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06. have a date with me

. W E L C O M E T O. . .   CONTIGO SI
🏁 ━━ six. dance 。゚・
𖧹 sexta parte: sal conmigo









COMO DE COSTUMBRE, desde hace solo un par de días atrás. Al salir por la puerta de su hotel en Mónaco, la imagen del piloto rubio esperaba por ella pacientemente.

Su ropa de entrenamiento y pelo largo desalineando, no tomándolo por desapercibido la modelo, ocultando en su interior la necesidad que crecía en ella, por enredar sus dedos por su cabellera rubia, o decirle lo atractivo que lucía así. Aun sabiendo que el comentario, solo haría que su ego creciera.

—Boone. —recibió un saludo del piloto al acercarse a él.

—Verstappen. —lo aludió de regreso.

No pudo evitar sonreír sutilmente. No solo por lo graciosa que siempre le resultaba la modelo, si no, por lo jodidamente hermosa que era ante sus ojos.

Claro que le daba miedo admitirlo. Apenas y se conocían. Tampoco quería arruinar lo que fuera que tuvieran. Apenas y sabían algo del uno como del otro.

Pero los pensamientos le asaltaban. Con tanta fuerza que incluso a él mismo le aterraba. Porque jamás le había pasado algo así, jamás había sentido la necesidad de ver, oír y estar siempre con una persona, aun por más desconocidos que fueran. Era la primera vez que sentía aquel sentimiento, uno que lo enloquecía por completo.

Por qué aquella modelo estadounidense, un tanto egocéntrica, lo estaba volviendo loco.

Debía de admitir que adoraba de su presencia y compañía. Muy pocas personas lo hacían en realidad. Pero la chica en verdad lo hacía, tanto que estaba dispuesto a salir a correr cada mañana aún por más que lo detestaba.

—¿Estás lista? —preguntó, listo, para comenzar su rutina compuesta que ambos tenían.

Y es que en los pasados días, además de pasarlos completamente juntos de mañana a noche y de conocer el trabajo del uno y del otro. En el trato que habían planificado estaba pronosticado práctica del entrenamiento del uno y del otro, algo que llevaban haciendo día con día.

Comenzando sus mañanas corriendo treinta kilómetros como rutina de cardio de la modelo, y finalizaban la mañana con serie de ejercicios de fuerza como rutina del piloto.

—¿Carreritas? —cuestionó ella divertida. Sin darle el tiempo suficiente para el piloto de responderle, por qué salió corriendo colina abajo por la famosa curva del circuito de Mónaco.

—¡Hey! ¡No dijiste 'tres'! —incriminó. Saliendo corriendo tras de ella con solos pocos segundos de diferencia.

Aunque, para ser sinceros, podría gozar de más ir corriendo detrás de ella. No siempre iba a tener una vista espectacular, en todos los sentidos, del bien trabajado cuerpo de la modelo.

"Concéntrate, Max." Se recordó así mismo, saliendo de sus más perturbadores pensamientos y acelerando solo un poco más el ritmo para lograr ir a la par con ella.

Dos horas más tarde, el cuerpo sudoriento del neerlandés buscaba volver a su estado de normalidad, aun encontrándose agitado del esfuerzo.

Recordándose una vez más así mismo, que tenía que comenzar a realizar más cardio. El cual, aún le quedaba por descubrir cuál exactamente tipo de cardio.

Quizás podría invitar a unirse le a la modelo, que a su lado a comparación de él parecía muy tranquila. Bueno, si ella tendría condición, claro que le podría ayudar a mejor la de él.

—¿Tienes hambre? Yo cocino. —anunció la de ojos cafés. Sintiéndose aturdido al de pronto salir de su pequeña ensoñación.

—¿Eh?

—Hasta acá apestas, vete a duchar y yo prepararé el desayuno. —ordenó sin tiempo de dejarlo reaccionar. Echándolo de su propia cocina de su departamento.

—Pero...

—Shh. —lo calló antes de que él pudiera reclamar. —He visto tu desayuno por los pasados cuatro días, sé perfectamente que cada día desayunas pan tostado integral, con aguacate y rodajas de jitomate con poco queso.

Y si anteriormente el neerlandés ya se encontraba tremendamente interesado en ella, ahora aquella sensación se había triplicado. Jurando que en ese pérsico momento, pudriera besarla.

Horas más tarde, ambos amigos ya se encontraban completamente duchados y vestidos. Boone aprovechando a asearse él en departamento del neerlandés al siempre llevar consigo una mochila con su respectivo cambio allí dentro.

Ahora la música sonaba por los altavoces del departamento. Inundado con la melodía de Be More de Stephen Sánchez. El clásico ritmo de la canción provocando las ansias de la modelo por bailar, meneando su cuerpo de lado a lado débilmente aún desde su lugar en el sofá.

Max lo notó. ¿Pero como no lo iba a hacer? Sí llevaba todo el tiempo mirándola completamente deleitado. Temiendo un poco por lo que iba a hacer, pero nomás sacado de quicio por no poder creer lo que haría.

Su cuerpo puso de pie y dirigiéndose a la chica, le extendió la mano; —¿Bailamos? —le pregunto, aparentando alta seguridad.

La chica no pudo evitar reaccionar un tanto desconcertada. Asombrada para ser realista por la propuesta.

—¿Bailas? —cuestionó incrédula.

Pero la cosa era que Max no bailaba. Jamás lo hacía. A menos que fueran la música electrónica que comúnmente se escuchaban en las fiestas de celebración, pero en estos únicamente alzaba los brazos arriba y pretendía "bailar". Pero ahora era en serio, y quizás por eso le daba aún más miedo. Jamás había tenido un detalle así con una chica. Jamás había sentido el deseo de hacerlo en verdad.

—No. —admitió en voz alta. Sintiéndose completamente aliviado al ver la sonrisa que se decoró en el rostro de la neoyorquina.

Aceptando gustosa la invitación, tomando la mano del piloto quien le ayudó a levantarse.

—Yo... no sé bailar canciones lentas. —murmuró muy por lo bajo. En su mirada notando Mercedes lo apenado que se encontraba.

—Maxie. —lo llamo por el sobrenombre que solía decirle. Uno que el piloto detestaba con tanta fuerza, pero que en ella, por alguna razón, disfrutaba de escucharlo. —No te preocupes.

Ambas manos del piloto tomó y las dirigió hacia su cadera, sujetándola con fuerza de ella. Mientras que las de ella envolvía alrededor del cuello del piloto, obligándolo a acercarse a su cuerpo.

El nerviosismo del piloto, notándolo casi de inmediato en cómo su frecuencia respiratoria cambiaba de una calmada a una un tanto agitada.

Sus cuerpos citó a balancear de lado a lado lentamente, poco a poco, enseñándole a pequeños pasos el ritmo ideal. Notando su completa concentración de él al ver como su entrecejo se arruga y su mirada descendía para asesorarse de no pisar de ella.

—Max. —lo llamo, consiguiendo su atención y que de nuevo se enfocara en sus ojos. —Está bien. —le aseguró. Siguiendo el ritmo y consiguiendo confianza conforme avanzaba la melodía.

Una risa escapó de los labios de la modelo para cuando el neerlandés la hizo girar sobre sí, gozando de ver su cabellera moverse.

Quería preguntárselo. En verdad quería hacerlo. Deseaba hacerle esa pregunta desde el primer día que la había conocido en el garage solo una semana atrás. Después deseaba hacerlo cuando termino la carrera y en la fiesta de celebración. Cuando la había visto en su cama recostada y juraría haber visto a un ángel. El día del desayuno y como le había visto entretenida comiendo panqueques como una niña. En todas las mañanas que salían a ejercitarse y pensaba en lo linda que era.

No se había atrevido en las múltiples oportunidades que había tenido, y no porque no lo deseaba, sino porque le aterraba.

Le aterraba la idea de ser rechazo por ella.

Sabía que su situación era difícil. Que ahora recién había finalizado su relación de años, y no por las razones más deseadas. Que si le haría esa pregunta, sabía que la dejaría entre la espada y la pared.

Perl de todas maneras lo haría. Porque ni podía pasar un solo minuto más sobre pensando en esa sola pregunta.

—Mercedes. —la llamo. Consiguiendo que sus ojos cafés claros conectaran con los azules suyos, recibiendo una sonrisa de por medio. Sus manos en su cadera, aferrándose con más fuerza en ella. Al igual que las de ella que hacían lo mismo en su cuello.

—¿Mhm?

—Sal conmigo. —entonces por fin se atrevió.

La incredulidad en el rostro de la modelo fue fácil de notar. Dejándola nula en palabras por más que se exigiera de hablar.

—E-Eh... ¿Propuesta o exigencia?

—Ambas. —confirmó.

—¿Y que si me niego?

—Que te estarías perdiendo de algo inigualable. —afirmó de nuevo seguro. —Por favor. —suplicó.

Sus labios carnosos se encorvaron en una sonrisa que le bastó para no decir alguna palabra y ya saber la respuesta exacta.

—Pasó por ti a las diez.







. W A R N I N G S . . .

volví!! Después de mucho tiempo pero con muchas más ideas y tiempo para escribir.

primero, cómo están?? Y segunda, espero que disfruten leer de cada capítulo aún por más cortos que sean. Primero que hago todo lo posible por escribir (aveces por que después me da pereza) Pero de la siguiente semana en adelante esperen más actualizaciones tanto en esta historia, como en las demás que tengo 🫶

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