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Mera miraba atenta la entrada de la cafetería Mami, esperando ver a su amigo.

Sabía que ese día era su cumpleaños, así que pidió permiso a su jefe en cerrar la cafetería por media hora—cosa que él aceptó, solamente porque ella era su única camarera y había prometido no comer los pedidos—. Y durante ese lapso de tiempo, invitar a Haru un pedazo de pastel, no debía de pagar puesto que la cafetería regalaba ese pedido por ser un cumpleañero.

Así luego de clases, le dijo a Shimizu que llegara a una hora acordada a la cafetería, él aceptó con gusto, eso la alegró completamente. Ella se había dado cuenta del estado de ánimo del chico, el día anterior él estaba decaído y apenas le seguía en las pláticas, aquello la preocupó y quiso ayudarlo con lo que sea. 

Miró el reloj para verificar la hora acordada, faltaban cinco minutos para que sean las cuatro así que se apresuró en girar la tablero que colgaba de la puerta, dando a luz la palabra "Closed" hacia afuera y que no entrara nadie más por ahora. Miró dentro de la cafetería, se dio cuenta de que estaba sola y no había ningun cliente. Sonrió orgullosa.

— Ya está, no hay nadie, solo falta esperar a Haru-kun.— Se dijo, se encaminó para preparar el pedazo de pastel.

"Estoy aquí junto a ti."

Saiki se encontraba sentado en una de las mesas, observando como la pelirroja se alejaba cada vez más hasta perderse de su vista. Se había hecho invisible para poder estar ahí y que no lo echaran de la cafetería, por lo menos tuvo la oportunidad de pedir su gelatina de café. Reposó su mejilla en su mano, inclinando un poco la cabeza.

Sabía que no era de su incumbencia estar ahí, pero algo dentro de él quiso quedarse para ver cómo iba a transcurrir las cosas. Él también se había dado cuenta de la actitud del pecoso y al poder leer su mente gracias a la telepatía se dio cuenta del problema, su padre. No debería importarle en lo más mínimo, pero ver al pelinegro tan decaído lo hizo cambiar de opinión, después de todo no era tan malo y ese chico no le caía mal.

Bueno, no lo iba a admitir, no era tan fácil como Satou Hiroshi, el chico más normal y extra—persona que admiraba e idolatraba por tener la vida que él siempre deseó—. Algo le hacía distinto a Shimizu y Kusuo no sabía lo que era, pero también quería que la vida del pecoso fuera pacífica y sin inconvenientes.

Algo dentro de él quería que Haru dejara de sufrir.

— Buenos días...— Alzó su mirada para encontrarse al pelinegro en la entrada, juntando sus manos que estaban cubiertas por sus guantes, soplando aire caliente para ponerlos en calor.

— ¡Haru-kun, buenos días! — Mera apareció rápidamente para atender al chico, se puso a un lado de él mientras le sonreía amablemente.— ¿Quieres una taza de café caliente?

— Por favor, me encantaría, Mera-chan.— Le respondió mientras se adentraba más al lugar.

Chisato asintió y fue a buscar su pedido, mientras que él se dispuso a adentrarse también a la cafetería. Se había dado cuenta de la calefacción del lugar así que se empezó a quitar su abrigo y guantes, dejando ver su traje escolar, no quería subir su temperatura tan rápidamente y sudar por el calor. Siguió caminando hasta poder sentarse en uno de los asientos, puso su abrigo y guantes a un costado. Sacó su celular de su bolsillo del pantalón, empezó a divagar en él mientras tanto.

El esper puso sus ojos en blanco, nuevamente el contrario se había sentado frente a él. Pareciera que no importaba si él estaba invisible o no ante la mirada de las personas, Haru se iba a colocar siempre al frente. Ya hasta parecía una broma.

Pudo ver que Chisato se acercaba a la mesa con una vandeja en manos, pudo moverse más a la esquina al esquivar el codo de Mera que casi lo toca. Ella se puso a un lado de él mientras colocaba el objeto junto el pedido y el pedazo de pastel de fresa, también colocó un pastel en su lado para ella, el pecoso dejó de ver el aparato para fijar su mirada en la fémina.

— ¡El pastel va de parte de la cafetería! — Dijo emocionada, mientras colocaba los pedidos frente al sorprendido Shimizu.— Que lo disfrutes ¡Porque hoy es tu cumpleaños número dieciséis! — Juntó sus manos cerca de su cara, sin dejar de sonreír.

Haru se quedó callado mientras contemplaba el pastel y la taza de café, que salía vapor de ella de lo caliente que estaba. Pudo ver que encima del delicioso dulce había una pequeña vela encendida, esperando que él soplara y extinguiera su luz. Sintió su corazón cálido al igual que sus orejas y mejillas. Por un fugaz momento quiso llorar pero pudo aguantar sus lágrimas.

— ¿Todo esto por mi? — Susurró, agachó la mirada por un momento, ahora sentía que si volvía a abrir la boca él rompería en llanto, y en serio no quería hacerlo.

Saiki apretó levemente su puño, Haru se estaba despreciando.

Él mismo sabía que se merecía esto, solamente que el propio Shimizu no se daba cuenta.

— Claro que sí, Haru-kun.— La voz de la fémina fue tranquila, tomó una mano del contrario, lo apretó suavemente.— Tú mereces todo esto y más, por favor, pide tus tres deseos.— Aquello lo dijo con su habitual voz animada.

El chico la miró perplejo por unos segundos, quiso entrelazar sus dedos, y así lo hizo. Sintió la textura de la mano de su amiga, quien aceptó su toque dulce. Cerró sus párpados, pensando sus siguientes deseos para este cumpleaños.

"Mi primer deseo es que mi padre vuelva a casa temprano, y que todavía siga amando a mamá tanto como ella lo hace."

Kusuo siguió escuchando atentamente.

"Mi segundo deseo puede que sea egoísta, pero que por favor Mera-chan siga a mi lado." Pensó, exhaló un poco de aire por sus fosas nasales. "Y mi último deseo..."

Reflexionó un poco más este último, dejó su mente en blanco por unos instantes.

"Deseo que alguien me ame por quien soy."

Bueno, a Saiki si se lo esperaba este tercer deseo de cumpleaños.

El pecoso abrió sus párpados, sopló la vela para finalizar. Los aplausos de la chica se hizo presente.

— ¡Yaay, que sigas cumpliendo más años, Haru-kun! — Habló Mera feliz, mientras se acomodada mejor en su asiento. Acercó más su plato a ella mientras agarraba un tenedor para degustarlo.

Saiki se tuvo que contener por las delicias que estaba frente a él.

— Por supuesto.— Contestó, sonriendo levemente, imitando las acciones de la chica, dejó su celular un poco más lejos de él para no empujarlo.

— Oh, ¿y si nos sacamos una foto? — Dijo la pelirroja, feliz por su idea. Shimizu pestañó repetidas veces al no escucharla atentamente.— Una foto, para recordar este día.— Repitió sin dejar de sonreír.

Haru se encogió por un momento.— ¿Fotos...? — Preguntó en voz alta, algo cohibido de la idea. A él no le gusta sacarse fotos, jamás lo ha hecho.

— Sí, presta tu celular un poco.— Haru dudó, pero se lo pasó luego de un rato. Mera desbloqueó su celular sin problema alguno por no tener contraseña, quiso divagar un poco en la galería; encontró puras fotos de perros y gatos callejeros, además de unas flores y el anochecer. Se preguntó el por qué no había una foto de él, pero saltó de eso. Colocó la cámara frontal.— ¡Aquí vamos! — Volteó para sacarse una foto con Haru, quien no sabía como posar y solamente se dignó en imitar a la pelirroja, un signo de paz.

Pasaron más fotos, Chisato estaba feliz por ello. Volvió a colocarse correctamente en su asiento, apuntó al pelinegro con la cámara.

— ¡Ahora tú solo! — Haru se sobresaltó de sobremanera.

— ¿Y-Yo solo? — Preguntó sorprendido mientras se apuntaba, la contraria asistió como respuesta.— ¿Por qué...?

— ¿No es obvio? Tú eres el cumpleañero.— Respondió, miró la pantalla del celular.— ¡Tú puedes, Haru-kun, solamente haz una seña de paz y listo!

Kusuo observó al nervioso pecoso, quien desviaba la mirada a otro lado, no sabiendo si rechazar la idea o no. Se notaba lo avergonzado que estaba. Sus pensamientos eran un desorden, pero pudo escucharlo.

Ah, se está tranquilizado poco a poco.

Dejó de ponerse nervioso luego de unos segundos, se estaba dando cuenta de lo feliz que estaba la fémina y no quería que se pusiera mal si lo rechazara. Después de todo hizo todo esto por él y quería ayudarlo.

Quizá una foto no era tan malo.

Alzó su mano mientras que calmaba su corazón y que sus rasgos fueran serenos. Pudo ver lo alegre que se puso la chica al ver que él accedió a su pedido. Hizo la seña mientras sonreía abiertamente, sentía sus mejillas sonrojadas por el cálido sentimiento.

El sonido de la reciente foto fue lo que se escuchó. Ambos estaban felices por el resultado, más bien Mera puesto que el pecoso estaba cohibido, pero pudo saber que para él era uno de sus mejores cumpleaños de su vida al tener por fin una amiga.

Una imperceptible sonrisa se hizo presente en el rostro del esper al mirarlos.

"Feliz cumpleaños, Haru."

El medidor de simpatía de Saiki hacia Haru aumentó a un veintidós por ciento.

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Holiu.

Este capítulo ha sido más simple que el de los demás. Espero que le haya gustado el dibujo de Haru sonriendo. Es un ángel. Pero el maldito wattpad le baja la calidad a la imagen, ojalá se pueda apreciar sus pecas. 😔💕

También quería decirles que tengan cuidado, me avisaron que están entrando pedófilos y que ponen links de conversaciones de whatsapp. No la abran. Por favor no hablen con desconocidos. Eliminen cualquier dato privado.

Espero que estén bien. Cuidense mucho, love yourself. 💜

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