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Capítulo 4.

Capítulo 4. Hacer las cosas bien.

"Me entenderás...Cuando te duela el alma cómo a mí"

Frida Kahlo.

Nelly.

Termino de firmar los papeles que me da el doctor y le entrego el folder junto con el bolígrafo.

—¿Eso sería todo?

Pregunto unos minutos después en los que ha revisado que mi firma esté bien para que Nate pueda salir de aquí.

—Sí —deja el folder a un lado —. Pero antes de que te vayas te quiero decir algo.

—Dígame.

—Dale tiempo a Nate, sé que esto no es fácil para ti, que por algún motivo no quieres estar en Nueva York, pero quizá solo así él pueda empezar a recordar.

—Asegúreme que yendo a donde todo empezó él va a recuperar la memoria —piensa —. No me lo puede asegurar porque no sabe que así será.

—No te puedo asegurar nada porque no quiero alimentar tus esperanzas y es muy probable que Nate nunca recupere la memoria.

—¿Cuanto por ciento?

—Cincuenta cincuenta —asiento con la cabeza —. Lo siento mucho, Nelly, lamento que esto te esté pasando, eres una mujer fuerte que no se merece que esto le pase, pero recuerda que todo pasa por algo.

—Lo sé.

—Lo único que te puedo pedir es que no lo presiones, deja que todo fluya, habla con él, dile cómo se conocieron ustedes, su primer beso, las citas que tuvieron, el tiempo que vivieron juntos, solo los buenos recuerdos.

Doctor si supiera las condiciones en las que Nate y yo nos conocimos no me estuviera pidiendo esto.

—Lo haré —me pongo de pie —. Mucho gusto doctor Albert —él se pone de pie también y nos estrechamos la mano.

—El gusto fue mío, Nelly, sabes que cualquier cosa me puedes llamar, no lo dudes —le sonrío.

—Lo haré, no se preocupe. Gracias por todo.

—No hay nada que agradecer.

Me da una última sonrisa y salgo de su oficina. Cuando cierro la puerta veo a Nate esperando en una de las bancas con su maleta a un lado.

Se ve tan tierno así.

Es mi Nate de hace un año.

—¿Nos vamos? —me acerco a él y al verme me sonríe, se pone de pie y agarra su maleta.

—Sí.

—¿No te vas a despedir de tus amigos?

—Lo hice por la mañana, además no quiero llorar de nuevo.

—Está bien —le digo y caminamos fuera de la clínica.

Nate y yo nos despedimos del personal con el que habíamos convivido por meses, algunos lloran y otros más nos desean suerte.

Salimos y abro la cajuela para que Nate meta su maleta. Cierro y subimos al auto. Nate mira con curiosidad las calles y todo lo que tiene frente a él. Hace mucho que no salía, todo esto es nuevo para él. Yo ya me había acostumbrado a esta ciudad, pero ahora debemos volver al único lugar al que no quiero volver.

—Es muy....bonito —mira a través de la ventanilla.

—Lo es —le digo y lo miro de reojo. Parece un niño que mira curioso todo .— Es una ciudad muy bonita —asiente con la cabeza.

—¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?

—Hace nueve meses.

—¿Hace nueve meses que pasó el accidente?

—Sí.

—¿Yo sabía que estabas embarazada cuando pasó todo?

—No. El accidente fue antes, uno o dos días después yo supe que estaba embarazada, tenía tres meses.

—Entonces nuestro...mi hijo tiene tres meses ¿no? —me mira unos segundos.

—Así es.

Pasan unos segundos en los que nadie dice nada, yo no sé que decir exactamente, no sé por dónde empezar.

—¿Conoces esta ciudad?

—Más o menos, cuando estabas en el hospital Alek me llevaba a diferentes lugares para conocer, no le gustaba que pasara mucho tiempo en el hospital, decía que me podía enfermar.

—¿Alek? —levanta una ceja.

—Mi primo Aleksei, es hijo de la hermana de mi mamá.

—¿Tienes hermanos?

¿Por qué me pregunta esto?

Suspiro.

—Uno, pero él falleció cuando tenía unos once años.

—Lo siento.

—No es tu culpa que toda mi vida esté llena de desgracias —sonrío un poco.

—¿Por qué dices eso?

Lo miro y él me mira con lastima.

—No me mires así, no me gusta que las personas sientan lástima por mí, nunca me ha gustado, tú nunca lo hacías.

—Perdón —se acomoda en su lugar.

Miro la hora en mi reloj y ya casi son las doce. Le dije a Seth que después de medio día y lo último que quiero es que él esté en la casa cuando yo llegue con Nate, primero necesito aclararle a ese pedazo de imbécil lo que está pasando con su hermano para que no diga alguna estupidez que arruine todo. Lo conozco y tiene una boca muy suelta.

Nate ya no pregunta nada y me alegra que sea así, porque por alguna extraña razón la lengua se me traba cuando estoy con él, es cómo si nos estuviéramos conociendo, bueno, al menos para él es así.

—Llegamos —detengo el coche frente a la casa y espero que la reja se abra. Nate mira por la ventanilla.

—¿Esta es tu casa?

—La compré hace meses, cuando llegamos aquí, mi madre me ayudó en eso.

—¿Cómo se llama tu mamá?

No le digas que Záitsev, él no sabe que eres hija de Víctor.

—Vera Petrova.

—Me gustaría conocerla —entramos a la casa y lo que Nate ve primero es a dos de los guardias que se pasean por el patio con armas en las manos.

—Hay muchas cosas que debo decirte —apago el auto y él solo asiente con la cabeza —. Vamos —salgo del auto y abro la cajuela. Nate se acerca y saca la maleta.

Empujo la puerta de la casa y cuando estoy dentro me hago a un lado para que Nate pueda pasar, él mira todo con curiosidad.

—Katrina estamos aquí.

Cierro la puerta y escucho pasos que vienen de arriba. Me acerco a las escaleras y la espero a que baje.

—¿Y Mael?

—Él está dormido.

—Lo siento por tardar tanto pero tenía que firmar algunos papeles y ya sabes.

—No te preocupes Nell.

—¿Nos puedes traer algo de tomar por favor?

—Enseguida.

Va hacia la cocina.

—Vamos a que veas tu habitación —Nate me asiente con la cabeza y subimos las escaleras.

Cuando llegamos al piso de arriba damos vuelta a la derecha y caminamos a la que será ahora su habitación. Esta queda al otro lado del pasillo y es mejor así, que no estemos tan juntos, porque la tentación es muy grande.

—Es esta —abro la puerta y dejo que él pase primero —. Aquí vas a dormir, mi habitación es la última del pasillo y Mael duerme conmigo. Si necesitas algo por la noche solo me dices.

Parece que va a decir algo pero aprieta los labios y solo asiente con la cabeza.

—Gracias.

—Nelly —me asomo al pasillo y veo a Katrina con dos vasos de agua y el rostro pálido.

—Sí.

—Te buscan allá abajo —por la mirada que tiene sé perfectamente quien es.

Y bueno no puedo atrasar esto más de la cuenta, es ahora o nunca.

—Ya voy —me acerco a ella y me entrega los dos vasos con agua —. Dile que ya bajo.

Se da la vuelta y baja las escaleras.

—Nate —lo pillo mirando por la ventana que da al patio de atrás.

—Sí.

—¿Puedes cuidar de Mael mientras atiendo allá abajo? No me gusta dejarlo solo, se puede caer de la cama —él se acerca y le entrego el vaso.

—Sí, claro —me doy la vuelta. Llegamos a mi habitación y mi pequeño está completamente dormido con almohadas a su alrededor.

—No tardo —asiente con la cabeza —. Estás en tu casa, Nate —le aclaro antes de cerrar la puerta y bajar las escaleras.

Cuando llego a la sala veo a Seth observando todo. Entre sus manos sostiene una foto de Mael y mía.

—Ya estás aquí —me acerco y le doy un trago a mi vaso. Siento la boca seca. Deja la foto en su lugar.

—Dijiste después de medio día —mira el reloj en su muñeca —. Son las doce con veinte minutos.

Ruedo los ojos.

—Como sea.

Lo invito a tomar asiento pero declina el ofrecimiento.

—¿Ahora sí me vas a decir todo?

—A eso has venido ¿no?

—Conociéndote esto es una trampa y seguro me matas.

—Soy mujer de palabra, Seth, no cómo tú —dejo el vaso encima de la mesita —. Bueno, ya estás aquí y cómo no me gusta alargar las cosas te voy a decir todo lo que ha pasado estos meses.

—Habla —hace un movimiento con su mano para que siga.

—Cuando disparaste una de las balas se alojó en la cabeza de Nate, él no murió —veo cómo el rostro de Seth se ilumina por la noticia —. Pero lo tuvieron que inducir a un coma.

Y toda esperanza se desvanece poco a poco.

Seth.

—¿Un-un coma?

Nelly asiente con la cabeza.

—¿Él...?

¿Nate está en coma?

Esto no me puede estar pasando.

—No, Nate no está en coma, despertó hace cuatro meses.

—¿Qué?

—Pero...—aprieta los labios cómo si le costara mucho decir lo que va a decir.

—Pero ¿qué Nelly?

—Prométeme que no vas a gritar, no te vas a alterar y nada de ese tipo.

—Dime

—Promételo, Seth.

—Dime lo que me tengas que decir de una puta vez.

—Nada de groserías en esta casa —me señala con un dedo.

—Nelly no me jodas y no...

—Nate perdió la memoria y no recuerda nada de lo que pasó hace dos años. Para él tu mamá está viva, tú eres un gran hermano y nada de lo que hemos vivido lo ha vivido él. Tiene veintidós años y tú veintitrés, no sabe quien soy yo.

Lo dice tan rápido que tengo que tengo que repetir cada una de sus palabras para poder entender bien.

Parpadeo confundido y me dejo caer en el primer sofá que veo.

—¿Qué? —me paso las manos por el cabello cerrando los ojos —. ¿Qué acabas de decir?

—Sé que no me crees pero es cierto. Nate no se acuerda de nada, estos últimos tres meses ha estado en una clínica que se especializa en lo que él padece, pero no ha logrado recordar nada, no hay avances y dice el doctor que existe un cincuenta por ciento de posibilidades de que no recuerde nada.

Esto es mi culpa.

Es lo primero que pienso. Si yo no me hubiese dejado llevar por mis impulsos nada de esto estaría pasando y Nate no hubiese perdido la memoria, Nelly estaría en Nueva York con su familia, Nate con su hijo y Jared no me odiaría así cómo lo hace.

—No sé que decir —me paso las manos por el rostro. Frustrado.

—No hay nada que decir.

Se sienta frente a mí en el sofá.

Nos quedamos en silencio, yo procesando lo que me acaba de decir y ella pensando. Su mirada se encuentra fija en un punto en el suelo.

—He pensado las cosas —la escucho decir después de un rato.

—¿Qué has pensado?

—Nate no recuerda el secuestro —traga saliva. Aún le cuesta trabajo decirlo —. Nada de lo que tú hiciste y...bueno, ya sabes a que me refiero.

—Sé a que te refieres —la miro atento.

—Entonces creo que lo mejor para él es que no lo digamos nada de eso, nada de lo que pasó hace meses en tu casa —levanto una ceja.

—No entiendo porque ocultarle esto.

—Tú y yo nos merecemos recordar todo, cada maldito segundo que hemos vivido, pero él no, Nate no se merece recordar esa mierda, Seth. Su corazón es muy noble para la cantidad de porquería que ha vivido estos meses.

—¿Y si él lo recuerda por sí solo? No crees que se va a molestar con nosotros por ocultarle las cosas.

—Si llega a recordar por sí solo está bien, no habrá nada que hacer, pero si llega a pasar que no pueda recordar nada es mejor evitarle todo ese daño ¿no crees? ¿No crees que Nate más que nadie se merece tener una vida normal? —levanta una ceja.

—Mujer inteligente —resopla —. No te agrado, eh.

—Te odio —dice sin pensarlo.

—¿Y por qué haces esto?

—Por Nate nada más, por él puedo fingir que eres el mejor cuñado del mundo aunque por dentro estés más podrido que un cadáver.

—Que linda persona eres —digo de manera sarcástica.

Me muestra el dedo medio.

—¿Y qué le vamos a decir?

—Tú solo sígueme la corriente pero no le digas nada del sótano, ni nada eso.

—Está bien —suspiro —. ¿Puedo ver a mi hermano ya?

—Espérame aquí —se pone de pie y la veo salir de la sala y subir las escaleras.

Sigo mirando las fotos de ella y Mael y efectivamente no hay ninguna de ellos tres, solo de Nate y ella antes del accidente, ellos en Nueva York. Ella no miente, es cierto todo, Nate no recuerda nada y si necesito mentir y ocultar cosas por su bien lo haré, esta vez haré bien las cosas.

Escucho pasos y voces, me acerco un poco a la puerta y veo que Nate y ella bajan las escaleras, Nell viene primero y detrás de ella viene Nate, mi pequeño hermano que parece confundido más que nada.

Para él eres el Seth de hace dos años, no el que secuestró a una mujer por venganza.

—¡Seth! —exclama en cuanto me mira y yo, no puedo evitar acercarme a él y abrazarlo. Paso al lado de Nelly quien me mira esperando que no diga o haga alguna estupidez.

—Nate. Dios, cuanto te había extrañado —le doy un beso en el cabello. Lo abrazo fuerte. Los ojos se me llenan de lágrimas al verlo, al escuchar su voz una vez más, saber que está vivo, que no lo maté y que aunque ha perdido la memoria él está bien. Mejor que nunca.

—Y yo a ustedes —nos separamos y pongo mis manos en sus mejillas. Veo sus ojos y en ellos veo la misma pureza de hace meses. No hay rencor ni nada de aquellos sentimientos negativos que existían cuando supo lo que hice.

Para Nate no ha pasado nada y yo soy un buen hermano, aunque esté podrido por dentro, cómo dice Nell.

—Han pasado muchos meses —asiento con la cabeza.

Los ojos me pican y tengo muchas de llorar. Es de débiles, lo sé, pero estoy tan feliz de ver a mi hermano.

—¿Estás llorando? —me pregunta Nate, confundido.

—Estoy feliz por verte, ya quiero que Jared te vea —miro por encima del hombro y Nelly niega con la cabeza una y otra vez.

—Yo también ya quiero regresar —miro a Nelly que me pide con la mirad que no continúe.

—Lo haremos, Nate, vamos a regresar.

Nos separamos y vamos hacia la sala. Katrina aparece en la puerta con algunas botanas y algo de beber. Se aleja y nos quedamos los tres solos.

Esto es tan incomodo.

Nunca me imaginé que algún día estuviéramos los tres juntos en una habitación sin querer matarnos. Menos con Nelly sin que ella quiera matarme. Es tan irreal esto.

—Entonces, ¿puedo saber que pasó para que yo perdiera la memoria? —la pregunta me saca de mis pensamientos y parpadeo. Comparto una mirada cómplice con Nell y veo cómo traga saliva.

—Fue en una emboscada, tú me salvaste la vida ¿verdad Seth?

—Sí.

—¿Tú estabas ahí?

—Nell me llamó por ayuda y...todo se salió de control, tú te interpusiste entre las balas y ella y fue así como...bueno, fue así cómo la bala...

—Así fue cómo la bala se alojó en tu cabeza y te pusieron en coma por tu salud.

—¿Y Jared estuvo de acuerdo con traerme aquí? —vuelvo a mirar a Nelly.

—Él te dejó ir —le dice ella y él la voltea a ver —. Mucho antes del accidente, tu padre te dio la libertad que tanto querías y al fin pudiste hacer todo lo que tú quisiste.

—¿Ah sí? —Nate nos mira a Nell y a mí. Asiento con la cabeza.

—Sí, tú hablaste con él y le dijiste que ya no querías ser parte de esto, que amabas a Nelly y que por ella te alejarías y Jared estuvo de acuerdo.

—¿Y qué hice con mi vida?

—Nos fuimos a vivir juntos, estabas estudiando para un examen para poder entrar a la universidad y nos casamos. A parte de muchas cosas más —ella suspira y desvía la mirada. Veo que se pone de pie, algo confundida y sale de la sala.

—¿Qué pasa? —pregunta Nate. Confundido al igual que ella y yo más.

—No sé, espera —me pongo de pie y sigo a Nelly, sigo sus pasos y entra a la cocina.

Cuando entro está apoyada en el filo del lavabo, llorando. Sus hombros suben y bajan.

—¿Nelly?

—Déjame en paz, Seth —veo que se limpia las lágrimas y deja de llorar.

—Conmigo no tienes que fingir, Nelly, sé lo que estás sintiendo en este momento —se da la vuelta y su mirada fría me dice todo.

—Tú no tienes ni una puta idea de cómo me siento, no te imaginas el dolor que ahora mismo me está quemando. Nate no recuerda nada, nada de lo que hemos vivido juntos y eso es lo que más me duele de todo. Así que cierra esa boca y no hables de lo que no sabes.

—Nelly yo...

—Cállate Seth, no digas nada más.

—Jared merece saber que su hijo está vivo, se lo debo, cree que está muerto.

—¿Quieres que lo vea para que sepa que está vivo o para sanar tu maldita culpa?

—No lo entiendes —niego con la cabeza —. He vivido en una maldita pesadilla estos meses, no te imaginas cómo me he sentido.

—¿Te imaginas cómo me he sentido yo? ¿Acaso tienes la menor idea de lo que es vivir mi embarazo sola, ver a Nate en coma y tener que criar a mi hijo sola? No la tienes Seth. No puedes venir a mi casa y pedirme un maldito favor cuando...

—Hazlo por lo que hubo entre nosotros. Si algún día sentiste algo por mí, por favor.

Bufa.

—No uses ese maldito pretexto conmigo, lo que tuvimos no entra en esta discusión.

—¿Ustedes estuvieron juntos? ¿Fueron novios?

Estábamos tan metidos en la conversación que no notamos la presencia de Nate. Está detrás de Nelly mirándonos a ambos esperando una respuesta. Nelly se voltea a ver a Nate.

—No fue nada —dice Nell —. No significó nada ¿verdad Seth?

Por la manera cómo me mira sé que no debo llevarle la contraria.

—No fue nada —miro a Nate.

—Fueron novios y debo fingir que no significa nada —levanta una ceja —. Creo que esto debí saberlo antes ¿no creen?

—¿Y en qué maldito momento te voy a explicar las cosas si te la pasas repitiendo que quieres regresar a Nueva York? —Nelly está molesta.

—No fue nada —repito —. Terminó hace meses, más de un año. Yo la traicione —Nelly me mira —. La engañe con otra y ella me mandó a la mierda cómo debía ser, no me merecía su perdón, no merezco siquiera pisar el mismo suelo que ella.

—¿En serio? —Nate mira a Nell.

—Tu hermano es un idiota, siempre lo hemos sabido pero algún día llegué a pensar que él...bueno, que él había cambiado y no era cierto, solo resultó ser un mujeriego, patan bueno para nada, traidor, más que nada eso, un traidor.

—Gracias por tus lindas palabras, Nelly.

Nate nos mira a ambos, no se ve muy convencido de lo que decimos.

—Vamos, Nate, ella te eligió a ti, me mandó a la mierda a mí, se casó contigo y te ama a ti, además yo tengo a mi esposa y una niña que esperan en casa.

—¿Te casaste?

Asiento con la cabeza.

—Sí, Nate, han pasado muchas cosas en estos meses, ya no soy el Seth que tú conocías.

Camino hacia Nate y rodeo sus hombros con mi brazo. Nos alejamos de Nelly y vamos hacia la sala. Hemos platicado mucho, evitando algunos detalles, obvio. Nelly no se ha acercado, la vi subir las escaleras y ya no bajó, creo que esto no le hace bien a ella.

—Ya me voy —apoyo mi hombro en el marco de la puerta y ella juega con Mael.

—Está bien —intenta esbozar una sonrisa pero no puede. Se ve muy mal.

—No le he dicho nada a Nate que no deba saber —ella se pone de pie y se acerca a mí.

—Gracias, Seth, pensé que esto sería peor pero no fue así —encoge un hombro.

—No te preocupes, Nelly, todo va a estar bien.

—Vamos a regresar Nueva York, pero antes debo arreglar unas cosas aquí, solo dame tiempo. Dile a Jared que vamos y mantenlo al corriente de todo lo que está pasando para que no meta la pata, por favor.

—No te preocupes, Nell, yo hablaré con él. Ya me voy —me doy la vuelta y me acompaña hasta la puerta donde Nate espera también.

—¿Mañana vas a venir? —pregunta Nate a lo que miro a Nell que me asiente con la cabeza.

—Mañana vengo —Nate sonríe y nos despedimos con un abrazo.

—Hasta mañana entonces.

—Hasta mañana, Nate, hasta mañana Nelly.

Les digo adiós y salgo de la casa. Subo a mi auto y conduzco hacia el hotel donde nos estamos quedando Gale y yo, cuando le llame a Jared y le diga que Nate está vivo no me va a creer, creo que se va a morir de la impresión.


🔥🔥🔥🔥

Espero les haya gusta el capítulo. Díganme en los comentarios que tanto les gustó y que piensan que pasará en los siguientes capítulos, yo solo les puedo decir que esto se va a prender 😏.



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