- ¿Me acompañarás al funeral?

- Claro, cariño.

Veo que frunce el ceño. Hay algo más que quiere decir pero no sabe si hacerlo. Está claro que ésto no era lo que me quería decir.

- ¿Qué pasa?

- Sigo enfadado con mi familia, pero no quiero estarlo. Quiero arreglarlo todo con ellos. Me duele que pensaran que me hundiría de nuevo -mira al suelo y se muerde el labio antes de mirarme-. ¿Tú también pensabas que me iba a pasar lo de la última vez?

- No te voy a engañar, pensé que te distanciarías por unos días. Nunca creí que te pasaría lo que te pasó con Will, pero pensé que tendrías tus días de duelo. Y que tu duelo pasaría por separarte un poco de todos nosotros. Creía que querrías vivir ésto solo, pero por suerte no lo has hecho. No me has apartado ni a mí ni a tus amigos y estoy muy orgullosa. Me gusta saber que me equivoqué.

- Gracias, pequeña, te quiero.

- Y en relación a lo de que no quieres seguir enfadado con tu familia, lo de Mike lo podemos arreglar ahora mismo. Y después de entrenar podemos ir a hablar con tus padres.

Volvemos con nuestros amigos y le pedimos a Mike que venga. Chase le pide perdón y se abrazan y yo me uno al abrazo de los gemelos.

Al acabar las clases vamos a entrenar. Acompaño a Chase al campo de fútbol. Yo empiezo de aquí una hora, ya que hoy no entreno yo, sino que trabajo de entrenadora. Me quedo en las gradas haciendo los deberes de biología pero acabo mirando a Chase la mayor parte del tiempo. Peter y Hunter también juegan con él. Mike, en cambio, juega a hockey sobre hielo. Desde pequeños los dos gemelos han hecho deporte juntos. Iban dos días a la semana a hacer fútbol americano y dos días a jugar a hockey hielo. Al final Chase acabó siendo el del fútbol americano y Mike se decantó por el hockey. Cuando es hora me voy hacia la sala donde hacemos ballet. Me despido de Chase con la mano.

Las niñas de este año son las mismas que tenía el año pasado, así que ya las conozco. Tienen 7 años y son monísimas. Todas estaban en mi grupo el curso anterior excepto April, que es la única niña nueva. Al acabar vienen sus padres a recogerlas.

- Hola, soy Connor, el hermano de April.

El chico tiene mi edad y no voy a negar que está muy bueno. Es rubio y tiene los ojos claros. Lleva una camiseta que le marca los músculos del pecho y una chaqueta de cuero que le queda genial.

- Hola, encantada. Soy Maddie -me giro hacia la niña sonriendo-. April, ya puedes irte.

- ¡Qué profesora más guapa tienes, April! -le dice a su hermana, pero consigo oirlo y me sonrojo- Bueno, un placer, nos vemos el lunes que viene. -me sonríe y se va cogiendo la mano de la pequeña

Cuando ya han recogido a todas las niñas vuelvo al campo de fútbol y espero a Chase en el túnel de vestuarios. Cuando sale me da un beso en la frente y dice que nos acompañará Mike a su casa.

Chase habla con sus padres y les pide perdón. Rachel rompe a llorar y Chase la abraza fuertemente. Ellos también se disculpan y se dan un abrazo los tres juntos.

Nos marchamos rápido porque tenemos deberes que hacer. Como no tenemos el coche aquí Mike tendrá que llevarnos de nuevo. Veo que Chase se acerca a un armario y saca dos cascos de moto.

- Ni hablar. Yo no me subo a esa moto ni cobrando.

- Venga, Maddie, por favor. No te pasará nada. ¿De verdad crees que te pondría en peligro?

Se acerca a mí y me rodea la cintura. Hace un puchero y sigue insistiendo. Al final acabo cediendo. Me deja una sudadera ya que yo llevaba una camiseta de manga corta y él se pone una chaqueta de cuero. Me pone el casco y sonríe antes de ponerse el suyo. Chase sube a la moto y yo subo detrás de él. Se levanta la chaqueta y paso mis brazos por debajo de ella. Junto mis manos en su estómago apretando su cintura en un fuerte agarre. Pongo mi cabeza en su espalda y me acerco a él todo lo que puedo. Arranca y cierro los ojos al sentir la velocidad.

Al final no me desagrada tanto como pensaba. De hecho, me ha gustado y todo. Chase baja de la moto y yo sigo sentada en ella mientras me explica cómo ha ido el entrenamiento. Me coge por la cintura, me levanta y me deja en el suelo.

- El sábado tenemos el primer amistoso. ¿Vendrás al partido?

- ¡Claro! ¡Vamos Giants! -grito animando al equipo del instituto

Él ríe mientras entramos al edificio. Hago mis deberes en la isla de la cocina. Cuando levanto la mirada veo a Chase concentrado en lo que está cocinando. Cenamos viendo un partido de fútbol por la televisión y enfadándonos con el árbitro. Al terminar la cena lavo los platos y Chase aprovecha para hacer su tarea.

Por la noche recibo un mensaje de mi padre. Chase está sentado a mi lado en el sofá pero intento que no lo vea.

Vas a arrepentirte de haberme denunciado, Maddie.

Me levanto de mi sitio y voy rápidamente al baño. Me tiro al suelo con la espalda contra la puerta y empiezo a llorar silenciosamente. Cuando ya llevo un buen rato oigo unos pasos y la voz de Chase que me pregunta si estoy bien. No le respondo y tampoco dejo que abra la puerta. Me intento tranquilizar y me paso las manos por la cara para eliminar las lágrimas. Tal como me levanto, la puerta se abre y un preocupado Chase me envuelve en un abrazo. Me besa en la frente y se separa para mirarme. Me seca las lágrimas que quedan y me pregunta qué ha pasado.