Epílogo
Apocalypse - Cigarettes After Sex
Justo para el mes de la boda de Brandon y Camille, estos anunciaron que estaban esperando un bebé, y sí, nadie se sorprendió. Pues eso muchos lo esperábamos desde tiempo atrás, pues no era un secreto que ellos eran muy activos.
La boda fue llevada a cabo en "River Park North", pues ambos acordaban que ese lugar había jugado un papel muy importante en sus vidas, que les había ayudado a darse cuenta de sus sentimientos. Por lo que, transformaron ese lugar, adecuándolo para alojar a más de cincuenta personas, solo familiares y amigos cercanos. Y he de admitir, que se podía sentir la magia.
Y lloré, lo confieso.
Tres años habían pasado ya...
Lucy estaba entrando a la etapa adolescente, lo cual no era muy grato de aceptar para Brandon y para mí. Pues la vigilábamos, la celábamos y cuidábamos como si aún contara con ocho años. Pero ella era un remolino de luz, incontenible e indomable. Ella reía, gritaba, lloraba y vivía a plenitud, pues luego de haber pasado por tantas cosas, luego de experimentar como un día se podía estar bien, al otro ya no podías tener nada, ella había aprendido a vivir el hoy como si no hubiese un mañana. Y la amaba por eso, la amaba porque era una princesa, ella era el mismísimo sol que iluminaba la existencia de quienes la rodeaban. Y solo rogaba porque quien fuera a lograr alojarse en su corazón y se adueñara de su alma, pasara el resto de su vida luchando por merecerla. Y era tanto nuestro temor con Brandon, que habíamos hasta contemplado la posibilidad de buscar a Dylan, aquel niño que había estado enamorado de nuestra pequeña, pero nos arrepentíamos mucho antes de siquiera sugerir de nuevo la idea.
Brandon y Camille O'Donnell, estaban de lo más felices son su hijo Daniel Brandon O'Donnell Jr. Lo sé, pobre niño, solo esperaba que no sufriera bullying cuando comenzara a estudiar. El pequeño integrante contaba ya con dos años recién cumplidos, era de cabello rizado, piel blanca, contaba con los mismos ojos de su madre pero con la mismísima sonrisa moja bragas de su padre. Y tanto Brandon como yo, habíamos acordado, que sería todo un rompe corazones, tal cual su padre.
Y entonces estaba yo...
Luego de ser ascendido en la constructora muchas veces, no hubo de otra que hacerme socio, pues prácticamente era de la familia. Pues Harmonie y yo, al contrario de mis amigos, no hicimos fiesta de compromiso ni nada por el estilo, pues no lo deseábamos. Y es que, ¡ella me había dicho que sí! ¿Qué más jodidamente hermoso y gratificante podía haber? Nosotros no necesitábamos celebrar eso con los demás, nuestra habitación, nuestra cama y las sabanas, eran los únicos testigos que requeríamos para dar fe de nuestro amor y claro, de lo felices que éramos.
Y no puedo decir que nuestra relación de pareja había sido perfecta; pues las peleas siempre habían estado a la orden del día. Pero luego de pasar tantas cosas, luego de haber vivido por tantos años sin amor y sufriendo su falta, no permitíamos que ningún problema, enojo, ¡ni siquiera esos días hormonales!, nos arruinaran todo lo que habíamos logrado y todo lo que vivíamos. Aunque he de admitir, que Harmonie ciertos días del mes se encontraba imposible y eso le podemos sumar toda esa espera casta. Ambos rogábamos porque esos días del mes pasaran con rapidez.
Sí, quizá éramos muy parecidos a Brandon y Camille, sino que peores.
Luego de salir del trabajo, pasé por Harmonie a la empresa de su padre, Leonel Beaumont. Pues mi prometida le estaba ayudando con ciertos problemas del departamento de mercadeo, lo cual poco a poco los había ido acercando y eso me alegra con demasía. Pues ese había sido un trago muy amargo que mi chica logró pasar con valentía.
— ¿Qué tal tú día, preciosa? —cuestioné. La escuché soltar un bufido.
—Cansado, solo se me antoja comerme un bote de helado de choco-menta e irme a la cama —respondió. Sonreí, últimamente se le había dado de comer muchas cosas, cuestión normal cuando andaba en sus días.
— ¿Te llegó el periodo ya? —pregunté, haciendo una mueca de tristeza y pena. Soltó una corta y divertida risa.
—Para tu suerte no, aún no —respondió, mirándome de una forma que me hacía explotar. Era tan difícil no caer en sus provocaciones.
Pasamos por el supermercado y compramos ciertas cosas, sin embargo, antes de la hora de pagar me pidió que fuera a sacar el auto pues afuera hacía mucho frío y no quería recorrer todo el estacionamiento. Obedecí sin chistar. Llegamos a nuestro pequeño nido de amor, ella se fue casi de inmediato al baño. Luego salió, me dedicó una mirada famélica y se fue a cocinar la cena en todo lo que yo tomaba un baño. Salí sintiéndome renovado y con un hambre que amenazaba con devorar mis intestinos sino ingería algo pronto, sin embargo, pronto el hambre desaparecería.
—La cena ya va a estar lista, si gustas ayúdame a poner la mesa —pidió, Harmonie. Entré a la cocina y le robé un beso. Entonces comencé a sacar todo los platos y demás de las cajoneras y alacenas. Entonces, algo raro llamó mi atención. Tomé el objeto celeste y lo agité, divertido y confuso.
— ¿Y esto, amor? —pregunté, agitando un pequeño juguete o chinchín como solía llamar mi tía. Giré sobre mis pies, para verla en busca de respuestas, entonces pasó, una prueba de embarazo estaba frente a mis ojos, revelando un par de rayas, develando su estado positivo—. ¡Oh mierda!, ¿es en serio? —pregunté, sintiendo como la emoción me embargaba y rebasaba a la vez.
—Tenía dos semanas de retraso y Camille sugirió que era momento de salir de dudas... seremos padres, amor —dijo, afirmando la verdad que estaba frente a mis ojos. Sus manos posadas sobre su vientre plano, sus ojos estaban anegados al igual que los míos.
— ¡Oh santo cielo! ¡No puedo creerlo! —exclamé, abrazándola y alzándola en el aire mientras giraba con ella. Su pecho vibró debido a la risa que la asaltó y yo... ¡era el hombre más feliz en todo el mundo! La deposité sobre el suelo alfombrado.
—Sé que ninguno lo planeó pero estoy muy feliz, te lo juro. —Asentí con la cabeza. Rocé sus labios.
—Lo sé, amor. Creo que tendremos que adelantar la fecha de la boda —comenté, a escasos centímetros de sus labios.
—Ya sabes que no me importa el qué dirán pero también quiero adelantar la boda... —murmuró, al tiempo que pasaba sus brazos alrededor de mi cuello, acercándome peligrosamente a sus labios—... deseo ser tu esposa lo más antes posible —dijo, acariciando las palabras, ni hablar, el fuego comenzaba a resurgir con la misma intensidad de siempre, sino es que más.
—Pues podemos ponernos manos a la obra desde mañana con los preparativos y demás. —Asintió con la cabeza, mostrándome su blanca dentadura a través de una hermosa sonrisa, añadí—: Sin embargo, podemos tener parte de la luna de miel en este momento —sugerí. Soltó una estruendosa carcajada y me besó lánguida, el cual poco a poco fue tomando fuerza hasta que pronto nos llevó a aquel punto sin retorno, el mismo que nos había sumergido en aquella bruma de la cual, por más que quisimos, no logramos escapar. Así de inesperado y así de perfecto.
La verdad de las cosas era que... saber de esa forma que seriamos padres, había sido perfecto. Pues con Harmonie, desde el inicio, nada había sido planeado, ninguno siquiera pensó que llegaríamos a enamorarnos, todo pasó de forma tan inesperada y asombrosa. Nuestro amor era el resultado de un fracaso por huir de él. Nuestro amor había sido el resultado del mejor de los errores.
N/A: Quiero llorar 😢, esta historia estuvo presente en momentos de mi vida muy... duros y decisivos, me acompañó y en ella encontré un escape de todo lo que me pasaba, por eso me esta costando tanto dejarlos, sin embargo, estoy tranquila pues aún podremos verlos en "Contigo, nada más", historia que espero amen como yo lo estoy haciendo ya.
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