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Capítulo 14. (+18)

Capítulo 14. Salvar vidas.

"Tú tan fuego y yo tan decidido a quemarme"

David Sant.

Nelly.

Recibo insultos, escupidas, golpes y manoseos por todo mi cuerpo.

Siento que en cualquier momento me voy a desmayar. No he comido desde que estoy aquí y tengo tanta sed que ya no tengo saliva en mi boca.

Apenas y puedo sostenerme, estoy tan débil. Necesito salir de aquí, ya.

—Quiero que vean a la hija de Víctor Záitsev —Valerik me señala.

Nos encontramos en medio de una habitación, entra poca luz de las ventanas que tengo a mi espalda. Todos ellos están a mi alrededor, observando el espectáculo que ha montado Valerik para pisotearme, para burlarse de mí solo por ser mujer.

Cree que por tener pene tiene el derecho de humillarme cómo lo hace, de insultar mi inteligencia y mofarse de cada una de las desgracias que él ha traído a mi vida.

Juro que lo voy a matar, primero le voy a disparar en la entrepierna y después le voy a cortar el pene y haré que se lo coma, y voy a disfrutar, oh sí, disfrutaré verlo sufrir y la que va a reír seré yo. Voy a disfrutar tanto verlo pedir de rodillas.

La cascada de cabellos rubios y sucios cubre mi rostro, apenas y puedo ver su cara pero por el tono de voz que usa, me imagino que lo está disfrutando.

Disfruta todo lo que puedas porque esta perra se deshará de ti, lentamente.

—Quiero que vean su sucio cuerpo, su rostro descompuesto, su alma doblegada y mi marca en su cuerpo y quiero —se detiene frente a mí. Agarra un puñado de cabello y me hace levantar la cabeza, dejando expuesto mi rostro —...que recuerden que esto es lo que se obtiene con paciencia, con esmero.

Me voltea a ver.

—Cada que veas esa marca en tu cuerpo vas a recordar mi rostro, cada que veas tu cuerpo sabrás que fuiste mía, que yo probé tu coño y que fui el último hombre en tu vida.

Suelta mi cabeza y esta cae libre, no la detengo, solo me dejo caer.

Escucho risas resonar por toda la habitación, y eso, lo único que provoca en mí es querer matarlo con todas mis ganas.

—Llévenla a mi casa, bañenla y que le pongan ropa.

—¿Qué harás con ella? —habla la escoria de Travis.

—Llevarla a mi casa.

—Pe-pero tú dijiste que la ibas a matar —espeta.

—Sí, lo dije, mocoso, pero pensé mejor las cosas, ella —me señala —. Será mi puta y voy a disfrutar cada segundo a su lado —agarra mi barbilla, me hace verlo a los ojos y sonríe —. La haré mi sumisa ¿seras una buena niña? —pregunta.

Mi respuesta no tarda en llegar.

—En cuanto tenga la oportunidad te voy a morder el pene y lo voy a arrancar frente a tus ojos.

Me da una bofetada que me aleja de él, caigo al suelo y una lágrima rueda por mi mejilla.

—Ese no era el trato. Dijiste que la ibas a matar, que ibas a juntar a los Záitsev y te ibas a deshacer de ellos.

—Y ese sigue siendo el trato, solo que me desharé de ellos poco a poco.

—¡No! —grita Travis —. ¡No, no! Ellos me van a matar, Valerik, ya saben que yo estoy metido hasta el culo en esto y no dudarán en buscarme para acabar conmigo.

Nada me daría más gusto.

—Nadie te obligó a venir aquí, tú sólito me buscaste y me ofreciste este trato.

—Sí, mierda, porque pensé que los ibas a matar a todos.

—¡Ya cállate, maricón de mierda! —Valerik se altera —. Si lo que te preocupa es que te busquen, lárgate y ya.

—No, tú no lo entiendes —Travis se escucha preocupado, temeroso —. Seth me va a matar muy lentamente y va a disfrutar hacerlo, él aprecia a esta maldita y por ella es capaz...

Se queda en silencio.

—¿De qué es capaz?

—De todo. Seth Beckett es capaz de cualquier cosa por los suyos.

—Pues lárgate ya si es lo que te preocupa.

Me pongo de pie apoyando las rodillas en el suelo y suelto un suspiro, cansado. Travis me mira con asco.

Va a decir algo cuando uno de los hombres de Valerik se acerca y le dice algo que no puedo escuchar.

—Estás muerto —le digo a Travis, moviendo los labios.

No sé que aspecto tenga mi rostro porque abre los ojos con sorpresa.

Parece que Valerik ha recibido una noticia desagradable porque su rostro se descompone de inmediato y pasa del enojo a la preocupación en un segundo.

—Vayan y rodeen el lugar, ya entraron —me mira y después a Travis.

—¿Quien entró?

—¿Tú quien crees? —me mira de reojo —. Sácala de aquí, ya sabes por donde, te veo en mi casa.

Le entrega unas llaves que no duda en coger.

—Llévate mi camioneta.

Asiente con la cabeza y se acerca a mí.

—Vamos —tira de mí, agarrando mi brazo y cuando estamos de pie mis piernas fallan.

Me sostiene de la cintura y me saca de ese lugar.

—Sabía que no iban a tardar en dar contigo —me lleva por un largo pasillo, al cual no le veo fin —. Le dije a Valerik que te sacáramos de aquí, pero hizo caso omiso a todo lo que le dije.

—No me importa —musito.

Agarro su camisa para no caer al suelo.

—Espera —me detengo.

—¿Qué?

—Tengo ganas de vomitar —me agarro el estómago.

—¿Me estás jodiendo?

—No, de verdad —me llevo una mano a la boca y me agacho para derramar todo el contenido que, yo misma me he obligado a sacar.

Esta es la única oportunidad que tengo y no voy a desaprovecharla. Nate está aquí, él ha venido por mí, tengo que matar a Travis para poder encontrarme con él.

Empiezo a vomitar y Travis se aparta con asco. Apoyo una mano en la pared y vomito lo poco que tengo en el estómago.

—Que asco —se queda en su lugar —. ¿Ya terminaste?

Niego con la cabeza.

—No, yo...

Rápidamente me doy la vuelta y con el codo le doy un golpe en el estómago que le hace dar tres pasos. Se lleva la mano donde le he dado el golpe y jadea de dolor.

—Maldita —se incorpora pero en ese momento empiezo a escuchar detonaciones.

Se distrae y aprovecho para darle un puñetazo en el rostro, da un paso atrás, agarro su arma y le disparo en alguna parte del cuerpo.

Las detonaciones se escuchan más cerca, ahora son más seguidas y puedo jurar que hasta una explosión he escuchado.

Cuando regreso Travis empieza a correr de espaldas.

—¡No te vas a salvar de mí, maldito energúmeno! ¡Te juro que te voy a buscar hasta por debajo de las piedras si es necesario!

Se da la vuelta y se agarra el estómago. Se aleja corriendo.

Respiro con dificultad, me cuesta mucho estar de pie, la herida sigue abierta aunque ya no siento la bala. Me doy la vuelta y entre la oscuridad y el humo —que no sé de dónde salió—, veo una silueta que reconozco de inmediato.

—Nelly —cuando escucho su voz lo afirmo. Nunca me había sentido tan feliz de verlo.

—Seth —su nombre sale en un jadeo. Me falta el aire y lo veo acercarse a mí —. Tra-Travis...

—Estás helada —se quita la chaqueta y la pone encima de mis hombros. Me sostiene de la cintura para que no caiga.

—Se fue por allá —señalo a nuestra espalda.

—Ya lo vamos a encontrar, lo importante es sacarte de aquí.

Asiento con la cabeza.

—Gracias.

—No me agradezcas nada.

Caminamos por el pasillo, no sé dónde estamos y menos a dónde vamos.

—¿Dónde está Nate?

—Se ha perdido, tomamos rumbos diferentes y no sé dónde se han ido él y los demás.

Sonrío al pensar que mi chico bueno ha venido por mí.

Seth me conduce y apoyo mi peso en su cuerpo, no creo poder resistir más, en cualquier momento me voy a venir abajo.

—Ya vamos a salir —le asiento con la cabeza.

Me dejo conducir, por él. No sé porqué pero confío en él, por ahora es mi salida de este maldito lugar y sé que no hará nada para hacerme daño.

Cuando damos vuelta en una esquina escucho un par de voces, retrocedemos pero ya es tarde, nos han visto.

—¡Alto! —gritan los hombres, mientras Seth y yo corremos.

—Por aquí —me lleva de regreso pero damos vuelta a la izquierda —. Corre, Nelly, corre.

—Ya no puedo —jadeo. Me duelen las piernas.

—Un poco más.

Detonaciones vienen detrás de nosotros, una me roza la pierna y gimo de dolor, Seth se queja pero seguimos corriendo.

—Por ahí —señala Seth frente a nosotros.

A lo lejos puedo ver una silueta, lo reconozco entre el humo y mi visión borrosa.

—¡A un lado! —grita Alek. Seth y yo nos pegamos a la pared y mi primo empieza a disparar su metralleta a nuestra espalda.

Corremos hasta estar con él, miro de reojo y los sujetos que nos seguían están en el suelo.

—¿Están bien?

Una lágrima se escapa de mis ojos cuando lo veo de cerca. Me rodea los hombros con uno de sus brazos y me acomoda la chaqueta de Seth.

—Estamos bien ¿Dónde están los demás?

Pregunta Seth.

—Nos esperan.

Seguimos caminando, ahora ellos dos me cuidan.

—Alek —murmuro su nombre.

—Ya estás a salvo, primita. Ya no habrá peligro.

Me sonríe.

—Gracias.

—No hay nada que agradecer, es lo menos que puedo hacer por ti.

Alek se lleva una mano a la oreja y asiente con la cabeza.

—Vamos para allá.

—¿Qué pasa?

Alek mira a Seth pero este no dice nada.

—Vamos.

Alek nos guía por este interminable laberinto. Abro los ojos cuando veo que me lleva dónde hace, tan solo unos minutos he salido.

—¿Qué...

Me quedo de piedra cuando veo a Nate golpear a un tipo que yace en el suelo, me da la espalda pero sé quien es.

—¿Nate?

Me suelto de Seth y Alek y doy unos pasos cansados hacia mi chico bueno. Levanta la cabeza y cuando me mira veo solo alivio en sus hermosos ojos azules.

—Nelly —nos acercamos hasta que estamos lo suficientemente cerca.

Sostiene mi rostro con ambas manos. Sonríe al verme. Sus ojos están llorosos. Los míos no pueden evitar derramar unas cuantas lágrimas por saber que estoy a salvo.

—Estás aquí.

—Nunca te voy a dejar —murmura.

Miro por encima de su hombro.

—Valerik.

Su nombre sale de mi boca con asco, con rabia hirviendo dentro de mí, siento que exploto en segundos y que sino saco todo lo que se está pudriendo dentro de mí voy a morir envenenada.

—Maldito —me suelto de Nate, pero al pasar a su lado me agarra la mano.

—Nelly.

—Nate —dice Seth —. Déjala.

Nate suelta mi mano y camino hacia Valerik. Cami está frente a él, lo agarra del cuello por detrás y hace que me mire a la cara.

—Gracias, Cami.

—Cuando quieras, amiga —sujeta el rostro de Valerik con fuerza, me acerco a él.

—¿Recuerdas que te dije que te iba a hacer cuando fuera libre?

—No, te tengo miedo —escupe —. Zorra.

Sin pensarlo dos veces encesto un golpe en su estómago.

—Alek —lo llamo. Se acerca a mí, cuando está detrás de mí, levanto la mano —. Dame la navaja.

—Claro, prima.

Tarda unos segundos en sacar la navaja que siempre lleva consigo. Me la entrega y sin dejar de ver a Valerik a los ojos la abro, veo el filo que brilla con la luz que entra de las ventanas a su espalda y paso un dedo por encima. Un hilo de sangre se desliza por la navaja.

—No sabes cómo voy a disfrutar esto —me lamo los labios, saboreando el miedo.

Me pongo de pie.

—Agarrenlo y bajenle los pantalones —Valerik se retuerce en los brazos de Cami pero esta no lo suelta. Nunca dudes que una mujer puede ser más fuerte que un hombre.

—¡Déjame maldita zorra!

—¡Cállate bastardo de mierda! —le grito de regreso.

Cuando menos lo espero, veo a Nate delante de mí, golpea a Valerik en el rostro, el estómago y en las pelotas.

—¡En tu puta vida le vuelvas a decir así!

Nate lo señala.

—Vamos a ver si la sigues defendiendo cuando sepas todo —sonríe, sus dientes están cubiertos de sangre. Se burla de nosotros —. Veremos si la quieres a tu lado cuando...

—¡Cállate! —le doy un golpe que lo deja aturdido —. Los pantalones.

Billy y Alek se acercan, mientras Pete, Cami y Owen sostienen a Valerik.

Me acerco cuando tiene los pantalones abajo y el pene de fuera.

—Me alegra que te hayas divertido violandome —le digo al oído, tan bajo para que nadie me escuche.

No es que sienta vergüenza por esto, no es mi culpa, y sé que tarde o temprano los demás se van a enterar, pero de tan solo saber que este asqueroso puso sus manos en mí, me dan ganas de vomitar.

—Porque será la última vez que metas tu pene en una vagina.

Acerco mis manos a su miembro y sin dudarlo y sin contemplaciones le corto el pene. Se retuerce, grita, se queja y llora.

—Te dije que quien ríe al último ríe mejor —sostengo su miembro flácido con una mano y con la otra, aún con la navaja en la mano meto el asqueroso pedazo de carne en su boca. Valerik se opone pero un golpe de Seth en su estómago hace que quede quieto, aprovecho y hago que cierre la boca.

En este momento no me reconozco y no sé cómo he sido capaz de hacer algo así, pero no me importa ser un monstruo por unos minutos. Tengo que vengar a mi hermano, a mi familia y a mí misma. Esto es por mí y mi orgullo. No podría vivir en paz, sabiendo que esta porquería anda en la calle.

—Eres una porquería, Valerik Kuznetsov y al infierno vas a ir.

Entierro la navaja en su estómago, la deslizo desde un poco más abajo del ombligo hasta su pecho.

Sus ojos se abren con sorpresa, siento la calidez de la sangre mojar mis manos y la deliciosa y embriagadora satisfacción de haber terminado con su vida.

Saco la navaja de su cuerpo y la deslizo rápidamente por su cuello. Un chorro de sangre me salpica, pero disfruto ver como está muriendo, cómo la vida abandona su cuerpo y antes de que muera sonrío, victoriosa.

Siento el peso de alguien en mi hombro, cuando volteo veo a Seth agarrarse el costado derecho.

—¿Seth?

Quiero sostenerlo cuando veo que cae al suelo, pero soy víctima de los días que he pasado sin comer y junto con él caigo al suelo, lo último que veo es a Nate sostenerme y a su hermano a mi lado, inconsciente.

Nate.

Dejamos la fábrica donde tenían a Nelly, los únicos que se han quedado son Alek y Cami junto con algunos hombres. Ellos se van a deshacer de todos los cuerpos, en especial de lo que ha quedado de Valerik.

Hemos llamado a Ileana y Vera que ya vienen para acá.

Seth está herido y Nelly se estaba muriendo de hambre y por los golpes, o bueno eso es lo que ha dicho el camillero que los ingresó al hospital.

Hemos venido a uno pequeño y privado, no queremos a la policía metida en este asunto, menos ahora que Nelly se ha involucrado también al haber matado a Valerik.

Un escalofrío me recorre la piel cuando pienso en cómo, sin dudas ni contemplaciones le cortó el pene y la garganta, cómo disfrutó hacerlo y cómo se alegró que el ruso sufriera en sus últimos minutos de vida.

—Nate —volteo y veo a Vera venir hacia mí, detrás de ella viene Eli, igual de preocupada.

—Vera —me pongo de pie y sostengo sus hombros cuando queda a mi altura —. Que bueno que ya están aquí.

—¿Cómo está mi hija? ¿Dónde está? —observa a su alrededor.

—Me han dicho que la van a revisar y curarla, estaba herida.

—Dios —Vera se sostiene de mí. Eli se acerca a nosotros y sostiene a Vera, entre los dos le ayudamos a sentarse —. Dime que Valerik ha pagado por todo.

—Ella...lo ha matado —trago saliva —. Pero Travis escapó

—Maldita sea —masculla.

—No te preocupes, Vera, Alek y los demás lo van a encontrar y le van hacer pagar.

Vera asiente con la cabeza, no muy convencida.

—¿Dónde está mi sobrino y Cami? Allá afuera no los vi.

—Ellos están limpiando todo —hablo bajo.

Las personas en la sala de espera solo nos miran, tengo la ropa cubierta de sangre y algunos golpes en el rostro. Ese Valerik se resistió lo más que pudo pero tenía tanta rabia que no me importó romperle los dedos con tal de hacerlo hablar.

No sé de dónde salió ese coraje, esas ganas de querer matar a alguien. Tal vez ahí estaban pero saber que Nelly estuvo en peligro por culpa de ese bastardo desató todo aquello que se había mantenido apagado en mi ser.

—Nate —Eli me mira, frunce el ceño y noto mis manos en puños.

—Estoy bien.

Pasan unos minutos e Ileana llega junto con un chico al que no había visto nunca, o quizá si lo había visto pero no lo recuerdo. Él trae a una bebé, Seth me ha mostrado fotos de su hija, es tan hermosa.

—Nate —me pongo de pie.

—Ileana —asiente con la cabeza.

—¿Cómo está tu hermano? —está preocupada.

—No sé —me encojo de hombros y su rostro se desencaja —. Los metieron al quirófano y nadie ha salido a decirnos que está pasando.

—¿Qué le pasó?

—Le dispararon —abre los ojos y la boca —. Por salvar a Nelly.

Se sorprende.

—¿Qué?

—Él la protegió, Ileana, la cuidó y recibió disparos por ella, no crees que se merece el perdón.

—Yo...no sé que decir —musita —. Lo que él le hizo esa chica fue horrible.

—Lo sé, mira, tampoco me agrada la idea de saber que Seth la traicionó, que la usó para sus propósitos pero...

—¿Qué?

—Hermana —el chico de cabello negro y ojos azules mira a Ileana, ella parece reaccionar y se voltea a verme.

—Sí, sí...yo sé que estuvo mal y no...

—¿No crees que todos merecemos redención?

—No...no sé. Es tan difícil.

—Lo sé. Solo piénsalo —me asiente con la cabeza.

Ella y su hermano toman asiento frente a nosotros. La esposa de mi hermano está intranquila su pierna sube y baja, se muerde las uñas, se pone de pie, se sienta de nuevo y camina de un lado al otro.

—Familiares de Nelly Záitsev —informa un doctor que sale detrás de una puerta de dos piezas. Vera, Eli y yo nos ponemos de pie y nos acercamos al doctor.

—Somos nosotros —quedamos frente a él. Repasa con la mirada nuestros rostros.

—¿Cómo está mi hija?

—Ella está bien —suspiro —. Está algo débil ya que pasó algunos días sin comer ni beber agua, tiene algunos golpes en el cuerpo, piernas y brazos, una costilla rota, marcas de cortadas en las piernas y...—nos mira con pena —. Una gran quemadura con las iniciales VK.

Maldita sea. La marcó de por vida.

—Además... —suspira.

—¿Qué?

—Debo decirles porque es importante que su familia lo sepa.

—Por favor, díganos que pasa —Vera está desesperada.

—Ella fue violada.

Me llevo las manos al rostro y me doy la vuelta para ocultar el enojo que cubre mi rostro.

—¿Qué? —jadea Vera, su voz es de horror.

—Lo siento mucho pero mi obligación cómo doctor es hacerles saber la condición física de mi paciente.

Me doy la vuelta.

—Ella sufrió una severa violación y puedo asegurar que fue seguido. Lo mejor será que cuando salga de aquí y esté en mejores condiciones la lleven con un psicólogo para que le ayude a pasar este trago amargo.

Trago saliva.

—Le hemos dado una pastilla, eso hará que...bueno —nos mira —. Que no se embarace.

—Sí, entiendo.

—Lo siento mucho, de verdad.

—¿Y cómo está mi hermano?

—El joven se encuentra estable —Ileana se acerca a nosotros —. Por fortuna la bala no dañó ningún órgano, entró y salió, hemos suturado la herida y ya está en una habitación.

—¿Puedo pasar a verlo? —habla Ileana —. Soy su esposa.

—Claro, vengan conmigo —lo seguimos y vamos detrás de él.

Pasa a Ileana con Seth, lo saludé desde fuera y él me regresó el saludo. Se ve bien.

—Está sedada —informa el doctor cuando estamos afuera de la habitación de Nelly.

—¿Por qué?

—Es lo mejor por ahora, está débil y necesita descansar, mucho.

—¿Puedo verla?

Me asiente con la cabeza.

—Pase.

Doy un paso dentro pero me detengo cuando veo a Vera.

—Pasa, hijo —me sonríe —. Ya sé que está bien, además Alek me ha mandado mensaje, ya vienen para acá.

—Gracias —me acerco y le doy un beso en la mejilla. Entro y la puerta se cierra detrás de mí.

Me acerco con pasos lentos, inseguros.

Me detengo a su lado y jalo la silla que está pegada a la pared.

—Estás bien —agarro su mano —. Estás aquí —musito.

Paso mi pulgar por el dorso de su mano, la subo a la altura de mi boca y le doy un beso, con cuidado de no mover el catéter por donde pasa el suero.

Su rostro está pálido, tiene algunos manchones morados, sus labios están secos.

Ella no se merece esto.

Le doy la vuelta a su mano para acariciar la palma, pero cuando mis ojos divisan las cicatrices en su muñeca y sus brazos, mis dedos trazan cada una de ellas.

¿Qué demonios le pasó?

No son tan visibles, pero si prestas atención puedes ver las cicatrices en su blanca piel. No me quiero imaginar que es lo que ella ha pasado. Si antes pensaba que era una mujer fuerte, ahora creo que es invencible. La admiro y yo seré el hombre más feliz por amarla.


🔥🔥🔥🔥

¡Hola! Les dejo este capítulo que ha estado algo intenso...Nunca habíamos visto a esta Nelly y espero que sea la última vez que la vemos. Nate ha reaccionado acorde a la ocasión y es que no le gusta ver que un hombre se aproveche de ninguna mujer. ¿Quien más lo ama?

Recuerden que estamos a 5 capítulos de que se termine esta etapa y empiece la nueva que estará llena de puro amor y aventuras.

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