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— Ah...— Mera suelta un suspiro, acomodando su cuerpo con la banca donde se encontraba sentada. Observó de reojo a Haru, quien se sentaba a un lado de ella en silencio.— El parque se ve bien a esta hora, ¿no crees?

Shimizu asiente ante su pregunta, dándole una sonrisa algo incómoda, evitando su mirada mientras se acomodaba un mechón de su oscuro y desordenado cabello.

— Supongo, aunque nunca he tenido la oportunidad de estar aquí a estas horas...— Responde sincero.

Ambos luego de que el pecoso abrazara a la peli roja delante de todos—para vergüenza de Haru, que después de eso se fue directo a sentarse a otra mesa para evitar las miradas chismosas—, se habían acordado de juntarse a la mañana siguiente en la tarde, puesto que era sábado. Los dos tuvieron tiempo de sobra para calmar sus mentes y en pensar lo que iban a hablar, porque era necesario para poder progresar y eso lo sabían.

Mera sonríe levemente, mirando el atardecer mientras esperaba lo que podría decir su amigo. Podía de ver que Shimizu trataba de hablar, luego cerraba la boca y meditaba, para luego volver a abrir sus labios y quedarse callado otra vez. Sabía que iba a reaccionar así, pero también sabe que está dando su mayor esfuerzo.

Lo vuelve a mirar, regalando otra sonrisa tranquilizadora, colocando su mano sobre su hombro con cariño. Capta la atención del chico ante su tacto suave.

— Tranquilo Haru-kun, te escucho. Cualquier cosa que quieras decir, yo estaré aquí para oírte.

Observa la cansada mirada de su amigo, que luego de decir aquello logra percibir unos toques brillantes y esperanzadores. Suelta un suspiro cristalino, formando sus manos en puños para tratar de calmar su corazón.

Chisato sabe que Haru lo intenta, y lo apoya. Le da su tiempo en responder, no lo apresura y no dice nada, aún esperando lo que pueda decir. Contempla un suspiro más, y parece ser el último que iba a soltar.

— Yo...— Lo escucha decir, su voz es débil y más suave a comparación de antes.— En serio fui un idiota... Sé que quieres ayudarme, también sé que quieres que te diga lo que está pasando conmigo porque te preocupas por mí, y... Y yo... No hago más que arruinar las cosas.— Su voz es temblorosa al igual que su anatomía, mas su rostro es sereno. Haru la mira un segundo para luego volver a evitar sus ojos.— He estado tratando de alejarme de ti, no porque te odie, no te odio, yo...

Chisato siente un nudo en la garganta al verlo tan frágil. Estaba acostumbrada a su sonrisa amable, ella estaba consciente de que él trataba de aguantar todo, pero ella sabe que no puede sacar algo con tan sólo hablar abruptamente, porque Shimizu no le respondería tan libremente ante sus dudas y preocupaciones.

Se queda callado unos segundos más, formando sus labios en una sola línea recta. Por un momento pensó que iba a dejar de hablar, abre su boca ante ello para decir algo, frunciendo levemente sus cejas, pensando que tal vez tratar de hablar de esto no era una buena idea. Se sintió culpable por unos momentos.

— Ah, ¿Haru-ku-...?

— Yo amo mucho a Mera-chan...— Dice finalmemte, interrumpiendo su pregunta. Abre los ojos ante lo dicho, la sorpresa es palpable en ella. Shimizu sigue hablando luego de su reacción.— Y... Algunas veces pienso que es mejor no estar contigo, no quiero que te estreses con mis problemas... Yo... ¿Qué voy a hacer si te cansas de mí? Si tú también ya no me quieras...

Y así, finalmente tuvo el valor de conectar sus miradas, transmitiendo su dolor con tan solo fijar sus ojos dorados con la de ella. Mera queda paralizada, siente una punzada en el pecho ante tales sentimientos que pudo sentir con toda su alma.

— Mera-chan... ¿Estoy siendo egoísta?— Pregunta, observando sus manos pecosas en lugar de ella.— ¿Acaso es mi culpa? Y-Yo en serio trato de sacar lo mejor de mí.— Tartamudea un poco, arrastrando sus palabras lo más que puede.— Pero... Creo que no es suficiente... Algunas veces pienso que todo sería mejor si yo no... Si yo no...

Silencio...

No dice nada más. No puede hacerlo.

Mera parpadea más, sin saber lo último que iba a decir. Desvía la mirada para luego volver a posarlas en Shimizu. Su garganta está seca y trata de humedecerla con tragar saliva.

— Haru-kun, mírame...— Dice con una voz suave, tan suave como la miel. El recién nombrado acota lo que dice, apenado.— ¿Quién no ha sido egoísta? Yo también lo he sido, los que conocemos son egoístas aunque no quieran, lo mismo pasa con nosotros. Puede que nuestras razones para serlo sean distintas, o quizá incomprendidas, pero eso no nos hace diferentes. Puede que la causa de ser es por miedo, por enojo, cualquier cosa. Nos incluyen a todos.— Habla segura, sin dejar de sonreír.— Pero quiero que sepas que nada es tu culpa, de nada. Absolutamente.

— ¿Cómo estás tan segura...?

— ¿Por qué no estarlo? — Pregunta ella de vuelta.— Dime algo que te haga pensar eso, una cosa.

— Una cosa...—Repite lo último, suelta un suspiro.—... Papá.— Susurra, Mera puede percibir que su voz se vuelve agridulce a este punto.— Es mi culpa de que llegue tarde... Escuché que cada vez que vuelve a casa está cansado de escucharme decir algo sobre mí... De mis pecas... S-Si yo fuera más seguro de mí mismo, papá llegaría temprano, le daría más amor a mi madre... Me escucharía más. Tal vez no se habría aburrido de mí.

La mirada de Shimizu brillaba más por culpa de sus lágrimas retenidas. No quiere llorar, no otra vez. Su vista es borrosa, no obstante aún puede ver el rostro amargo de la fémina. Trata de forzarse en sonreír, para no apreciar el tenue rostro de la Chisato, mostrando su preocupación por él.

— ¿Papá me amaría si yo fuera otra persona?

La peli roja lo observa en silencio, mientras negaba con la cabeza. Alza su mano para acariciar su pecosa mejilla. Siente un escalofrío por su muestra de cariño.

— Haru-kun...— Dice suavemente, demostrando su amor con cada letra de su nombre.— Puede que yo no lo conozca, que no sepa ni una pizca de lo que vivan ustedes. Pero estoy segura de que él te ama, no porque sea tu padre, sino porque sé que también te guarda un gran amor. Te vio crecer, estuvo ahí cuando viniste a este mundo, es algo con lo que debe tener... Y si no estoy en lo cierto, entonces es un grandísimo idiota, y si me llevo a topar con él me agarras porque le daría un gran golpe. Sería una estupidez no amarte, ¿sabes?

Haru casi se atraganta con su propia saliva. Siente sus mejillas y orejas rojas ante lo dicho. Aparta su mirada, cohibido por lo último.

— No digas eso.

— Haru-kun es la persona más amable que conozco.— Dice con más fuerza, sorprendiendo al peli negro.— Haru-kun siempre se preocupa por todos, por mí. Me ayuda con las tareas que no comprendo. Me compra y hace comida cuando tengo hambre. Me deja a mi hogar para que nada malo me pase. Se asegura de que esté lo mejor posible. Me abriga cuando tengo frío. A Haru-kun no le importa si soy pobre o no, porque me quiere aún con mis defectos y problemas.

Shimizu siente que no puede hablar, pero aún así no aparta su mirada de ella. Está sorprendido, porque la conoce y sabe que ella no le mentiría, jamás lo ha hecho y confía en que no lo hará en el futuro. Siente su corazón liviano, calmado. Sus hombros tiemblan y sus manos sudan inevitablemente. Contempla a su amiga, como alzaba sus manos a los costado de sus labios, sonriente en todo momento.

— ¡Yo amo a Haru-kun con todo mi corazón! — Grita con fuerza, causándole un pequeño salto por el susto.— ¡Amo más a Haru-kun que toda la comida del mundo! ¡Haru-kun es la persona que más adoro! ¡Haru-kun, por favor no me vuelvas a dejar porque sino lloraré con todas mis fuerzas!

El pecoso se queda pasmado observando a su amiga. Sin dejar de pestañar ante lo que sucedía. No sabe cómo sentirse ni cómo reaccionar en un momento como este. Su mirada se mantiene firme sobre la figura de Mera, quien seguía diciendo en voz alta su inmenso cariño hacia él.

Mera lo quiere. Alguien lo hace. Ahora está seguro de ello.

Traga duramente, arrugando la tela de sus pantalones con sus manos temblorosas. Siente que ya no puede aguantar más sus lágrimas y las deja salir, deja que recorran sus mejillas con libertad. Suelta unos sollozos silenciosos, tratando de que este momento quede intacto en su corazón.

Ahora sabe que ya no es necesario guardar sus lágrimas para él. Que puede sacarlas, que puede librarse. Que puede ser él mismo si está a su lado. Lo sabe.

— ¡Y-Yo amo a Mera-chan con todo mi corazón! — Alza su voz también, imitando a la peli roja.— ¡Mera-chan es la mejor amiga que pude desear! ¡N-No la cambiaría por nada! ¡Mera-chan, t-te amo! — Con ayuda de su mano trata de secar una de sus lágrimas, limpiar su rostro de ellas.

Chisato se detiene un momento para apreciar el intento de Shimizu por hablar de su amistad, con toda la fuerza de su cristalina voz. Siente que sus labios tiran hacia arriba con satisfacción y felicidad. Cierra sus párpados, volviendo a gritar junto a su amigo.

— ¡Amo a Haru-kun con todo mi ser!

— ¡A-Amo a Mera-chan c-con todo mi ser!

Gritan al mismo tiempo, demostrando al atardecer y al parque su ya fuerte lazo. El viento despeinan sus cabellos y liberan sus penas y frustraciones guardadas desde hace tiempo.

Ah... Haru está feliz. Ahora lo está. Junto a Mera.

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Holiu.

¿Querían momentos de amistad de Haru y Mera? Aquí está su momento de amistad de Haru y Mera. ¿Les gustó? <3

Espero que les haya gustado el capítulo, ¡actualización rápida otra vez! 💕 Aunque nuevamente a la madrugada xd. Estaba viendo el MV de BTS, luego de esto voy a volver a ver el vídeo lol.

Cuidense mucho y love yourself. 💜

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