Capítulo 05. Dulce navidad.
Nunca fui de ser de las personas que se lucían en las decoraciones de las festividades. Siempre fue mi madre con la que tanta emoción dejaba plasmada en el hogar que celebración estaba próxima en suceder. Ahora que mis padres eran muy viejos, ahora era yo la que hacía lo que mi madre me pedía para que la casa luciera como ella quería.
Nunca tuve mucha problemática, ya que no era tan obsesionada con ello. Pero al hablar de la navidad me sorprendía demasiado todos los arreglos que tenía y cómo en su mente cada año el hogar debía de lucir diferente. En muchas ocasiones nadie venía a nuestro hogar como para que hubiera un gran esfuerzo para que la casa se mirará tan bien, sin embargo, mi mamá se sentía cómoda cuando colocaba todas las manualidades navideñas que hacía para el hogar.
Sólo una vez por iniciativa propia decoré esta fecha tan linda, y eso fue en la casa de Orión Zegler.
La navidad estaba próxima a hacer presencia dentro del hogar Zegler. Lorraine no estaba dentro de los planes, ya que ella ya tenía planeado ir a un crucero por el Caribe, por ende, no contaríamos con su presencia. Una vez más estaríamos Orión, Andy y yo, y aunque me agradará la presencia de ambos, no era la mejor manera de celebrar esta festividad.
Por una parte, se encontraba un niño que, aunque ya tenía mejores avances, no era la persona más expresiva y simplemente para mí la navidad siempre había sido una época de alegría y buenos deseos. También se encontraba la situación de Orión, ya que, su deseo de qué yo comenzará a tener otras cosas qué hacer no resulto de buena manera a causa de mi forma de ser. Sin contar qué, aún estaba un poco molesta porqué haya violado un poco de mi privacidad y desde ese momento no me sentía de todo el agrado el convivir con él. Orión lo notó y fue comprensible que decidió también evitarme.
Cada día era más pronto la festividad y aún no existía ni el simple árbol navideño en casa. Me agobiaba un poco y me deprimía. Sentía que una vez una fecha importante pasaría desapercibida, y más me sentía decepcionada ya que tenía entendido que en este país se celebraba el día del pavo y, por desgracia mía, aquí no lo celebraron.
Orión no era para nada festivo y eso me desesperaba.
Poco a poco mi tiempo con Andy iba incrementando, ya que ante las próximas vacaciones de decembrinas y por el tiempo helado, ya no era necesario que el pequeño fuera a la escuela hasta nuevo aviso. Y conforme los días pasaban y más encerrados estábamos, decidí hacer algo que nunca me imaginé.
Al igual que mi madre, empecé a crear mis propias decoraciones navideñas con objetos del hogar. Era cierto que, nunca fui buena con las manualidades, siempre fui un desastre, pero creí pertinente que, con un poco de la ayuda de Andy, algo bonito nos podía salir.
Orión siempre estaba en su estudio, así que esto fue una actividad del pequeño y yo. Creamos un árbol de navidad con botellas de plástico, las esferas las hicimos de las tapas de las botellas y las pintamos un poco. Con papel de colores hicimos las luces y pequeñas decoraciones que pegamos en la sala de estar.
Aquella decoración era digna de niños de prescolar, pues ni Andy ni yo éramos buenos, pero varios días se nos fueron realizando aquella actividad. Por parte de las compras en línea, opté en comprarle regalos a mi familia para que llegarán a su hogar como también compré papel regalo y unos regalos para Andy y Orión. Al pequeño le compré dos cuadernos para colorear de sus personajes favoritos y a Orión le compré un póster que, al recordar su estudio, sentía que reluciría bien en él.
Nunca fui buena dando regalos, pero hice lo mejor que podía.
Todo el día del 24, Andy y yo decidimos mejorar un poco más de la decoración del hogar y en el amanecer del 25 me sorprendí que la decoración no estaba cómo la habíamos dejado la noche anterior, sino que, al parecer Orión había querido dejar un poco de él y con hojas blancas realizó copos de nieve de diferentes tamaños y los colgó en el techo. Sonreí con ternura y noté que debajo del árbol había cuatro regalos.
Con curiosidad me acerqué y me di cuenta que uno tenía el nombre de Andy y otro el mío. Ambos de parte de Orión. Los otros dos sobrantes eran de Andy; uno de parte de Lorraine y otro de Santa Claus. Con una pequeña sonrisa fui a mi habitación por los regalos para colocarlos debajo del árbol. En ese momento tuve una llamada de mis padres dónde agradecieron de los regalos y me mencionaron que tenían uno para mí, pero cómo no sabían cómo mandarlos, los tendría que abrir cuando regresará. Además de ello, me desearon unas felices fiestas entre otros aspectos. Mientras hablaba con ellos escuché movimientos en la sala y cocina.
Todo el ruido provenía de la cocina, y antes de que yo pudiera ir hacia allá, salió Orión y Andy. El mayor me confesó que estaban haciendo hot cakes ambos y que ya habían acabado, pero que antes de comer todos juntos, debíamos abrir los regalos.
Primero Andy abrió los suyos que constaron por parte de su papá era un lienzo de pintar y pinturas. Su madre le regaló cuatro cambios de ropa y Santa Claus le regaló unas cartas de colección de un anime que el pequeño en ocasiones observaba.
Después de eso, Orión quería que yo abriera mi regalo, pero le pedí que él lo hiciera primero. A diferencia de Andy que no mostró ninguna emoción, Orión sonrió ampliamente al ver mi regalo y mencionó que lo pondría en su estudio como yo ya lo había deseado.
Finalmente seguí yo y mi regalo era una cadena de oro con un dije de una estrella. Al instante me sentí incómoda por el regalo tan costoso que podía contemplar que Orión se había preocupado, así que, al instante lo tenía que arreglar.
—Gracias, no sé debió de haber molestado.
—No es ninguna molestia, además, es navidad —mencionó, sin embargo, la pena en mí no se iba ante el regalo que me había dado el hombre—. Son cosas que se realizan en navidad. Y perdón por no haber hecho una gran festividad. No soy muy de fiestas —dijo mientras Andy empezaba a estrenar sus regalos—. ¿Qué haces tú en navidad? Después de todo, esto se trata de un intercambio cultural.
Este era un buen momento para darle un halago ante su inclusión dentro de la decoración del hogar, pero aún estaba tan impactada por el regalo que me dio y tan consternada que no salían las palabras de mí. Después de estar un poco sorprendida por todo esto, decidí retomar la voz.
—Pues usualmente no estoy en mi casa. Mi mamá sí decora y eso; aunque también es muy tradicional. Nosotros enfocamos mucho a lo religioso, más que nada al nacimiento de Jesús. Claramente sí hay decoraciones como está, pero nosotros hacemos posadas. Eso sí, a la media noche realizamos un intercambio de regalos familiar, pero casi toda la festividad es sobre rezar y agradecer que Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados.
Orión asintió extrañado.
—¿Qué son las posadas?
—Pues es que una persona invita a un grupo de personas a su casa. Rezan, comen, y.... recrean el nacimiento de Jesús.
Orión asintió nuevamente comprendiendo más del tema, pero sin decir nada al respecto. Eso hizo que fijará mi vista en Andy que estaba utilizando mi regalo, sacándome una sonrisa ante el haber logrado hacer un buen regalo.
—¿No creías en Santa Claus? —volvió a hablar Orión, haciendo que mi vista se fijará nuevamente en él.
—No. Pero mi mamá no era mala en ese aspecto, me hacía creer en el niño Dios y que él te daba regalos —contesté con una pequeña sonrisa—. Era chistoso ahora que lo recuerdo, pero así fue mi infancia.
—Aquí sí llega Santa Claus —aclaró señalando a Andy, a lo cual sonreí, ya que se me hacía muy lindo que él tuviera esa ilusión de la infancia.
Después de un instante en silencio contemplando al pequeño, fije levemente mi mirada a Orión que se encontraba centrado en su hijo. Noté la preocupación en su mirada y decidí cuestionarlo a él, ya que siempre era él el que quería saber más de mí.
—¿Y en su infancia también las navidades eran así?
Orión se estremeció por un momento para después comenzar a hablar.
—No celebrábamos la navidad.
—A lo que me cuenta, tuvo una infancia difícil —solté para después arrepentirme.
Orión sólo sonrió un poco, sin embargo, el arrepentimiento aún no salía de mí.
—Por eso salí de casa muy joven.
No comprendí del todo sus palabras. Sin embargo, parecía que el hombre aún no quería ir a comer, pero tampoco no quería estar en completo silencio mirando a su hijo, por lo cual retomé de la palabra.
—Lo bueno es que la vida lo recompensó teniendo un buen futuro. A veces la vida es dura, pero son obstáculos que uno debe de cruzar para agrandar en fuerza y virtud —aclaré atrayendo su mirada—. Conocernos y madurar, agregar fortaleza a nuestra persona. Usted se nota que es una persona muy generosa y educada, como también paciente.
—Quizá tengas razón. Pero tampoco he sido muy agraciado en muchos aspectos.
—La vida tampoco será siempre de color rosa —mencioné con una sonrisa que sólo hizo que el hombre negará divertido al verme.
—Sigo sin creer que seas menor que yo y aun así me des buenos consejos y ánimos, Eva.
—No se extrañe. Usualmente soy una persona muy callada que me ahorro este tipo de comentarios, ya que también opino que cada quien es un mundo y debe de decidir cómo crea pertinente —contesté entre risas, ya que no era la primera vez que el hombre hacía ese tipo de comentarios—. Quizá no sea la manera adecuada, pero aquel error le servirá para encaminarse en un futuro. Todos debemos aprender de una manera u otra, como también todos tenemos diferentes formas de aprender cómo además de diferentes aprendizajes.
—Eres muy brillante, Eva.
Su comentario me descolocó un poco. Era extraño que de manera seguida el hombre me hiciera comentarios favorecedores cuando yo había fallado hace poco.
—Ni tanto —dije entonces soltando un suspiro—. Disculpe por no seguir dando lo mejor de mí para aprender algo. Soy muy buena hablando, pero no lo soy ejecutando.
—No te apures. Sólo hay que seguir intentándolo —insistió el hombre a lo cual me hizo terminar rodando los ojos—. Si te parece bien, yo aún estoy dispuesto a seguir apoyándote en algo en que destaques. Aunque lo que te escuche en tu lectura, eres buena. Y sí te preocupan los errores ortográficos esos siempre los corrige la editorial, sólo enfócate en la creación de mundos y personajes brillantes.
Solté una pequeña sonrisa ante sus palabras y la molestia que llegué a sentir en un pasado sobre ese tema se acabó en ese momento.
—Gracias por su opinión, pero son contados los escritores que viven de ello. Aparte, me da mucha pena que la gente lo conozca.
—Lamento sí te incomode por escucharte.
—No se apure.
—Recuerda que no siempre se triunfa en las primeras veces —remarcó con dulzura—. Es muy raro que uno sea experto en algo a la primera.
—Lo sé.
Poco a poco mis palabras eran un poco más secas y el hombre se dio cuenta de aquellos detalles que comenzó a seguir insistiendo en el tema.
—Era actor hace unos años. Ahora me he dedicado a crear música, me gustaría venderlas y tener regalías para que las utilicen como soundtrack en películas o series —confesó—. Eso es lo que hago y me tranquiliza con Andy.
Sonreí ante sus palabras, ya que últimamente no era atenta a lo que hacían los fines de semana sin mí, pero el saber que Orión comenzaba a trabajar con Andy me hacía muy feliz.
—Le encanta la música —afirmó observando con orgullo a su hijo, lo cual hizo que tuviera tantas ansias de llorar ante el cambio al cual estaba presenciando—. También estoy escribiendo, no creas que me copiaré de ti —comentó haciéndome reír—. Hago poemas, es más fácil hacer un poema y en base a este crear una canción. Aparte te ayuda mucho a usar tu mente. En ocasiones Andy me ayuda a rimar palabras.
—Me alegro que realices actividades con tu hijo. Y que ya no sientas esa tristeza —comenté mirándolo a los ojos.
—Sí. Me gustaría volver y expandirme.
Fue entonces que olvidé el hambre que sentía, que la comida se estaba enfriando, que Andy estaba disfrutando de mi regalo y sólo me enfoqué en escuchar a Orión que me hablaba de su futuro. Él como pensaba volver a ser famoso y no descuidar a su hijo, y, en especial, en admitir que ya no le daría vergüenza presentarlo.
En las constelaciones, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro