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Capítulo 7.

Capítulo 7. Un respiro.

“Estoy intentando con todas mis fuerzas no actuar como me siento”

Nate.

Observo la ciudad con los ojos abiertos, cómo si fuera un niño pequeño, bajo un poco el vidrio del auto y siento el aire fresco mover mis cabellos.

—¿Creí que te irías con Nelly?

—Pensé en hacerlo pero no...no sé cómo hacer esto. Esa mujer es mucha mujer para alguien cómo yo. 

—¿Cómo tú? —volteo a verlo —. ¿Qué eres un extraterrestre o qué?

Sonrío un poco y niego con la cabeza.

—Nada de eso. Pero ella intimida con su sola presencia.

—Lo sé —se acomoda en el asiento —. Pero tú la amas así que no entiendo cómo es que no quieres estar con ella...solo, no lo entiendo.

—¿Y a ti por qué te preocupa tanto esto, eh?

—No lo entiendes, Nate. Nelly es de poca paciencia y sé que ella te ama pero si tú sigues con esta actitud le va a importar muy poco el amor que siente por ti, te va a mandar directo a la mierda en un segundo y después te vas a dar cuenta de lo que has dejado ir, pero ya será muy tarde.

—¿Te preocupas por mí? —levanto una ceja.

—Me preocupo por tu futuro y el de tu hijo.

No digo nada más en el transcurso del hangar a la casa y es que exactamente no sé que decir. Es raro que ahora esté casado y tenga un hijo. Aún no lo puedo creer.

El taxi se detiene frente a la casa de papá, Seth le paga al taxista y salimos del coche, sacamos las maletas y esperamos que la puerta se abra, reconozco a Dan y cuando me mira abre los ojos y me abraza.

—Eres tú —dice.

—Soy yo, Dan —me palmea la espalda.

—El señor Jared estará muy contento por verte —mira a Seth a mi lado y chocan los puños.

—Vamos, y gracias Dan —entramos a la propiedad que está cómo la última vez que recuerdo. Cruzamos al jardín y cuando estamos frente a la puerta esta se abre de repente dejando ver a un Jared un poco mayor. Cierto, él tiene dos años más de lo que yo recuerdo.

—Hijo —hace la puerta a un lado y me da un abrazo que jamás me había dado, es raro que haga esto porque lo único que recibimos de mi padre solo son reclamos y órdenes. 

—Pa...pá —respondo a su abrazo y disfruto de este pequeño momento entre él y yo.

—Me alegra saber que estás vivo y que estás bien, me alegro que estás aquí, Nate. No puedo creer que estás aquí —me separa de él y observa mi rostro, es cómo si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

—Ya quería regresar —Jared me sonríe. Me suelta y mira a Seth a quien solo estrecha la mano y mira por encima de su hombro.

—Ni preguntes por ella —le dice Seth.

—¿Tan siquiera hablaste con ella?

—No, porque sé que me va a decir que no.

—¿Por qué no? —papá frunce el ceño.

—Ya te dije, me iba a mandar a la mierda en el segundo que le dijera tu idea loca —Seth resopla.

—¿De qué están hablando? —los miro a ambos.

—Papá quería conocer a Mael pero ni siquiera se lo dije a Nelly era capaz de cortarme la garganta en ese instante.

—¿Qué? —miro a papá.

—Es mi nieto —se da la vuelta y empieza a caminar por el pasillo hacia la sala. Seth y yo dejamos las maletas a un lado de la puerta y caminamos detrás de él —. ¿Está mal que quiera conocer a mi nieto?

—No, pero…

—Ella odia a esta familia —Seth y yo nos sentamos en el mismo sofá. Este se deja caer a mi lado.

—Ella te odia a ti.

—Y a ti también Jared, primero come vidrio antes de traer a su hijo a esta casa para que tú lo conozcas.

Papá suspira.

—Está bien, ya hablarán con ella después —asentimos con la cabeza —. ¿Cómo fue el viaje? 

Volteo a ver a Seth cuando hace un sonido de aburrimiento con la garganta y deja caer la cabeza en el respaldo del sofá.

—¿De verdad tienes que hacer estas preguntas?

—Bueno, sé por ti que estaba bien cuidado y que...bueno lo demás que ya sabemos todos.

—Mejor dime tú —Seth se desliza un poco hacia delante —. ¿Dónde carajos está Travis y que maldades está haciendo ahora?

—¿Travis? —pregunto. Seth asiente con la cabeza —. ¿Nuestro primo?

—Ese mismo. El cabrón está aquí y eso no me gusta.

—¿Quien quieres que se haga cargo del negocio? Ustedes tienen sus vidas hechas y no voy a dejar que regresen a este mierda —papá hace un movimiento con la cabeza.

—¿Y tiene que ser ese imbécil?

—Sabe cómo hacer este trabajo.

—Eso no le quita lo imbécil.

Travis siempre ha sido un problema, le gusta meterse en ellos y es cómo un imán que los atrae también. No me gusta saber que está aquí y que está cerca de nosotros, menos de Mael.

—A mí tampoco me gusta que esté aquí.

—Bueno mientras piensan en algo mejor se va a quedar aquí. 

Dice de tajo, sabiendo que su palabra siempre se cumple.

Platicamos un poco y le platico a mi padre lo poco que vi de Suiza, que no fue mucho. También del tiempo que estuve en el hospital y cómo me trataron ahí. Le digo poco de Nelly ya que tampoco sé mucho de ella. No sé nada de la mujer con la que compartí muchas veces la cama y con la que estoy casado.

—Ya me voy —Seth aparece en la puerta de mi habitación. Se apoya del marco de la puerta y mira cómo observo mi habitación.

—¿Tan rápido?

—Quiero ver a mi hija, Nate, y mi esposa —eso me hace sentir mal.

—Entiendo —le sonrío —. ¿Pero nos vamos a ver en estos días?

—Te mando la dirección para que vayas a visitarnos y conozcas a las dos princesas de mi casa.

Seth entra a la habitación y me da un abrazo que me toma por sorpresa.

—No sabes lo bien que me siento al saber que estás vivo —palmea mi espalda —. No volveré a decepcionarte —nos separamos y me sonríe, genuino.

—Sé que no lo harás.

Aunque no entiendo muy bien a que se refiere.

—Te veo pronto, Nate.

—Nos vemos, Seth.

Veo cómo se aleja y baja las escaleras. Entro a mi habitación y pienso en la palabras de Seth, necesito estar con mi familia, necesito convivir con ellos y saber si aún se puede rescatar la relación tan bonita que dijo Nelly que teníamos ella y yo.

Quiero recordar todo eso, saber cómo es que nos conocimos ella y yo, revivir aquellos momentos que me hicieron enamorarme de ella y cuando nos casamos.

—Recuerda, por favor, recuerda —golpeo mis sienes con impotencia al saber que ningún recuerdo está presente. Temo que nunca pase, temo que jamás voy a recordar nada, nunca, y que esto será una condena para mí y los que me rodean.

****

Casi no pude dormir pensando en ellos, solo daba vueltas en la cama, mi cabeza me traicionaba recordándome aquella escena de Nelly y el tal Blake platicando y cómo él la miraba a ella.

Seth tiene razón, a Blake le gusta Nelly.

Me doy un buen baño y cuando bajo veo a mi papá en la mesa desayunando ya.

—Buenos días.

—Buenos días, Nate —deja la taza encima de la mesa y me sonríe —. ¿Cómo amaneciste?

—Bien, dormí en mi cama —jalo la silla al lado de mi papá y me siento a su lado. 

—¿Vas a salir?

—Voy a ver a Nell. Hay un tipo que...—miro a papá que parece curioso y pienso que jamás había estado curioso por algo que yo le dijera.

—¿Qué?

—Es su jefe, y por cómo él la mira a ella sé que le gusta, y eso...—me quedo callado.

—Te molesta ¿no es así? 

—Algo muy en el fondo de mí me hace sentir ¿celos? —suspiro —. Sé que no debería ser así ya que prácticamente no la conozco pero es así, siento celos cuando él está cerca.

—Es normal —dice papá —. Quizá algo en tu interior sabe que ella fue tu esposa y eso te hace sentir celos de ese tipo.

Hago una mueca de disgusto al saber que mi padre tiene razón, él siempre tiene razón en todo al igual que la tiene Seth.

Papá y yo desayunamos juntos. No recuerdo haber desayunado con él así, menos platicando cómo lo hemos hecho, fue raro estar así con él.

Subo a mi auto y salgo de la casa, le pido a Seth la dirección de Nelly, ya que no sé ni siquiera dónde vive. Esto no es posible. 

Llego a Queens y busco la dirección donde vive ella, la zona es una de las más ricas de todo el lugar, las casas tienen grandes rejas y todas cuentan con seguridad. Cuando encuentro la casa me detengo y apago el auto. Salgo y toco el timbre del interfono.

—¿A quien busca?

—Soy Nate Beckett y busco a Nelly.

—Un momento por favor —unos segundos más tarde la reja se abre y detrás aparece una mujer un poco mayor que me sonríe al verme. Por cómo me sonríe supongo que ella me conoce a mí.

—¿Usted me conoce? 

—Soy la Nana de Nelly —extiende la mano y agarra la mía. Entramos a la casa. Es muy grande y bonita —. Pasa, Nelly está con alguien pero al ver que eres tú seguro que no le importa que hayas pasado.

—Gracias —le sonrío y dejo que me guíe dentro de la casa. Entramos y espero que cierre la puerta principal. Escucho un par de voces que vienen de algún lugar de la casa.

—Por aquí —me guía y yo la sigo sin saber muy bien dónde vamos. Cuando entramos a la sala veo a Nelly con el tal Blake.

—Nelly —dice la mujer a mi lado y de inmediato dos pares de ojos se posan en nosotros. Nelly abre los ojos y el tipo a su lado borra la sonrisa en sus labios.

—¿Nate? ¿Qué haces aquí?

Seth.

El taxi se detiene frente a la casa, abro la puerta y salgo, saco las maletas de la cajuela y subo los escalones de la casa. Las luces están encendidas y espero que Ileana y Margot estén despiertas, aunque lo dudo mucho de esta última.

Abro la puerta y la empujo con la rodilla, meto las maletas y las dejo a un lado de la puerta. Cierro la puerta y empiezo a buscar a Ileana con la mirada, no hablo, no grito ya que sé que si la bebé está dormida la puedo despertar e Ileana me mata, seguro me mata y me hace dormir en el sofá.

Busco en la sala y no están, voy hacia la cocina y no hay nadie. Decido subir por el ascensor hasta la segunda planta, llevo las maletas conmigo y las dejo afuera en el pasillo a un lado de la puerta de nuestra habitación, empujo la puerta y me quedo apoyado en la puerta cuando veo a Ileana acostada en la cama con Margot a su lado. Las dos están dormidas y parecen dos pequeños ángeles.

Entro a la habitación y cierro la puerta sin hacer ruido, me quedo de pie a su lado admirando a las dos personas que me hacen feliz y que necesito más en la vida.

—¿Seth? —Ileana abre los ojos y me sonríe al verme de pie frente a ella —. Estás aquí —se frota los ojos y se sienta con los pies estirados sobre el colchón.

—He regresado, cariño —se baja del colchón y cuando rodea la cama para acercarse a mí no puedo evitar no acercarme para abrazarla. La aprieto tan fuerte que puedo sentir cómo sus huesos crujen bajo mis brazos.

—Te extrañé mucho —sus brazos rodean mi espalda.

—Y yo te he extrañado a ti —nos separamos y le doy un casto beso sobre los labios. 

—¿Cómo salió todo? —pregunta y salimos de la habitación.

—Bien. Nate está bien en todo lo que cabe, no recuerda nada —nos quedamos a medio pasillo y pienso en Nate, en cómo parece perdido y no sabe nada de lo que ha pasado a su alrededor estos últimos años —. Nada de lo ocurrido los dos últimos años.

—¿Nada? —frunce el ceño. Parece confundida.

—Absolutamente nada y temo que no recuerde nunca, lleva así tres meses. 

—Eso debe ser tan frustrante para él.

—Para él y para todos, ni siquiera sabe quien es Nelly —me encojo de hombros y suspiro resignado —. Ella está muy mal, nunca la había visto así y no quiero pensar mal pero si Nate sigue así de distante ella se va a ir a Suiza y jamás va a regresar.

—Pero ¿y su hijo? —Ileana hunde las cejas.

—No sé, no sé que vaya a pasar si ella se va. No sé que será de Nate sin su hijo.

—Tienes que hablar con él —dice mi esposa poniéndose de puntitas y apoyando sus manos en mis hombros. Sus grandes ojos azules se iluminan —. Hazle ver las cosas y dile que tiene que hacer un esfuerzo por acercarse a ellos y convivir con ellos cómo la familia que son. 

—Lo sé, tienes razón y debo hablar con él. No quiero ver a Nate destrozado por una mala decisión que lo haga arrepentirse después.

Ileana me sonríe y me da un beso sobre los labios.

—Vamos a cenar que muero de hambre.

Le asiento con la cabeza. Antes de bajar ponemos almohadas alrededor de la cama para que Margot no se caiga de la cama, le doy un beso a mi bebé y bajamos a cenar.

—¿Y Dixon dónde está?

—Salió a no sé donde y no creo que tarde, hace rato que salió ya —me molesto.

—Le dije que no debía dejarte sola y es lo primero que hace —me siento en uno de los bancos de la isla —. Cuando llegue me las va a pagar.

—No te molestes con él —Ileana deja frente a mí un humeante plato con sopa —. También tiene vida social. 

—No es eso. Sabes que no me gusta que estés sola, no confío en nadie.

—¿Ni en ti? —levanta una ceja y se sienta frente a mí.

—Antes, no, ahora sí —le doy un sorbo a la sopa y meto la cuchara a mi boca —. Que rica sopa. 

Ileana me sonríe.

—Sabía que ibas a venir y quise hacerte algo rico de cenar —me acerco a ella y le doy un beso en la nariz.

—Tú me conoces muy bien.

Aún hay secretos que ella no sabe de ti.

Me quedo pensando y noto que Ileana me mira mucho.

—¿Pasa algo?

—Sí —la miro a los ojos —. Hay algo que he querido decirte desde hace algún tiempo pero...la verdad he sido muy cobarde para hacerlo, no he sabido tampoco cómo decírtelo, no sé por dónde empezar.

—Solo empieza por el inicio —dice con obviedad y me sonríe.

—Ese es el problema, no sé donde empezó todo, y tampoco sé si ya haya terminado, aunque no creo que sea así, es más…

—Seth, solo dilo.

—Nelly me odia porque yo…

Y de repente Margot empieza a llorar e Ileana corre a su auxilio.

—Después me dices, vale —me dice corriendo escaleras arriba.

—Vale —remuevo la sopa con la cuchara y apoyo mi mejilla en mi puño.

Creo que al final no será tan fácil decirle a Ileana porque es que Nelly me odia tanto y todo el daño que le hice. Quiero hacerlo, desde hace meses he querido decirle pero siempre, por una o por otra cosa no he podido, no sé cómo se lo vaya a tomar pero sé que no muy bien. 

Nelly.

Me di un buen baño mientras Mael estaba dormido, espero que cuando sea grande también sea así de tranquilo y solo le guste estar en casa. Espero que sea un niño tranquilo y que no le guste meterse en problemas cómo la familia de su padre.

—Katrina —me doy la vuelta hacia ella que cuida a Mael mientras duerme, además aprovecha para ver una película.

—Dime, Nelly.

—¿Puedes cuidar de Mael mientras hablo con Blake?

—¿Él está aquí? —abre los ojos, sorprendida.

—Sí, vino por unos negocios y tenemos que cerrar uno con unos empresarios.

—Vaya. Eso está muy bien, aún tienes trabajo y eso es bueno ¿no?

Pienso.

—Creo que sí, no sé. No sé nada.

—Ve y haz lo que tengas que hacer que yo cuido de Mael.

—Gracias —le sonrío y salgo de la habitación.

Cruzo el pasillo y bajo las escaleras. Espero en la sala con el portátil encendido y el trabajo terminado para Blake. Mamá aparece con una bonita sonrisa en los labios.

—Me gusta que estés aquí —camina hacia mí —. Creo que a todos les gusta que estés aquí. 

—Y a mí me gusta estar aquí, no sabía que extrañaba tanto esta casa hasta ahora que estoy aquí —suspiro.

—No te sientas obligada a nada, pero recuerda que aquí tienes a tu familia y que estamos dispuestos a todo ustedes dos —asiento con la cabez y mamá sale de la sala.

En pocos minutos escucho que la puerta principal se abre, escucho voces y una de ellas es de Blake, al verlo me pongo de pie y cuando estamos cerca me abraza. 

—Me alegra saber que tu viaje estuvo bien y que ya estás aquí —nos separamos.

—Es raro estar aquí pero...me gusta —me encojo de hombros —. Ven siéntate —lo invito a sentarse a mi lado y cuando le voy a explicar el trabajo Nana aparece con una bandeja en sus manos.

—Tu madre me pidió que les trajera esto —sonríe por cortesía y deja la bandeja que tiene bebidas y botanas encima de la mesa.

—Gracias Nana.

—De nada mi niña.

Se aleja y nos deja solos.

—¿Y Mael?

—Arriba con Katrina.

Blake agarra un vaso y le da un trago.

—¿Trajiste a Katrina? —levanta una ceja.

—¿Creás que la iba a dejar? Ella se ha convertido en una persona muy importante para mí así que me la traje.

—Eso habla muy bien de ti.

—Mis padres me han enseñado que no importa si es de tu sangre o no, cuando una persona significa algo en tu vida, tu deber es protegerla de cualquier peligro y yo no podía dejar a Katrina en Suiza, menos sola.

—Ella es una buena persona, al igual que tú. 

—Soy todo menos una buena persona, Blake. Tú solo conoces la mitad de mí, no conoces a la verdadera Nelly.

No conoces a la que ha matado para sobrevivir, ni a la que se ha llenado las manos de sangre de personas inocentes, tampoco a la que es capaz de hacer todo por sus seres queridos y espero que nunca la conozcas.

—Nelly ¿estás bien? —parpadeo y volteo a ver a Blake que me mira confundido.

—Solo estaba pensando.

—¿Ya piensas? 

—¡Oye! —le doy un golpe en el brazo y él se ríe de lo que ha dicho.

—Nelly —escucho la voz de Nana y cuando volteo a verla ella no está sola, Nate está a su lado con le ceño fruncido y viendo a Blake que parece confundido también.

—¿Nate? ¿Qué haces aquí?

De inmediato me pongo de pie y me acerco a él.

—Yo vine a ver a Mael y...a ti —parece algo molesto. Me mira y me sonríe —. Pero veo que estás ocupada.

—Mael está arriba.

—¿Podemos hablar un momento?

—Claro. Blake me esperas un momento, por favor.

—Sí, Nell, no te preocupes —camino delante de Nate y salimos al patio trasero. Él parece nervioso y no entiendo por qué, no dice nada y eso me pone nerviosa a mí.

—¿Pasa algo, Nate?

—¿Qué hace él aquí? —abro los ojos al comprender a dónde va con esa pregunta.

—Él es mi jefe por si no lo recuerdas y está aquí porque está cerrando un trato con unos empresarios.

—Creo que es mucha coincidencia que esté aquí al mismo tiempo que nosotros.

—Sé a que va esta conversación —me río por lo ridícula que es esta conversación.

—No le veo la gracia a esto, Nelly.

—Pues a mí sí porque no tienes porque estar molesto porque Blake esté aquí hablando de negocios y tú menos que nadie puedes reclamarme nada…

—¡Somos esposos!

—¡Y eso no te importó ayer cuando preferiste ir con tu padre antes que venir conmigo! ¡Tampoco te importó si a mí me dolía o no tu maldita actitud! No me vengas con estas estúpidas escenas de celos, Nate, porque no te quedan. No has sabido ser un esposo y no me importa que pongas de pretexto la maldita amnesia, estoy harta que ese sea tu justificante. Estoy harta Nate que sea tan débil por ti, estoy harta de este sentimiento que solo me hace frágil.

Me limpio las lágrimas con furia, ya no quiero llorar por Nate, por nadie, no más.

—¿Pero sabes qué? —Nate parece confundido —. No más, haz con tu vida lo que te plazca que a mí no me importa, si quieres ser parte de nuestras vidas está bien, Nate y sino quieres también está bien. Ya no voy a rogar por migajas de tu amor cuando a ti no te importa el dolor que siento cada vez que prefieres a otras personas antes que a nosotros.

»Puedo ser una mala persona y sé que me merezco muchas cosas malas pero yo no merezco las migajas de tu amor. No merezco que me trates así cuando solo he visto por ti desde que nos conocemos, no merezco tu indiferencia cuando tú eres todo a mi alrededor y sabes qué, no merezco estar pidiendo algo que debe nacer de ti.

—Nelly, lo lamento pero no puedo darte algo que no siento.

Siento un nudo en la garganta pero me prohibo a mí misma a llorar por él. Nadie se merece mis lágrimas y aunque amo a Nate más que a mi vida no se merece que esté rogando por un amor que yo tengo por los dos.

—Está bien —asiento con la cabeza, entendido que él no me ama y que tampoco puedo forzarlo a sentir algo que no le nace sentir.

—Nelly, yo no quise...

¿Decir eso? Pero lo dijo, y ya es muy tarde.

—Mael está con Katrina en mi habitación —oh sí, Nate no sabe siquiera cual es mi habitación —. Subiendo las escaleras a mano izquierda, es la última puerta del pasillo.

—Nelly...

—Última puerta a mano izquierda —repito y paso a su lado. Mi orgullo y mi dignidad pueden más que yo.

—Nelly —le escucho decir con voz baja y algo arrepentido.

Lo siento cariño, somos mucha mujer para un hombre.

—¿Pasa algo? —pregunta Blake cuando llego a la sala. Niego con la cabeza y me siento en el sofá, agarro el vaso con agua y le doy un largo trago para pasar lo amargo en mi garganta.

—No pasa nada —le sonrío disimulando la tristeza en mis ojos. 

—¿Segura? —levanta una ceja.

—Sí, no te preocupes, estoy bien ¿En qué estábamos? —mi cerebro intenta rebobinar lo que pasó minutos antes de que Nate llegara —. Ah sí, ya recordé. Mira, no puedes desaprovechar la oferta que te dan, es muy buena y creo que con un poco de inversión que vas a recuperar en unos meses esa empresa se va por los cielos, con empeño todo se puede Blake...

Le explico a Blake como debe convencer a sus socios para que acepten comprar la empresa, él es el dueño absoluto de todas y cada una de ellas pero debe consultarlo con los socios minoristas. Después de un buen rato en el que hablamos y hablamos él se va y yo me quedo sola en la sala. No quiero subir porque sé que Nate está allá arriba y no quiero verlo, no por ahora y eso que es lo que más anhelaba desde que lo conocí.

—Te veo muy preocupada ¿Pasa algo? —volteo y miro a Cami que se acerca a la sala, se sienta a mi lado apoyando el codo en el respaldo del sofá.

—Nada. 

—A mí no me engañas, sé que te pasa algo y me lo vas a decir —me señala con el dedo.

—No sé si pueda seguir con esto, Nate...todo me está consumiendo lentamente y ya no quiero esto.

—Yo te entiendo —pone una mano en mi rodilla —. No es fácil para ti, de un día para otro todo cambió entre ustedes.

—Él ya no me mira con ojos de amor y eso duele.

—Ay Nelly —Cami me atrapa entre sus brazos y es lo mejor que me ha podido pasar hoy. Se siente tan real y tan cómodo que alguien te abrace cuando estás pasando un mal momento, no sé cómo hay personas que no se permiten este lujo con nadie.

Que alguien te abrace de esta manera hace que cada una de tus piezas rotas se reconstruyan por sí solas.

—Tienes que olvidarte un momento de esto, —la miro algo confundida, aún conmigo entre sus brazos —. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo uno de estos días? Así te olvidas un poco de todo esto, no es bueno que pienses demasiado las cosas.

—Lo sé —suspiro —. Creo que te voy a tomar la palabra.

—Ya sabía yo que mi poder de convencimiento aún dada efecto.

—Sabes que no me puedo resistir a tus encantadoras palabras —me da un beso largo en la mejilla y cuando se separa me mira con mucho amor.

—Creo que si nunca hubieras conocido a Seth te hubiese pedido ser mi novia —no me sorprende que me diga esto. Y menos me sorprende lo que yo le respondo.

—Y creo que yo me hubiera enamorado de ti.

—Soy irresistible, bebé —me hace un guiño y ruedo los ojos. Nos ponemos de pie y en ese momento Nate aparece bajo el umbral de la puerta. 

Sigo molesta así que finjo que su presencia no me inquieta hasta los huesos.

—¿Puedo venir mañana?

—Puedes venir las veces que quieras.

—Ya dijo Vera que esta es tu familia —dice Cami.

—No creo que le interese tener una familia como la nuestra.

—No digas cosas que no salieron de mi boca.

—No me hables.

—Actuas como una niña —me dice Nate.

Cami solo nos mira.

—Y tú actúas como un... idiota, eso eres un idiota.

—Nelly.

—Habla con la mano —levanto mi mano a la altura de su rostro.

—¿Podemos hablar?

—¿Y quién te dijo a ti que yo quiero hablar contigo?

Nate traga saliva antes de hablar y mira a Cami que entiende esa mirada de “Nos puedes dejar solos por favor”.

Le niego con la cabeza a Cami para que no me deje a solas con él, pero ella hace lo contrario y se aleja con una sonrisa triunfante en los labios.

«Esta me la pagas Camila Rose, esta me la pagas»

—No quiero hablar, Nate —le digo cansada y fastidiada de tener siempre la misma conversación y nunca llegar a nada —. Solo quiero que todo esto termine, ya.

Veo que se acerca y no puedo ni respirar cuando está muy cerca de mí, esto nunca me había pasado, ni siquiera cuando apenas y lo conocía y me dio un baño desnuda. ¿Qué me está pasando? Demonios, no puedo ni pensar con claridad. Tenerlo tan cerca es como mi debilidad, es como no poder sostenerme y siento que voy a caer al suelo en cualquier momento.

Siento que mis piernas fallan en el momento en el que la palma de su mano se apoya con sumo cuidado sobre mi mejilla, un cosquilleo me recorre desde el cerebelo hasta la punta de mis pies. 

¿Cómo se respira?

Sus ojos se cierran y yo no sé que demonios está pasando, solo dejó que haga lo que él quiera, solo me dejo llevar por este momento.

La punta de su nariz roza con delicadeza la comisura de mis labios, recorre el camino hacia el otro extremo, su boca se abre lento para dar paso a sus labios apretando los míos, no entiendo nada. El beso es torpe como un niño que apenas y sabe atarse las correas de sus tenis. Es lento, es tierno y lo más importante ¡Nate me está besando! Ahora sí creo que me voy a desmayar.

Rodeo su cuello con mis brazos y lo atraigo a mi cuerpo que está deseoso de él, pero sé que para él es el primer beso así que haré que nunca se olvide de este día.

Meto mi lengua en su boca deslizando mis labios de un lado de su boca al otro, mis dedos se enredan en los cabellos de su nuca y lo empujo más cerca de mi rostro, que no quede un maldito centímetro que nos separe. Nuestros cuerpos se encuentran tan pegados que ni una aguja podría caber entre ellos. Nuestras lenguas danzan en nuestras bocas, conociéndose, descubriendo el sabor de la otra, queriendo más, siempre queriendo mucho más.

—Nate —me separo de él tirando de su labio con mis dientes, no me arrepiento ni cuando una gota de sangre brota de la piel rota.

—No te imaginas cuánto había querido hacer esto.

—No te imaginas tú cuánto había querido yo hacer esto.

Sonríe con sinceridad y vuelve a atrapar mis labios entre los suyos. Voy a disfrutar de este momento y no me importa si estamos todo el día aquí, si mis labios sangran, si mi cuerpo se descompone, solo quiero un beso de él


🔥🔥🔥🔥

¡Hola!
Creo que Nelly ya se merecía algo de paz ¿No? 🤔. Bueno ya veremos cuánto les dura la paz a todos 😂. Díganme en los comentarios si les ha gustado el capítulo y todo lo que piensan de lo ocurrido aquí, me encanta leer sus comentarios ya sean positivos o lo que sea.

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