—Eso es...

Tsurugi no sabía que pensar, por un lado tenía mucha curiosidad de entender el porqué de ese traje, y por el otro, el hecho de que Kirino le haya robado eso a su madre le causaba mala espina.

—Me lo voy a poner.

Declaró el pelirosa.

—Ranmaru, no se si sea una buena idea.

Comentó Tsurugi.

—Tomalo con calma, mis padres tardarán mucho en llegar, no se darán cuenta.

Tsurugi sencillamente hizo un gesto de conformidad, confiando en el defensa.

—Tapate los ojos.

Ordenó el pelirosa. Tsurugi rápidamente obedeció, debía respetar la privacidad de su novio, aún cuando se hayan cambiado varias veces juntos en los camarines, esta vez era diferente.

Luego de unos cuantos segundos ya Kirino se había puesto el dichoso traje.

—Ya puedes abrir los ojos.

Tsurugi hizo caso a las indicaciones de u novio, abriendo los ojos y permitiéndose a si mismo vislumbrar la imagen que se le presentaba.

El traje está oscuro con detalles en azul y un número diez en la espalda, el pelirosa lo lucía con singular soltura, modelandolo y volteandose para que Tsurugi lo presenciara.

—Me queda apretado...

Comentó el pelirosa.

—Te queda genial...

Respondió Tsurugi casi sin darse cuenta de sus palabras.

—¿Eso crees?

Kirino no pudo evitar sonrojarse, no se había probado en traje hasta ahora y el hecho de que la primera persona en verlo fuera su novio lo avergonzaba un poco.

—Si... No lo sé, es algo extrano.

La palabras del delantero salían solas, la figura de Kirino resaltaba, y el traje solo acentuaba más su delgado cuerpo, haciendo notar su delgada cintura y sus caderas,  pero había algo más que llamaba la atención de Tsurugi.

—¿Algo extraño?

El defensa estaba totalmente rojo, su cara hacia juego con su cabello, pero por algún motivo le gustaba ese traje, a sus 17 años se sentía sexy y bastante lindo usándolo....

—Pues no lo sé... Date la vuelta.

Pidió el más alto.

—Ya te entendí, pervertido.

Tsurugi se sonrojo un poco, casi nunca lo llamaban así y no le gustaba sentirse como tal, su sorpresa llevo a que sus mejillas se ruborizaran un poco, pero su ceño se frunció para excusarse.

—No es eso, idiota.

—¿Ah si? ¿Entonces que es?

Kirino comenzó a sentirse el dueño de la situación, al notar que su novio también sentía vergüenza, torno el ambiente a su favor y comenzó a moverse con más soltura, dándose la vuelta para pavonearse frente a Tsurugi.

—¿Es que no te gusta lo que ves?

Todos sabemos lo que Ranmaru estaba haciendo, y lo que los ojos de Tsurugi estaban enfocando no era nada puro, más bien era redondo y parecía bastante suave.

—Vamos grandote, ya te dije que no tuvieras miedo.

Los movimientos de Kirino eran cada vez más llamativos, eran sensuales y se notaba que el defensa ya había hecho algo similar antes.

—¿Puedo...?

El delantero pregunto, acercando su mano al trasero de Ranmaru, que solo era protegido por una fina tela elástica de tonos oscuros.

—Es todo tu—

Tsurugi no pudo disfrutar de tocar aquella gloriosa sensación de tocar el tesoro que frente a sus ojos estaba, puesto a que la puerta de la habitación se abrió lentamente.

Ambos se asustaron debido a que la puerta se había movido causando un rechinamiento bastante molesto, pensaron por un segundo que podrían haber sido los padres del defensa, pero para suerte de ambos solo había sido el gato de Kirino.

—Oh... Jane, eres tú.

Comentó en defensa, soltando un suspiro profundo que estaba atorado en su garganta desde que la puerta se abrió.

—Ese fue un susto terrible.

Declaró el delantero.

—Si pero... En fin ¿Habrá sido una señal?

Pregunto el pelirosa.

—¿Señal de que?

—De que no deberíamos estar haciendo esto.

Buuu, eres un aburrido Ranmaru, todos estábamos esperando el delicioso.

—Pues no, creo que ese era el chiste.

El teléfono del defensa sonó, era una notificación.

—Creo que tienes razón... Oh, es mi mamá.

Kirino reviso el teléfono, el mensaje de su madre avisaba que porfavor tuviera la mesa lista para cenar.

—¿Que decía?

—No era nada, solo que vendrán en un rato... Perdón por esto.

Ranmaru se disculpó, el glorioso ambiente había desaparecido.

—No te preocupes por eso...

El delantero se levantó y se acercó al defensa, abrazándolo.

—Quizas si es demasiado pronto, pero aún podemos hacer cosas~

Este último comentario vino acompañado de un apretón de nalgas por parte del delantero hacia su novio, algo pícaro pero no dejaba de tener la ternura que predominaba en el ambiente.

—Bueno... Yo lo disfruto.

Sentenció el mayor, acercándose al más alto y dándole un corto beso en los labios.

—Sera mejor que me quite esto, si mamá se entera me mataría.

—Tienes razón.

El tiempo pasó, Kirino se quitó el traje y lo guardo donde lo había encontrado, y la pareja paso la tarde de lo más tranquila hasta que los padres del defensa llegaron.

Tsurugi escapó por la ventana como si nada hubiera pasado, pero nada le quita lo bailado al delantero, esperaría al día siguiente para volver a tocar aquello que lo hizo sentir el dueño de un tesoro.

Pero, había un detalle que ambos descuidaron...

Un cabello rosa quedó pegada en el traje de Kazemaru... Y bueno, eso es una historia para otro día...

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Muchas gracias nuevamente a Sander235 por el hermoso dibujo 💖