Capítulo VI:Los días en que Igor estuvo fuera de casa(6)
Hace dos horas atrás.
El celular de Igor suena varias veces bajo la atenta mirada del dueño que simplemente lo miraba sin muchas ganas de atender a nadie. No contestó hasta que sonó la décimo séptima llamada para consternación de la otra persona en la línea.
—Hola Alfredo ¿Qué tal hombre?
—Hola Igor. Chamo ocurrió algo... Connie está desaparecida.
—¿Qué? ¿dónde se metió la loca de Connie? —preguntó Igor con una falsa y algo exagerada preocupación a la vez que pensaba «¿me habré excedido actuando».
Alfredo no notó nada raro y siguió hablando:—Le preguntamos a varios compañeros de sus clases y nadie sabe donde carajos esta —le explicó el gordito—. Ella puede perderse, pero solo fines de semana, no en días de clase y si lo hace avisa.
—¿Ya llamaron a la policía? —pregunta con urgencia el rubio—. Sino no lo han hecho, debe hacerse. También ¿Qué vieron en las cámaras de seguridad?
—No hay nada en las cámaras o alteraron los vídeos porque no muestra cuando sale. Si llamamos a la policia y pusimos en todas las redes sociales que estaba desaparecida, incluso nos metimos en el metaverse y hablábamos con dos influencer de la ciudad para ver si nos ayudan a regar la información. También compartimos en tantos grupos como pudimos. —contestó de forma honesta—. Luna manda a decir que muevas tu lindo trasero para la universidad o si estás allí dirigete a la entrada que iremos a entregar y pegar en las paredes hojas impresas con la cara de Connie —añadió.
—En una hora estaré allí. Ahorita mismo estoy en mi casa —explicó Igor tomando las llaves del auto de la mesa—. Ya me voy para allá.
—Dale.
Igor colgó, busco un tirro y preparó a su perro para pasearlo. No iba a perder el tiempo buscando sin dejar de ser productivo.
—¡Vamonos emperatriz! —exclama el rubio moviéndose hacia la puerta con un humor complicado.
Todo había sido culpa suya.
Se detuvo y vió el techo blanco de su casa con melancólia, evocando los recuerdos que lo atormentaban desde hace años.
Hace siete años atrás
Igor De Prisco observaba su celular o más bien trataba de concentrarse en la pantalla, pero la otra persona de atrás lo distraia bastante. Incluso cuando ella no hacía exactamente nada para llamar suatención.
De repente su celular empieza a sonar, notificando haber recibido un mensaje de texto. Igor leyó por encimita que el mensaje decía:—¿En que piensas?
—En que cosas haremos cuando mejores —contesto en voz alta Igor al emisor, el cual era la chica acostada en la cama con un tubo para respirar.
Otro me mensaje le llegó al celular de inmediato y era proveniente de la misma chica:—Mentiroso.
Igor se dió la va vuelta y le lanzó una mirada de reojo. La chica tenía entre sus manos su celular.
—Dudo que no te logres recuperar con ese ánimo —comentó Igor burlándose.
Sin embargo, en vez de ella pelear con él, solo le escribió por su celular:—Iggy estoy tan cansada.
—Pues recupérate y sigue viviendo, así no estarás más cansada —contestó como sino fuera una cosa del otro mundo.
La paciente no respondió.
Igor salió de sus recuerdos, salió de su casa y entro en su auto con emperatriz en la parte trasera. Los niños siempre van atras.
Tardo justo lo que dijo en llegar a la universidad, incluso tomando a atajos.
Cuando se bajó del carro, vio a muchos conocidos con la misma cara que él, preocupación.
—Pasenme algunos algunas hojas para ayudar —ordeno mientras, bajaba del carro con emperatriz—. Traje tirro.
—¿Por qué trajiste a tu perro? —preguntó Carlos sin acercarse, el perro era demasiado grande para su gusto.
—Porque pasaré mi tarde preguntando por Connie y no tendré tiempo para cuidar a la niña de mi casa, por lo que pensé en que ella ayude en buscar a Connie y darle un susto cuando la encontremos.
—¡Que mente tan maligna!... me encanta. Hagamos la llorar por esto —grita de forma efusiva Alfredo.
Luna lo miraba con una mirada indecifrable, pero no le dijo nada.
—¿Cómo se llama tu perro? —pregunta con curiosidad Alfredo.
—Se llama emperatriz.
—¡Que nombre!
—Dejemos la charlas y pongámonos a trabajar —interviene Luna.
Todos comenzaron a moverse alrededor de la ciudad, poniendo los papeles en donde era visible para todo el mundo, incluso le pidieron a varios negocios poner los papeles en sus paredes. Durante ese tiempo, empezó a llover.
Desde ese momento Igor decidió salvaguardarse con emperatriz en un parque. Al principio no reconoció a la chica que encontró allí, pero pronto la recordó saliendo de una cápsula cilíndrica de hinbernacion.
Así llegaron a la situación actual. Hola soy Igor De Prisco —Gritó, moviéndose hacia ella con su perro agarrado.
Shiloh se arrepintió de llamarlo.
Más ya la acción estaba hecha. Él llegó con su perro junto a ella.
—Vamonos a buscar mi carro primero. Prometo llevarte al instituto, pero tenemos que irnos de aqui —explicó el rubio.
Los dos se fueron de allí y caminaron bajo el fuerte aguacero por quince minutos. Cuando pusieron sus traseros en el asiento, Igor terminó arrepentido y más cuando emperatriz se sacudió para secarse dentro del auto.
Igor quería conducir, pero ahora llovía tan fuerte que parecía como si las grandes gotas quisieran romper el vidrio.
—No debí salir del instituto —reaundo la conversación Shiloh a la vez que ponía sus dos manos contra su cara.
—Estamos de acuerdo en algo —dijo Igor pasándole su celular—. Busca al doctor Evans en contactos y llámalo. Para que sepa que irás al instituto en algún momento del día
—¿No me llevarás ahora?
—No puedo, esta lloviendo y necesito llamar a unos amigos. Tengo una amiga desaparecida.
—Se que puede sonar horrible que un extraño pregunté, pero ¿qué ocurrió?
—No apareció en sus clases durantes varios días. Nadie sabe donde carajos esta.
—Espero que la consigan.
El celular de Igor comienza a sonar de nuevo. Shiloh le entrega su celular de nuevo y el rubio responde.
—Hola.
—Hola. Hablé con los chicos y pensamos que debemos volver a concentrarnos en las redes y detenernos por hoy—escucho decir a Alfredo—. La lluvia no parece que se detendrá y muchos papeles que pegamos están mojados.
—Concuerdo contigo —respondió Igor.
—Creó que debemos parar ya todo —comenta con queja Eliza, uno de los que vinieron a ayudar. Igor estaba en altavoz así que escuchó todo—. Ya se ha compartido en más de cuarenta grupos y se ha hablado con la policia... creo que solo debemos esperar las buenas noticias.
Eliza notó que Luna de inmediato le dirigió una mirada enojada. Antes de poder preguntar el motivo, la misma Luna, explicó porque no le parecía buena idea.
—¿En serio? —intervino Luna—. ¡Vaya, vaya! Supongo que hay gente que no sabe que rendirse es para imbeciles... mientras nosotros estamos aquí mi amiga puede estar muerta o a punto...
—Espera Luna —interrumpe Alfredo—. No esta diciendo que se está rindiendo.
—Detenernos ahora de dar a la gente los papeles o no dejar a la vista la foto con los datos para que contacten, significa que no será posible conseguir información de ella por este medio— explicó Luna—. Piensenlo como cuando alguien compra un ticket de lotería, tiene solo solo una de muchas posibilidades de ganar entre cien personas. Si aumentas tus ticket tienes más posibilidades, si aumentamos la gente que ve a Connie, habrá de más oportunidades de encontrarla.
—El problema es continuar así con esta lluvia.
—Concuerdo con Carlos—afirmo Igor—. No puedo dejar a mi emperatriz así —añadió.
—Bien será todo por hoy —dijo a regaña dientes Luna—. No obstante, como todos tienen los papeles. Póngalos por donde puedan mañana y saquenle foto copia.
—Sus deseos son órdenes.
—Nos vemos chicos —dice Igor—. Si surge algo llámenme.
Igor colgó la llamada y de inmediato marco el número de Evans y lo llamó, quien le respondió al tercer repique.
—¿Necesitas algo Igor? —preguntó el Doctor.
—Si, notificarte que me conseguí con algo que se les perdió.
—¿Hablas de Shiloh? —inquirió el Doctor con más urgencia. Antes no estaba tan pendiente y solo le había preguntado de forma automática.
—¿La chica que estaba en estado de hinbernacion se llama Shiloh?—Igor lo consultó, viendo a Shiloh—. Creo que es ella. La conocí en el parque junto con su modelo de Paro.
—Si es ella.
—En el transcurso del día la llevaré al instituto. Estoy parado porque llueve demasiado. Nos vemos.
Igor colgó y bloqueó al profesor Evans para que no lo fastidiará. No obstante, hoy se había vuelto bastante popular ya que lo llamaban mucho y tan pronto como dejo el celular en el portabebidas que estaba entre el asiento del piloto y copiloto, lo volvieron a llamar. Aunque esta vez fue una video llamada.
Igor puso una expresión complicada al ver de quien se trataba, pero igual contestó.
En la pantalla de su celular se formó el holograma de un un hombre que parecía estar en sus treinta, pero su edad no le quitaba su atractivo. Incluso se veía misterioso con esos llamativos ojos grises con que nació de forma natural.
—¿Qué necesitas de mi? —preguntó Igor.
—¿Estas con alguien?
—Me temo que si —mostrandole a Shiloh.
— ¿Quién es ella, Igor? —pregunta con asombro—.No sabía que te... que habías cambiado tu sabor con las mujeres.
—¿Qué? Él y yo no somos...
—Nada de eso, solo ando de niñera —interrumpió Igor— Te llamo luego de entregarla a sus tutores.
—Claro.
—¿Por qué eres así? —preguntó Shiloh enojada.
—¿Cómo?
—No eres mi niñera —escupió refunfuñando.
—Esta bien —accedió Igor—. Ahora bajate del carro.
—¿Qué? —estupefacta.
—Te dije "sal del auto" porque dijiste "no eres mi niñera" y no somos amigos o algo parecido. Quédate en la acera y llora como una huérfana sin nada.
—Tú...
—Di que soy tu niñera
—Eres mi niñera... y espero nunca verte de nuevo —murmuró a regañadientes.
—Bien hecho niña linda.
De repente Igor se congela por unos segundos porque escucho una voz en su mente que no espero oír desde hace años.
—Iggy ¿Te gusta ella?
Igor observó de reojo por el retrovisor por casualidad y ve a alguien sentado atrás además de su mascota. Ella tenía la misma cara que Connie y los otros clones, porque era la Constanza original.
—Iggy ¿Te gusta ella?
El rubio cerró los ojos y se dió contra el volante, logrando que Shiloh lo mirará como un loco.
«Pensé que las alucinaciones habían acabado» pensó consternado Igor «tengo años sin abusar de sustancias».
Igor apretó uno de los botones al lado del volante y se empezó a bajar una pantalla que cubría todo el vidrio frontal del carro a la vez que desde atrás apareció un protector, mostrando en la pantalla una película.
Después apretó otro botón y se escuchó la voz del sistema del carro, diciéndo:—modo piloto automático… es peligroso manejar en estos momentos en el momento en que sea adecuado el carro se moverá.
Igor colocó el destino en la pantalla al lado del volante y cerró los ojos. Después de eso todo se quedó en silencio, quitando a la película que seguía corriendo.
La lluvia comenzó a ir bajando su nivel de fuerza luego de dos horas.
Igor descansaba, emperatriz estaba acostada como una reina en el asiento trasero y Shiloh era la única que veía la película o más bien a partir de una hora y media más tarde la película la veía a ella porque se quedó dormida.
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