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A Haru le encantan las cosas tiernas.

Su habitación era una prueba de ello. Su color favorito era el rosa, por supuesto, pero el color de esas cuatro paredes era tintado del color celeste pastel, tan suave a la vista, sin ninguna mancha. Porque a él no le gustaba, le recordaba su piel decorada con esas sucias pecas.

Su cama estaba llena de peluches de Kumamon—hubo momentos en que su madre ya ni podía soportar ver ese ¿animal? ni siquiera sabía lo que era—. Sus sábanas siempre eran blancas, no pedía otro color más. Su escritorio de madera era blanco también, era tan limpio que si pasabas uno de tus dedos por la superficie no sentiría nada más que su lisa materia.

Su piso también era de madera—color café oscuro—, eran silenciosas ante sus calmados pasos, así que no lo molestaba. Su techo, igual de blancos que sus sábanas y escritorio, no obstante su armario era de un tono anaranjado.

Debe recalcar que habían stickers pegados por este último. Nubes, estrellas, dulces. Lo que le gusta.

Todo tierno, porque a él le gusta lo tierno.

— ¡Haru!— Dejó su celular a un lado al escuchar el grito de su madre en la planta baja.— ¡Ven un momento cariño!

— ¡Ya voy!

A pasos apresurados bajó las escaleras, pasó el umbral de la puerta de la cocina, donde observó a su padre cortando unas verduras.— ¿Sucede algo?— La mujer mayor dejó de cortar para prestar atención a su único hijo.

— Si, necesito que me hagas un favor, ¿podrías ir a la tienda más cercana a conseguirme una salsa de soya? y algo de Mirin, por favor. Se nos acabó.— Sonrió penosa.

— Claro mamá. Dame unos minutos.

Luego de agarrar unos yenes y despedirse brevemente de su madre, salió de su hogar para encaminarse a dicha tienda. Entró para buscar lo pedido para irse nuevamente, pero paró su caminata y fijar su mirada en el pasillo de comestibles—más específicamente sobre dulces y postres—, uno le había llamado la atención.

— ¿Gelatina de café?— Se preguntó a si mismo en voz alta, tomó su mentón pensativo.— ¿Existía una gelatina de café? ahora me entero...— Tomó entre su pecosa mano uno de esos productos, lo examinó unos segundos antes de dejarlo a donde estaba inicialmente. Lo probaría después puesto a que no traía suficiente dinero para comprarlo.

Se encaminó hacia la registradora para pagar lo que había pedido su progenitora. Agradeció en voz baja mientras se iba hacia su hogar.

[ . . . ]

— ¡Muy buenos días, Haru-kun!

Dejó de observar su manga para prestarle atención a la extrovertida Mera, quien le sonreía dulcemente. Asintió como respuesta a su bienvenida mientras se encaminaba a unos de los asientos que se encontraba en la cafetería, aún observando el libro entre sus manos.

No miraría por donde iba, después de todo casi no había nadie ahí. Por eso le gustaba ese lugar, menos personas, más silencio, nadie más que Mera observaría sus pecas. Quizá sea egoísta de su parte decir que estaba internamente agradecido con que el lugar no sea tan concurrido por los clientes. Estaba perfecto con la carencia de estos últimos.

Y por ello no le era necesario mirar, aunque nunca sería tan estúpido como para sentarse delante de alguien que no conoce. Es despistado, pero no estúpido.

— De inmediato traeré tu café amargo.— La escuchó decir, terminó de acomodarse en el asiento que eligió para degustar su futuro pedido. Dejó de observar su manga para centrarse de inmediato en la camarera.

— Ah, Mera-san.— Alzó su voz un poco, la chica volteó a verlo, manteniendo su sonrisa.

— ¿Sí?

— Mmn, bueno... ¿Aquí venden gelatina de café también?— Mera asintió ante su pregunta.— Quiero que me traigas una por favor, junto con el café. He visto en una tienda sobre esas gelatinas, supongo que deben ser buenas.

"Lo son, te perdiste de mucho. Es sublime."

Saiki masticó de esa gelatina. Disfrutando como se deshacía en su boca y el sabor que se extendía en sus papilas gustativas, pudo reprimir una leve sonrisa por la delicia. Haru se estaba demorando en conocer ese postre.

— Está bien, traeré ambos pedidos.— Dicho esto, se alejó de ambos para traerlo hacia su cliente favorito.

"¿Haru-kun hablará con Saiki-kun? después de todo siempre los veo juntos en la cafetería. Supongo que le recomendó a Haru-kun a probarlo." Dedujo la peli roja.

"Ni siquiera me ha dirigido la mirada, ¿crees que le hablé aunque sea una vez?" Respondió el esper a sus adentros.

El pecoso esperó paciente a la camarera, mientras tanto, leía su manga. Saiki ya había acabado con su gelatina de café, no obstante también esperó pacientemente. Siendo sincero, quería saber la expresión que pondría Haru al degustar de su postre favorito—hizo todo lo posible en no leer sus pensamientos, no cuando estaba leyendo un manga yaoi entre sus manos—.

— ¡Aquí está, espero que te guste!—"Claro que le va a gustar"— Estoy algo emocionada, es la primera vez que vienes en donde pides otra cosa que no sea el café amargo, aunque esa gelatina también sea de café...— Susurró lo último, Saiki la observó unos instantes "¿Hay algo de malo que sea de café?

— Está bien, lo probaré.

Tanto Mera como Kusuo observaron atentos a los movimientos del pecoso. Dejando a un lado de su manga mientras agarraba la cuchara, ¿era su imaginación o el tiempo iba demasiado lento?. Separó un pedazo de la gelatina para degustarlo. Acercó la cuchara con su pedido hacia su boca levemente abierta.

Lo pobró.

Abrió sus ojos dorados asombrado, masticando unas cuantas veces más para apreciar el sabor de aquella gelatina. Que textura tan suave y tierna. El esper era ajeno a sus pensamientos, quería escucharlo vividamente, directamente de sus labios. Haru tragó duramente.

El psíquico pudo apreciar como sus ojos daban un brillo puro, y sus mejillas se teñían de un leve polvo rosa. El pecoso cubrió sus labios mientras miraba a Mera con entusiasmo.

— ¡Está delicioso! ¿Cómo no me hablaron de esto? ¡Traeme unos tres más, por favor!

Cabe recalcar que la próxima vez que vino a la cafetería, su bolso escolar tintineaba por su decoración de una figura nueva. Una gelatina de café al lado de Kumamon. Al pecoso lo había encontrado tierno.

A Haru le gusta lo tierno.

"Santo cielo"

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Holiu.

Adivinen quien tiene tarea en línea pero no ha hecho nada todavía JQJSJQJS no quiero más, deseo tener clases en el colegio que aquí ¿no ven que me distraigo fácilmente?

Espero que estén bien, cuiden su salud y tengan cuidado también del coronavirus, que me preocupan:(. 💜

Y eso, laven sus manos, bañense puercas. Love yourself. 💜

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