
Fear's smell [SeokSoo]
Beta. La sola palabra era simple y corta, no como Alfa ni como omega, solo beta, como la mayor parte de la población. Seokmin tenía muy grabado en su cabeza el hecho de que era un beta, como uno de sus hermanos mayores, solo que su hermano mayor resaltaba por dirigir a un montón de alfas, Seokmin no, Seokmin era amable y divertido, le gustaban las fiestas y las personas y solía divertirse siendo una descripción muy básica de "beta" y su padre no lo quería así, no lo quería como un beta, lo quería como un alfa como sus dos hermanos mayores, solo que sus dos hermanos mayores también decepcionaron a su papá.
Seokmin ya había decepcionado lo suficiente a su padre siendo un beta ¿Cómo podría decepcionarlo más?
El beso de Joshua en su mejilla lo hizo regresar en sí, la larga mesa frente a ellos llena de platillos variados era la exageración más grande de todos los días, solo eran dos personas en la mesa, él y Joshua, pero aun así Joshua arreglaba para él todo esto, porque Seokmin amaba ser mimado y amaba los lujos, amaba la parte bonita de tener privilegios.
—Si tu padre sigue interponiéndose en mis asuntos tendré que tomar medidas.— Dijo Joshua mirando su tableta mientras los hombres detrás de él murmuraban, y Seokmin hizo un puchero. —¿eh? ¿te enojaste?
—No me hables de trabajo, no sé nada de eso.
Joshua soltó una linda risa dejando la tableta en la mesa. Seokmin había sido claro con Joshua; no tenía la más mínima idea de trabajo, no sabía manejar negocios, no sabía manejar entregas ni problemas, su padre intentó enseñarle pero nunca pudo y despues lo lanzó al fondo de sus prioridades, Seokmin era bueno con la gente, era bueno en las fiestas y en el alcohol, pero tan pronto empezaban a hablar de trabajo él se dormía.
—Si, lo siento, nada de trabajo.— Dijo Joshua tomándole la mano y dándole una hermosa sonrisa. —¿entonces qué hará hoy mi lindo beta?
—Golf.— Dijo con la boca llena y un pedazo de comida en su tenedor. —Y spa. Y quizás películas.
Joshua asintió aun acariciando su mano.
—Le diré a mis hombres que te acompañen hoy, yo tengo trabajo que hacer.
Asintió metiéndose otro bocado a la boca mientras Joshua tomaba su cotidiano café. A Seokmin le gustaba esto, le gustaba estar rodeado de lujos y ser consentido, le gustaba la mirada de Joshua sobre él y divertirse todo el día, detestaba el trabajo, siempre lo odió, su padre solía decir que al ser un beta lo menos que podía hacer era trabajar hasta el cansancio para ser útil, y Seokmin estaba cansado de trabajar. Su padre le decía que si no era un omega no podía ser un trofeo y que si no era un alfa no podía liderar. Pues ni omega ni alfa.
Cuando conoció a Joshua su vida cambió de repente. Fue a hacerlo firmar un estúpido acuerdo para que las dos familias estuvieran en paz, viajó de su país hasta américa con tal de convencer a este hombre, su padre convencido de que si su hermano mayor había podido servir siendo un beta Seokmin también podría, así que le dijo que no regresara si no lo hacía firmar. Y así fue. Cuando Seokmin conoció a Joshua fue... diferente.
Recordaba haber llegado hasta la oficina de Joshua escoltado por sus propios hombres, él había pedido la compañía de Wonwoo pero su padre se la negó, y cuando su hermano mayor Mingyu también quiso acompañarlo su padre de nuevo dijo que no, entonces fue solo, fue con algunos hombres de su padre. Y lo primero que recordaba era ver a un par de tipos sacando un cuerpo de allí. Un cuerpo repleto de hematomas y sangre.
Y cuando vio a Joshua sintió miedo. El aroma a alfa estaba por todos los rincones, y Joshua limpiaba sus manos amoratadas y sacudía con delicadeza su traje caro, su oficina era oscura pero él parecía brillar en ella, con piel perfecta y el cabello en orden, y una sonrisa gatuna recibiéndolo. Joshua le pidió que todo fuera en privado, y aunque sus hombres se negaron los de Joshua los hicieron salir a todos.
Y despues de eso...
—El golf es aburrido.— Le dijo a uno de los hombres de Joshua. —Me estoy durmiendo y el sol me está quemando.
El hombre... que en realidad era una mujer alfa, sonrió asintiendo para golpear la pequeña pelota con el palo.
—¿A dónde quiere ir entonces? Le avisaremos al señor Joshua de sus movimientos y decisiones.
—¿Qué es famoso en américa?
—Futbol, béisbol... soccer. Lo que sea que le interese solo pídalo y apuesto a que el señor Joshua lo cumplirá. También hay opera y museos.
Hizo un puchero acomodándose los lentes de sol, su ropa blanca brillaba y era caluroso, incluso sus piernas descubiertas por los pantalones cortos era caluroso. No quería imaginar lo que sufrían los hombres en traje, incluso la alfa en ese traje de pantalón y saco.
—Todo suena aburrido. ¿Joshua está muy ocupado?
—Si, lo lamento. El señor Joshua tiene una agenda ocupada. Quizás pueda hacer un espacio durante el atardecer para verlo.
—¿se enojaría mucho si lo busco?
—¿el señor Joshua enojado con usted?— La alfa se rió, ella tenía el cabello largo y rubio recogido en una apretada coleta, pero aun así su cabello hondeó cuando giró la cabeza. —El señor Joshua parece incapaz de enojarse con usted. Este último mes ha sido casi un sueño para todos sus trabajadores, al parecer él está fascinado con su presencia.
—¿lo está?— Preguntó con una sonrisa.
—Si, sus feromonas deben tener un tipo de afinidad con las del señor. Es sorprendente.
—Mis feromonas no son especiales, soy un beta.
Un beta, y aun asi Seokmin tenía la marca de Joshua en su cuello. Llevó una mano hasta la zona y sintió las cicatrices, en realidad solo los omegas podían ser marcados de esa forma, pero la mordida de Joshua había sido tan profunda que simplemente quedó en su piel, pero Seokmin seguía siendo un beta, nada cambió, solo que Joshua había comenzado a ser más cariñoso y apegado. Desde que la marca había sucedido Seokmin tuvo una vida más despreocupada y caprichosa.
De alguna forma se sentía adorado por Joshua, si Seokmin pedía algo entonces lo tendría, si algo le molestaba entonces alguien se encargaría de deshacerse de ello, si Seokmin se sentía de un mal humor entonces las personas tratarían de mejorarlo. De pronto se sentía como un príncipe en una enorme casa, solo que no era un príncipe, era Seokmin, y Seokmin siempre había tenido una vida acomodada, pero ahora podía tener literalmente cualquier cosa que quisiera sin tener que hacer nada. Era mucho mejor que vivir con su padre.
Lo único que tenía que hacer a cambio era ser el amante de Joshua. No, algo más que su amante, quizás no un trofeo, pero si era algo que enloquecía tanto a Joshua que lo obligaba a mantenerlo siempre feliz. Miró a la alfa a su lado y pensó en ello. Ella había mencionado algo de las feromonas, y quizás fuera cierto.
—¿Qué es lo que haces tú para divertirte?— Le preguntó a la alfa.
—¿en una tarde calurosa del martes? Le sugiero regresar a la casa del señor Joshua y refrescarse en su piscina.
—Eso ya lo hice ayer.— Lloriqueo.
La chica se quedó callada un largo rato.
—¿si conoce el chuck e cheese?
Para cuando llegó la noche Seokmin seguía esperando a Joshua, era aburrido y no tenía nada que hacer, pensó que quizás eso de no trabajar nunca y solo divertirse era más difícil de lo que pensó, quería hacer algo con su tiempo aparte de solo esperar. Aunque el chuk e cheese si fue divertido, ganó muchos premios gracias a la alfa, ella era mucho mejor jugando que cualquier puberto molesto con los que se topó. ¡Los malcriados ni siquiera se habían manifestado aun y se burlaban de la puntería de Seokmin! Era increíble.
—Señor Seokmin, acompáñeme por favor, el señor Joshua lo espera.
Casi saltó y siguió a la alfa que mantenía ahora un rostro serio, cambiaba por completo la atmosfera e hizo sentir a Seokmin intimidado, aun así se subió al coche en silencio y espero viendo la película que pusieron en una pequeña pantalla. No sabía a donde iban, y Seokmin estaba deseando que fuera a un restaurante como la semana pasada, Joshua lo llevó a ese elegante lugar y pasaron la noche bromeando y escuchando al mejor pianista de la ciudad.
Pero cuando miró por la ventana y observó las calles vacías y los edificios viejos notó que iba a ser una de esas noches. Se sintió desanimado y un sentimiento horrible pesó en su estómago, miró a la alfa a su lado e hizo una mueca.
—No me siento bien ¿podemos regresar?
La alfa lo miró, y por un momento algo de empatía y pena cruzó por su mirada, ella siendo suave ahora.
—No, lo siento señor Seokmin, pero el señor Joshua está esperándolo.
Se llevó ambas manos al estómago como si doliera. No le gustaba esto, de todas las cosas que había pasado ese ultimo mes esta era su menos preferida. Lo odiaba, con el solo hecho de saber que iba a pasar sus manos se ponían sudorosas y sus ojos y nariz se enrojecían. Temblaba, y nadie estaba dispuesto a ayudarlo con eso, no podían.
—¿y si le dicen a Joshua que me enferme?
—Sabe que no va a funcionar. Tiene que ser así. Señor Seokmin...— La alfa suspiró apartando su mirada. —Hoy se cumple un mes, y creo que es el tiempo suficiente con el señor Joshua como para saber que se quedará por mucho tiempo. Así que llámeme Marie, ese es mi nombre.
—¿un mes es mucho para Joshua?
—Es mucho más de lo que ha durado junto a cualquier persona. El señor Joshua nunca tuvo tanto interés en nadie, ni beta, ni omega.
Seokmin tragó al ver el lugar a donde habían llegado.
—Gracias por decírmelo, Marie.
Bajó del auto sintiendo sus piernas como gelatina pero tuvo que caminar, dio pasos lentos siendo custodiado por Marie y otros hombres, paso a paso escuchando los quejidos y los golpes sordos de piel contra piel, escuchaba palabras, no muchas, pero escuchaba y su corazón se aceleraba con prisa cada que se adentraba más en esos pasillos oscuros y repletos de tierra. Era un edifico tan viejo que podían verse todas las capas de pintura que le dieron en su vida útil.
Y cuando por fin llegaron Joshua no tardó en notarlo, se giró con una enorme sonrisa limpiándose las manos con un pañuelo, su traje pulcro y su reloj... su reloj estaba roto y repleto de sangre, pero Joshua estaba perfectamente peinado.
—Hola, mi beta ¿te divertiste hoy?
La primera vez que vio a Joshua fue algo así, había algo impregnado en los ojos miel, algo que aterrorizó a Seokmin al punto de temblar, que lo hizo retroceder y encontrarse con la puerta en su espalda. Y Joshua respiró profundo y se acercó a él, le acarició el rostro e invadió su espacio metiendo su nariz en el cuello de Seokmin. Ni siquiera se conocían pero Joshua lo había tomado entre sus dos brazos para olerlo.
"Beta... ¿Por qué tu miedo huele tan bien?"
Seokmin miró al hombre atado en la silla, sangraba del rostro, apenas se le podía reconocer y estaba adolorido, y había otra persona atada de manos y piernas en el suelo, los hombres de Joshua cuidando que todo estuviera en orden. Y Seokmin tuvo que detenerse para no acercarse más a ese aroma desesperado y aterrador. Él mismo tenía miedo, él mismo quería ocultarse, quería que el Joshua que lo trataba bien y cumplía sus caprichos regresara.
Joshua lo abrazó con cariño aun cuando Seokmin estaba petrificado de miedo. Y lo escuchó olfatear en su cuello, sobre su marca.
—Shua... quiero irme...
A Seokmin le gustaba el lado bonito y luminoso de esa vida, pero el oscuro y feo... él no podía vivir así, por eso su padre lo trataba como un fracaso incluso antes de manifestarse, era evidente que no podía vivir con el sufrimiento que conllevaba esa vida, con la tortura y el miedo. Seokmin no era así, le gustaban las cosas buenas y caras, pero no esto. No le gustaba esto.
—Nos iremos en un momento, amor. Lo prometo.— Murmuró Joshua dándole un beso en la mejilla. —Vamos, tienes que despedirte.
Joshua lo hizo caminar hasta el hombre atado, y el hombre alzó la mirada, o lo que quedaba de ella. Y lo reconoció.
—¡Joven Seokmin! ¡El contrato! ¡No se olvide de lo que dijo su padre! ¡Soy uno de sus hombres! ¡Le soy fiel a su padre!
Joshua tenía como objetivo cazar a todos los hombres que lo acompañaron a américa, pero que despues de que Joshua decidió quedarse con Seokmin tuvieron que huir. O no, Joshua los dejó irse con el motivo de atraparlos despues, con el motivo de jugar al gato y al ratón. Y ahora Seokmin tenía que ver esto.
Tenía que afrontarse a esto porque había decidido quedarse con Joshua.
No.
En realidad había decidido ser tomado de forma pacífica, porque Joshua no lo habría dejado irse aun si Seokmin no lo quisiera. Lo único bueno es que no había querido irse de su lado.
Joshua pasó un brazo alrededor de los hombros de Seokmin y lo atrajo a él, mirando despreocupado a ese hombre.
—Hey, no le hables a mi beta directamente, primero háblame a mi.— Murmuró Joshua con una sonrisa juguetona, tomando de la mesa junto a él el largo bastón. Lo colocó en la barbilla destrozada del hombre. —Ruégale a mi beta. Anda. Si él me lo pide lo suficientemente lindo podría dejarte vivir.
El hombre miró a Seokmin.
—¡niño Seokmin!...
Y antes que pudiera continuar Joshua lo golpeó con fuerza usando el bastón, la sangre volvió a salpicar y pudo ver un diente, o un pedazo de diente, volar al suelo, su corazón comenzó a acelerarse y tuvo el impulso de levantarlo, pero lo controló, se quedó a un lado de Joshua girando su cabeza hacia el suelo, negándose a ver. Joshua lo tomó de las mejillas con una de sus enormes manos y lo obligó a ver.
—Te dije que no le hablaras directamente.
—Por...por favor...
El hombre miró a Joshua, y Seokmin sintió una enorme culpa en su pecho, tomó la mano de Joshua que sostenía el bastón y comenzó a murmurar palabras incoherentes, estaba tan nervioso que no sabía lo que estaba diciendo, hasta que su cabeza comenzó a funcionar.
—Shua...Shua, basta... déjalo ir... es un hombre amable, déjalo...— Murmuró intentando apartar la mano de Joshua. —Lo conozco desde que era pe...pequeño...Shua... él... él me cuidaba... a mi y a mis hermanos, shua...
Joshua lo miró casi enternecido y besó su frente.
—Tartamudeas. Es lindo, amor.
—Por favor, basta, vámonos a casa, solo déjalo ir por allí, ni siquiera creo que sepa inglés, déjalo y solo vámonos.
Joshua lo tomó por ambas mejillas y colocó sus frentes juntas, su sonrisa gatuna siendo bonita incluso en esa situación, y despues lo besó, Seokmin aceptando el beso y hundiéndose en él con tal de que dejara al pobre hombre. Y a pesar de ser un centímetro o dos más alto que el alfa se sintió pequeño y cohibido.
Cuando se apartó Joshua estaba sonriendo.
—Bien, vámonos a casa.
Y su corazón se sintió aliviado, sintió que podía respirar y se recargó en el hombro de su alfa respirando entrecortadamente. Bien, era algo bueno, si este hombre podía irse quizás nunca lo volvería a ver, pero estaba bien, Seokmin había decidido quedarse con Joshua, no intentaba escapar o dejarlo, era su decisión estar a su lado, y su padre lo aceptaría tarde o temprano, lo que no aceptaría es que Seokmin no logró lo que fue a hacer, su objetivo se quedó atrás.
Joshua le hizo una señal a Marie y ella asintió.
Marie tomó su arma y sin dar ningún segundo de espera le disparó al hombre justo en el rostro. Primero una vez, y despues varias por todo el cuerpo.
Seokmin giró con asombro, viendo el cuerpo desplomarse y la sangre salir a borbotones del cuerpo, observando como lo arrastraban sin vida y quitaban de sus manos y piernas las cuerdas apretadas. Despejaron la silla y tomaron a la persona detrás, a la que estaba amarrada, y la acomodaron allí, apenas un chico no más grande que él, ni más joven, un chico que se veía asustado. Y el corazón de Seokmin volvió a apretarse en su pecho.
Esta parte de su vida era la que no le gustaba.
Estaba llorando cuando se recostó en la cama, tan pronto terminó de ducharse comenzó a llorar, y Joshua lo abrazaba y lo consolaba, lo besaba y le decía que todo estaba bien, pero Seokmin no dejaba de llorar, sin importar lo que Joshua hiciera Seokmin seguía llorando, y ni siquiera era un llanto silencioso y triste, era caótico y desesperado, como si no pudiera tener suficiente de su propio llanto y siempre que se calmaba un poco llegaba más. Pensó que era cansado para Joshua, pero el alfa lo besó con ternura y lo acarició.
—Shhh... está bien.— Murmuró Joshua besándolo por todo el rostro, acariciándole los brazos. —Ya está bien.
Seokmin no paró, pero fue calmándose conforme Joshua lo besaba y consolaba, de pronto la cama y los brazos del alfa eran suaves y cálidos. Dejó que Joshua lo apretara en sus brazos y continuó llorando silenciosamente.
No sabía porque esto, porque su llanto y su tristeza excitaban tanto a Joshua. Podía sentirlo en su cercanía, y en su aroma. Esto era lo que Joshua disfrutaba más. Su miedo y tristeza. Y aunque lo consolaba había algo que se sentía mal y turbio.
Seokmin dejó de llorar y Joshua por fin pudo desvestirlo y enterrarse en él, como un animal, o eso fue lo que pensó Seokmin. Despues de hacerlo llorar, despues de asustarlo y hacerlo sufrir de esa forma Joshua solo lo consolaba y despues hacían el amor allí.
"¿hacer el amor no suena demasiado infantil?"
"Ellos tienen sexo, Seokmin, no hacen el amor, tienen sexo."
Su hermano mayor Mingyu siempre era cruel con él. Pero tenía razón, Seokmin era infantil y tonto, la palabra correcta era sexo y no amor. Pero cuando Joshua lo besaba y lo cuidaba tanto así se sentía, se sentía especial.
—¿Qué harás cuando hayas matado a todos esos hombres? Cuando me acostumbre a eso.
Joshua se rió.
—Eres tan especial que esto nunca se hará una costumbre para ti... pero despues de esos hombres supongo que tendría que buscar a tu familia ¿no es así? A tus hermanos... a tu padre... Y cuando ellos se vayan supongo que optaré por otros medios. Hay mucha gente que provoca lastima, amor. Como esas chicas que entran nuevas al trabajo y nunca saben con que se van a encontrar... o esos niños que piensan que se saldrán con la suya... Eres tan lindo que todo el mundo podría ser mi rehén, y tú sufrirías igual.
Joshua besó sus labios casi con ternura. Cerró los ojos.
—Me alegro de ser un beta.— murmuró. —Si fuera un omega y pudiera darte hijos... tú los matarías para hacerme esto...
Sintió la mano de Joshua acariciar su mejilla, la mano un poco herida de haber golpeado a aquel hombre.
—¿no tienes un sobrino llamado Haru?
Comenzó a llorar de nuevo, y las feromonas de Joshua se desbordaron emocionadas. Felices.
...
Yo prometo que quiero escribir un Joshua bueno, pero es muy dificil cuando me dijeron que querían historias de mafia y dolor.
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