-¿Irás a la fiesta del muelle de esta noche? -pregunta Mike

-No lo creo. -respondo tímida

-¿Por qué no? Estas fiestas son lo mejor del verano

-No me gustan las fiestas, prefiero quedarme en casa leyendo o salir a correr. No sé, simplemente no son lo mío.

-¿En serio eres igual de aburrida que el antiguo Chase?

Su hermano aparta su mirada de mi por primera vez en la conversación y fulmina a Mike.

-Yo no era aburrido, Mike

-Lo que tu digas, hermanito -comenta gracioso-. ¿Entonces a qué hora nos vemos, Sirenita?

-No cuela, Mike

-¡Yo si que quiero ir! -exclama Evan

-No pequeño, estas fiestas no son para ti. Ahí solo van imbéciles borrachos. -le dice Chase riendo y desordenándole el pelo al niño

Es la primera vez que lo veo reír y, ¡madre mía! Su risa es tan sexy. Deja sus dientes blancos a la vista y relaja sus hombros que han estado tensos hasta ahora.

-¿O sea que tu eres un imbécil borracho? -susurra Mike a su lado ganándose una mirada de odio del castaño.

-Cállate, Mike. -dice frío de nuevo

¿Cómo puede cambiar de humor tan rápido? ¿Y cómo puede ser tan tierno con su hermano pequeño? No sé la respuesta y eso solo me hace querer descubrir más sobre él.

Durante la tarde el pequeño me cuenta cosas de sus hermanos.

-Hace tiempo que no veo a Joe. Él está estudiando mucho. Antes Chase pasaba más tiempo conmigo, pero este año está ocupado entrenando y estudiando también -explica triste-. Mamá trabaja mucho, pero cuando llega siempre hablamos y jugamos. Lo que más me gusta es ir de vacaciones porque así mis hermanos no pueden entrenar ni estudiar. Están todo el día conmigo -dice feliz-. Son los mejores hermanos del mundo. ¿Cómo es tu família? -pregunta curioso

¡Mierda! ¿Y ahora que se supone que debo decir? Mi família es una auténtica mierda. Mi padre es un maldito maltratador. Sólo tengo a mamá y a mi hermana. Tarde o temprano se acabará enterando, pero es muy pequeño y no quiero contarle esto ahora. Tampoco lo conozco y si ya me cuesta explicárselo a mis amigos no me quiero ni imaginar cómo puedo contárselo a Joe. De repente, me siento muy acalorada. Decido inventarme una pequeña mentira.

- Vivo con mi madre. Ella es maravillosa. Es la mejor haciendo de madre -es verdad, nadie la supera-. A mi padre no lo veo mucho. Está todo el año viajando por trabajo. Y tengo una hermana mayor de la edad de Joe.

Al llegar a casa me encuentro a mi hermana urgando en su armario en busca de un vestido para la fiesta de inicio de verano de esta noche.
Mi hermana y yo no nos parecemos en nada. A ella le gusta la moda, estar con chicos y pasarse el verano haciendo fotos para subir a Instagram.

-Podrías usar este. -se gira con un vestido blanco en las manos y con una sonrisa de lado.

- Ya te he dicho que no voy a ir. -respondo cansada cuando lleva una hora insistiendo.

-Venga ya, por fin tienes 17. Ya puedes ir a alguna fiesta. Yo a tu edad ya había ido a más de 100. -explica moviendo las manos.

-Pero yo no soy tu, y a mi no me gustan las fiestas. Y aunque quisiera ir, mamá no me dejaría.

-¿No se supone que antes de decir que no te gusta algo tienes que haberlo probado? - pregunta haciéndose la lista- Y tranquila Maddie, de mamá ya me encargo yo. ¡Vamos, hoy será tu gran noche!

No sé por qué no sigo resistiéndome, pero me levanto, cojo el vestido y me meto en el baño. Al salir mi hermana me dice que estoy preciosa, pero que necesito arreglarme el pelo.

Por lo que veo al acabar de peinarme, mi hermana ya le ha dado la notícia de que iré a mi primera fiesta a mi mejor amiga.

-Mad, estás preciosa. -dice mientras corre a abrazarme

-Te lo dije. -susurra mi hermana

-Mi pequeña Maddie está creciendo -bromea Emma-. Ya verás, está será la mejor noche de tu vida.

Al llegar al muelle la música no me deja escuchar ni a mi amiga. Los jóvenes bailan restregándose al ritmo de una música horrorosa. A los lados hay un par de mesas, pero la mayoría de grupos están tumbados en la arena.

-Vamos a tomar algo, ven. -me coge por el brazo y me lleva hacia la barra

Antes de llegar escucho una voz detrás de mi.

-Pero mira a quien tenemos aquí. ¿Dónde has dejado tus libros, Sirenita?

No es necesario girarme para saber que es Mike.

-En mi defensa diré que no he venido voluntariamente. -explico riendo

-Tranquila, a partir de ahora querrás hacerlo cada noche, te encantará -me dedica una sonrisa y sigue hablando-. Yo estaré por aquellas mesas, si quieres algo puedes venir a buscarme.

Cuando se va busco a Emma con la mirada y la veo hablando con un chico en la barra. Se separan y alza la mirada. Parece que me ha visto y me indica que me acerque. Al llegar, el rubio ya no está allí.

-No voy a beber -le digo a mi amiga cuando me acerca un chupito

-Venga, no te pasará nada. Solo pruébalo.

Conozco a Emma y sé que no va a parar hasta que lo haga. Cojo el vaso, lo acerco a mis labios y siento toda mi garganta ardiendo.

-¡Esa es mi chica! -exclama dando pequeños saltitos- Ahora solo falta encontrarte un chico

-¡No! -digo de mal humor

-Pues una chica.

-¡Tampoco!

-Bueno, pues vamos a bailar al menos.

-Ve tu, Emma.

-¿En serio vas a dejar sola a tu amiga? -le dirijo una mala mirada- Vale, iré sola

No estoy hecha para esto. Las fiestas me estresan y no entiendo para qué sirven. Desde el momento en que llegamos solo tengo ganas de ir a casa. Voy a dar una vuelta por la playa mientras mi amiga se divierte.

Durante mi paseo me cruzo con decenas de parejas besuqueándose y restregándose. Y no sé si es por el acohol o por qué mierda, pero siento una punzada en el corazón cuando veo a Chase besando a una pelirroja que nunca había visto por el pueblo. Ella está sentada encima de él y lleva un vestido corto que deja sus contorneadas piernas a la vista. El castaño separa los ojos de ella durante un segundo y su mirada azul se cruza con la mia. Me aguanta la mirada y yo soy la primera en apartarla. Doy la vuelta y vuelvo a paso rápido hacia el muelle.