tomioka miró la nieve caer con suavidad y cerró sus ojos, ya había leído la nota de la mujer, él estaba seguro de que esa era la mejor opción para los dos, pero no entendía porqué sentía esa opresión tan grande en el pecho ni porqué quería gritar y llorar, destrozar todo a su paso mientras desgarra sus cuerdas vocales liberando a su alma el dolor que le mantenía preso, él cerró sus ojos, no, no podía llorar, él había provocado eso, era parte de su plan, ella tenía que vivir con un hombre que si la tratase como la reina que era.

entonces recibió un llamado, tenía una misión para exterminar un demonio. si, eso le distraería, definitivamente lo haría, no podía seguir pensando en ella durante toda la vida, pero él la protegería desde las sombras para que ningún demonio se acercase a donde ella desease vivir con alguna nueva pareja que formase.

giyu recordó la noche en donde se entregaron, sintió sus ojos picar el puente de su nariz doler inmensurablemente, como si le hubiesen roto aquella parte, él se centró, no podía llorar mientras iba de misión, él no tenía el derecho de llorar, ya era lo suficientemente débil a comparación de los demás pilares, no podía seguir siendo más patético de lo que ya era, él no debía ser pilar, él no debería estar vivo ahora, él no debió de enamorarse de la mujer a la cual salvó y dio alojo durante tanto tiempo.

pero ahí estaba, parado en la nieve mirando a su amada dejando que sus lágrimas cayesen por sus ojos.