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Capítulo 4

Ochako y Katsuki estaban viviendo en su propio mundo, se habían olvidado de los propósitos que tenían como demonio y ángel y hasta hacían oídos sordos de los rumores acerca de su relación. Mina, Denki y Minoru habían dejado de insistirles ya que, según ellos, estaban siendo bastante obvios y ya no había nada que ocultar.

Llevaban semanas saliendo en secreto, aunque para muchos era un secreto a voces. Era común verlos caminando juntos, él se ofrecía a llevar su bolso o sus libros y siempre le acariciaba el pelo con ternura, si a eso le sumaban los sonrojos de Ochako, era evidente que algo pasaba entre los dos. Solo faltaba que ellos hicieran el anuncio oficial, ya que no se lo habían comentado a ninguno de sus compañeros.

Tal parecía ser que no solo en la UA sospechaban de su relación, ya que un día Ochako conoció a alguien especial.

El casco que formaba parte de su traje de heroína se había roto durante los entrenamientos, por lo que necesitaba un arreglo. Al llegar al taller se encontró con alguien que nunca había visto ahí. Aunque había muchas personas, él fue el único que le prestó atención cuando entró.

—Hola, lamento mucho la molestia, mi casco se rompió.

—No es molestia, espero que tu cabeza esté bien —respondió el muchacho con una sonrisa.

—Sí, gracias. —Ochako notó como poco a poco la gente que estaba en la habitación se iba. Miró a los costados un poco asustada, sintiendo que algo andaba mal y que debía ponerse en guardia.

—Ahora que todos se fueron podemos hablar con comodidad, ¿no te parece, Ochako? —Sin hacerle caso a la mirada sorprendida de ella, siguió hablando—. Mi nombre es Takeshi y me enviaron para tener una charla con vos.

—Oh —exclamó ella al sentir esa energía familiar. Él también era un ángel. Eso podría ser el momento que había estado esperando. Alguien había acudido en su ayuda.

—Al parecer te volviste muy cercana a un demonio de tu edad —dijo mientras rodeaba la mesa de trabajo que los separaba.

—Sí, él es muy bueno aunque sea un demonio y está dispuesto a abandonar su misión.

—Ay, querida. Creo que tu ingenuidad es debido a tu juventud. No te culpo, todos pasamos por esa etapa. Grabate en la memoria esto que te voy a decir: no hay demonios buenos. Ahora te da esa impresión, pero con el tiempo va a mostrar su verdadero ser. Alejate de ese demonio, por el bien de todos.

—No, Katsuki no es así. Estoy segura. Él está amenazado, pero no quiere hacerle daño a nadie, es por eso que necesitamos ayuda.

—¿Necesitamos? —Takeshi estaba a un par de pasos de distancia de ella, se veía enojado e intimidante—. ¿Me estás diciendo que te involucraste sentimentalmente con un demonio?

—Sí —respondió sin dudar, mirándolo a los ojos sin siquiera pestañear.

—Ya veo. —La tomó fuerte del brazo y apretó hasta que ella gritó—. Dada tu insolencia, esto es un castigo, pero tomalo como una advertencia también. La próxima vez será peor.

La soltó y se despidió de ella como si hubieran tenido una conversación amigable. Luego desapareció en un segundo. El lugar donde Takeshi la había lastimado se veía rojo, tal como una quemadura. Al pensar en ir a enfermería recordó las palabras de Recovery Girl acerca de la benevolencia del cielo.

Sintió que la desesperanza la inundaba, por un momento creyó que alguien la ayudaría, pero los suyos solo le dieron la espalda. ¿Acaso no deberían ayudar a todo aquel que lo necesitara? Incluso ella había sido lastimada solo por el hecho de ser benevolente y por haberse enamorado.

Todo lo que había creído toda su vida se estaba desmoronando. Nadie acudiría a su llamado, solo podía confiar en su novio. No abandonaría a Katsuki en esa lucha. No permitiría que alguien le haga daño, incluso si eso significaba enfrentarse al cielo.

Por su parte Katsuki tampoco la estaba pasando bien. Las pesadillas se habían vuelto tan terroríficas que solo pensar en dormir le asustaba. Sin embargo, lo peor sucedió cuando los ataques que recibía en sus sueños comenzaron a manifestarse en la vida real. Su cuerpo tenía marcas de golpes en la espalda y el pecho, además del cansancio extremo que sentía.

Su rendimiento disminuyó debido a eso y una tarde debieron llevarlo a la enfermería. Todos se preocuparon mucho, ya que él era uno de los mejores estudiantes. Ochako quería quedarse con él, pero la enfermera de turno le pidió que se retirara.

Mientras esperaba sentada afuera, alguien se sentó junto a ella.

—Va a estar bien, Kacchan es fuerte. —Ochako lo miró con lágrimas en los ojos.

—Deku... ¿Qué harías si sabés que alguien está en peligro?

—Ayudar.

—¿Incluso si eso te pone en peligro a vos mismo?

—Es lo que hacen los héroes, ¿no? Incluso si solo pudiera salvar a una persona, lo haría.

Lo miró sonriendo, pero con los ojos inundados en lágrimas. Deku seguía diciendo que todo saldría bien. Ella quería creer en eso, se repetiría esa frase hasta que así fuera.

Katsuki despertó ese día por la noche, fue recibido con besos y abrazos de su novia. Ochako le dejó muy en claro lo preocupada que había estado y aunque no fuera el mejor momento, decidió sincerarse con él.

Le contó acerca del ángel que la había visitado y de cómo le había dado una advertencia que parecía más una amenaza. Katsuki también le contó acerca de sus pesadillas y del miedo que sentía.

—Me siento mejor cuando estoy con vos —confesó mientras la abrazaba—. Me hacés bien. Nadie se preocupa por mí excepto por vos. Ya tomé una decisión.

—Yo también.

—Bien —continuó Katsuki, le acarició los cabellos y la miró a los ojos—. No me importa lo que me pase a mí, no me importa lo que digan los ángeles o quien sea. Yo elijo estar con vos, y si tengo que ir al cielo a pedir por nosotros, lo haré.

—Katsuki —Ochako ya no podía contener las lágrimas—. Yo también te elijo, ya tomé mi decisión. No quiero estar del lado de gente que le da la espalda a quien lo necesita y que lastima sin miramientos. Ni siquiera me escucharon, ¿por qué les cuesta tanto darte una oportunidad? No lo entiendo. Pero no me importa, solo quiero estar con vos.

Un beso suave y sin prisas fue lo que se selló la conversación. Sabían que las cosas no iban a ser fáciles, pero estaban dispuestos a atravesar el camino lleno de espinas si eso les permitía estar juntos.

Pasaron varios meses donde la condición de Katsuki empeoró, al punto de pasar varios días en la enfermería. Sus padres lo visitaron algunas veces, pero debido a que su condición empeoraba cada vez que se veían, los doctores habían decidido restringirles las visitas a sus progenitores.

Denki y Eijiro estaban muy al pendiente de él, compartiéndole los apuntes y también todos los rumores que se formaban, especialmente la rivalidad con la clase B.

También recibía visitas de Deku, aunque no tan seguido, ya que Katsuki todavía le guardaba un poco de rencor. Después de todo, estaba en esa situación debido a la misión que se le había asignado hacía años.

La única persona que lo visitaba todos los días era Ochako, los médicos no pudieron negarse a esa petición después de ver cómo se le iluminaban los ojos al verla llegar y como su humor mejoraba cuando estaba con ella.

—Las chicas y yo hicimos cupcakes, te traje algunos —comentó Ochako, animada. Estaba muy preocupada por la salud de Katsuki, pero dado que pasaban menos tiempo juntos, quería aprovechar esos momentos.

—No tengo hambre, prefiero que te acuestes al lado mío.

Ella le hizo caso, también quería abrazarlo. Katsuki solo era demostrativo y directo con ella y eso la hacía sentir muy especial. Solo ella podía conocer esa faceta tan íntima.

Mientras hablaban acerca del día y de sus planes a futuro se quedaron dormidos. Los únicos momentos donde Katsuki no tenía pesadillas era cuando dormía junto a Ochako. Él estaba seguro de que eran sus poderes de ángel, aunque ella aseguraba que su único poder era la gravedad cero.

Algunos días después, Katsuki se reincorporó a su clase, aunque su destreza y habilidades habían disminuido, seguía siendo bastante bueno. Estaba teniendo una buena racha de sueño, la gente normal creía que se estaba recuperando, pero la verdad era que algunas noches las pasaba con Ochako. Nunca pasaban más allá de los besos y abrazos, pero eso les alcanzaba.

Ochako era feliz al ver a su novio recuperado, tan feliz que sentía que podía olvidarse de sus problemas. Pero como un bumerang, los inconvenientes siempre regresaban.

Estaban en la sala común mirando una película con sus compañeros cuando de repente todos empezaron a levantarse e irse, algunos se retiraban con una vaga excusa. Ochako sintió la escena muy familiar y se asustó. Le advirtió a Katsuki que algo estaba por pasar y los dos se pusieron en guardia.

—No tengan miedo, vengo en son de paz. —Se dieron vuelta, alarmados, al escuchar la voz de una mujer—. Han pasado por mucho, ¿no es así?

—¿A qué viniste? ¿Y quién sos? —preguntó Katsuki.

—Vine a hablar con ustedes, por supuesto. Mi nombre es Hana y como pueden ver soy un ángel. Prometo que no voy a lastimarlos, de hecho, vengo con buenas noticias.

—Hablá de una vez.

—Sentémonos primero. Hacía mucho que no usaba mis pies, me duelen. —La pareja intercambio una mirada, no entendían que estaba pasando—. Sé muy bien que este tiempo fue difícil para ustedes. Desafiar al cielo y al infierno no fue una buena idea, pero la verdad es que muchos de nosotros nos conmovió su relación.

Ochako agarró la mano de Katsuki, la esperanza se estaba formando en su interior.

—¿Los demonios también nos observan? —quiso saber ella.

—Estoy segura de que sí. La verdad es que no es la primera vez que un ángel y un demonio se enamoran, pero sí es la primera vez donde priman el amor. Verlos tan dedicados a ustedes y tan decididos a hacer su propio camino me devolvió algo que perdí hace mucho tiempo. Y, quizás, no fui la única —Hana hizo una pausa en su relato para infundir un poco de misterio—. Varios ángeles hicimos un acuerdo para beneficiarlos a ustedes.

—¿Qué clase de acuerdo? —quiso saber Ochako.

—Eso no importa ahora. Lo importante es que decidimos interferir por ustedes, en el infierno.

—¿Qué?

—Como dije, no son los primeros enemigos en enamorarse —dijo guiñando un ojo—. Pero no todo es para siempre. Ustedes son responsables de sus almas. Mientras estén vivos pueden vivir su romance.

—¿Y la misión? —Katsuki estaba tan sorprendido que apenas podía hablar.

—¡Ya no hay misión! —Hana rio, feliz.

—¿La cancelaron? ¿Así de fácil?

—¿Te parece que fue fácil sufrir todos estos meses? —Hana los miró con dulzura—. Ahora que les dije lo que tenía que decirles, me voy.

Antes de que pudieran preguntarle algo más, el ángel desapareció. Poco a poco sus compañeros regresaron comentando que no se acordaban de lo que querían hacer.

Ochako comenzó a reírse y Katsuki por fin entendió que su sacrificio y el de Ochako habían valido la pena.


FIN

Finalmente esta historia salió a la luz. Estoy muy contenta de haber podido escribirla. El proceso de escritura fue muy accidentado por problemas personales que surgieron en el camino, así que estoy orgullosa de mí misma por haber podido terminar esta historia.

Muchas gracias por haberle dado una oportunidad, o sea, gracias por leer 🧡 También muchas gracias a Ginger por moderar semejante evento y por tenerme tanta paciencia 💕

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