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Capítulo 1.

Perdidos.

"Lo que es para ti, te encuentra"

Nelly.

Mi cabello se mueve con la suave brisa que acaricia mis mejillas. La música se reproduce y pasa una tras otra mientras hago mi rutina de cada mañana. Correr.

Esto y mi hijo es lo único que me hace olvidar un poco lo mal que lo he estado pasando estos últimos meses. Me detengo en seco cuando las lágrimas amenazan con salir de mis ojos.

All i want de Kodaline se reproduce en mi móvil y mi cabeza empieza a torturarme cómo lo hace cada que escucho la canción. Me quito los audífonos y trago el nudo que se forma en mi garganta. Apoyo mis manos en mis rodillas y cuando recobro la compostura camino de regreso a la casa.

No queda muy lejos del parque al que vengo a correr. Hay mucha gente por la mañana, chicas de mi edad, hombres un poco mayores, adolescentes. Enredo los audífonos y suspiro.

Saco la llave y entro a la casa. Solo entrar al patio puedo escuchar a mi madre que juega con Mael. Ella ha venido cómo lo hace cada dos meses. Dejo las llaves a un lado de la puerta y me seco el sudor con una toalla.

—Buenos días —Vera está en la sala con Mael, este ríe y agarra su nariz.

—Cuando desperté ya te habías ido —me acerco y me dejo caer a su lado. Cansada.

—Necesitaba despejar mi mente —Vera me mira con lastima —. No me mires así —me pongo de pie.

—¿Así como? —se hace la inocente.

—Lo sabes muy bien, no te hagas la que no sabes. Cada que vienes haces lo mismo, me miras con lastima, suficiente tengo ya con todo esto, no sientas lástima por mí, estoy bien.

—Lo siento, no es mi intención hacerlo, es solo que...—las palabras se quedan suspendidas en el aire —. Cada que vas al hospital y regresas a la casa tú...siempre regresas llorando, no me gusta que esto pase, se supone que debes regresar feliz de verlo, de saber que ha despertado y no es así...

Los ojos me escuecen, de nuevo se forma un nudo en la garganta.

—Él ni siquiera sabe quien es Mael —miro a mi bebé, él es ajeno a todo esto, él no sabe que su padre no tiene idea de quien es él —. ¿Qué va a pasar cuando Mael crezca y Nate siga sin recordar? —levanto una ceja —. ¿Cuando me pregunte por su papá? ¿Qué le voy a decir?

»Yo no existo para él. Nada de lo ocurrido en los últimos meses existe en su memoria. Soy solo una desconocida que lo visita cada día en el hospital. Soy una extraña que le platica cosas que él no hizo, porque no recuerda nada de lo que pasó los últimos dos años. No me conoce, no sabe que me ama.

Cuando las lágrimas salen de mis ojos las limpio con furia, que mi vida sea otra no quiere decir que seré débil, nada de eso, no lo soy. Me mantuve de pie el día que nació Mael y estuve sola en el quirófano, me mantuve de pie cuando Nate me dijo de su propia boca que no sabía quien era yo y que quería ver a su hermano Seth, a su mamá y a su padre. Me he mantenido de pie estos cuatro meses y nada me va a derrumbar. Nada.

—Me voy a dar un baño.

Subo dejando a mi mamá con Mael. Entro a la habitación y me quito la ropa de hacer ejercicio, la dejo en el bote de la ropa sucia que está en el baño. Abro la llave del agua caliente y esta cae sobre mi cuerpo desnudo, trago saliva y disfruto de este momento, solo quiero olvidar un momento, solo eso.

Cuando salgo me visto y me arreglo, hoy viene mi jefe, no es que me haga mucha gracia pero tengo que entregarle unos papeles y tiene que revisar unas cuentas. Jack es un hombre muy amable, es comprensivo y atento. Siempre que tengo algún imprevisto con respecto a Mael él lo entiende, sabe que lo más importante en este momento es mi hijo y Nate, aunque a él yo no le importe.

Vera y yo desayunamos juntas y ella aprovecha sus últimos días aquí para jugar con su nieto, la molesto mucho diciéndole que ya es abuela, no le gusta pero a mí me gusta que se enoje.

—Alek va a abrir un restaurante —le da un trago a su café y me mira.

Quiere que le diga que iré a la inauguración y que estaré allá unos días, pero no, no pienso poner un pie en esa ciudad.

—Me alegro mucho por él —reviso los papeles que le voy a entregar a Jack —. Felicitalo por mí.

—Nell —deja la taza encima de la mesa.

—Mamá, no —le advierto dejando los papeles en la mesa, también —. No voy a regresar, menos en el estado en el que se encuentra Nate, así no.

—Algún día le vas a tener que decir todo, lo de Seth, que eres la madre de ese bebé que lo visita cada semana, que su hermano lo dejó así y...

—Ese es el problema, que no sé si deba decirle la verdad, todo será un gran golpe para él. Todo es nuevo para él, no hay maldad, no hay mafia, muertes o sangre.

—No puede vivir así.

—¿Y crees que no lo he intentado? Decirle que estamos aquí porque su hermano casi lo mata pero que no lo mató que solo le disparó en la cabeza y perdió la memoria.

—Él te salvó la vida.

—¡Y ahora no estoy muy segura de que eso haya sido lo correcto! ¡Estoy muerta desde hace nueve meses! ¡Muerta! Hubiese preferido ser yo la que resultara herida, no Nate. Si debo protegerlo hasta de su propia familia lo haré, no lo voy a dudar ni un segundo.

—No seas egoísta —me mira severa.

—Con Nate puedo darme el lujo de serlo, fui egoísta desde el día que me enamoré de él, cuando no dejé que los doctores lo desconectaran porque dijeron que no iba a reaccionar y ahora estoy siendo egoísta porque no quiero decirle dónde están sus papás y su hermano. No puedo ser de otra manera.

Mamá niega con la cabeza pero ya no habla del tema, sabe que por ahora no le diré nada a Nate, él no me va a creer nada, pensará que estoy mintiendo, que le digo esto por algo. Solo unos meses más, necesito que empiece a recordar para así poder regresar y que él decida si quiere estar conmigo o no, si ya no me ama yo lo voy a aceptar, me alejaré de él, pero necesito que me lo diga él.

****

—He hecho los balances —le muestro la pantalla de mi computadora a Blake, entorna los ojos y mira los balances —. Creo que lo más conveniente para ti es esperar que las ventas bajen y los dueños no tengan más que bajar el precio de la empresa y así tú pones el precio, no te van a decir que no, están desesperados por vender y pagar a los proveedores, trabajadores y bueno...terminar con todas las deudas que los están hundiendo más y más.

Blake revisa los balances, me mira, vuelve a revisar la pantalla, piensa.

¿Crees que piense que eres una tonta?

No soy una tonta. Estos meses que he estado trabajando para él nunca lo he defraudado, siempre he hecho un trabajo limpio y nunca se ha quejado.

—Lo haré —me sonríe y se acomoda en el sofá.

—¿No lo vas a pensar?

—No necesito pensar nada, Nell, estos meses que has estado trabajando para mí me has hecho ganar más dinero de lo que he ganado los últimos tres años —agarra el vaso encima de la mesita y le da un trago.

Blake Davis es dueño de una de las empresas más grandes de toda Suiza, un grupo asegurador que tiene sucursales en todo el mundo, a sus veintisiete años es uno de los hombres más atractivos y ricos de todo el mundo, además de ser un gran filántropo, ecologista y amante de los animales. El hombre perfecto para muchas, para mí solo es mi jefe, el hombre que me dio trabajo y lo más importante: mi mejor amigo.

—Con ese dinero hemos podido ayudar a más personas que lo necesitan —deja el vaso en la mesa y pone una mano encima de la mía. De inmediato la quito, parece darse cuenta de lo que hace y se rasca la nuca.

—Lo siento —se disculpa. Avergonzado.

—No, yo lo siento.

—Nunca debí decirte que me gustabas.

—No es eso. Es solo que...

No aceptas que nadie que no sea Nate te toque ni un cabello.

Y es ridículo lo sé porque lo que él menos quiere es tocar a una desconocida.

Somos mujer de un solo hombre, Nell.

Un hombre que no nos ama.

—¿Cómo está Mael?

—Bien —cambia de tema. Menos mal, ya empezaba a ponerme nerviosa —. Mi madre quiere que le diga abuela, no le han salido los dientes todavía —niego con la cabeza y Blake se ríe un poco. Le da otro trago a su vaso y seguimos trabajando.

Una de las ventajas de trabajar para Blake es que lo puedo hacer desde mi casa, casi no voy a su empresa y cuando si hago es muy raro, él lo hace porque sabe que no me gusta separarme de Mael, es por eso que le tengo mucho aprecio, es muy amable conmigo.

Despido a Blake desde la puerta y arranca su auto, sale de la casa y la verja se cierra a su paso. Cierro la puerta y camino a la sala donde Vera está con Mael.

No me quita la mirada de encima.

—¿Por qué me miras así?

—Sabes bien porque —me señala con un dedo —. No me gusta cómo te mira ese tal Blake , tú le gustas.

—Lo sé —me siento a su lado —. Él me lo dijo hace unas semanas, pero yo le dije que amo a mi esposo y que nunca lo voy a dejar a menos que él me lo pida.

No importa si pasan diez años y Nate no me recuerda, yo no me iré de su lado, nunca me iré porque él es mi hogar, el único lugar donde me siento segura.

Nate.

Rian me acompaña a mi habitación. Espera a que me tome mis medicinas y me pregunta si necesito algo. Le digo que no, que me encuentro bien.

—La mujer que siempre viene...

—Nelly —me aclara.

—Sí, ella —me siento en la orilla de la cama —. ¿Hoy no vino?

—Como todos los días —me sorprendo.

—No la vi.

Su rostro cambia totalmente.

—Vino por la mañana, pero se fue temprano. Además estabas dormido.

—¿Por qué...no me despertó? —frunzo el ceño.

—Nate ¿de verdad quieres que te diga porque no te despertó? —ladea un poco la cabeza.

—No —sacudo la cabeza.

—Entonces no hagas preguntas cuando tienes las respuestas.

—No me gusta verla llorar, quisiera poder recordar y...pero esta cabeza no quiere recordar, no quiere —mi estómago se revuelve —. Es mi culpa que ella llore cada que viene a verme, no quiero que llore por mi culpa.

Volteo a ver a Rian.

—Ya no quiero que venga ¿no le pueden prohibir la entrada?

Rian se acerca a mí, jala la silla y se sienta frente a mí.

—No seas así con ella, eres su esposo, aunque tú no lo recuerdes, eres el padre de su hijo, Nate. Eres todo lo que ella tiene.

—Sí, pero...me siento culpable de su sufrimiento, he estado aquí ya tres meses y aún no puedo recordar nada.

—Sabes que esto lleva su tiempo, pronto ya vas a recordar estos dos años —me dedica una sonrisa comprensiva y se pone de pie. Deja la silla en su lugar y voltea a verme.

—Quiero ir a mi casa.

—Esta es tu casa, Nate. Descansa.

Sale de la habitación y me deja solo con esta confusión que se hace cada vez más grande.

Esta no es mi casa, mi casa está en Nueva York con mi madre, con Seth y mi padre, no aquí en Suiza ¿Qué hacemos en Suiza? ¿Por qué ella no quiere que vuelva a Nueva York? ¿Qué es tan peligroso para mí que no me permite regresar?

No estoy seguro de muchas cosas, no sé si ella es mi esposa cómo tanto jura serlo, no sé porque no me habla de mi familia, no sé si ese niño sea mi hijo, aunque se parece mucho a mí.

Dios.

Necesito recordar, necesito ir a casa y ver a mi familia. Quiero irme de aquí pero no me dejan a menos que Nelly lo autorice y ella no quiere que me vaya, dice que me hace bien estar aquí, que los doctores me ayudarán a recordar y que mi vida sea normal.

Mi vida no es normal, soy el hijo de uno de los mafiosos más temidos de Nueva York, estoy a nada de dejar mis estudios para trabajar para él, eso no es tener una vida normal.

Seth.

Han pasado nueve meses desde ese trágico día. Nueve meses en los que no sé nada de Nelly y menos de Nate. Ella solo desapareció y nadie sabe nada de ella. A veces he llegado a pensar que está muerta. Que tonterías digo.

Ese día que le vi desaparecer supe que, jamás la iba a volver a ver, que ese día sería el último en que sabría algo de ella, y así fue. Sus hombres me dejaron irme de ese lugar un día después, al final no me hicieron nada, ella solo quería que yo probara un poco de lo que yo le hice a ella.

Carajo, ella siempre ha sido mejor que yo en muchas cosas.

Estos meses me he culpado de la muerte de Nate. No dejo de soñar esa misma escena una y otra vez, la culpa no me deja, las voces solo me culpan por todo. Y tienen razón, yo tengo la culpa y me merezco pasar por esto, me merezco no poder conciliar el sueño, me merezco que Jared me odie y que no quiera saber nada de mí.

Ya no soy el mismo Seth que hace nueve meses, no, ahora soy otra persona, un hombre que aceptó que tiene una enfermedad y que está yendo a terapias para poder curarse, un hombre que está en busca del perdón de Nelly y que hará lo que sea con tal de conseguirlo. No puedo vivir en paz.

Ella tenía razón, nada de lo que tengo es suficiente, nunca es suficiente, creí que con el nacimiento de mi hija las cosas iban a cambiar pero no fue así, creí que casándome con Ileana todo iba a ser diferente, pero no, no puedo vivir en paz. No tengo paz.

—Seth —Gale se queda frente a la puerta —. ¿Puedo pasar?

—Adelante —le digo y dejo a mi pequeña Margot en la cuna. Gale se acerca y nos damos un abrazo. Me hace tanto bien verlo, es mi mejor amigo —. Dime ¿averiguaste algo?

—A eso he venido —detrás de la espalda saca un sobre amarillo. Me lo entrega y lo empiezo abrir —. Te ves mal ¿sigues sin dormir?

—No, desde hace nueve meses que no duermo bien —sonríe triste.

—Espero que con lo que veas ahí todo cambie —señala el sobre —. Es...impresionante.

Margot se mueve y se da la vuelta para seguir durmiendo.

—Dime que te dijo el investigador.

Saco el contenido del sobre y son fotos.

—Su apellido ahora es Záitsev, Nelly Záitsev. Tiene un hijo de tres meses, su nombre es Mael, trabaja para Jack Davis con quien se le ha visto un par de veces, tomando un café o yendo a restaurantes.

—¿Crees que ellos...? —Gale me corta de inmediato.

—Nada de eso, son buenos amigos. Además...—traga saliva.

—Además ¿qué? Dime, Gale.

—Hay algo raro.

—¿Raro en qué sentido?

—Mira las fotos —paso una a una las fotos —. Ahí —con el dedo señala una foto de Nelly, está tomando un café, sus dedos ciñen al vaso.

—¿El anillo de matrimonio? —levanto una ceja —. ¿Eso que tiene que ver?

—Lo lleva puesto, Seth, ella lleva puestos los anillos de matrimonio. Ninguna mujer que ha perdido a su esposo los lleva.

—Es Nell —le digo con obviedad —. Sigue amando a Nate.

—No, el investigador me dijo que ella va, todas las mañanas a una clínica, a veces lleva al bebé pero ella va todos los días a visitar a alguien.

—¿Quien?

—No pudo averiguar quien, ni siquiera con una gran cantidad de dinero pudo averiguar a quien visita ahí. Es la mejor clínica del país.

Pienso un momento.

Quizá Nate...

Nada de eso. Yo lo vi morir. Yo disparé las dos balas que lo mataron y ella lo dijo, está muerto, Nate está muerto y yo lo maté.

Paso las fotos, cada una de ellas me dice que Nell tiene lo que siempre quiso, una vida normal, es lo menos que se merecía, me alegra saber que ahora, a pesar de todo tiene una vida normal y que tiene un hijo de Nate. Sonrío cuando observo la foto donde están ella y su bebé, ella lo abraza y le da besos.

—¿Vas a ir a Suiza?

—Vamos a ir a Suiza.

—¿E Ileana y Margot? —con el mentón señala a mi princesa que duerme.

—Ileana sabe de esto, sabe mejor que nadie que, para curar mis heridas y poder sanar necesito saber dónde está Nate y que esto no solo es por mí, es también por Jared. Se lo debo.

—Lo sé, yo lo he visto y está mal.

—Lo sé, he ido a verlo pero no me recibe y cuando lo hace, joder Gale, ese no es mi padre.

—Entonces —dice después de un largo silencio —. ¿Cuando nos vamos? —le sonrío agradecido.

—Mañana.

—Vale, estaré aquí temprano —se despide de mí y le da un beso en la frente a Margot.

—Por favor.

Salimos de la habitación y lo acompaño hasta la puerta de la casa.

—¿A las seis está bien?

—Me parece que es muy temprano pero está bien —se da la vuelta cuando sale —. Compra los boletos entonces.

—Yo me encargo de eso, no te preocupes.

—Nos vemos mañana —chocamos los puños y baja los escalones para ir a su auto. Cuando arranca y lo veo alejarse entro a la casa.

Quise un gran cambio en mi vida y decidí dejar el departamento en Manhattan, compré esta casa en Upper East Side y desde hace unos ocho meses es el hogar de Ileana y mío. Será aquí donde crezca nuestra hija.

Subo las escaleras y cuando entro a la habitación Ileana ya ha salido del baño, al verme me sonríe. Una toalla rodea su cabeza y otra más su cuerpo, sus tetas que se ven más grandes ahora que le da de comer a la bebé.

—¿Ya se fue Gale?

—Hace unos minutos —se quita la toalla de la cabeza y su cabello cae en una cascada negra. Lo empieza a secar.

—Creí que se quedaría a cenar.

—Tiene que descansar, mañana tenemos que madrugar.

—¿Tenemos? —me mira con una ceja levantada —. ¿Por qué?

—Ya sé donde está Nelly.

—¿Dónde?

—En Suiza.

—¿Qué? ¿Y qué hace hasta allá?

—No tengo ni idea pero está ahí y sabes que tengo que ir.

Asiente con la cabeza.

—Lo sé.

Me acerco a ella y con ambos brazos rodeo su cintura y la atraigo a mí.

—No quiero dejarte ni a ti ni a Margot pero necesito saber que pasó con el cuerpo de-de mi hermano, Jared merece llorarle cómo es debido —Ileana me sonríe, comprensiva.

—Lo sé —me quita un mechón de cabello de la frente y lo hace a un lado —. No te preocupes, Seth. Ya había advertido a Dixon de esto y él se va a venir a quedar con nosotras.

—No pueden estar en mejores manos —le doy un corto beso —. No serán muchos días, lo prometo, en cuanto sepa lo que necesito saber nos regresamos.

—No te preocupes, tú tómate el tiempo que necesites cariño.

—Amo cuando me dices así.

Le doy un corto beso y la abrazo.

Quiero que esto sea para siempre. Quiero que cuando le confiese todo ella se quede, porque sin ella no soy nada, sin ella estoy perdido. 


🔥🔥🔥🔥

No lo pude evitar 😅, ya había escrito un poco del capítulo que según yo iba a subir el lunes pero no lo pude evitar y ya está aquí. No saben lo emocionada que estoy porque lean todo lo que se viene. Mucho drama, más drama que en las dos últimas historias, preparen sus pañuelos porque van a llorar y mucho. Sé que no las voy a decepcionar. Díganme en los comentarios que les pareció este primer capítulo.

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