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Capítulo 10.

Capítulo 10. Admitir los errores.

"Dame paz, que estoy lleno de guerras"

David Sant.

Seth.

Miro por la ventana y observo la calle, que a estas horas está desierta. Solo algunos coches pasan a esta hora.

—¿Estás bien?

Escucho a mi espalda y cuando me doy cuenta, Nate está apoyado del marco de la puerta con los brazos cruzados. Se ve preocupado.

—Estoy bien —le digo y entra a la habitación que me ha prestado no sé por cuanto tiempo.

—¿Estás fumando?

—¿Eh? —miro la cajetilla encima de la mesita de noche y niego con la cabeza, rápidamente —. No, no, ya no fumo, desde hace...algunos meses —Nate sonríe, feliz.

Sé que odiaba ese vicio mío.

—Te he visto un poco, cabizbajo.

Y no es para menos. En un segundo he terminado con lo único que me ha mantenido de pie estos meses, no sé cómo voy a seguir adelante.

—Estoy bien —le aseguro a mi hermano que se sienta en la cama.

—No quiero que...bueno —se rasca la nuca, nervioso —. Que hagas algo de lo que te puedas arrepentir. Sé que ella es muy importante para ti, al igual que tu hija pero...

—No me voy a cortar las venas, Nate —le aclaro sentándome a su lado —. No soy cobarde. Seré todo, menos eso.

—Lo sé, pero a veces las personas...

—No me salgas con eso, Nate, me conoces, sabes que por más derrotado que esté no haré nunca algo así. Necesito estar vivo para cuidar de Margot ¿quien va a cuidar de ella mejor que yo? Nadie —respondo —. Solo yo puedo cuidar de mi hija.

—Nunca pensé ver esta faceta tuya.

—Ni me digas —resoplo —. Han cambiado tantas cosas.

—Muchas —veo que baja la cabeza y suspira.

—Oye, las cosas van bien contigo y Nelly, eso es bueno —paso una mano por sus hombros.

—Siento que me oculta cosas —voy a hablar cuando él me interrumpe —. Siento que tú me ocultas cosas, que todos lo hacen.

—Todos tenemos secretos, Nate, eso ya deberías saberlo de antemano.

—Lo sé, pero...

—Ella te dirá todo lo que quieres saber, solo dale tiempo, todo es nuevo contigo, para mí también es nuevo.

Se queda pensando un momento.

—¿Cuando le vas a decir a Nelly porque odiamos tanto a Travis? ¿No debería estar advertida?

—Se ve que no la conoces, te puedo asegurar que ella no necesita quien la cuide, creo que ella nos debería cuidar a ti y a mí.

—No me cambies el tema —me mira duro —. Tenemos que advertirle...

—¿Y qué le vamos a advertir? —me pongo de pie frente a él —. ¿Qué su novia desapareció y que no saben dónde está su cuerpo? ¿Qué no saben si Travis es el responsable de su desaparición? No sabemos exactamente que pasó, Nate, su cuerpo no aparece, no hay rastro de ella, es cómo si la tierra se la hubiese tragado.

—El problema es que la tierra no se traga a las personas, Seth, a menos que alguien las meta ahí.

—Lo sé —me paso las manos por el rostro con frustración —. Nelly está bien cuidada, tiene a muchos hombres que cuidan su espalda, no te preocupes porque algo malo le pueda pasar, esa mujer puede matar a Travis con solo una cuchara.

—Me preocupa.

—Es tu esposa, claro que te preocupa.

Nate me mira no muy convencido y me acerco a él. Quedo de rodillas y pongo mis manos en sus rodillas.

—Nate, no te preocupes, nos vamos a deshacer de Travis, ya lo verás y de lo único que te vas a preocupar después es de comprar pañales para tu hijo.

—Eres el mejor hermano ¿lo sabías?

—Bueno, soy el único que tienes.

—No sabemos eso, Jared...

—Eso sí, no sabemos si tiene hijos regados por ahí —me pongo de pie y me siento a su lado.

—Veo que estás tomando tu medicamento.

—Entendí que era lo mejor para mí y para las personas que me rodean. Era un gilipollas, hubo un tiempo en el que hice muchas cosas malas y lastimé a muchas personas que no se merecían nada de la mierda que yo traje a sus vidas. Todavía ahora estoy pagando por eso.

—¿Te refieres a Nelly?

¿Tan obvio soy?

—¿Qué dices? Claro que no —me río nervioso.

—No soy tonto, Seth. Me puedo dar cuenta de cómo la miras, con culpa ¿Qué le hiciste para que la mires así solo a ella?

—Es solo culpa, ya lo has dicho tú.

—No, Seth. No es solo eso y lo sabes.

Nate no me quita la mirada de encima, sé que no va a descansar hasta que le diga lo que quiere saber. Pero no puedo decirle, no puede saber que dentro de mí hay un monstruo que él ha visto pero que ya no recuerda. No puede saber que he lastimado a la mujer que amó hace tiempo, y es que no importa que ahora no recuerde ese gran amor, sé que si le digo todo él me va a odiar y yo no podría soportarlo, antes puede que sí, pero ahora no. No podría con el desprecio de Nate. Además que Nelly yo quedamos en algo y debo cumplir mi promesa.

—Ya te lo he dicho. La engañé, le hice creer que la amaba y jugué con sus sentimientos. La use para mi propio beneficio.

—Porque es hija de Víctor ¿por eso?

—Sí —es mejor darle la razón y que piense esto a que sepa la verdad —. Por eso, creí que enamorando a la hija de Víctor podría saber sus planes, no sé, cualquier cosa que nos beneficiara y que a ellos los destruyera. Ella supo de mis planes y bueno...ya te puedes imaginar cómo me fue. Le rompí el corazón, Nate, por eso ella me odia más que a nadie en este mundo.

—Y te lo tienes bien ganado —se pone de pie.

Veo solo enojo en sus ojos.

—Lo sé.

—¿Cómo fuiste capaz de hacerle eso, a ella? ¿Sabes que su vida no ha sido precisamente un paraíso y tú vienes y le haces esto? ¿Qué clase de persona eres, Seth?

Me agarra del cuello de la camiseta y me hace ponerme de pie, no meto las manos cuando veo la intención en sus ojos de querer golpearme. No voy a meter las manos, si me quiere golpear que lo haga.

—Lo peor —respondo su pregunta —. No merezco pisar le mismo suelo que ella, ni respirar el mismo aire que ella, pero aquí estoy, haciendo lo imposible para obtener su perdón y merecer habitar la misma tierra que ella habita —Nate se sorprende de mi respuesta.

No quiero que conozcas al monstruo, Nate, no lo hagas salir, por favor, solo mantén tus manos lejos de mí.

Aprieto las manos en puños, bufo, sacando todo el aire caliente que tengo en los pulmones. Mis fosas nasales se dilatan y creo que Nate se da cuenta porque se aleja soltando mi camiseta y dando un paso atrás.

—Lo siento.

Me acomodo el cuello y suspiro, conteniendo toda la rabia que quería emerger cómo un chorro de lava ardiendo.

—No te preocupes, ahora es más fácil para mí poder controlarme.

—No sé cómo fuiste capaz de hacerle eso, ella ni nadie se merecen algo así, tan bajo, tan de poco hombre.

—Por más que me preguntes el por qué no te lo voy a decir porque ni siquiera yo lo sé. Fue bajo, cruel y nada justificado, Nate, pero fue una etapa dura, oscura en mi vida, solo eso puedo decir.

Nate chasquea la lengua y camina hacia la puerta.

—¿Estás molesto?

—El día que Nelly te perdone, ese día te voy a perdonar yo.

Ni siquiera me mira, solo sale de la habitación y veo que va a la suya.

Eso no salió tan mal, no cómo yo me lo imaginaba, al menos él sabe la mitad de lo que en realidad pasó y no está tan molesto cómo lo estaba hace meses. No me quiero imaginar a Nate fuera de mi vida, otra vez, no quiero que él se moleste conmigo y que me odie.

Nate es parte de mi vida ahora y por nada dejaré que salga de ella, otra vez.

Nelly.

He venido a las oficinas de Blake. Me ha pedido venir ya que ha firmado un importante contrato y dice que esto no hubiera sido posible sin mí.

Sé que yo he sido de mucha ayuda pero creo que no es para tanto.

Miro a través de la gran ventana, la ciudad se mueve a un ritmo impresionante. Todas las personas van de un lado al otro, siempre de prisa, queriendo llegar a dónde sea antes que nadie, siempre queriendo ser el primero.

La puerta se abre y me deja ver a un Blake feliz, pero más que nada orgulloso por lo que ha conseguido.

—¡Nelly! —extiende los brazos hacia mí, me acerco a él dejando el vaso con agua que muy amablemente me trajo su secretaria. Cuando estamos cerca me abraza tan fuerte y con tanta efusión que me levanta unos centímetros del suelo. Sonrío un poco al ver lo feliz que está.

—Hola Blake —me deja en el suelo y me mira...no debería mirarme así.

—Bonita —ladea un poco la cabeza y cuando sus pupilas se dilatan comprendo que no debí venir aquí.

—Blake, yo qui...

—Nada de esto sería posible sin ti —se da la vuelta y se aleja hacia la barra que tiene aquí. Veo algunas botellas de alcohol.

—Yo no hice nada —me acerco a él. Sirve alguna bebida en dos vasos.

—Claro que hiciste mucho, si tú no me hubieras aconsejado de esta compra y cómo negociar con esta gente en este momento hubiese perdido mucho, no te imaginas cuanto me has ayudado, Nelly —deja uno de los vasos encima de la barra y le doy un pequeño, muy pequeño trago ya que le sigo dando pecho a Mael.

—Bueno, entonces salud —chocamos los vasos y le da un trago a su bebida.

—Salud —apoya su codo derecho en la barra y me mira atento. Siempre que lo hace me pongo nerviosa y no sé porque, no debería ser así —. ¿Cómo va todo en tu vida, Nelly?

—Bien. Mael está bien, mi madre está feliz de tenernos aquí y yo...bueno —suspiro.

—¿Cómo van las cosas con Nate?

—Él no recuerda nada y temo que nunca lo haga, pero no está tan mal, sabes —Blake levanta una ceja.

—¿Cómo que no está tan mal? ¿Para ti o para él?

—Para todos. Seth y yo decidimos que estaría bien ocultarle algunas cosas a Nate, por su bien, por su estabilidad emocional y su paz mental, más que nada. Que no sepa algunas cosas que le pueden hacer daño y que pueden romper la gran cercanía que ahora tiene con Seth. Los dos están bien y eso para mí es más que suficiente.

—Lo amas demasiado ¿no es así?

—Lo amo más que a mi vida, Blake.

—Me puedo dar cuenta que por él eres capaz de cualquier cosa, incluso soportar a su hermano.

—Nate es mi vida entera, me enamoré de él por su dulce persona, por su noble corazón y su alma pura —le sonrío a Blake.

—Algún día me gustaría que alguien me amara así cómo tú amas a Nate. Espero que pronto se dé cuenta de la gran mujer que eres y seas muy feliz con él.

Acerca su mano a la mía y la pone encima, dándome un ligero apretón que me dice que todo está bien entre nosotros y que somos solo amigos.

Me quedo otro rato con él, platicando de ahora que regrese a Suiza si seguiré trabajando para él. Yo solo quiero un trabajo digno, del que no me avergüence y que mi hijo se sienta orgulloso de mí. Si trabajar para Blake me hace sentir bien y él quiere que trabaje para él, yo lo haré, encantada. Él ahora sabe que yo amo a Nate y que no importa si él me recuerda o no, yo siempre estaré con él, y nunca lo voy a dejar solo.

—Me mandas un mensaje cuando llegues.

Blake me acompaña hasta el ascensor.

Ruedo los ojos ante su petición, absurda.

—Me voy a sentir más seguro si lo haces —me sonríe inocente.

—Está bien, Blake —me sonríe y las puertas del ascensor se abren —. Nos vemos, Blake.

Me dice adiós con la mano y entro, aprieto el botón del estacionamiento y cuando estoy abajo, llego hasta mi auto y subo para salir de este lugar.

Conduzco por algunos minutos para llegar a mi casa, quiero ver a Mael y estar con él.

Apoyo el brazo en la ventanilla y suspiro.

Solo quiero un momento de paz, después de que todo este pase, espero poder darme unas buenas vacaciones con mi hijo y si se puede con Nate, por supuesto. Necesito tanto tener un poco de paz y no pensar en qué vendrá después. Quiero la vida que tenía antes del accidente de Nate. Esa es la vida que siempre me imaginé y que siempre quise.

Siento un golpe en la parte de atrás del coche y salgo de mi ensimismamiento, miro por el espejo retrovisor y el auto que viene detrás de mí parpadea sus luces delanteras. Acomodo el espejo y veo cómo se acerca mucho, demasiado diría yo.

—¿Qué demonios te pasa amigo?

Agarro el volante con las dos manos y me acomodo en el asiento.

Se acerca más y otro golpe en la parte de atrás me hace irme un poco de lado en la carretera, me golpeo la frente con el volante.

—Auch —me llevo la mano donde me he golpeado y siento algo tibio en mis dedos, es sangre —. Mierda.

Acelero. Esto no me gusta, nada.

Esquivo algunos autos que vienen detrás de mí y veo que el mismo auto viene detrás. De repente un golpe en el costado derecho me hace reaccionar. Cuando me doy cuenta estoy rodeada.

—No puede ser —de inmediato saco el celular y mando mi ubicación a Alek.

Sé que él vendrá, que me va a ayudar en esto.

—¿Qué demonios les pasa?

Golpeo el volante y acelero al ver un hueco por donde me cuelo y dejo atrás los dos coches. Pero me detengo de golpe al ver a lo lejos una fila de autos, uno al lado del otro, y frente a ellos a muchos hombres con armas en las manos.

—Esto no se puede poner peor.

Ellos apuntan sus armas hacia mí. No tengo escapatoria, no hay donde ir.

Enfrente de todos ellos hay un hombre, las luces de mi auto me dejan ver solo un poco su rostro, es alto, muy alto y su cabello es rubio.

Yo a él lo he visto pero no sé donde.

Recuerda, Nelly, recuerda.

Cuando menos me lo espero ellos empiezan a disparar y solo puedo ver cómo el vidrio frente a mí se quiebra en pedazos. Acelero sin importarme si me llevo a todos ellos con el coche, solo puedo pensar en salir de esto.

Escucho golpes secos contra el capó del auto y detonaciones que penetran la fibra del coche. Acelero más al ver el estacionamiento de un centro comercial, no dudo en entrar. El vidrio roto no me deja ver absolutamente nada así que me detengo y saco de la guantera la pistola que siempre llevo conmigo.

Abro la puerta y al querer salir siento una punzada en el costado izquierdo, me toco y mis dedos se manchan con sangre, mi sangre.

—Mierda, mierda —mascullo agarrando el celular y saliendo del coche.

Me detengo del auto para poder salir, siento la bala dentro y hago un esfuerzo sobre humano para no caer al suelo. Tomo aire y camino entre los autos para esconderme. Me agarro el costado con una mano y con la otra mano sostengo el arma.

Me dejo caer en la pared y suspiro. Cada que suspiro me duele todo, es cómo si el aire me hiciera tanto daño y me lastimara por dentro.

—¡Busquen a esa maldita perra! —escucho decir.

La voz resuena por todo el lugar haciendo eco en las paredes.

—La quiero viva —sentencia.

Su voz, el no es de aquí, su acento me lo confirma.

—¡Nelly! ¿Dónde estás maldita perra?

Hago el mínimo ruido. No sé cómo voy a salir de esto pero lo haré. Tengo que salir.

Saco el celular y lo pongo en silencio, aprovecho para mandarle un mensaje a Alek.

¿Por qué tarda tanto?

Yo:

¿Dónde demonios estás? Ven ya, esto se está poniendo feo.

A los pocos segundos recibo un mensaje suyo.

Alek.

Vamos para allá. Resiste. Sigue compartiendo tu ubicación, no tardo.

Guardo el celular y me escabullo entre los coches intentando abrir las puertas pero ninguna de ellas abre.

Maldita sea. Maldita sea.

—Valerik —dice uno de los hombres —. Encontramos esto.

¿Valerik?

"Hasta llegué a pensar que había sido Valerik Kuznetsov"

Ese maldito hijo de perra.

Es él, siempre ha sido él, en el muelle aquella noche, en el callejón, la noche en la fabrica donde casi muero, él siempre ha estado detrás de cada una de mis tragedias, es el responsable de toda esta mierda y no sé para qué, no sé con qué fin.

Estoy segura que él fue el responsable del ataque en la casa de Seth, aquella noche que me escapé. Este maldito. Lo quiero muerto.

—Vamos, Nelly —su voz retumba en las paredes.

Su maldito acento me hace querer molerlo a golpes.

—Vamos a jugar un momento.

Siento una punzada en el estómago y mi mano se mancha de sangre, sangre roja y espesa. Aprieto la herida más fuerte.

—Tu padre destruyó mi vida y ahora yo voy a destruir la tuya.

Ya se estaba tardando en salir de la maldita cloaca en la que había estado escondido.

🔥🔥🔥🔥

¡Hola! Espero les haya gustado el capítulo. También quiero decirles que esta historia solo tendrá unos 20 capítulos, así que estamos a la mitad y las cosas se ponen interesantes. Díganme en los comentarios que les pareció el capítulo y lo que piensan que va a pasar.

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