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Saiki está pensando en que si de verdad fue una buena idea todo esto, quizás debió haber pensado mejor sobre volver a ser un niño de cinco años solamente por el capricho de Yuuta.

El peliverde solía estar en las calles cuando su madre estaba en casa, pero nunca iba lugares apartados para no perderse en el camino. Cuando esto pasaba, Kusuo usaba la clarividencia en el pequeño para que nada malo le pasara, sinceramente no sabía desde cuando empezó esa acción de cuidarlo, pero dudaba en este punto a no hacerlo.

Ese mismo día Yuuta quiso ver de nuevo a Saiki, pero siendo inconsciente de esto, puesto que quería solamente verlo cuando era de su misma edad, pero como no sabía que era la misma persona, deducía que era otro chico pelirosa del lugar. Kusuo no le iba a dar el gusto, hasta que el peliverde empezó a llorar en medio de la calle, diciendo entre lágrimas si estuviera ahí lo invitaría a su casa a comer unos dulces que mamá había comprado.

No pasó ni un minuto para que Yuuta encontrar al pequeño esper frente a él, de la misma manera en como lo vio la última vez. Un gorro negro con un logo rojo, las antenas a sus costados al igual que sus lentes verdosos—ignorando aquello, que lo recordaba levemente a Cyborg Cider-Man número dos—, festejó al verlo nuevamente.

Yuuta empezó a hablar animadamente con él mientras caminaban, después de todo al peliverde no le gustaba estar sin hacer nada y solía ser muy revoltoso. Saiki solamente se limitaba a escucharlo y cuidarlo, teniendo cuidado de que no hubiera nada o los otros niños que habían peleado con Yuuta.

— ¡Cyborg Cider-Man número dos es bastante fuerte! — La voz animada del infante sonaba fuerte, ya estaba acostumbrado.— ¡Es más, te diré un secreto, pero no le digas a nadie! ¿Bien? — Kusuo volvió a asentir, mientras que Yuuta se acercaba a su oreja para contarle.— ¡Yo conozco a Cyborg Cider-Man número dos, así que sé mucho sobre él, es bastante agradable! ¡Pero no le digas a nadie, es un secreto entre los dos!

"¿Por qué me lo dices en la oreja si igualmente lo gritarás?"

Aún así, volvió a asentir, dejándole en claro de que guardará su secreto. Yuuta amplió su sonrisa, alegre de haber confiado en su nuevo amigo.

— ¡Bien! ¿Vives cerca de aquí verdad? ¡Vamos a mi casa, mamá compró muchos dulces, y como eres mi amigo y guardarás mi secreto te daré la mitad de mis dulces! — Saiki sonrió levemente, después de todo iba a recibir su recompensa.— ¿Quieres comer dulces conmigo?

Si quiero. Respondió mediante la telepatía.

— ¡Está bien, sígueme y no te pierdas!

Al decir aquello, volteó para volver a sus pasos y llegar a su casa, pero luego de unos segundos su sonrisa se desvaneció, empezando a llorar con fuerza, tomando el brazo del esper como apoyo.

— ¡NOS PERDIMOS, NO SÉ EN DÓNDE ESTAMOS! — Admitió entre lloriqueos, las lágrimas no dejaban de salir de sus verdosos ojos cristalinos.— ¡PENSÉ QUE ESTÁBAMOS CAMINANDO EN UN SENDERO QUE CONOCÍA, PERO NO CONOZCO ESTE LUGAR!

Saiki mantuvo su rostro sereno, dejándose para que Yuuta pudiera sacar su tristeza en él. Sabía donde estaban, solamente bastaba con caminar unos diez minutos de donde vinieron para volver al parque que el peliverde conocía. El pequeño solamente lloraba fuertemente, así que solamente trataba de arrastrarlo al sendero para volver rápido al parque, pero Yuuta se mantuvo fuerte.

— ¡N-No, quédate aquí! ¡Mamá me dijo que si me perdía debía quedarme quieto, quizás nos podamos perder más! ¡Vamos a desaparecer y nuestras familias van a estar tristes, no quiero que mi mamá esté triste! ¡Además de que si me pierdo no veré nunca más a Cyborg Cider-Man número dos de nuevo! — Dijo entre lloriqueos, dejando sus mocos caer sobre su barbilla.— ¡No te separes de mí!

Saiki solamente lo miró, con las cejas levemente fruncidas. Yuuta tenía razón de que debían quedarse quietos si se perdían, pero él no lo estaba, sabía donde se encontraban y que debían solamente caminar recto, pero el peliverde no lo dejaba.

— V-Ven, siéntate conmigo aquí.— Sintió la mano de Yuuta agarrar la suya, guiándolo a sentarse con él debajo de un árbol para darse sombra. Ambos se quedaron callados luego de esto.

Yuuta nunca soltó su mano, y ya había pasado cuarenta minutos desde que estaban ahí. Kusuo solamente esperó a que tuviera sueño y se quedara dormido para poder teletransportarse frente a su casa, solamente debía decirle que fue una pesadilla que sufrió al quedarse dormido luego jugar en el parque.

Miró frente a él, admirando la pequeña tienda que vendían cosas de todo tipo, Yuuta le seguía la mirada, aún callado y entre lágrimas. Observaban a personas salir y entrar del lugar, ignorando lo que ambos estaban pasando, quizás pensaban que estaban jugando u otra cosa.

— T-Tengo hambre...— Yuuta habló, llamando la atención de Saiki.— Mamá dijo que estaba cocinando mi comida favorita. Quiero ir a casa...

"Solamente déjame guiarte, o quédate dormido. Así podrás ir a casa". Pensó Kusuo, aún manteniendo su rostro sereno.

— Ojalá Cybor Cider-Man número dos estuviera aquí, nos dejaría a casa volando.— Dijo desanimado, observando sus zapatos sucios por la tierra mientras apretaba el agarre de sus manos.

De pronto, Yuuta alza la cabeza al escuchar unos pasos aproximándose, aún con sus lágrimas en sus mejillas, pestañando confundido. Saiki imitó su acción, había estado centrado en el peliverde que ignoró lo que estaba alrededor.

Fijó sus ojos en la del contrario, que era muchísimo más grande que él, viéndolos con preocupación plasmada en su rostro pecoso.

Espera, ¿rostro pecoso?

Inconscientemente apretó el agarré de sus manos tomadas con la de Yuuta, sin dejar de observar la figura de Haru cerca de ellos, que poco a poco se acercaba, dejándose escuchar por las bolsas de compras que tenía en sus manos. Contempló en silencio en como el pelinegro se hincaba, dándoles un poco de espacio para no asustarlos.

— ¿Están bien? ¿Se perdieron ustedes dos? — La voz de Shimizu es de un susurro, más suave que de costumbre.— ¿Están solos aquí?

Yuuta lo miró, tratando de tranquilizar y quitar sus lágrimas, mientras que él solamente se quedaba en silencio.

"¿Por qué siempre apareces cerca de donde estoy?"

Pensó, aún manteniendo su mirada sobre el pecoso, quien lo miró de vuelta aún con preocupación, desvió su mirada sobre el pelinegro al darse cuenta de que fue pillado observandolo.

— S-Sí, mi amigo y yo nos perdimos.— Habló el peliverde, sincero.— Estábamos hablando, así que no nos dimos cuenta de que fuimos por un camino que no debía.— Habló entre sollozos, Haru dejó una bolsa en su otro brazo para colocar su mano en la pequeña espalda de Yuuta, tratando de que se calmara un poco.— ¡FUE MI CULPA, WAAAAAH! — Su grito asustó un poco al Shimizu por no haberlo esperado.

— ¡N-No, no llores! S-Seguro no es tu culpa, son cosas que suelen pasar, así que respira hondo y trata de estar calmado, ¿bien? — Dijo algo incómodo y avergonzado.

Saiki simplemente apretaba su agarre con la de Yuuta, aún en silencio. Luego observó a Haru, quien ya tenía su mirada sobre él, desvió la mirada rápidamente.

— Hey, pequeñín.— Lo llamó, volvió a mirarlo.— ¿De dónde vinieron, en qué camino iban ustedes dos?— Ante su pregunta simplemente apuntó a la calle de donde venían, Haru asintió.— Bien, gracias.— Agradeció con una sonrisa débil, volvió a asentir ante su agradecimiento.— Mira, tu amigo me dice que llegaron de ahí, yo conozco esta calle. Es más, hay una cafetería que suelo frecuentar, quizás esté cerca de donde viven, ¿bien? Los llevaré a ambos allá.

Yuuta lo miró un poco desconfiado, aún estando inseguro de ir con él, luego observó a Saiki, quien asintió con la cabeza, dándole la confianza suficiente para aceptar la ayuda del mayor.

— B-Bien...— Susurró, Haru sonrió feliz. Alzó su mano para que Yuuta lo pudiera agarrar y poder levantarlo. El peliverde aceptó su mano y tampoco lo soltó cuando ya estaba parado. Ahora en una mano tenía al pelinegro y en la otra tenía al pelirosa.— Vamos...

—Vamos.— Repitió Haru como afirmación, teniendo cuidado con la pequeña mano de Yuuta.— Avísenme si empiezan a recordar su ruta, por favor.

Y así, los tres empezaron a caminar sobre el sendero que Kusuo había apuntado. Estaban callados hasta que Yuuta comenzó a hablar con Haru, no le preocupaba, era un niño hiperactivo y solía ser así con todos, y ya conociendo al pecoso siendo un amante de los niños, le seguía la conversión con toda la calma del mundo—Kusuo se había dado cuenta de que Haru es más abierto con los niños pequeños que con los de su edad, y que le sonaba el rostro de Yuuta en alguna parte, mas no le dio importancia—. El esper simplemente se quedaba en silencio, desviando su mirada a las bolsas que Haru traía consigo, gracias a su visión pudo ver a través de ellas y darse cuenta de que eran unas velas de cumpleaños y una caja que contenía el producto de una crema facial para chicas, quizás era el cumpleaños de su madre. El pecoso seguramente iba directo a su casa pero decidió ayudar a ambos en encontrar el hogar del peliverde.

"Eres demasiado bueno para tu propio bien". Fue lo primero que pensó al ver la sonrisa de Haru hacia Yuuta.

Los minutos pasaron y el peliverde seguía hablando con Shimizu, ya compartiendo su nombre y apellido, siendo contestado con la de Haru, el esper solamente quedó callado, Yuuta simplemente contestó de que no era de hablar mucho, Haru entendió al instante, aún así nunca dejó de lado a Saiki en la conversación.

— Espera, ¡aquí está el parque!— Habló Yuuta alegre, observando con estrellas en sus ojos su lugar preferido luego de haber caminado por diez minutos.— ¡Ahora sé como llegar a mi casa! ¡Muchas gracias Haru-niichan!

— ¿N-Niichan?— Se preguntó en un susurro. Luego simplemente le regaló una sonrisa avergonzada a Yuuta, con un leve sonrojo en sus mejillas por ser llamado así.— ¡N-No fue nada! Díganme donde están sus casas para acompañar-...

Haru se vio interrumpido por el sonido de una barriga sonar por el hambre, seguramente. Tanto Saiki como Shimizu dirigieron su mirada al peliverde, quien sostuvo su panza con ambas manos luego de soltar la de los chicos.

— Tengo hambre, mucha hambre.— Contestó simple.

— ¿A qué hora tu madre te deja estar afuera? — Preguntó Haru, Yuuta miró el cielo, recordando las palabras de su progenitora.

— ¡Hasta las una de la tarde!

El pecoso sacó su celular de su bolsillo, observando la hora del día, sonrió al verlo.

— Son las doce aún, podría llevarles a la cafetería que les dije.— Habló con una nueva sonrisa en sus rasgos.— Podría-...

— ¡UOHHH! ¡Tienes manchas en tu cara y manos!— Dice Yuuta, interrumpiendo lo que decía el mayor, asombrado mientras apuntaba directamente al rostro de Haru.— ¡No me había dado cuenta, quizás porque estaba llorando! ¡Es la primera vez que veo a alguien con muchas manchas!

"¿Y ahora lo dices?"

El esper pudo observar la incomodidad y como la sonrisa de Shimizu se debilitaba, mientras apartaba sus dorados ojos y giraba su cabeza a otro lado, tratando quizás de ocultar su rostro de la expectante mirada de ambos. Soltó una pequeña risa entre sus labios secos.

— S-Sí, son pecas... — Dice con una voz baja.— ¿Te incomoda?

— ¿Eh, por qué-...?

¿Cuánto falta?

La pregunta salió de manera abrupta, llamando la atención del pelinegro y de Yuuta. No supo porqué lo hizo, ni tampoco le interesaba la razón de su acción, pero supo que hizo bien en cambiar la dirección de la charla al ver la sonrisa aliviada de Haru, quizás estando agradecido internamente.

— No mucho, así que no se preocupen.— Contestó el pecoso, ya más animado.— Como ya estamos cerca de donde viven, podré dejarlos en la casa de Yuuta luego de comprarles algo dulce para comer.

— ¡Yo quiero un pastel de chocolate y una bebida sidra! — Soltó Yuuta contento, Haru asintió a su pedido.— Por favor.— Dijo también, por formalidad.

— Bien, te compraré eso.— Habló Shimizu, Yuuta sonrió feliz por los dulces que comerá.— ¿Y tú?— Saiki dirigió su mirada hacia Haru, quien lo miraba expectante ante su respuesta.— En la cafetería venden distintos tipos de dulces y postres, puedes pedir un pedazo de pastel del sabor que gustes, cualquier cosa.— Saiki simplemente lo miraba fijamente, ya sintiendo el apetito de probar alguna delicia que él no pagará.— También hay gelatinas de café, no sé si te gustan, a mí sí, puedo comprartelo si quieres.

"Me compraste con la gelati-..."

Y, de repente, sus pensamientos fueron interrumpidos al presenciar la sonrisa amable se apoderaba de los labios de Haru, uno mucho más grande y tierna mientras adulzaba su mirada hacia él, con su característico brillo danzando en ellos.

El medidor de simpatía de Saiki hacia Haru aumentó a un cincuenta y cinco por ciento.

Kusuo solamente se digna a asentir con la cabeza, dando la conversación por terminado. Shimizu cierra sus párpados como aprobación, devolviendo el asentimiento. Los tres volvieron a caminar, ahora yendo a la cafetería que hablaba Haru. Exactamente, la cafetería Mami, Saiki ya lo sabía, Yuuta también ya había reconocido el lugar por haberlo visitado un día con su amigo Cyborg Cidra-Man número dos.

Y como lo había dicho Shimizu, compró los dulces que ambos querían; a Yuuta el pastel con su bebida y a Saiki con su gelatina de café. Entretanto él solamente pidió una taza de café amargo a su amiga camarera, Chisato Mera, quien también había reconocido al peliverde.

Shimizu se había sentado a un lado de la mesa, mientras que el peliverde y él juntos al otro lado. Empezaron a hablar Yuuta y Haru, animados mientras degustaban de sus pedidos, Saiki simplemente escuchaba y comía de su gelatina. Como ya se había dado la idea, el de ojos verdosos hablaba sobre los héroes y los poderes que poseían estos; sus luchas contras los villanos y en como siempre salían victoriosos.

— ¡Cierto que es genial! — Habló entusiasmado el peliverde, Shimizu asintió con una sonrisa, mientras daba una tomada de su cafe.— ¿Para ti qué es lo que hace a alguien un héroe, Haru-niichan?— Preguntó.

—¿Para mí? — Se apuntó el mayor, Yuuta asintió a su pregunta. Kusuo dejó de comer para prestar su atención en él.— Un héroe para mí...— Kusuo realmente se sorprendió al darse cuenta de que Haru de verdad quería darle una respuesta a Yuuta. Luego, una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del pecoso.— Un héroe sería alguien que ponga las necesidades y felicidad de los otros antes que la suya. También que ayude a los otros sin esperar algo a cambio, tampoco necesitan de poderes para ser un héroe, ¿sabes? — Habló con dulzura, tomando el último sorbo de su café, dejando ya la taza encima del plato blanco con cuidado al haberlo terminado. Les regaló una sonrisa a ambos con sus párpados cerrados, inclinando su cabeza a un costado.— Con que esa persona sea alguien bueno, ya lo hace un héroe, ¿no creen?

Tanto Kusuo como Yuuta se quedaron viendo a Haru en silencio. De pronto, una sonrisa brillante sale del peliverde, con brillos en sus ojos al mirar a Shimizu.

— ¡Haru-niichan es genial!

— ¿L-Lo soy?

— ¡Claro que sí!

"En resumen, te describiste a ti mismo sin saberlo." Pensó Kusuo al ver a Haru avergonzado de las palabras de Yuuta hacia él.

Siguieron hablando hasta que una melodía suave junto a unas vibraciones lo interrumpieron. Haru sacó su celular nuevamente de su bolsillo, les lanzó una mirada de disculpa antes de atender la llamada. Yuuta entretanto siguió tomando de su bebida, y Saiki todavía expectante en el pelinegro. Hablaba en susurros suaves, pudo oír que se dirigía a su madre.

De pronto, la mirada de Haru perdió un poco de su brillo luego de escuchar la voz del otro lado de la línea, su sonrisa a este punto se había desvanecido en su totalidad, y así, terminó su llamada con un "te amo". Shimizu seguía observando a su teléfono, decaído.

Maldición, Kusuo ya se había dado cuenta al poder escuchar sus pensamientos. Parece que el padre de Haru no podría asistir al cumpleaños de su esposa, la progenitora del pecoso, por razones del trabajo, eso mismo le había dicho ella cuando lo llamó por teléfono.

Observó como Haru guardaba su celular en su bolsillo, notablemente decaído, contemplando su taza vacía. Yuuta parecía no darse cuenta al poder degustar de su pastel, mientras que a él le faltaba la mitad de su gelatina de café.

Tomó su cuchara otra vez, separando un pedazo de su galetina con cuidado, para luego alzarlo hacia el rostro de Haru, quien inmediatamente se dio cuenta al tener el pedido del pelirosa sobre sus narices.

— ¿Q-Qué? ¿Es para mí? — Preguntó, Saiki asintió ante su pregunta.— N-No puedo aceptarla, es tuya, yo te lo compré.— Aún con lo recién dicho, el esper seguía con la cuchara alzada, esperando a que Haru aceptara comer de su pedazo de gelatina de café.— ¿No vas a aceptar un no como respuesta, cierto? — Volvió a asentir.— B-Bien...

Finalmente Haru fue fácil de manipular, dejándose para que Saiki pudiera darle de su postre, luego Yuuta quiso unirse y le quiso dar de su pastel. El resto de la media hora pasaron entre risas y palabrerías—obviamente por parte del peliverde y del pecoso, aún así Kusuo no fue excluido—. Luego de haber terminado, se despidieron de Mera y Shimizu los dejó frente a la casa de Yuuta al haber sido guiado por este mismo. En esa caminata, Haru decidió tomar las manos de ambos para una mejor comodidad, en vez de tomar solamente la mano de Yuuta.

Saiki pudo volver a sentir su fría mano entre la suya, nuevamente entrelazadas mientras caminaban juntos. Aún si era fría, era suave ante su toque, tal y como lo recordaba de esa noche en su cuarto. Incoscientemente, Kusuo activo se su piroquinesis para poder entrar en calor la pecosa mano del contrario.

— ¡Espero volver a verlo pronto, Haru-niichan! — Dijo alegre el pequeño peliverde, abrazando por la cintura al avergonzado Shimizu, quien aceptaba su abrazo con cuidado.— ¡Cuidese mucho por favor!.

— Lo haré.— Contestó Haru con dulzura derramada en sus palabras.— También cuídate, ¿está bien?

Yuuta simplemente asintió con una sonrisa deslumbrante mientras se separaba del abrazo, se fue directo a su casa, dejando la puerta abierta para que el esper entre también.

Kusuo observó a Shimizu, alzando un poco su cabeza por la diferencia de alturas. Pudo contemplar como el pecoso se acercaba, para luego hincarse frente a él, con una pequeña sonrisa en sus rasgos.

— También cuídate, ¿sí? — Habló en un susurro, el esper asintió.
— Asegúrate de que la madre de Yuuta te acompañe a casa, para que no estés solo y te pase algo malo.

"No hace falta, literalmente vivo al lado."

Sus pensamientos duraron hasta ahí al sentir la mano del pecoso en su cabeza, sobre el gorro que estaba usando. Sintió unas palmadas suaves, las más suaves que pudo haber sentido. Observó las constelaciones que estaban esparcidas en todo el rostro de Haru, quien tenía su sonrisa amable y sus dorados ojos ya cerrados por sus párpados, acompañado de sus pequeñas pestañas.

— Sé un buen chico, ¿bien?

S-Sí.

Aquello fue lo último que dijo, para luego ver a Haru levantarse con cuidado, acomodando las bolsas en una sola mano, para seguir acariciando su cabeza. Le dio la espalda después de esa dulce acción, mientras se despedía en silencio, con un solo movimientos de manos.

— ¡Ven, entra a mi casa, ya vamos a almorzar! — Escuchó la voz se Yuuta, dejó de observar la silueta de Haru para poder entrar a la casa del peliverde.— Te va a gustar mucho, ¡te lo aseguro!

Bueno, parece que no había perdido su tiempo en esto. Pudo recibir su recompensa y se divirtió.

Sí, fue una buena mañana.

El medidor de simpatía de Saiki hacia Haru aumentó a un cincuenta y nueve por ciento.

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Holiu. <3

Espero que les haya gustado el capítulo, siendo sincera a mí me gustó bastante JAJKSKK. Y la verdad no pensé que me iba a gustar, que bueno que si lo fue(?).

También quería decirles que en mi libro apartado "Constelacioens Fanfic" hice un dibujo nuevo de los padres de Shimizu cuando eran jóvenes, también hice un pequeño resumen de su romance. Ah, y también hice un dibujo se Haru estando en Kimetsu no Yaiba JAKSKAKS también le hice su pequeña historia, si es que le interesa. 👉👈❤

Y eso, cuidense mucho, love yourself. 💜

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