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Tanerelle - Siren

En el momento en que sus labios se estamparon contra los míos, comencé a sentir ese exquisito hormigueo que me recorría de pies a cabeza. Su boca sabía a alcohol y menta, una combinación que, he de admitir, me volvió loca. Sus labios succionaban los míos y los amasaban de una forma suculenta. Primero uno y luego el otro y cuando el calor comenzó a elevarse, Charles delineó con su lengua mi labio inferior, provocándome un temblor que recorrió toda mi espina dorsal y durante el proceso elevó cada poro de mi piel.

Poco a poco el ritmo comenzó a aumentar, la respiración en ambos se volvió inestable y violenta. Una de sus manos estaba perdida en mi cabello y la otra me sostenía con fuerza de la cadera, mientras nuestras bocas peleaban por el control de ese beso húmedo y rudo. Nuestros dientes chocaban y nuestras lenguas danzaban de una forma sensual y demasiado pasional. Todo era succión, mordidas y jadeos que quedaban atrapados en nuestras bocas que estaban más que dispuestas a hacer de ese encuentro algo más, algo mucho mejor. Y la anticipación solo logró que me dejara ir sin tapujos, sin ponerme a pensar que hacer eso, quizá, estaba mal. Pero... yo también deseaba olvidar y ayudarlo al olvidar...

Y sin verlo venir, me tomó de la cadera y me sentó a ahorcadas sobre él. Y podía sentir lo duro que estaba, lo sentía debajo de mi entrepierna, la cual cosquilleaba y pedía liberación, pedía ser saciada. Sus manos agiles se introdujeron dentro de mi blusa y comenzó a ascender por la piel erizada de mi espalda, entonces, abandonó mi boca y la llevó hasta mi cuello, mordiendo y lamiendo toda la piel que había a su paso, llevándome a la locura, mientras sentía como me devorada y me acariciaba, para ese momento, mis pechos elevados y dolientes. Toda mi piel estaba hipersensible y cada roce de la yema de sus dedos me hacia estremecer de placer, necesitaba más, necesitaba llegar hasta el final, ninguno podía pensar en nada diferente.

Mi cuerpo tomó mente propia y buscando un poco de sacies, mis caderas empezaron a bambolearse, de adelante hacia atrás, trozando círculos y escuchando como Charles soltaba un gemido gutural, que provocó que mi centro se apretara por la presión y con deseo de más. Regresó a mi boca, ahogando mis jadeos y llevó sus manos a mi cadera ayudándome a lograr un nivel continuo en los movimientos de mi cadera.

Estaba al borde de la locura; el roce de nuestras partes intimas, sus manos sobre mi cuerpo, sus labios devorando los míos, su aliento colonizando todo mi interior, nublando mis sentidos, reemplazando la cordura por un deseo abrazador.

Y yo... necesitaba más.

Deslicé mis dedos por su torso, sintiendo sus músculos firmes y tensos bajo mi tacto, antojándoseme hacerle muchas cosas, cosas prohibidas pero deliciosas; saborear su piel, recorrer con mi lengua entre las líneas que definían su musculatura, por ejemplo. Y ansiando más, comencé a acariciar la piel de su torso, deslizando mis dedos por cada hendidura, sintiendo su piel tan suave y en como con cada una de mis caricias iban erizando su epidermis y sintiendo como su pelvis comenzaba a moverse junto a mí. Y justo cuando mis manos trazaron la 'V' sobre sus caderas, me tumbó sobre el sofá y posicionándose entre mis piernas, cernió nuestros cuerpos y comenzó a darme pequeñas embestidas, que aun por encima de la tela, fácilmente me podían llevar a la locura.

Quejidos, gemidos y jadeos quedaban suspendidos en nuestras bocas, las cuales con brusquedad se buscaban y se amasaban con tanta fuerza que podía sentirlos sensibles, hinchados. Aferré una de mis manos a sus hombros, buscando equilibrio, en aquella descontrolada y endemoniadamente deliciosa situación. Mi entrepierna estaba demasiado dispuesta, lista para que arrancara toda mi ropa y se enterrara en mis entrañas y con sus estocadas me llevara a la cima para luego caer en picada y sumergirme en oleadas y oleadas de placer. Lo deseaba, en ese momento, sin embargo.

El timbre de mi departamento sonó, retumbando junto a nuestros jadeos, en aquella estrecha habitación. Me costó un par de segundos reaccionar, pero al hacerlo me separé de sus labios y él se alejó hasta el otro extremo del sillón, su respiración era inconstante, su pecho subía y baja sin lograr un ritmo normalizado. ¡Dios! Charles se miraba demasiado surreal, sus ojos estaban negros y nublados por el deseo y también llenos de confusión. Comencé a arreglar mi cabello y entonces otra vez tocaron el timbre y ese lo hizo reaccionar y comenzó a ponerse su camisa. Y a pasar las manos por su cabello y entrepierna.

- ¡Oh mierda! -exclamó, intentando inútilmente bajar su pronunciada erección. Lo cual se me antojó. Sacudí la cabeza en una negativa, ¡demonios! Arreglé rápidamente mi cabello y arreglé mi ropa, entonces, abrí la puerta, solo esperaba que no fuera Ken.

Pero mi suerte era tan pésima.

- ¿Esta Charles aquí? -preguntó Brandon, su voz delataba la desesperación que poseía. Asentí con la cabeza, siendo consciente de la mirada escrutadora de mi prima. ¡Mierda!

-Está en... -Y antes de terminar mi frase lo vi salir del baño.

-Hijo de puta... -murmuró Brandon y a continuación se abalanzó sobre él y lo abrazó-... en verdad lamento no habértelo dicho, pero ya no soporto verte sufrir por esa zorra... -dijo, su voz estaba quebrada.

-Si... yo... -Sus ojos se posaron en mí, en una especie de complicidad-... yo estoy bien. Tranquilo, yo ya comprendí... -dicho eso, Brandon se alejó y le propició un golpe en su brazo-, ¡auch!

-Eso te lo ganaste por tenerme toda la maldita noche y parte de la madrugada buscándote... sino es porque Harmonie nos avisa que te encontró, te juro que... -No terminó de hablar y lo volvió a abrazar, mientras le decía una letanía de amenazas.

Lamí mi labio inferior, recordando lo que minutos atrás habíamos estado haciendo. Solo esperaba quedarme sola pronto y darme una ducha con agua fría. De lo contrario, haría combustión.

-Debemos de irnos... -dijo Charles. Un tanto apurado y bajando su camisa hasta que esta ocultara su erección. Cruzamos nuestras piradas y un rayo de deseo y pena, cruzó por sus ojos marrones. Yo me lamí los labios y mordí mi labio inferior. Cuestionándome por qué demonios les había llamado. Ni hablar, todo ese juego había terminado. Solo esperaba que nuestra relación no se tornara incomoda.

Se despidió de nosotras y actuó normal. Hizo un par de bromas sobre el comportamiento tan maternal y hasta matrimonial de Brandon para con él. Y verlo así, me tranquilizó un poco. Se fueron, solo quedando mi prima y yo.

La deje en la sala y me dirigí a mi habitación por un conjunto de ropa para dormir. Sintiendo como mi prima me pisaba los talones.

- ¿Algo que quieras contarme? -Volví a verla un segundo e hice el amago de pensar.

Solamente que arruinaste un buen polvo que estaba a punto de dar, por lo demás todo normal.

-No, todo está bien. -Asintió con la cabeza y siguió observándome.

No hice mayor alboroto y me duché rápido, mientras le contaba dónde y cómo casi atropellan a Charles, eso hizo que olvidara su preguntadera. Se quedó a dormir, puesto que ya era muy de madrugada para que se fuera a su casa. Así que, esa noche dormir se tornó una tarea difícil, no sintiendo el aliento y el tacto de Charles aun sobre mi piel, no sin olvidar lo bien que se sentía. Prohibido y sin ningún compromiso. Tal cual a mí me gustaba.

Pero lo que nunca imaginé fue... que ese juego no estaba para nada cerca de terminar, sino que, estábamos en el umbral de algo sumamente fuerte y que socavaría todo lo que con esfuerzo había estado forjando para protegerme.

N/A: Okay... *se abanica con las manos*, estoy que me escondo de la pena, escribir esto es taaaaan intenso y complicado xD estoy saliendo de mi zona de confort, así que en serio necesito de su ayuda para saber si tengo incoherencias o algo por el estilo, pues seguramente muchos se me han pasado por alto. Sin más que decir, los leo en los comentarios 🙈😙.