que le devolviera el saludo.

Extendí el brazo y apreté su mano -Espera un momento, ¿es por eso que tu cabello es..? -pero me interrumpió.

-Soy pelirroja de nacimiento -soltó mi mano -Aunque siendo sincera, si no fuera así me lo hubiera teñido.

No sabía que demonios pasaba por su mente, pero estaba claro de que Gissell no era una chica normal. Le hice un gesto con la cabeza para que se sentara y así lo hizo.

-¿Vives cerca? -lo sé, fue la pregunta más estúpida que se me ocurrió.

-Si, es increíble que no te hayas dado cuenta todavía -murmuro -Que decepción.

-¿De que hablas? -todo lo que decía era como un enigma.

- Somos vecinos -dijo como si fuera obvio -Pero como nunca salgo de casa, al no ser para algo importante nunca tuve la oportunidad de hablar contigo.

-Eso quiere decir que te has escapado y por eso estas aqui.

-No es la primera vez que vengo a este lugar, desde que descubrí que este era tu lugar favorito vengo todas las noches.

-Debería denunciarte por acoso -bromee -Pero solo quedaría en ridículo y seria una vergüenza como profesional.

Su risa transmitía tranquilidad y eso me resulto agradable -Creo que ya es hora de que me vaya.

Ella se levanta e inconscientemente yo hice lo mismo. No había que decir lo obvio, ambos íbamos para el mismo lugar así que como buen vecino la acompañe hasta su casa. Mi mayor sorpresa fue, cuando Gissell se subió encima del único árbol que estaba al lado de su ventana.

-Pss -susurré -¿Estas loca?, te puedes partir un hueso si te caes de ahí.

Puso un pie en su ventana y me miro -Acoso a un asesino, ¿tú que crees?.

-Que eres hermosa -dije sin pensar, pero ya era muy tarde para rectificar porque ella me había escuchado.

Puede que estuviera equivocado pero juraría que se sonrojo -Hasta mañana, Elias -y entro.

A diferencia de Gissell, yo no tenía que escabullirme ya que solo vivía con mi padre y a decir verdad era como vivir solo. Como era costumbre, me quite el suéter en la entrada, lo envolví y entre como si nada hubiera pasado.

Mi padre miraba el televisor, sin prestarme atención -Hay pizza en el horno -dijo sin despegar la vista de la pantalla.

Fui hasta la cocina, cogí una y me fui a mi habitación que como todas las casas de este aburrido pueblo estaba en la segunda planta. Siempre tengo las cortinas cerradas pero como hoy todo era extraño, decidí abrirlas.

-¿¡Qué!? -y tape mi boca rapidísimo para callar mi sorpresa.

Esto ya es el colmo, nuestras ventanas quedaban una al frente de la otra, por lo que la vista que me lleve me dejo perplejo. Sin saber que la observaba, Gissell andaba por su cuarto en ropa interior y al parecer buscaba su pijama. Abrí mi ventana, hice un avión de papel y lo lance a su ventana.

Dejo de buscar en una gaveta y al mirar por la ventana me vio, esperaba una reacción de vergüenza pero solo obtuve un saludo, una sonrisa y para acabar con mis nervios, una vista panorámica de su cuerpo ya que empezó a dar vueltas para que la viera. Mi parte baja ya empezaba a sufrir las consecuencias así que cerré todo de nuevo. Estando más calmado, decidí botar mi ropa ya que estaba llena de sangre y definitivamente eso no se iba a ir, los guantes estaban peor pero bueno... Agotado me deje caer en mi cama, mañana me tocaba trabajar por lo que necesitaba dormir.

-¡Elias! -grito mi padre desde la sala seguro -Una chica te busca.

Abrí los ojos, eran a penas las 9 de la mañana y mi trabajo comenzaba a las 10. No me quería levantar pero si no lo hacia, mi padre seguiría gritando hasta que bajara. Tome una ducha rápida y baje con una cara de fastidio total.

-Ya me tengo que ir, nos vemos por la noche -dijo mi progenitor y se fue dejándome a solas con la visita.

-¿Cuantas veces te he dicho que odio levantarme temprano Alis? -proteste.

-Las mismas veces que te he dicho que no me importa -subió sus hombros -Ayer encontraron un cuerpo, fuiste tú verdad -no era una pregunta, era una afirmación

-Le hice un favor -dije sin darle importancia -Además la semana pasada fuiste tú.

-Merecía morir -sonrió -Pero no vine por eso, necesito que me dejes ocupar tu lugar en el trabajo solo por hoy.

Fue como música para mis oídos -No sé en que líos te volviste a meter, pero el día es todo tuyo.

Conforme con mi respuesta, me dió un beso en la mejilla y se fue de mi casa. A los pocos minutos sonó el timbre de nuevo.

-Alis ahora que quie..-pero no era ella sino mi linda vecina -Gissell.

-¿Tienes el día libre? -pregunto de repente.

-Pasa y dame 5 minutos para vestirme -cerré la puerta.

-De acuerdo.

Me vestí con lo primero que encontré en mi closet y salí rápidamente de mi habitación. Cogí mis llaves y al salir, Gissell me esperaba montada en una moto que se veía costosa.

-Sube -me tiro el casco -Yo manejo.

-Eres una cajita de sorpresas pelirroja -no pude evitar sonreír.

No sabía a donde íbamos a ir pero tampoco me importaba. Después de una hora de viaje estábamos en las afueras del pueblo, apago la moto cerca de un parque abandonado que estaba cerca de un lago.

-Llegamos -nos bajamos y ella cogió una canasta que estaba en el compartimiento que estaba debajo del asiento -Un picnic sin comida no tiene sentido.

Nos sentamos cerca de la orilla y disfrutamos del momento a solas. Era extraño la comodidad que sentía a su lado, pero a lo mejor eso se debía a que no tenía que fingir que era una persona normal frente a ella o que siendo sincero, entre ella y yo...yo soy el más peligroso.

-¿Tú pelo siempre ha sido blanco? -pregunto de repente -Combina con el gris de tus ojos.

-Tengo una rara condición genética, en la que no se me desarrollo la pigmentación del cabello. Antes me lo teñía pero ya me da igual.

-Te envidio -miraba su reflejo al igual que la vez del estanque.

-No tienes nada que envidiarme -así como yo no tengo nada de lo que enorgullecerme.

-Si lo hay, enfrentas a todo aquel que se interponga en tu camino, tienes tus propias reglas y lo primordial...tienes el control sobre tu propio cuerpo -dijo casi susurrando lo último.

Todo lo que dijo era cierto, pero enfrentar no era la palabra correcta, asesinar era la indicada. Pensé que eso siempre iba a hacer mi secreto pero luego conocí a Alis que era como yo y ahora Gissell.

La suave brisa meció su cabello rojo como la sangre -Oye Elias -sonrió -Mátame. 

            
                     🗡🗡🗡





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