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— Haru-kun.
El recién mencionado elevó su mirada, para observar la dislumbrante sonrisa de Mera. Sus mejillas tenían un tono levemente sonrojado a causa de su permanente curvilínea dibujada en sus labios. Le devolvió la sonrisa algo confundido. La sonrisa de Mera desapareció.
— Salió como una mueca.
— ¿Qué cosa?
— Tu sonrisa.
El pecoso pestañó aún más confundido. Tocó sus labios entre sus dedos, frunció el ceño al notar los secos que estaban. Debía cuidarse más esa área, además ¿había algo de malo en su sonrisa, parece más una mueca en verdad? bajó la mirada algo triste. Aquello hizo alertar a Mera.
— ¡Está bien, está bien! No tiene nada de malo, Haru-kun. La verdad no parece taaanto una mueca.
"¿Acaso eres psíquica también?"
Saiki los observaba desde lejos, comiendo de su gelatina de café. Ese día, por primera vez, había llegado más tarde que el pecoso. Así que aprovechó en sentarse a otro lado en vez de estar al frente del otro. Veía como Mera le sacaba plática al chico, aunque éste en la mayoría del tiempo solo asentía con la cabeza o soltaba pocas palabras. Solamente quería leer de su manga.
"Mera-san, solo déjame leer tranquilamente." Se quejó a sus adentros. Él no la odiaba, en lo absoluto. Solamente quería que lo dejara tranquilo puesto que la historia que leía se había puesto aún más interesante.
"Solo dile que se vaya, lo peor de las posibilidades que pueda ocurrir es que se coma tu manga, aunque lo dudo."
Aunque se lo dijera, estaba seguro que no lo haría. Después de todo, Haru es muy respetuoso con las mujeres, ni pensaría hablarles mal aún si fuera por equivocación.
Ah, ahí está. Haru le dio de su otro pedido. Un pastel de frutilla. A la chica se le hizo agua la boca mientras veía el dulce con una sonrisa inquebrantable. Agarró el tenedor que le tendía el pecoso para degustar del pedido del chico.
— ¿Está bien que me la coma, cierto?
"Literalmente lo estás diciendo mientras te la comes."
— Si, además, no tenía mucho apetito. Con mi café ya estoy lleno.
Mentira, si lo tenía. Solo le dio pena ver a la peli roja ver su postre con hambre reflejada en sus ojos. Se aguantaría hasta llegar a casa, de seguro debe haber algo de comida recalentada. Le sonrió inconscientemente para no preocuparla, pero solo hizo que se ahogara con el pastel. Se levantó de su asiento asustado mientras le daba leves palmadas en la espalda de Mera. Luego de unos segundos, ella lo apuntó con su dedo índice, alegre.
— ¡Eso, esa sonrisa, te queda bien!
— ¿Sonreí? — Preguntó confundido. La contraria solo asintió aún eufórica.
— ¡Por supuesto!
"Aún me sorprende que no se le haya roto sus gafas, con tal emoción." Pensó Saiki, recordando cuando era su cumpleaños y querían hacerle una fiesta sorpresa. Rodó sus ojos, para luego seguir viendo aquella escena.
— Inténtalo de nuevo, Haru-kun.— Dijo emocionada, el pecoso solo asintió no tan convencido. Volvió a colocarse en el asiento frente a Mera para mirarla directamente a los ojos. Tomó unos segundos volver a sonreír incómodo, arrugado su frente y mostrando dientes de más.
" ¿Qué tipo de sonrisa es esa? Parece más el rostro que le muestras a un delincuente para que no te asalte."
— ¿Esa es tu mejor sonrisa? — Preguntó decepcionada.
— Supongo, lamento si no te gusta.
— No, no, está bien. Solo trata de que no se vea forzado.
El rostro de Haru se desfiguró todavía más.
— ¡ASÍ NO!
El esper solo ocultó su sonrisa detrás de su mano. Disfrutaría viendolo intentar en lo que restaba de la tarde. Y así fue, pasaron unos diez minutos en donde no había venido un cliente más, permitiendo a Mera seguir hablando con Haru. Luego de unos intentos más él se iría a su casa.
— Tengo una idea.— El pecoso la miró volteando su cabeza a un costado.— Piensa en algo que te guste, mucho mucho.
— ¿Algo que me guste mucho mucho?
"No es necesario que la repitas."
— Sí, eso.— Asintió Mera con una sonrisa.— Si funciona, me debes un postre.— "No te aproveches de esto".— Puedes pensar cualquier cosa, un animal, una comida— "Santo cielo, ¿es en serio?"—, un recuerdo, ¡hasta puede ser tu color favorito!
— Mmm, está bien, te daría comida de todos modos.— Susurró, alzando sus hombros. La peli roja sonrió aún más.
Cerró sus ojos, dejando ver sus cortas pestañas y las pecas que se encontraban escondidas en sus párpados. Buscó entre sus memorias momentos buenos y cosas que le gustan. Soltó un suspiro que no sabía que guardaba.
Le gustaba Kumamon, lo encontraba lindo. También los animales, los perros y los gatos eran sus favoritos, pero prefería más a los gatos tranquilos. No tenía comida favorita, pero le encantaba el café amargo, disfrutaba como dejaba un gusto único en sus papilas gustativas. Le gustaba los libros y los mangas, aunque la mayoría—por no decir todas—, eran yaoi. Frunció el ceño aún más. Le gustaba cuando era pequeño y no le importaba sus pecas ni como se le veían. Le gustaba sus padres, aunque papá estaba más distante ahora. Y color favorito...
Una sonrisa se hizo presente en su pecoso rostro. Sus ojos se volvieron pequeños, como si también sonrieran, y en sus mejillas se instaló un leve tono carmín. Mera se quedó callada, contemplando su cara. Tragó su saliva para humedecer su seca garganta.
— ¿Y? — La peli roja habló. Haru dejó de sonreír para mirar a la chica.— ¿Recordaste algo bueno, algo que te gusta?
— ¿Sonreí acaso?— Mera asintió. Abrió sus ojos sorprendido, se alegró un poco por lograrlo.— Y si, recordé mis momentos buenos, y lo que me gusta. Gracias.
— Está bien. Después de todo, sonreír se siente muy bien ¿cierto? — Haru asintió.— Ah, hablamos después.— Se despidió brevemente para atender unos nuevos clientes, mientras tanto, el pecoso tomó entre sus manos su manga y volver a retomar su lectura.
El esper siguió observando, apoyó su mentón en la palma de su mano.
" Si tu color favorito es el rosa, ¿como aún no puedes notarme?"
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Holiu.
Adivinen quien no tiene clases dos semanas por el coronavirus, además que tiene unos seis cubre bocas como Haru. 😎👊
Ahque, lamento la tardanza, no tenía ganas de escribir, bueno no, estaba leyendo fanfics, pero imaginemos que no tenía ganas ah qjnsmqmm.
Un dato: A Haru le gusta el rosa porque las mejillas de su madre siempre tienen ese color natural, lo encuentra tierno, y a Haru le gusta lo tierno. 💜
Limpien sus manos, tengan cuidado. Love yourself. 💜
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