Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

(Not) The one – Bebe Rexha

Un par de horas luego que Charles se marchara de aquella extraña forma, me llamó. Disculpándose, alegando a que se le había olvidado hacer algo muy importante y que se excusaba. Asimismo, luego de escuchar que todo estaba bien, que no había sido nada importante, y a pesar que no me había creído ni una de sus palabras, no dije nada. Pues, ¿qué le había costado decirme que tenía que hacer equis asunto? Yo lo abría entendido y lo hubiese dejado partir siempre, pero me callé, yo no era nadie para pedirle explicaciones y por esa misma razón no había querido inmiscuirme demás. Sin embargo, en lo que restaba del fin de semana, ya no nos vimos, cuestión extraña pues solíamos pasar desfogando la energía. Así que, cuando me dijo que aún tenía cosas que resolver y que no podría verme, algo dentro de mi interior me dijo que estaba evitándome, pero deseché la idea de inmediato, no había razón alguna para que pasará.

O eso quise creer.

La siguiente semana prácticamente no sabía nada de Charles; habíamos hablado poco, no habíamos comido juntos ningún día y todo con respecto a nosotros se había reducido hasta nada. Y me encontraba desconcertada, ¿acaso había pasado algo de lo cual no estaba enterada? Y quería averiguar qué era, de qué me había perdido, sin embargo, no hice nada por querer salir de mis dudas. Al día siguiente era viernes; ese día habíamos quedado de vernos, claro, antes que se comportara de esa extrañaba forma y en ese momento ya no hallaba qué esperar. Nada con Charles era lo que esperaba, su comportamiento tendía a ser contrario al de mis pensamientos y a veces eso me servía de guía para intentar anticipar sus movimientos, pocas veces lo lograba, lo cual me sabía a una deliciosa victoria. Pero esa tarde, estando en mi departamento, con mi móvil entre la manos, sospesando si llamarle o no, valorando el si buscarlo o dejar hasta que él lo hiciera. Pero... ¿y si no lo hacía?

Yo necesitaba respuestas, quería saber qué le había ocurrido o qué había hecho yo para que se comportara de aquella forma tan fría. Aunque si bien, no éramos cariñosos, nos la pasábamos bien y creía saber que nos estábamos volviendo cercanos, una extraña clase amistad con derechos, pero ambos lo deseábamos así, por lo que hasta ese momento no habíamos tenido problema alguno. ¿Qué si se había aburrido de lidiar conmigo? ¿Qué si se había cansado de estar estancado a mi lado? Esas eran fuertes posibilidades. Charles era un hombre al que no le desagradaban los compromisos, pasar en familia, y estaba casi segura que formalizar una era de esas metas que tenía en mente algún día realizar. Y él sabía que conmigo eso era imposible siquiera contemplar como una posibilidad. Quizá ya tiene a alguien más que si acepta formalizar algo, murmuró mi consciencia. ¿Entonces por qué no me había dicho nada?, pensé. La respuesta vino de forma insidiosa: ninguno nos debíamos explicaciones, nuestra extraña relación era tan efímera que al menor soplo podía ser disuelta sin problema.

Sin embargo, estaba en mi derecho de saber si tenía a alguien más, ¿no? Para de esa forma olvidar eso de la exclusividad... fue entonces que la ira burbujeó en mi torrente al siquiera pensar que él ya estaba con alguien más. Y si estaba en lo correcto, Charles era un... un mentiroso y embustero. ¡Qué exclusividad ni que mierdas! Él seguramente a la menor oportunidad se había ido con alguien más y para esas alturas yo era de las más grandes estúpidas por salvaguardar un trato sin ninguna garantía. Tomé mi móvil, decidida a marcarle a Charles y reclamarle que era un mentiroso de mierda, cuando una llamada de mi prima entró.

— ¿Estás en tu departamento? —preguntó, su voz se escuchaba inestable, lo cual me alertó.

—Sí, ¿sucede algo?

—Nada... yo, ¿p-puedo llegar?

Media hora después llegó; se miraba fatal. Hipeaba, su nariz estaba roja, sus ojos demasiado hinchados de tanto llorar. Se sentó en el sillón, por varios minutos no dijo nada, solamente miraba a la nada, ensimismada en sus pensamientos. No me gustaba verla así, temía que fuera algo amoroso que la tuviera así. Le ofrecí un poco de agua, poco a poco se fue serenando, hasta que me lo contó todo. Al parecer Charles le había comentado que Brandon y Camille se habían comprometido, y que dentro de un mes iban a anunciar el compromiso. Y he de admitir que la noticia no me sorprendió, pues desde hace mucho tiempo la esperaba y me generó un sentimiento de alegría por ellos.

Sin embargo, también entendía a mi prima o intentaba hacerlo. Ella desde que su relación terminó con Brandon, había hecho de todo para seguir su vida como si nada; había conocido a uno que otro chico encantador y que si, no fuera por el recuerdo de su ex, la hubiesen conquistado en un parpadear. Pero por alguna extraña razón, que muchas veces no logré comprender, mi prima no podía, hasta temía pensar que no quería, olvidar a Brandon. Porque la conocía, habíamos crecido juntas y sabía que en su corazón aún se albergaban sentimientos por aquel hombre amable y dulce.

—Sé que no tendría que sentirme como me siento porque ya ha pasado mucho tiempo desde que tuve una oportunidad con él... pero no lo puedo evitar —murmuró. Hice una mueca con mis labios, ¿qué demonios iba a decirle?, ¿descuida yo sé qué se siente? Cuando en realidad no tenía ni un ápice de idea por lo que estaba pasando.

—Creo que ya es momento que lo vayas asimilando y comiences a hacerte a la idea... Pero que lo asimiles y aceptes de verdad, Ken. No que eludes el tema —murmuré, mientras acariciaba su cabello. Ya era momento que aceptara su realidad, que Brandon no era para ella y aunque sabía que estaba así por la sorpresa y además porque la noticia le había caído como un balde de agua helada, sabía que era fuerte, que si se lo proponía lo iba a lograr olvidar.  Tras un largo silencio, Ken habló.

—Quiero luchar por él —murmuró.  Mis ojos se abrieron de tal forma que por un momento creí que abandonarían sus órbitas.

— ¡¿Qué?! —pregunté alarmada—. ¡No puedo permitir que hagas esa locura! —Se erguió en su lugar y me vio con recelo y con la decepción clara diluida en sus gestos. Ella necesitaba mi apoyo incondicional y lo tenía, pero con eso sencillamente no podía permitirlo. Brandon y Camille estaban enamorados, y ante eso no había nada que Ken pudiera hacer. Solté un suspiro cansino, sospesando las palabras adecuadas para persuadirla de esa locura.

—Kenny, debes entender que Brandon no te ama... —Su rostro se contorsionó con dolor—... los he visto y el amor lo destilan por los poros, por favor deja de pensar en esa locura que lo único que vas a lograr será salir mucho más lastimada. Y entonces sí, lo perderás para siempre pues no podrás ni ser su amiga. —Su quijada se tensó, el llanto ya había desparecido.

—No puedes evitar que haga un último intento. Brandon ya sufrió una vez por ella y me buscó. No lo hubiese hecho si no sintiera algo por mí, ¿no puedes entenderlo? —Negué con la cabeza—. Necesito luchar por él... una última vez.

—No y no. Lo único que entiendo aquí es que esta lucha la emprendiste demasiado tarde. Admítelo, Brandon no es para ti y si sigues con esta locura vas a sufrir mucho. Ken, eres mi prima y lo menos que quiero es que salgas lastimada por algo que puede evitarse. —Un sollozo roto brotó de su garganta, el llanto comenzó a salir a borbotones y sus mejillas comenzaron a empaparse.

—Pero lo amo... —Hice una mueca de pesar y la volví a abrazar—. No sabes cuánto me arrepiento de no haberlo buscado antes de ella... —dijo con su voz a un hilo.

—Míralo de esta manera, quizá este es el momento para que por fin cierres ese capítulo y puedas seguir adelante... que puedas darte la oportunidad con alguien más —dije sincera. Ken soltó una risa que carecía de diversión, limpió sus mejillas.

—Mira quien lo dice, la experta en relaciones estables —espetó. Rodé los ojos al cielo. Iba a refutarle cuando añadió—: Pero tienes razón, no puedo interponerme con su felicidad. Supongo que lo mejor será rendirme.  —Quise decirle que no se estaba rindiendo, que al contrario, estaba siendo muy valiente. Sin embargo, callé y en su lugar asentí con la cabeza. Porque si ella lo quería mucho, debía entender que su felicidad no estaba con Brandon, lamentablemente esa era la única realidad—. Charles me contó algo más... —dijo, un rato después. Mi atención se poso en ella por completo. Traté de no mostrar interés, pero me salió horrible. Mi prima me vio con sugestividad, sabía que salía con él... pues tarde o temprano se enteró y yo no negué nada, ¿qué caso tenia? No era nada del otro mundo en mi vida—. Al parecer Paola sufrió un accidente y se le adelantó el parto y ambos están graves —contó pérdida en sus pensamientos.

— ¿De verdad? —Asintió con la cabeza—. No lo sabía.

—El pobre ha estado mal desde entonces. —Saber eso envió una ola de sentimientos amargos que me revolcaron. Sacudí la cabeza, tratando de despejar mi mente—. Sabes de qué Paola hablo, ¿verdad? —Negué con la cabeza—. De la que era mi mejor amiga en la universidad...

— ¿Qué?, ¿me estas jodiendo?  

—Para nada. —Solté un bufido. Quién diría que era esa Paola, la misma con quien tuve un sinfín de enfrentamientos. Ella nunca me simpatizó, por lo que deje de frecuentar a mi prima cuando su amistad se intensificó con aquella chica orgullosa, manipuladora y zorra.

— ¿Cómo es posible que Charles fuera a enamorarse de ella? —cuestioné bajito, demasiado incrédula. Paola tenía una reputación de zorra descarada, ella literalmente salía con uno y lo cambiaba al otro minuto. Ken soltó un bufido al tiempo que se encogía de hombros.

—La verdad, no lo sé. Cuando ellos comenzaron a salir yo en serio noté el esfuerzo que ella hacia porque todo funcionara. Ella en verdad quería cambiar por él, pero al fin de cuentas hay cosas que por más que quieres nunca cambiaran. —Mis cejas se entornaron, necesitaba saber qué había pasado, cómo Charles había sido capaz de inmiscuirse con alguien como ella, ¿acaso nadie le advirtió?

— ¿Qué pasó entre ellos, prima? —pregunté y seguido añadí—: Es que por más que quiero no logro hilar una cosa con la otra. No logro comprender cómo fue posible que Charles, conociendo la reputación de ella, se enamorara.

—Él sabía todo, Harmonie. Pero no le importó, a Charles jamás le ha importado el qué dirán y lo que las personas chismosean de alguien. Charly se dio a la tarea de conocerla, de tratarla y de apoco la fue conquistando, literalmente la palabra. No como todos esos chicos que le coqueteaban y en un parpadear se la llevaban a la cama, él se ganó su confianza y me atrevo a decir que la enamoró. Sin embargo, el amor estaba en diferentes niveles, ¿me entiendes? —Asentí con la cabeza, tratando de acomodar todo en mi cabeza—. Yo hablé con Paola, le advertí que Charles no era como esos hombres a los que estaba acostumbrada. Le dejé más que claro que con él era todo o nada, y ella lo aceptó porque quería algo serio con él, darse la oportunidad de algo diferente. Pero no lo logró y por esa misma razón, me alejé de ella. —Mis cejas se alzaron con incredulidad, comprendiendo el porqué mi prima había dejado de frecuentar a Paola, y fue entonces cuando nuestra relación volvió a ser como solía.

Aguardé silencio, tratando de asimilar toda la información recibida. Y sentía como en mi garganta un nudo se había formado, sentía mi estomago agarrotado y el latir de mi corazón desbocado. Un tumulto de sentimientos me embargó, los cuales iban desde la ira, el rencor, el asombro y admiración. Ese chico de mirada dulce y coqueta era más especial de lo que creía o me había dado cuenta. Él era leal y en su corazón no cabía el odio y el rencor, al menos no por mucho tiempo. Cerré los ojos con fuerza, no me sorprendía que él estuviera preocupado por Paola, al fin de cuentas ella había sido alguien muy importante en su vida y me atrevía a decir —aunque me pesara como lo hacía e incluso me obligara a negarlo—, que él era capaz de seguir enamorado y perdonarla.

Ese fin de semana pasó y no recibí ni una llamada o mensaje de Charles. Y eso me trajo una oleada de pesar a mi vida. Así como, una pelea interna; entre buscarlo yo para brindarle mi apoyo en esos momentos duros o alejarme. Pero estaba ganando la primera opción, entonces no sabía si hacerlo en realidad era por esa razón: apoyo, o en cambio estaba buscando una excusa para acercarme de nuevo y tantear la situación en la que nos encontrábamos. Porque necesitaba saber qué era lo que iba a pasar en la vida de Charles, necesitaba saber qué papel jugaba en ese momento Paola, o qué significaba yo. Pero me sentía tan egoísta, pues lo único que me preocupaba era mantener esa relación sin compromisos, y por el otro lado sentía el miedo apoderándose de mis entrañas, pánico a que todo terminara, terror a que Charles saliera de mi vida.

Estaba volviéndome loca, el incierto estaba acabando conmigo.

Vi a Charles hasta el día martes y para entonces la resignación había ganado terreno. Pues creía que alejarme era la mejor opción, muy a mi pesar. Pues la idea de ser rechazada en persona era sencillamente impensable. Mejor me retiraba sin aspaviento y dejaba a Charles hacer su vida y yo me dedicaba a hacer la mía. Sin embargo, me bastó solo verlo a lo lejos para que toda esa resolución tambaleara. Se miraba tan apagado y triste. Sentí como mi pecho se estrujaba, mis pies deseaban romper distancias y mis manos cosquilleaban con la necesidad de tocarlo, de consolarlo tal cual él había hecho conmigo cuando todo lo de mi madre pasó.

Entonces me sentí miserable. Él había sido incondicional, él había estado a mi lado en aquellos duros día, pero en cambio yo, estaba eligiendo la salida más fácil. Como siempre hacía.

Es lo menos que puedes hacer, él te apoyó y consoló. No seas cobarde, acércate y háblale, espetó mi consciencia. ¿Pero cómo iba a acercarme así como si nada? Si ni él ni yo habíamos hecho absolutamente nada por saber del otro, ¡solo hazlo, maldición!, Él no necesita explicaciones ahora y tú puedes esperar por ellas, solo deja de ser una cobarde y acércate ¡por un demonio, Harmonie! Masculló mi mente insidiosa. Tomé una profunda bocanada de aire y comencé a moverme en su dirección. Entonces, estando a un par de metros, aclaré mi garganta. Sus ojos me buscaron con prontitud y cuando me vio, su expresión fue una combinación de felicidad con frustración.

—Hola —murmuré, sonreí a boca cerrada.

—Hola, ¿cómo has estado? —preguntó, tratando de responder a mi gesto, pero fallando. Me encogí de hombros, tratando de restarle importancia.

—Muy bien, ¿tú cómo estás? —Soltó un suspiro cansino y echó su cabeza hacia atrás.

—No tan bien —respondió. Esa es tu oportunidad, pregúntale qué ha pasado, aconsejó mi mente.

— ¿Qué pasó? —cuestioné meticulosa. Volvió a verme, la indecisión brillo en sus posos chocolate. De inmediato sentí una punzada de dolor y decepción, él no sabía si contarme o no.

—Es complicado —murmuró, frotando con fuerza su cara.

—Puedo intentar entenderlo, solo explícame —sugerí. Sus ojos me miraron con atención, sus facciones se miraban cansadas y tensas, una fina arruga yacía en su frente, se miraba agotado y frustrado. Di un paso hacia adelante, hice mis manos puños, reprimiendo la necesidad de fundirme en sus brazos y decirle que todo iba a estar bien, porque no podía mentirle... mentirme que todo iba a estar bien, no cuando no sabía qué se le cruzaba por la mente. Sus hombros estaban rectos y su quijada tensa, no quería decirme nada, comprendí luego de ese largo y tirante silencio. Mis hombros se hundieron y de inmediato mi corazón sufrió una punzada. Asentí con la cabeza, entonces retrocedí, no iba a quedarme a esperar una respuesta que jamás vendría. Aclaré mi garganta y vi para otro lado—: espero que todo se solucione pronto, nos vemos.

Le regalé una última sonrisa que carecía de felicidad, giré sobre mis pies dispuesta a poner distancia entre nosotros. Reprendiéndome por haberlo buscado, haber metido mis narices en algo que no me importaba... pero él si te importa, repuso mi consciencia. ¡A la mierda!

—Paola tuvo un accidente y su bebé murió —dijo, las palabras salieron de golpe, deteniéndome en seco y sintiendo como un peso aún mayor se asentaba sobre mí. Charles estaba sufriendo y no había otra razón que explicara eso: él aún la amaba. Cerré los ojos e inhalé aire, tratando de mantener a raya mis sentimientos, luchando por regresarlos al baúl de donde permití que se escaparan. Entonces, antes de girarme para encararlo una resolución poderosa se apoderó de mí; pues en esa fracción de segundo decidí que me haría a un lado, que dejaría que Charles estuviera con ella si así lo deseaba. Rogándole al cielo en que, luego de él y el maremoto de emociones que destruyó mis murallas, lograra recuperarme y seguir sin él. Rompí distancias y lo abracé, me fundí en sus brazos, sintiendo como él se enganchaba a mi menudo cuerpo, en cómo su pecho vibraba debido al recurrente llanto. Y en como mis manos lo envolvían aferrándome como a algo que está a punto de desaparecer, que está a punto de irse para no volver.

N/A: Y justo ahora comenzamos a caer en picada ☹️.

Chau 😙.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro