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Capítulo 3

Tsurugi jamás imaginó que su viejo mentor en el fútbol fuera el padre de Kirino y esposo de Kazemaru, eso dejaba muchísimas dudas y pocas respuestas, al menos para el.

—¿Como están?

Pregunto el moreno, saludando de beso en la mejilla tanto a su hijo cómo a su esposo.

—Señor Goenji...

Comentó un confundido Tsurugi, que aún no asimilaba lo que sus ojos veían. Sabía que no era algo tan imposible, sin embargo su cerebro no generaba explicación alguna.

—¿Que te trae por aquí Kyousuke?

Preguntó el mayor, ofreciéndole la mano al pelimorado, siendo estrechada por este último.

—Yo lo invite a cenar papá.

Kirino respondió, entendiendo el evidente estado de confusión en el que estaba Tsurugi, era lo que planeaba, de todas maneras nadie se lo esperaría.

—¡Shuuya, este chico es una mala influencia para Ranmaru!

Kazemaru no tardó en clamar lo que llevaba minutos pensando, desde que el delantero entro a su morada.

—¿Y eso? Amor, yo conozco a Kyousuke, te aseguro que es un gran chico.

Respondió el moreno, poniendo sus manos en las cabezas de los menores, en un gesto de cariño y aprobación.

—¡Pero es un criminal¡ ¿No ves acaso cómo va vestido? Su cabello, esas cosas que lleva en las muñecas.

Kazemaru no dio su brazo a torcer, podía ser la madre más cariñosa del mundo para Kirino, y este lo apreciaba de sobremanera, sin embargo podía llegar a ser demasiado sobreprotector si se trataba de los pretendientes del pelirosa.

—Ichi, estás exagerando, más tarde hablaremos de esto ¿Si? Muero de hambre...

Goenji fue a su habitación, subiendo las escaleras, dispuesto a dejar su ropa y mochilas del trabajo y bajar a cenar con su familia e invitado.

—No he terminado contigo, criminal.

Kazemaru fue tajante, dirigiéndose a Tsurugi, para rápidamente aproximarse a Goenji y acompañarlo a su habitación.

—Porfavor perdona a Mamá, te prometo que no es una mala persona, pero aveces es muy sobreprotectora.

Kirino se disculpó, sentía mucha vergüenza por el comportamiento de su madre, y miedo de pensar que el delantero ya no quisiera tener nada con el debido a lo desagradable que era Kazemaru.

—No te preocupes, es bastante divertido, además de que no creo que realmente sea mala, ya se le pasará.

Aseguró Tsurugi, con una cálida sonrisa que tranquilizó un poco al defensa.

—Pero...

Kirino pensaba protestar, con su miedo a flor de piel, aunque algo más tranquilo debido a la poca importancia que Tsurugi le daba.

—Hey, no te preocupes. Además, si pienso llegar al siguiente nivel contigo, deberé soportar esto y más ¿No crees?

Si algo era seguro es que Ranmaru tenía un diamante en bruto como pretendiente, y no lo dejaría escapar por ningún motivo.

—Por cierto... ¿Tu padre es Goenji?

Tsurugi había olvidado completamente el hecho de que pelicrema fuera el padre de Kirino, todo gracias a las inoportunas intervenciónes de Kazemaru.

—Oh... Hay muchas cosas que los del raimon no saben... Te debo una explicación de bastantes cosas ¿Puedo contartelo todo mañana?

Pregunto el pelirosa.

—Me encantaría, además es otra excusa para salir contigo.

Aseguró el más alto.

—Para salir conmigo no necesitas una excusa, tonto.

Si algo era cierto es que en una sola tarde, tanto el delantero como el defensa habían descubierto que poseían una química impresionante, algo que pocas veces pasa, y menos teniendo en cuenta el tiempo que llevaban conociéndose y lo poco que habían hablado hasta ahora.

—Bueno, aquí estamos.

Los adultos volvieron, el moreno con la serenidad que siempre solía mostrar, y el peliazul algo aturdido, pero con un sonrojó evidente y una expresión de felicidad y satisfacción poco común en el.

Ambos se sentaron en la mesa, acompañando a los jóvenes y continuando con la cena que por suerte todavía no se había enfriado.

La cena transcurrió con relativa normalidad y tranquilidad, y aunque Tsurugi no demoró mucho en terminar debido a que ya había avanzado, decidió quedarse hasta que todos terminarán antes de volver a su casa.

El ambiente fue agradable para el invitado, Kazemaru parecía mucho más tranquilo después de el "encuentro" que tuvo con Goenji en el piso de arriba, ambos solos en su habitación.

Hubo poca conversación debido a que el ambiente provocado por Kazemaru hace poco no se había ido del todo.

Sin embargo Goenji mencionó que siempre que Kirino así lo quisiera, el delantero podía visitarlos, era completamente bienvenido.

—Ya se está haciendo tarde... Creo que debería irme.

Comentó Tsurugi, mirando el reloj de la habitación y notando que ya eran las 8 de la noche.

—Te acompaño afuera.

Declaró Kirino, ambos subiendo a buscar las pertenencias del delantero, el cual previamente había dejado sobre la cama del defensa.

Una vez afuera Kirino se aseguró de cerrar bien la puerta antes de despedirse.

—Se que no fue mucho tiempo, pero se aprecia al de privacidad después de lo que ocurrió con mamá... Lo siento por eso.

Kirino se disculpó nuevamente, sin notar que ambos estaban bastante cerca.

—No te preocupes por eso, para ser la primera vez que nos juntamos, la verdad es que salió mucho mejor de lo que yo pensaba...

Contesto el más alto.

—Mañana tenemos muchas cosas pendientes eh, no hagas planes porque planeo que esto continúe.

El pelirosa se estaba insinuando, socando con delicadeza el pecho del delantero.

—Yo encantado, aún tengo muchas dudas, pero se está haciendo tarde y quizás prefiera devolverme con una sonrisa tranquila a casa.

—Creeme que mañana responderé todas tus dudas... Kyousuke~

El más alto se sorprendió levemente de que el defensa lo llamara por su nombre.

—No podré dormir solo pensando en eso, Ranmaru.

El pelimorado contraatacó, sin notar que estaban muy cerca, casi podían sentir la respiración del contrario.

—¿Si?... Esto no te dejará dormir.

Kirino no aguantó más, tomo del cuello de la camisa a Tsurugi y lo aproximó a si, dándole un rápido beso en los labios, pero lo suficientemente tardado como para que esté último pudiera corresponderlo y disfrutarlo.

—Woah...

Exclamó el más alto, no se lo esperaba, pero le encantó.

—Vamos chico malo, mañana te veré.

El más alto abrazo al pelirosa y se alejó de la casa, no sin voltear cuando ya se había alejado, para notar que el mayor le estaba despidiendo con la mano.

Tsurugi correspondió y camino a su casa con tranquilidad.

Había sido un gran día.

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