Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EXTRA.

Kyle:

Esto de estar confabulado con mi hijo y el resto de mis mejores amigos para hacer que mi pequeña salga con Zack y así ganar la dichosa apuesta, mientras, al mismo tiempo, le hago creer al chico que estoy en contra de la relación, comienza a ser tan divertido como preocupante.

Divertido porque hacía mucho que no teníamos un proyecto todos juntos que nos emocionara, que nos hiciera estar al pendiente de cada detalle tal y como sucedió con Aaron y Emma. Preocupante porque tengo la sensación de que es algo que no debería divertirme y que puede que esté mal hacer sufrir a Zack. Aun así, no nos detendremos porque, por primera vez en toda nuestra historia como familia, vamos a ganar una apuesta.

Sin poder disimular la sonrisa en mi rostro, observo a Annalía y a Zack envueltos en esa burbuja que se creó alrededor de ellos con los primeros acordes de esa suave canción y, por la forma en que se miran, tal parece que se dedican el uno al otra la hermosa letra. Y, estoy convencido, de que no soy el único que piensa así.

Todos estábamos bailando cuando ellos unieron sus cuerpos para moverlos al compás de esa lenta melodía y hemos tenido que detenernos para admirar la magia que los envuelve, una que ha estado ahí desde siempre y que nosotros no supimos notar.

Hace unos días, Addy y yo estábamos viendo unas fotos, algo que solemos hacer cuando nos entra la añoranza. ¿Qué puedo decir? Ya estamos viejitos y es lindo recordar los viejos tiempos. El punto es que nos encontramos muchísimas imágenes de la pareja revelación cuando niños, ya sea de cumpleaños o simplemente haciendo tonterías y en todas, él la mira como si tuviese junto a él el mayor tesoro.

Aun no puedo creer que nunca hayamos notado el magnetismo entre ellos. Es que, haciendo un poco de memoria, Zack la cuidaba casi que con el mismo ímpetu que Aaron.

Se veían super tiernos de pequeños, igual que ahora.

—¿Crees que estén juntos? —pregunta mi esposa por encima de la música sacándome de mis pensamientos.

Bajo un poco mi cabeza y me encuentro con sus ojos que, gracias a las luces multicolores de la discoteca, no parecen negros.

—No, no creo —digo, al recordar lo que Aaron nos contó.

Sé que ya ha pasado un par de semanas desde ese día, pero creo que, si estuviesen saliendo a escondidas, ella no habría traído a ese chico al que quiero degollar. Él también mira a mi hija como si fuera algo preciado, pero llega demasiado tarde, yo solo quiero que un hombre mire a mi pequeña con esa adoración y es el rubio que está junto a ella en estos momentos.

—Pero me parece que no demorarán mucho. —Centro mi atención en la pareja—. No sé qué tan inteligente sea Lía en estos temas, pero Zack se le está declarando con la mirada, de eso no hay duda.

—Ella también —comenta y mi sonrisa se amplía.

Una mano se posa en mi hombro izquierdo sobresaltándome y me encuentro con la sonrisa endemoniadamente grande de Arianna.

—Se ven hermosos, ¿verdad? —pregunta sin apartar la mirada de nuestros hijos.

Zion llega a nosotros, cruzando un brazo por encima de los hombros de su esposa y otro sobre los míos, sujetando a Addy que está acurrucada contra mí. Su cabeza se asoma entre la mía y la de Ariadna y por su sonrisa de medio lado, sé que va a soltar una de las suyas.

—¿Preparadas para perder la apuesta, señoras?

Su esposa lo mira con mala cara, cruzándose de brazos al mismo tiempo que se separa de nosotros.

—Mi hijo no la tocará hasta que sea mayor de edad —comenta con absoluta seguridad.

—Cariño, Zack no se acostará con ella hasta que no sea mayor de edad, pero serán novios antes.

Vale. Me parece bien que sean novios, el otro aspecto prefiero ni pensarlo. No estoy listo para eso y algo me dice que nunca lo estaré. Aun no creo que Kay esté embarazada, así que hablar de mi pequeña en esos términos es más de lo que puedo soportar.

Zion toma a su esposa por los hombros y la voltea hacia la pareja.

—Sé sincera y dime que no ves que, en estos momentos, sus miradas están gritándole a los cuatro vientos, lo que sienten el uno por el otro.

La pelinegra suelta un suspiro de derrota, pero no, ella no es de las que se rinden.

—Pero no lo ha hecho con palabras.

Sí lo ha hecho, pero ellas no lo saben.

Aún.

La canción se acaba y los tortolitos se separan. Zack mira a su alrededor y, al percatarse de que toda la familia los está mirando, se rasca la nuca con nerviosismo y evidente incomodidad. Yo no puedo evitar sonreír al ver su reacción y me da igual si descubre que lo acepto.

El pequeño Bolt se aleja a la mesa de sus amigos que lo observan acercarse con diversión y Tahira capta la atención de Annalía.

—En realidad sí lo hizo —dice Zion de repente—. Confesarse, me refiero.

Dejando a su esposa totalmente en shock, se da la media vuelta y se dirige a nuestra mesa. La pelinegra lo sigue con rapidez y cuando Addy me mira, yo le sonrío con maldad. Sin dejarla decir nada, sigo a los más locos en el mundo de los locos y el resto no tarda en unírsenos.

—¿Cómo que ya lo hizo? —Escucho preguntar a Ariadna cuando llegamos a ellos y yo agradezco que el volumen de la música aquí esté considerablemente más bajo. La verdad es que ya no estoy hecho para estos lugares.

Zion, sin dejar de sonreír, se sienta en el sofá alrededor de la mesa y, para darse más importancia, extiende sus brazos por el espaldar para luego mirar a su esposa con suficiencia.

—Lo que has escuchado. Zack ya se ha declarado.

Un jadeo femenino y colectivo, se extiende a nuestro alrededor y Emma es la primera en acercarse a su padre.

—¿Cómo que se declaró? ¿Cuándo sucedió?

—Hace como un mes. De hecho, le dijo que estaba enamorado de ella y…

—¿Le dijo qué? —Esta vez es Luciana que, acto seguido de que su hermana tomara asiento, se situó a su lado.

—Que estaba enamorado de ella. Incluso se han besado ya.

—¿Qué? —preguntan todas las mujeres a la vez.

—Eso no es cierto —replica Ariadna—. De ser así ustedes ya habrían reclamado la apuesta.

—Solo estamos esperando a que lo hagan oficial porque, por si no recuerdas, Zack piensa que Kyle no lo acepta. Si reclamamos nuestra victoria, él sabrá que no es cierto.

—No te creo —responde su esposa, cruzándose de brazos—. Hasta que mi niño no lo haga público, no creo en nada que salga de tu boca.

—Yo tampoco —dice Emma—. Te quiero, papá, pero ustedes por ganar son capaces de inventar cualquier cosa.

La chica le da un beso a su padre y se aleja de la mesa, ubicándose junto a su madre. Le sigue Luciana y poco a poco todas las mujeres se ponen de parte de la pelinegra.

—Como quieran —les digo—. Hemos ganado y ya sea ahora, o después, ustedes se darán cuenta.

—Por cierto, ¿dónde están? —pregunta Daniela y todos miramos hacia la pista, pero no hay rastro de Annalía; del chico que anda con ella sí.

Busco a Zack en la mesa de sus amigos y no está, en su lugar, Tahira conversa con ellos sin dejar de mirar a su prometido.

Suspiro profundo. Menudo lío tiene esa chica.

Ariadna comienza a caminar hacia la pista de baile, pero Zion, con una agilidad que me sorprende en alguien de su edad, sale de entre la mesa y la detiene sujetándola por la muñeca.

—¿A dónde vas?

—A buscar a mi hijo antes de que me haga perder la apuesta. Nunca hemos perdido, musculitos, y, definitivamente esta no será la excepción; no mientras esté en mis manos.

El rubio la jala hasta que sus cuerpos quedan a escasos centímetros de distancia, sorprendiendo a Ari.

—¿Y me vas a dejar solito?

Me río sin remedio ante el puchero descarado que hace mi amigo.

Busco a mi esposa con la mirada y la muy maldita ya está corriendo a la pista.

—Dile al Dj que ponga Disparos de Dani Fernández —le pido al esposo de Sabrina y salgo detrás de mi rubia favorita.

No sé dónde se han metido Zack y Lía y, honestamente, me preocupa un poco, pero confío en él. Lo que sea que esté pasando, ninguna de las mujeres lo puede impedir; esto es cuestión de vida o muerte.

La discoteca no está muy llena, pero tiene suficientes personas como para que la huida se le dificulte un poco y, por esa razón, no tardo en alcanzarla, justo cuando los primeros acordes de esa canción que tanto significa para nosotros, se extienden por todo el lugar.

Tomo a mi esposa por la cintura y pego su espalda a mi pecho, ella se retuerce un poco, pero se detiene cuando dejo un casto beso en su clavícula. La siento estremecer entre mis brazos.

—“Aún recuerdo tu disparo de calor” —canto en su oído y al sentir cómo su cuerpo se relaja en mis brazos, sé que he ganado—. “La atracción que se genera en un instante.” —Le doy la vuelta para que me enfrente y su preciosa sonrisa hace que mi corazón se estremezca.

Coloco un mechón de su cabello detrás de su oreja y nos muevo hacia los lados sin dejar de admirarla ni un segundo. Sé que al inicio de nuestra historia dije que ella no era mi tipo, que lo mío era las CAT, pero estaba equivocado. Addyson Scott es lo que siempre estuve buscando incluso cuando no lo sabía. Ella es mi razón de ser, la mujer que le ha dado sentido a mi vida, la que me alegra el día con solo una sonrisa; esa que me parece la criatura más hermosa que ha pisado esta tierra; belleza que no ha desparecido ni con el cursar de los años.

—“Reconozco que me siento un perdedor, que mi cuerpo ya no puede controlarse.”

Cruza los brazos por detrás de mi cuello y yo acerco mis labios a su oído para cantarle como tantas veces lo he hecho a lo largo de nuestro matrimonio.

—“Yo vivía en una especie de ficción y la cruda realidad en otra parte. Hubiera jurado que no caería en tus manos.” —Deposito un beso en su clavícula para luego morderla con suavidad.

Inclina su cuello para darme mejor acceso y mientras rozo su piel con la punta de mi nariz, continúo cantando.

—“Sé que no debí quedarme a negociar y hacerme vulnerable a tus disparos al aire; pero nunca me gustó quedarme atrás y me declaro culpable, de no evitar lo inevitable.”

»“Si tus labios me provocan adicción.” —Dejo un beso sobre los suyos, haciéndola reír—. “Y tu movimiento puede dominarme.” —Beso su mejilla derecha—. “Tú querías ser mi centro de atención.” —En la otra—. “Yo caía en tu forma de mirarme. Hubiera jurado, que no caería en tus manos…”

Y mientras el estribillo vuelve a sonar estremeciendo nuestros cuerpos como esa primera vez en la fiesta en la playa, al calor de la fogata cuando la cantamos juntos o cuando se convirtió en nuestra canción en esa pista de patinaje, tomo sus labios en un beso feroz que ella me devuelve como el mismo ímpetu.

Puede haber pasado más de treinta años desde que ese reloj cayó en mi frente, pero cuando estamos juntos sigue existiendo esa química que nos atrajo el uno al otro, esas ansias por comernos el mundo, los deseos de estar el uno para el otro en las buenas y en las malas, tan o más fuertes que antes.

—Eres malo, ¿lo sabías? —pregunta cuando nos separamos en busca de aire.

—Soy lo mejor que te ha pasado. —Dejo un beso en la punta de su nariz y ella sonríe.

Vagamente soy consciente de que la música ha cambiado, pero no la suelto, seguimos moviéndonos al mismo ritmo y no tiene nada que ver con la apuesta. Hacía mucho que no salíamos sin tener a los niños revoloteando a nuestro alrededor. Se siente un poco liberador, para qué mentir.

—Eso es cierto, pero sabes que no me refiero a eso.

Sonrío. Claro que lo sé.

—¿A qué de refieres? —Beso su mejilla.

—A que estás jugando sucio. Tú y todos los demás.

Me permito mirar unos segundos al resto de la familia y todos los hombres están luchando fuerte para vencer.

Dejo un beso en su otra mejilla.

—No estamos haciendo nada. —Beso sus labios suavemente.

—Estás derritiendo mi cerebro, Kyle. Se me hace imposible pensar con claridad cuando te tengo en plan romántico. Tú solo quieres ganar la apuesta.

—Te equivocas, cariño. —Beso su frente, algo que sé que ama en demasía—. Soy romántico porque te amo y, que yo sepa, no estoy haciendo nada que ustedes no hayan hecho ya.

A mi mente viene la boda de Sabrina hace tantos años ya y el momento en que nos dimos cuenta de que Aaron y Emma habían desaparecido. Maikol, Zion y yo quisimos salir a buscarlos y ellas nos entretuvieron con cerveza, besos deliciosos y coqueteos descarados.

Nosotros simplemente hemos aprendido de las mejores. Ahora no se pueden quejar.

—¿De verdad se le declaró?

Asiento con la cabeza.

—Y, ¿cómo te sientes tú al respecto?

—Bien. Me sorprendió la idea, pero me gusta.

—A mí también.

Estoy a punto de besarla nuevamente, cuando una mano se posa en mi hombro. Miro hacia atrás y me encuentro con Aaron que me señala algo con su barbilla. Sigo la dirección y me encuentro con Zack y Annalía, uno al lado del otro, acercándose al grupo.

Ella se retuerce los dedos sin parar, gesto que me indica que está nerviosa y él tiene sus manos hundidas en los bolsillos delantero de sus pantalones. Lo importante de todo, es la hermosa sonrisa que adornan sus rostros.

No sé que ha pasado y, honestamente, no quiero pensar en eso con profundidad, pero definitivamente algo ha cambiado en su relación.

—¿Aún tienes alguna duda, cariño? —pregunta Zion por encima de la música y Ariadna lo fulmina con la mirada.

—Hasta que no salga de su boca, ni piensen que han ganado. —Lo señala con un dedo, evidentemente enojada—. Llevamos más de treinta años de victoria en victoria y primero muerta, antes de perder ese récord, ¿entendido?

—Lo que tu digas, cariño mío, lo que tú digas —le dice su esposo y su enojo aumenta, si es que eso es posible.

Tenemos que reclamar esa victoria antes de que a Arianna se le ocurra cómo voltear el juego a su favor.

~~~£~~~

Es un capítulo corto, pero es solo para conocer la reacción de esta loca familia.

Espero que les haya gustado

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro