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La gelatina de café estaba delicioso, sonrió levemente por el sabor y la textura que dejaba en sus papilas gustativas. No dejó de sonreír mientras observaba a Haru delante de él; como siempre lo hace.
Se ahorró en dar un suspiro. Estaba leyendo un libro romántico entre dos hombres, lo normal, ya estaba acostumbrado a tal punto que sería raro ver al pecoso sin leer algo así.
Veía a Shimizu con una taza de café amargo en su manos derecha, continuamente soplaba una bocanada de vapor caliente antes de beber el líquido con cautela. Mientras que con la otra mano sostenía de su libro—no tenía tantas páginas, por lo que era fácil sostenerla—. Luego de tomar un poco más dejó la taza a un lado para seguir tranquilo con su lectura. Saiki siguió observando sus facciones por un tiempo más antes de pagar su pedido e irse.
Hoy todo estaba más tranquilo de lo habitual. Era un sábado a medio día, ni Nendou ni Kaido habían tratado de empeorar su fin de semana—aunque no lo hacen con esa intención—. Sus padres fueron a celebrar su séptima cita, también no hubo ningún inconveniente. Solamente bastaba con terminar su gelatina para irse a su hogar y disfrutar de su soledad.
Una leve risa lo sacó de su burbuja ensoñadora. Haru ocultaba su sonrisa con su mano, se preguntó el por qué de su diversión. El peli negro luego de unos segundos volvió a su serenidad para destapar sus labios, mas su sonrisa seguía plasmada en sus rasgos.
Dejó de mirarlo para fijar su mirada en Mera, que estaba dejando unos postres en una mesa distinta, daba reverencias y se iba para atender a los demás. Hoy había un poco más de lo usual, pero no lo suficiente para causarle un dolor de cabeza por sus pensamientos. Entre los que había, los de la peli roja se escuchaban alegres por haber tanta clientela ese día. Algunas veces detenía sus pasos y observaba a Haru para procurarse de que estuviera bien; después de estar segura volvía a su trabajo.
Era la primera vez que veía a Chisato tan encariñada con una persona, pero sabía que no eran sentimientos románticos, lo sabría al instante si es que los tuviera. Aunque no era de su incumbencia esa información, y ni siquiera le importaba en lo más mínimo para ser sinceros.
"Ah, que lindos son..."
Dejó de mirarla para fijarse nuevamente en el chico. Sus mejillas estaban sonrojadas y parecía que su enternecida mirada estaba perdida entre las letras que formaban los párrafos de su libro. Agarró su cuchara para degustar lo que quedaba de su gelatina, escuchó más de sus pensamientos.
"Me gustaría que su relación se mantuviera firme. Se me rompería el corazón si es que algo malo le sucediera a los dos. Hasta podría llorar, aunque lo dudo..."
"¿Dudar? La otra vez lloraste por una historia omegaverse. De seguro lo harás también esta vez." Respondió Kusuo a sus adentros, aún recordaba ese día.
"Me pregunto cuándo van a foll-."
"Detente, no arruines mi día de descanso con tus cochinadas."
Si él no tuviera poderes y fuera una persona común como las demás, nunca en su vida habría pensado que alguien como Haru leería cosas asi, ni en un millón de años. Su personalidad no concuerda con su perversidad. Pero estaba tranquilo, ya que por lo menos solamente era así con sus historias. No como Toritsuka que se salía de la línea y era un completo idiota con todas las chicas.
Estaba feliz de que Haru fuera así de tranquilo con sus extravagantes gustos. Además, lo conocía lo suficiente como para decir lo amable que era.
"Me pregunto..." Ah, aún está divagando. Prestó más atención en el pecoso, su sonrisa había disminuido pero seguía intacta en sus labios comúnmente agrietados. "Me pregunto si tendré a alguien así a mi lado. Alguien que me ame... Sería la persona más feliz del mundo si una persona me aceptara como soy..." Shimizu negó con la cabeza ante ese pensamiento. "Ja, que tonto." Pensó, para posteriormente seguir con la lectura.
El esper quedó pasmado por unos instantes, terminó de su pedido luego de eso. Quiso levantarse de su asiento, pero también quiso quedarse por un tiempo más. Suspiró con frustración, dejó el dinero encima para finalmente salir de la cafetería Mami. Pudo escuchar a Mera agradecerle por visitar el lugar.
Entretanto, Haru aún seguía con su libro en mano, había terminado de tomar su café, pero prefirió esperar a la chica para pedirle otro postre más e invitarle a algo luego de terminar con sus otros clientes. Sabía que ella siempre terminaba con hambre, y que daba todo de sí para no devorar los postres de los demás, un poco más y ella ya estaba babeando frente a todos. Él quería que reponiera sus fuerzas y que no tuviera hambre por el resto de la tarde; era su amiga después de todo.
Sonrió, está feliz. Últimamente está sonriendo más seguido y quiere mantenerse así por un buen rato. Después de todo se sentía bien estar con una sonrisa en su cara pecosa.
Pecosa...
Ugh.
Dejó su libro a un lado para fijarse en las incontables manchas de sus manos. Su sonrisa se había esfumado a este punto, reemplazando su felicidad con tristeza y asco. No importaban los años que pasaban conviviendo con esas pecas, aún seguía repudiandolas con todo su ser.
"¿Quién me querría así? Soy horrible..."
"No, no lo eres."
"¿Qué?"
Levantó su cabeza rápidamente, se quejó a sus adentros por la fuerza que utilizó por ese simple movimiento. Se levantó de su puesto para ampliar su vista a los alrededores. Volteó a los lados, al frente y hasta el puesto de atrás. Mera estaba lejos conversando con cortesía a los clientes que se iban de la cafetería. Volvió a sentarse al no ver a nadie sospechoso.
¿Alguien le habló? No lo creía, se sentía como si se lo dijeran dentro de su cabeza, pero aquello sería imposible, hasta ridículo. ¿Quizá era su propia voz tratando de aliviarlo? Debe suponer que sí, aunque recordó que esa voz era diferente a la suya, más grave.
Probablemente se está volviendo loco.
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Holiu. Aquí un mes después, supongo. 😎👊
Tuve que hacer las tareas virtuales pendientes que tenía, además que estaba haciendo unos one shots que tenía programado antes ¿me perdonan? :(
Love yourself. Haru también se disculpa por la tardanza uvu. 💜
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