Capítulo 8
Constantine tenía que admitirlo que el vaticano estaba perfectamente armado, en una de las 7 plantas bajas que poseía dicho lugar, uno era exclusivamente para armas de todo tipos, por lo que no era una mala idea venir de compras a este lugar para futuros encuentros, porque estaba completamente seguro que si tenía éxito en esta misión que le impusieron Dios y el Diablo estaba completamente seguro de que otro ángel iba a portarse mal y él tenía que aparecer para darles sus pataditas. Por suerte tuvo la genial idea que entrenar para futuros ataques, si admitía que antes de enfrentarse a Gabriel y al hijo del Diablo, tuvo que sacrificarse para ganar, pero ya no deseaba sacrificarse, ya tenía su pase el cielo aunque el Diablo no lo quiera admitir su alma no irá a su museo de tortura preferida, luego de arduo entrenamiento se convirtió en un exorcista sicario de demonios, podía defenderse tanto con armas de fuego como en una pelea mano a mano, cuando estos poseían a una persona, porque si lo hacía con un demonio o un ángel en persona como Miguel iba a morir seguramente, era humano después de todo.
Veo que está muy bien armado señor Constantine – Miguel hizo acto de presencia al ver qué clase de armas estaba eligiendo John y la verdad estaba impresionado por la cantidad, en su cintura tenia colgado treinta cuchillos donde algunos se podrían utilizar para lanzamiento preciso y otros para una pelea de corta distancia, en su pechos tenía dos revolver con doce dos recargas de seis balas cada uno a los costados de las dos armas – Esto no es una guerra, para estar armado hasta los dientes señor Constantine
Por supuesto que no, solo nos vamos a pelear con un ángel demente y quien sabe una docena de demonios, con fuerza sobrehumana – Constantine estaba cargando un fusil de asalto, que iba a ayudarlo mucho por su facilidad de uso, el fusil de asalto Ak-47 era en estos momentos para Constantine como su amante, por supuesto cuando ya lo tenía preparada la puso en su espalda junto con su fusil M16 que estaba también colgada en su espalda - Creo que me estoy olvidando de algo...
John usted está muy bien armado no creo que sea necesario usar otra arma más, prácticamente su cuerpo está cubierta de armas y granadas – Miguel pudo observar que en los muslos de exorcista había tres granadas en cada lado, algo que podría servirle, pero no había razón, por supuesto John no le prestó la más mínima atención al arcángel y siguió buscando su arma hasta que lo encontró – una bazuca...usted está exagerando...
Siempre le pedí a papá Noel una de estas, luego me entere que no existía y se lo pedí a los reyes magos – John miró con cinismo a Miguel que solo frunció el ceño por la molestia que sentía ya que al exorcista no le estaba importando sus comentarios, era una de las razones por la cual el no deseaba que el exorcista acceda al vergel celestial – como te lo dije ayer...no sabemos que puede traer tu hermano a este lugar, te imaginas un Dragón...si esa cosa me traga estoy preparado para provocarle malestar estomacal.
Con eso dicho Constantine salió de la sala de armas dejando solo al arcángel que se tomaba muy mal el humor del exorcista, aún no creía que su padre le estaba obligando a trabajar con un humano tan desesperante. Mientras tanto Constantine al salir de la sala de armas, se ganó la mirada de todo el mundo, prácticamente había creado una armadura de armas para las personas que no estaban acostumbradas a ver a una persona armada. Por supuesto eso no le importaba a Constantine que seguía su camino hacia donde estaba la caja que encerraba a la diosa que seguramente escaparía y lo mataría, como estaba tan seguro de eso, porque siempre hay un idiota que se deja influenciar por las mentiras de un ser superior a ti, siempre fue así y siempre lo será, porque la mente humana es manipulable o porque creen que elegían a los peores candidatos políticos en cada elección. Pero entre todos los murmurios y la gente que se alejaba de el por los pasillos, una persona se acercó a él y era Annabeth, que le pareció raro ver lo altamente armado que estaba John y se acercó para preguntar porque tal acto tan raro desde su punto de vista.
Señor Constantine...no cree que exagera – Annabeth tuvo que aguantarse la risa por el rostro que John le puso, prácticamente con la mirada le estaba diciendo que era clase de pregunta era esa, por supuesto en el idiota de Constantine significaba que era una completa idiota pero disimuladamente sin querer error sus sentimientos, ya que se sabía perfectamente que todos en el vaticano eran muy sentimentales por solo decirles pedófilos.
Es que un dinosaurio me dijo en mi sueño que iba a comerme...- John estaba cansado de pregunta estúpidas, estaba armado de esta manera porque la situación lo ameritaba, esta vez el agua bendita y una cruz de plata no iba a servirles de nada, por lo que era mejor tener armas que fueron bendecidas por el papa que era la imagen de Dios en la tierra, junto con las balas que no mataban humano ya que eran balas de goma pero no significaba que no les iba a doler, pero a diferencia de esas balas, Constantine no iba a dudar, si tenía que matar a un humano lo iba a hacer, por esa razón trajo balas verdaderas y una bazuca de adorno – Estoy pensando seriamente en pasarme al bando de Gabriel...si es un lunático...pero no es tan idiota...o tal vez si
Con ese pensamiento John se alejó de Annabeth que se quedó mirando al exorcista más odiado por el vaticano, habías muchas razones para que el mundo odie a John Constantine, su cinismo, su humor poco ortodoxos o muchas cosas más que podían influenciar a que la mayoría de personas y seres divinos no deseen entablar alguna relación con él. O tal vez el no deseaba entablar nada con nadie.
Fin Del Capitulo
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