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giyu cerró sus ojos, respiró lentamente y abrió sus ojos, el demonio sonrió con altanería creyendo que él se había rendido y perdido las esperanzas, pero ocurrió algo que jamás se imaginó, el hombre de aspecto sereno gritó tan fuerte y desgarradoramente que le aturdió por unos segundos, que fueron suficientes para que fuese desmembrado completamente.
—¿así que disfrutaste de comer y torturar a mi novia, eh? —habló entre lágrimas el hombre, pisando la cabeza del demonio que solo era un torso con cabeza, su voz era distorsionada y no parecía el mismo hombre que mantenía la cabeza fría ante cualquier circunstancia— ¿disfrutaste de verla gritar y llorar? ¡¿disfrutaste de desgarrar su carne con tus inmundos dientes mientras devoraban a mi hijo?! —gritó totalmente fuera de sí, estaba descolocado y tremendamente herido.
—¡a-agh! —exclamó el demonio cuando de una patada todos sus dientes volaron metros de distancia y su torso fue partido por la mitad en una línea horizontal.
—¡eres una grandísima mierda patética que me arrebató lo que yo más amaba! —gritó colérico mientras empuñaba su espada con furia y la metía por la boca del demonio, atravesándole el paladar y reventado su ojo izquierdo— ¡¿qué mierda crees que es gracioso?! ¡¿jugar con la vida humana?! ¡¿arrebatarme lo que amo?! —gritó fuerza de sí.
él no escuchaba nada a su alrededor, lo único que estaba logrando captar era como el demonio se regeneraba y él volvía a cortarle sus extremidades, dejándole débil y sumiso a las torturas que le estaba infringiendo.
—me la quitaste... me la arrebataste... ¡alejaste a mi yūzā de mi vida! ¡y no solo a ella! ¡sino que a mi primogénito también!
sus ojos oscurecidos no paraban de lanzar lágrimas las cuales se intensificaron a la hora de recordar la sonrisa que ella le dio antes de perecer.
—¡hiciste que su luz se apagara!
el demonio soltó tantos quejidos de dolor como pudo, lágrimas cayeron por sus ojos ante el dolor que sentía en su cuerpo por culpa del hombre encima suyo, y su tortura no cesó hasta que el amanecer llegó.
él aseguró que el sol era menos doloroso que la tortura de tomioka giyu.
giyu se había perdido a si mismo esa noche, no había nada que le volviese a ser quien alguna vez fue, su vida estaba vacía, no había alegría en sus días y tampoco hizo algo para que nada fuera mejor.
sus compañeros sentían impotencia.
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