Pasado

- Al menos antes avisabas que llegarías tarde, o que no llegarías. - Espetó Taehyung con disgusto desde el sillón de la sala, con el cabello aun húmedo tras el baño y su pijama puesta.

Jungkook cerró la puerta tras de él, con el saco en la mano. Se sacó los zapatos y avanzó hasta la sala.

- Bebé...

- Si tienes hambres, calienta la comida, está en el refrigerador. - Se puso de pie y entró a la habitación. Jungkook lo siguió.

Lo observó acomodarse en la cama y cubrirse con el edredón que los dos habían elegido en aquella tienda departamental hacía unos meses.

Se sentó a su lado en la cama e intentó hablar.

- Oye, Tae... perdón. Olvidé la cena y tuve que quedarme hasta tarde en la oficina...

- No quiero hablar, Jungkook. Solo déjame dormir.

- Bebé... yo... perdón... de verdad que...

Taehyung se sentó de golpe en la cama, mirando directo al pelinegro, con los ojos llenos de rabia y a punto de derramar lágrimas.

- ¿Qué puta parte de no quiero hablar, no entiendes?

Aquello lo tomó por sorpresa. Se sentía culpable por olvidar la cena que Tae le había estado recordando toda la semana que haría para él porque sabía que estaba estresado y con mucho trabajo en la oficina, pero esas palabras... la forma en la que se lo acababa de decir, logró hacerle hervir la sangre.

Se puso de pie de inmediato frente a él y le regresó la misma mirada amenazante que el otro tenía, alzando el pecho.

- ¿Y qué puta parte no entiendes tú, cuando te digo que solo lo olvidé? No es como si lo hubiese hecho de manera intencional. Como si me hubiese quedado en la oficina sin comer porque yo quisiera. No tienes ni puta idea de lo que pasa, pero eres muy bueno para reclamar estupideces.

Y las lágrimas comenzaron a derramarse por la cara de Taehyung. Se sentía herido. Había estado planeando todo desde hacía días e incluso le había pedido ayuda a Jimin. Había comprado una botella del vino que a Jungkook le gustaba, había pasado toda la tarde limpiando el departamento y cocinando para que todo estuviera perfecto, había comprado velas y flores para adornar la mesa. ¡Incluso Jimin había hecho un pastel con fresas para el postre!

- ¡Lárgate, Jungkook! ¡Lárgate de aquí! ¡No quiero verte!

- ¿Eh? ¡Si este es mi departamento! ¿Por qué habría de irme? - Le gritó de vuelta.

Lo único que recibió en respuesta fue una sonora bofetada que lo dejó helado, y vio a Taehyung tomar unas cuantas cosas, ponerlas en un bolso y salir de la habitación. De inmediato comenzó a seguirlo.

- Taehyung~... - Pero el castaño lo ignoraba por completo. - Taehyung... ¡Basta! ¡No te vayas! ¡Tae!

Y el portazo frente a su nariz lo dejó inmóvil.

Se llevó las manos a la cabeza y se despeinó con brusquedad los cabellos, intentando respirar con normalidad. Se giró, y solo entonces lo notó. Se acercó a la mesa del comedor y observó las rosas en el centro, con algunas velas un tanto consumidas y apagadas, su vino favorito y dos copas.

Se acercó al refrigerador y sacó el refractario de dentro. Lasaña. A Taehyung le quedaba deliciosa.

Antes de llegar al departamento, había estado muriendo de hambre, pero ahora, aunque la comida se veía deliciosa, no tenía nada de apetito.