Puede que el torneo galáctico de fútbol dejará opiniones divididas en todo el universo respecto a su calidad y su forma de organización, está claro que sí algo hizo bien este torneo fue no dejar indiferente a nadie.

No obstante, luego de su finalización la vida de sus participantes en general volvió a la normalidad, específicamente donde nos situamos, las clases en el raimon se reanudaron con normalidad, aunque retrasando temporalmente a quienes se habían ausentado.

Uno de ellos era Kyosuke Tsurugi, el delantero paso por un periodo un tanto peculiar durante la convocatoria, sin embargo en lo que llevó de estancia en el torneo, y el estar lejos tanto de su familia como de sus compañeros del raimon lo hizo reflexionar.

Había algo que quería hacer, era su anhelo y después de tales experiencias sentía que no tenía nada que perder.

Kyosuke Tsurugi, el delantero estrella del raimon, alto, intimidante y misterioso, estaba enamorado en secreto del defensa más longevo del equipo, Kirino Ranmaru.

En estricto rigor era su Senpai desde siempre, pero Tsurugi no podía evitar ver en el a una persona no solo comprensiva y madura, sino también con un lado lindo y tierno que deseaba conocer más a fondo.

Era su primer día en el raimon después del campeonato, y durante el entrenamiento matutino entre elogios y felicitaciones por su rendimiento, no pudo evitar notar la banda de capitán que ostentaba temporalmente el pelirosado en lo que duró su estancia fuera del planeta.

Quería ir a felicitarlo, preguntarle qué tal era la labor, como había asumido la responsabilidad, entre varias dudas que quería resolver en un momento a solas con su deseado compañero.

El defensa y el delantero apenas cruzaron palabras durante el entrenamiento, dejando aún más dudas en laente de Kyousuke.

Durante las clases entre entrenamientos, Tsurugi considero las posibilidades.

Las dos personas más cercanas al defensa actualmente eran el capitán Shindou, quien había comenzado una relación con Munemasa Ibuki, el portero del Inazuma Japón, y luego estaba Masaki Kariya, según vio durante el entrenamiento, el joven peliazul era igualmente muy cercano a Hikaru Kageyama, quizás estuvieran en una relación...

Entonces sí que tenía posibilidades con Kirino, era perfecto.

La mañana rápidamente se convirtió en tarde, el almuerzo paso ventajosamente rápido y del entrenamiento ni hablar, Tsurugi no estaba del todo concentrado, pero tanto el entrenador como sus compañeros lo atribuyeron a la falta de costumbre y la novedad de volver al equipo.

El entrenamiento finalizó con normalidad, no se notó en absoluto que el delantero estaba desconcentrado, aunque por su personalidad también sabía pasar desapercibido.

Sin embargo había algo que era un hecho: Era la hora de la verdad.

Ya habían ido todos a los camarines a bañarse y cambiarse de ropa, y a la hora de la salida, el delantero se dio cuenta que el defensa estaba volviendo solo a casa, por lo que vio la oportunidad de acercarse.

—¡Kirino!

Llamó la atención del contrario, quien al escuchar su voz dio la vuelta algo confundido.

—Oh... Tsurugi ¿Que sucede?

Preguntó el pelirosado, intrigado pues el que el delantero se le acercara era impropio de el.

—Pues... Hola ¿Como estas? Noté que no te estás llendo a casa con Shindou y me causo algo de intriga...

Intentó darle sentido a sus palabras para llegar lógicamente a su propósito sin que pareciera forzado, pero Kirino era perspicaz, ya se intuía algo y decidió seguirle el juego al más alto.

—Oh, estoy bien supongo... Shindou dijo que al terminar el entrenamiento iría a ver a su novio, últimamente anda con él para todos lados.

Respondió, haciéndose notar algo inconforme.

—Entiendo... ¿Y eso a ti no te gusta?

Preguntó el más alto.

—Algo... Pero para este punto la verdad no es importante, lo nuestro con Shindou ya terminó de todas formas...

Kirino logró capturar la atención del pelimorado.

—¿Estuvieron en algo? Woah...

—Si, pero no duró mucho, Shindou es algo... Complicado... No es plan de hablar mal de el, solo no me gusta que sean tan sensibles...

—¿Sensible? ¿Porque llora mucho?

—Si, pero bueno, el es feliz ahora y eso es lo que importa.

Tsurugi noto una expresión melancólica en el más bajo, quizás era el momento adecuado para insinuarse.

—¿Tu eres feliz?

Preguntó.

—¿Eso a que viene?

Era el momento y ambos lo sabían.

—No quiero alargarme con esto e incomodarte, así que seré breve... ¿Quieres salir conmigo?

La propuesta dejo algo anonadado a Kirino, se lo esperaba, si, pero era costumbre ya que sus espectativas no llegaran no por asomo a la realidad, esta era claramente la excepción a la regla.

—¿Salir? Woah... Pues, la verdad me gustaría.

Tsurugi saltaba de felicidad por dentro, pero tenía que ser discreto y mantener su faceta de chico rudo, de lo contrario no resultaría, Kirino se veía algo exigente en cuanto a sus parejas.

—¿En serio? Eso es genial, ¿no quieres ir a caminar un rato? Ahora tenemos tiempo.

—¿Y que estamos esperando? Vamos, llevame grandote~

Esta última frase logro ruborizar ligeramente al delantero ¿Era este quizás el día más feliz de su vida en mucho tiempo?

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Muchas gracias por todo Sander235