Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Punto G

Sakuragi salió del gimnasio, y posterior de eso cruzó el portón de la escuela. Giró y grande fue su sorpresa al ver a Rukawa en su bicicleta, mirándolo.

-- ¿Rukawa?

-- ¿Quieres que te lleve o no?

-- No me digas que te quedaste a esperarme...

Lo único que pensaba Sakuragi era en que Mitsui y Ryota lo hayan visto y que supieran que lo estaba esperando a él, después de la charla de que puede que Rukawa sea gay, eso podría crear malentendidos en esos dos.

-- ... Ninguno me vio, nadie sabe que te estaba esperando.

Sakuragi lo miró sorprendido, había leído sus pensamientos. Suspiró, y se subió detrás de Rukawa, era un poco incómodo, ya que la silla no era apta para dos personas, así que tuvieron que ponerse muy juntos.

-- Puedes afirmarte de las manillas o de mí, como prefieras --dijo Rukawa.

Sakuragi lo pensó, y puso sus manos en la cintura del contrario. Rukawa empezó a pedalear.

-- ¿Dónde vives? --preguntó el pelinegro.

Sakuragi le dijo su dirección, y Kaede empezó a pedalear. Y ahí empezaron los problemas. Sakuragi tenía el cuerpo contrario muy pegado al de él, Rukawa tenía que mantenerse con las caderas tiradas hacías atrás, lo que le formaba una gran figura, el pelirojo sentía sus nalgas pegadas a su entrepierna. Esto es malo, definitivamente es muy malo. Sus manos bajaron a las caderas de Rukawa, de repente las encontró extremadamente anchas. Inconscientemente, con sus dedos apretó el cuerpo contrario, y se pegó aún más. Los movimientos de las piernas de Kaede, hacia que su cuerpo en general se moviera, y entre eso, su trasero, por lo que andaba frotando el miembro de Sakuragi. Mientras Hanamichi vivía un infierno, tanto en lo caliente como en lo desesperante, Rukawa hacía lo posible por no dormirse, ya que esta vez no estaba solo en la bicicleta. Estaba tan concentrado, hasta que sintió las manos contrarias apretando más sus caderas, y ahí sintió los pequeños movimientos que Hanamichi empezó a hacer detrás suyo, sentía su entrepierna en su trasero acercándose y alejandose levemente, y de nuevo, y de nuevo. Un segundo, ¿acaso Sakuragi estaba... simulando penetradas? Volteó levemente su rostro, pero lo único que consiguió ver fue el cabello rojo. Mejor volteó de nuevo, antes de que chocaran. Pero el movimiento contra su trasero le estaba afectando, en modo de que se estaba excitando, además las gruesas manos que ahora rodeaban su cintura, le ayudaba más a la lujuria. Empezó a jadear, y de seguro estaba sonrojado. Se las arregló para conducir con una mano, y con la otra tomó una muñeca de Sakuragi.

-- E-espera... Estoy pedaleando, Sakuragi.

Procedió a sentir las manos de Hanamichi por dentro de su remera, tocando su cintura. Su mano volvió a la manilla, pues se sentía desequilibrar. Las manos de Hanamichi las sentía muy cálidas, el toque de sus dedos era muy placentero. Tuvo que doblar su cabeza hacia un lado cuando Sakuragi pasó la lengua por su cuello, así permitiendole más acceso. Cuando sintió la mordida, gimió.

-- Si chocamos será culpa tuya --dijo Rukawa--. Ahhhh...

-- ... ¿Cuando lleguemos a mi casa... quieres terminar lo de antes? --preguntó, con seducción.

Rukawa pensó su respuesta. La palabra asqueroso le vino a su mente. Sabía que lo que estaba pasando ahora era puro deseo carnal que le entró a Sakuragi. Pero luego pensó... no habría momentos más que sus deseos carnales en los que Hanamichi quiera estar con él, sabiendo cuánto lo odia.

-- En ese caso quiero llegar a tu casa ya... --respondió Rukawa, con el mismo tono de voz que usó Sakuragi.

Las manoseadas no fueron más allá, y llegaron a la casa del pelirojo. Dejaron la bicicleta dentro de la cerca. Rápidamente, Sakuragi tomó el brazo de Rukawa, y lo tiró hacia dentro de la casa. Al pelinegro le dolía el agarre, pero estaba tan cegado por la lujuria, que nada le importó. Hanamichi lo llevó a su cuarto, y lo tiró de forma brusca a la cama, haciendo que quedara de espalda al colchón. Sakuragi estaba decidido a tomar su cuerpo, sin embargo, cuando se puso encima del menor de estatura, volvió a ocurrir, Rukawa se quedó estático en su lugar, temblando, mientras veía los ojos salvajes del pelirojo. Frunció el ceño, ¿otra vez ese zorro quería detener la acción?

-- No te dejaré ir esta vez, zorro.

-- ... Dame un rato... sólo un rato, por favor...

Rukawa miraba a un lado. Sakuragi lo miró sorprendido, era primera vez que lo escuchaba decir "por favor", pero se enojó porque eso significaba que de verdad Rukawa no quería hacerlo ahora. Aunque no lo pareciera para los demás, Hanamichi no era tan malo, y se salió de encima del pelinegro, se sentó a su lado. Rukawa levantó su torso, levantó sus rodillas, y así abrazó sus piernas estando sentado.

-- ... No quiero ser entrometido y eso... pero eso te ha pasado más de una vez. ¿Por qué? --habló el pelirojo.

-- ...

Rukawa lo quedó mirando, y el contrario hizo lo mismo. ¿Acaso dije algo malo? Es lo que se preguntó Sakuragi.

-- Porque eres feo --respondió.

-- Ah.

Sakuragi puso una expresión de poker, al recibir esa muy inesperada respuesta. Rukawa se movió ante la confundida vista de Hanamichi, y se puso frente a su entrepierna, poniéndose entre sus piernas.

-- ¿Rukawa?

Kaede bajó levemente el pantalón del contrario, lo suficiente para liberar su miembro erecto. Sakuragi no dijo nada, sólo lo miró, sonrojándose levemente. Rukawa pasó la lengua por el miembro, por diferentes áreas, humedeciéndolo. Luego se concentró en la punta, la lamió, la chupó y por último le plantó un beso. Miró a Sakuragi cuando sintió sus manos en su cabello, tenía una expresión lujuriosa. Sin decir nada, Hanamichi atrajo la cabeza, haciendo que Rukawa se metiera el miembro en su boca. El pelinegro succionaba y lamía la piel, mientras hacía un lento vaivén, con sus labios rozando. Posicionó sus manos en los muslos del pelirojo, haciendo que estirara sus piernas. Ahí, en posición como perrito, siguió chupando, levantando sus caderas de un modo tan sensual y provocativo, que no pasó desapercibido por Sakuragi. Así que Hanamichi, se encorvó, estiró su mano, y tocó la espalda baja de Rukawa. Sintió el espasmo que provocó su toque en el cuerpo contrario, sin embargo, vio que el pelinegro no detuvo su acción.

Rukawa escuchaba los jadeos y pequeños gemidos que Hanamichi lanzaba, y mierda, le excitaba mucho, su miembro también se estaba poniendo erecto. Sacó el miembro ajeno de la boca, para lamerlo por los lados, parecía una paleta.

-- ¡¿Ah?! --gritó el pelinegro, al sentir un toque en una de sus nalgas, y cuando miró para atrás, era la mano de Sakuragi la cual se había colado por debajo de su pantalón y bóxer.

-- No te detengas, zorrito, sigue con lo tuyo...

¡Maldición! ¡Le llamó zorrito otra vez! Le hizo caso, y volteó nuevamente su cabeza. Se metió el miembro a su boca, sorbió, e hizo vaivenes más rápidos. Por parte de Sakuragi, recibía apretones en la nalga, lo volvía loco. Con la mano que aún tenía en su cabeza, sintió que sus cabellos eran tirados levemente, lo que quería decir que Sakuragi iba a correrse. Hizo vaivenes más rápidos, en la habitación se oía el sorber constante del oral, y los jadeos del pelirojo.

-- Me voy... a correr --gimió Hanamichi.

Rukawa lo quería en su boca, así que se adentró el miembro hasta la garganta, no importando si se estaba ahogando, lo quería todo. Grande fue su sorpresa cuando sus planes se vieron obstaculizados, pues su cabeza fue tirada hacia atrás, y lo siguiente que recibió fue el semen de Sakuragi siendo expulsado en su cara. Cerró los ojos, frunciendo el ceño, por el peligro al que algo le cayera en alguno. Cuando no sintió más, abrió uno de sus ojos lentamente. Y se encontró con los ojos de Sakuragi, mirándolo sorprendido, con un sonrojo muy intenso en sus mejillas.

-- Qué sexy te ves ahora mismo --dijo, recuperando la respiración por la reciente corrida--. No me sorprende que las chicas estén estúpidamente locas por ti.

Rukawa tocaba el semen en su cara, sacó un poco con su pulgar, sacó su lengua y pasó el dedo, para saborear esa líquido espeso.

-- No me importan las chicas...

-- ... ¿Así que es cierto? ¿Eres gay?

-- ... Sí...

Rukawa pensó, debe estar diciéndome asqueroso en mil idiomas distintos.

-- Bueno, no sé porqué lo pregunté, por algo me has chupado la polla dos veces. Lo haces bien, zorrito.

Otra vez ese apodo. Rukawa se sonrojó, y bajó la mirada. Luego enderezó la espalda, y pegó su trasero a la cama, pero con las piernas flexionadas hacia atrás.

-- ¿Oh? --exclamó Sakuragi, al ver la entrepierna del contrario--. ¿Tanto te gustó chuparmela?

Rukawa miró confundido bajo suyo, viendo su obvia erección. Miró a Hanamichi con rapidez, con suma vergüenza, y sonrojándose aún más.

-- ¡Es tu culpa! ¡Tu culpa!

Ver a Rukawa tan nervioso y avergonzado, hizo reír a Sakuragi. Pensó en abalanzarse a él y al fin follarlo, pero recordó la reacción que tiene Kaede cada vez que se pone encima de él... Un segundo... sólo es cuando está encima de él...

-- Oye zorro... De verdad quiero follarte... ¿te gustaría hacerlo contigo en cuatro? Si no quieres de frente...

-- ... Está bien... supongo...

Sakuragi no esperó más, y con brusquedad inesperada puso las manos en la espalda de Rukawa, y lo empujó de cara a la cama. Tomó con una mano las muñecas y las llevó arriba de la cabeza del pelinegro. Rukawa soltó un quejido de dolor.

-- Gracias por tu gentileza --dijo, con sarcasmo, con la mejilla pegada al colchón, mirando como podía a Sakuragi.

Hanamichi no tenía experiencia con un hombre, y en su ingenuidad, creía que por arte de magia también se autolubricarían cuando estuvieran excitados, así que le bajó las pantalones con los bóxer hasta dejar ver esas blancas nalgas, con una mano tomó una de ellas, y la estiró, para ver la entrada mejor, y con la otra tomó su propio miembro, y lo presionó contra el contrario.

-- ¡Oye! ¡Oye! ¡Torpe! ¡No la metas así como si nada! ¡Tienes que prepararme!

-- ¿Prepararte?

-- ¡Sí! ¡¿Acaso quieres matarme de dolor?! Y ni hablar que habría más sangre que nada.

-- Bueno, ¿y cómo? --preguntó, desinteresado e impaciente.

-- ... Tus dedos... mojalos con saliva y... metelos de a uno... --respondió, avergonzado.

-- ¿O sea que al final debe ser la mano entera?

-- ¡Eres un torpe!

-- ¡Hey, yo no soy el gay aquí!

-- Déjame hacerlo yo mismo entonces, rey de los torpes.

¿Rukawa metiéndose los dedos? Eso quería verlo. Lo dejó libre, y se quedó sentado, con una pierna cruzada y la otra flexionando la rodilla hacia arriba, con los brazos descansando en ésta.

-- Adelante, quiero verlo todo.

-- ...

Rukawa se sacó sus prendas inferiores, tirándolas al suelo, se acomodó, recostando levemente su espalda, y apoyándose con el antebrazo al colchón. Abrió sus piernas, con las rodillas flexionadas. Con su mano disponible, chupó dos dedos, de una manera provocativa, mirando a Sakuragi. El receptor de esos ojos sonrió con picardía. Sus dedos ya húmedos, los guió a su entrepierna, bajando la mirada ahí también, tocó con paciencia al rededor de la entrada, todo esto con la intención de emocionar a su observante, y luego metió el dedo índice.

-- Ngh... --Cerró un ojo, con un poco de incomodidad.

Empezó a mover el dedo con lentitud, dando círculos tranquilos. Rukawa sabía que necesitaba más que saliva ahora mismo para lubricarse, pero Sakuragi tenía tantas ganas de tener sexo, que no pudo decirle que no. Se aguantó el dolor al meter el segundo dedo, los adentró, con un quejido. Los movió, esta vez más brusco, por lo que empezó a lanzar gemidos. El pelinegro podía simularlo, pero estaba extremamente avergonzado de que Hanamichi lo estuviera viendo metiéndose los dedos, era muy humillante. Pero... al mismo tiempo le producía tanta excitación ver cómo esos ojos marrones lo devoraban. Estaba tan sumergido en eso, que de repente tocó el punto dulce, la próstata, lanzó un gemido bien ruidoso, que sorprendió a Sakuragi.

-- ¿Qué fue eso? --preguntó.

-- ... Todos los hombres tenemos el punto g... Es donde... te llega esa clase de placer extrema, algo así... Y sin querer lo encontré.

-- ¿Placer extremo?

-- ... Corrientes de placer fuertes... Las mujeres también tienen un punto g, ¿eres totalmente virgen que ni eso sabes? --Lo miró con decepción.

-- ¡No lo soy! Sólo nunca supe que tenían ese punto g del que hablas.

-- ... Si quieres puedes... encontrarlo conmigo...

☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆.☆

Perdón por la demora, me da mucha vergüenza publicar estas partes jajajsjsj

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro