Cap. 04
Pasado
El claxon de un Hyundai rojo estacionado en segunda fila lo hizo girar de inmediato y comenzar a buscar con la mirada.
Cuando lo encontró, sus ojos se llenaron de alegría y no pudo contener una enorme sonrisa, levantando su mano en el aire y moviéndola enérgicamente para saludar al que le regresaba el saludo agitando la mano por fuera de la ventana.
Se despidió de su rubio amigo con un beso en la mejilla y corrió hasta el coche, apresando la correa de su bolso en su pecho.
Tan pronto como subió al asiento del copiloto, arrojó el bolso al asiento trasero y se lanzó sobre el cuerpo contrario para rodearlo en un fuerte abrazo que fue correspondido con satisfacción.
- Tenía muchas ganas de verte. - Dijo sobre el hombro del contrario, haciendo sonreír tontamente al pelinegro, quien le acarició los cabellos castaños.
Jungkook lo llevó a comer a un bonito restaurante de comida coreana tradicional. Habían tomado asiendo uno frente al otro, en una mesa para dos, pero la ansiedad de Taehyung no le permitió seguir así. Se levantó de su lugar, y sin importarle el protocolo, arrastró su silla al lado de Jungkook, enlazando su mano con la del pelinegro durante el resto de la velada.
Bebieron y comieron sin prisas, y todo aquél que los veía podía darse cuenta de lo enamorados que ese par estaba.
Era como si giraran uno en torno al otro, como si fueran su propio centro de gravedad, y es que no podían sentirse más felices que en ese momento.
Después de una buena comida, salieron del restaurante y se dirigieron al parque que estaba a solo dos calles del lugar. El alumbrado público ya estaba encendido, pero en el cielo aún se podían ver los rayos de sol del ocaso, dándole unos hermosos tonos anaranjados y purpuras.
Caminaron tomados de la mano durante un buen rato. Taehyung era más que dulce con el pelinegro y tenía una facilidad innata para hacerlo reír. Por su parte, Jungkook tenía el súper poder de hacer derretir al castaño con su sola presencia, con sus palabras, con sus mimos y detalles.
Ya entrada la noche, el pelinegro condujo hasta uno de los miradores de la ciudad y aparcó en un lugar vacío. Bajaron del auto y fueron a sentarse al frente sobre el capó.
En silencio, Taehyung observaba las bonitas luces de la ciudad iluminada. Estaba distraído, cuando sintió una cálida mano posarse en su cintura y se sobresaltó poquito, volviéndose tímido ante el tacto.
Jungkook se sentía increíblemente nervioso. No sabía si lo que estaba haciendo estaba bien o no, pero el hecho de que Taehyung no se moviera, le daba confianza.
Comenzó a mover despacito su dedo pulgar, haciendo pequeños círculos sobre la camisa el chico a su lado. Ni que decir de la bonita sorpresa que se llevó cuando sintió a Taehyung acercarse un poco más hacia él, recargando solo ligeramente su cuerpo contra el suyo.
Se mordió los labios, tomando el valor para afianzar un poco más el agarre en la cintura contraria, y lo sintió derretirse de nuevo, suspirando hondo y recargándose de lleno sobre su hombro.
El corazón de Jungkook parecía estar corriendo un maratón en ese instante, y es que ese chico lo volvía completamente loco.
Estuvieron así quien sabe cuánto tiempo, solos, compartiendo ese momento tan suyo. Tan suyos.
Y Taehyung era demasiado desesperado.
- Jungkook... - Se zafó de la mano en su cintura para encararlo.
Los ojos le brillaban como nunca, las mejillas se le volvieron rosadas y la boca se le sentía seca, por lo que humedeció sus labios con la punta de su lengua antes de continuar hablando.
- Jungkook... yo... t-te quiero.
Fue como si todos los fuegos artificiales del mundo explotaran al mismo tiempo en el corazón del pelinegro.
- Y y-yo... te quiero a ti, Tae. - Confesó. - Mucho.
Y los ojos cafés del chico frente a él eran el paisaje más hermoso que había visto nunca.
- Jungkook... quiero ser tu novio. Pídemelo ya, por favor. - Le rogó con un puchero.
El pelinegro soltó una carcajada que llegó hasta el cielo. Lo rodeó fuerte con sus brazos y lo atrajo contra sí, deleitándose con la calidez de su cuerpo, hechizado por el aroma de su piel.
- Siempre arruinas las sorpresas. - Le dijo bajito junto al oído.
Taehyung se separó para verlo a la cara, con su bonita sonrisa simétrica inundando todo en el pelinegro.
- ¿De verdad? - Preguntó más que entusiasmado, mirando asentir al chico del que estaba completamente enamorado.
Jungkook le tomó la mano y lo llevó hasta el maletero del auto.
- Cierra los ojos.
El chico asintió emocionado y apretó fuerte los parpados. Escuchó el maletero ser abierto, unos cuantos ruiditos más que lo hicieron sospechar... y después el maletero siendo cerrado de vuelta.
- ¡Todavía nos los abras! - Exclamó divertido, rodeándolo por la cintura con una mano, pegando la espalda de Taehyung contra su pecho. Lo guio de vuelta al frente del auto, acomodándolo de modo que al abrirlos pudiera ver las luces de la ciudad. - Okey, párate aquí. ¡Aun no los abras! - Le exigió, sacándole una carcajada al castaño, quien no podía quitarse la enorme sonrisa de los labios.
Se aclaró la garganta y habló.
- Ahora sí, ábrelos.
Taehyung lo hizo, encontrándose con Jungkook hincado frente a él extendiéndole un precioso ramo de flores.
- Kim Taehyung, eres todo lo que siempre he soñado. Bueno... creo que incluso eres mejor. - Dijo apenado, saliéndose del discurso que había planeado desde hacía días. - Me haces muy, muy feliz, y me vuelves completamente loco. - Suspiró encantado. - Te quiero, Tae. Te quiero muchísimo. Y me encantaría que aceptes ser mi novio. ¿Te gustaría? - Preguntó lleno de ilusión.
El castaño comenzó a asentir más que rápido con la cabeza, con los ojos llenándosele de amor hasta que pudo pronunciar un entrecortado...
- S-sí... Sí, sí, ¡Sí! Sí quiero ser tu novio. - Tomó el ramo de flores de las manos contrarias y las arrojó sin delicadeza sobre el capó del coche para lanzarse sobre Jungkook quien apenas se ponía de pie, y besarlo por primera vez.
Y encontraron tanto amor en medio de ese beso que habían ansiado tanto, que terminaron metidos en el asiento trasero del Hyundai, besándose como nadie más lo ha hecho nunca.
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