Habían pasado unos días desde que mamá se había puesto mal.

Ahora ella estaba bien, pero yo me encontraba muy mal, de verdad, demasiado mal.

Había empezado con el dolor de cabeza, tome una pastilla, pero no hizo efecto.

Empeoré, seguí con el dolor corporal y de ahí empezó la garganta.

Poco a poco, me sentía congestionada, no había podido dormir en toda la noche por el malestar.

—Anny déjame verte — pidió mi mamá a través de la puerta.

—No, mamá, puedo tener Covid y no quiero contagiarte.

—A de ser solo infección, cariño — intenta tranquilizarme.

Niego, aunque ella no me pueda ver.

—Iré a comprar una prueba y veras que no es nada, te preparare un caldito de pollo, necesito que te recuperes Anny, verte así hace que me enferme de la angustia.

—Estaré bien, mamá, por ahora, solo mantengamos la distancia, prefiero prevenir.

Solo escucho los pasos de mi madre alejarse.

Mi mente era mi peor enemiga ahora.

Intento quitar los pensamientos negativos de mi mente, a veces enfermarse consistía mucho de la salud mental.

Me enrolle entre mis colchas al sentir un escalofrió.

Mi cuerpo temblaba y ahora solo tenia dolor de estomago sintiendo las ganas de vomitar.

Me senté un segundo para evitar las náuseas y tomé un poco de agua, al sentir seca mi garganta.

Tenia todos los síntomas, era inevitable que no fuera eso.

Mi miedo aumento…

¿Y si me pasaba algo?, ¿Y si enfermaba más?, ¡Y si moría?

Quería dejar de pensar en el futuro, lagrimas se acumularon en mis ojos, entonces escucho la puerta sonar.

—Anny, te dejo una funda con medicina, ahí está la prueba, háztela ahora mismo, ¿sí? — escucho a mamá — Iré a la cocina, todo estará bien, cariño.

Era hora de saber si era cierto o no…

[…]

Positivo.

Estaba arrimada a la puerta de mi cuarto mientras lloraba.

Me encontraba muerta del miedo, no quería morirme.

Intente dejar de llorar porque a veces me quedaba sin aire.

—Anny, por favor — escucho a mi madre — Todo estará bien, te lo prometo.

—No es así, mamá, puedo morir por esto, en cuestión de horas o días, no quiero dejarte sola — sollozo.

—Nada de eso va a pasar, deja de decir eso, Anny.

Ella intenta abrir la puerta, pero esta tiene seguro.

—¡Por Dios, Anny, ábreme la puerta! — pide.

—No puedo mamá, no dejare que te contagies.

—Anny — susurra.

Se que su voz esta quebrada y eso solo aumenta mi dolor.

Ella lo sabe, ambas esperamos lo peor para esta situación.

[…]

Me había puesto a revisar las cosas de mi habitación, encontrándome con un millón de recuerdos.

Eso había logrado despejar mi mente.

Mi teléfono suena, es una llamada de Ger.

Agradecí porque no se tratará de una videollamada.

Contesto…

—Hola, hermosa — saluda el argentino.

Sonreí instantáneamente.

Ahora lo necesitaba más que nunca.

—¿Estas ahí? — pregunta.

—Si, aquí estoy, hola — saludo.

—¿Estas bien?, te escucho un poco apaga — menciona con preocupación.

—Estoy bien, lindo — cambio mi tono de voz — Solo estaba limpiando mi habitación y encontrando cosas de la Anny pequeña.

Él ríe.

—Debes enviarme foto — pide.

—Lo haré.

—¿Cómo ha estado tu día, hermosa?, ¿Todo bien? — cuestiona Ger.

¿Debería de decirle la verdad?

—Todo está bien —mentí — ¿Y tú?

—Estoy super cansado, hoy salí a hacer compras y mi mamá me pidió que le llevara un par de cosas y pues he pasado en eso — responde.

—Entonces mejor descansa, date una ducha y duerme — menciono.

Pongo el teléfono en altavoz y lo dejo en una parte de mi escritorio mientras reviso más libros.

—No, quiero quedarme charlando contigo — escucho como se estira — Hagamos videollamada y enséñame cosas de la Anny chiquita, quiero saber que hacías de pequeña.

Rio levemente.

—Está bien, pero algún día deberás de hacer lo mismo —pido.

Tomo mi celular y cambio a videollamada, acomodo mi celular y veo como Ger esta acostado en su cama mientras me ve con su hermosa sonrisa.

Quería ver su hermoso rostro por el resto de mi vida…

—Ahora quiero ver el umboxing  — comenta y rio.