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Veintidós

Serendipity•

El delicioso aroma que entraba por el cuarto le hacía querer levantarse, pero el recuerdo fresco de él y Hoseok besándose le hacía cubrir su rostro con una almohada mientras sonreía risueño, como un buen chico enamorado. Aún podía recordar sus labios húmedos, los efímeros segundos que pasaron antes de volver a unir sus labios con un poco de desesperación.

Cuando decidieron separar sus labios sus mejillas no tardaron en obtener un color rosa. Siguieron su camino a casa en silencio, en silencio se cambiaron y se acostaron a la cama, se acercaron el uno al otro y sonrieron.

No sabían que decir, que comentar. Era un beso que no había sido planeado por ninguno de los dos, más sin embargo sabían que pasaría algún día. Las pláticas tontas y vagas empezaron a surgir con confianza bromeando el uno con el otro preguntándose qué tan buenos eran para besar.

No hacía falta preguntarse cómo había surgido, no hacía falta preguntarse si se gustaban o incluso si se querían, ambos lo tenían muy claro. Ambos demostraban sus sentimientos.

Jimin no tenía ganas de salir de la cama, quería soñar aquella escena, revivirla una vez más

– ¡Park Jimin levántate y ven a desayunar! – escucho el grito de su Hyung.

– ¡No quiero! – respondió con un poco de diversión

Escuchó pasos acercarse y luego la puerta de la habitación se abrió.

– ¿Qué has dicho? – preguntó Hoseok. Jimin posó su vista en su Hyung quien sólo tenía un pants puesto.

– Que no quiero. – respondió de manera lenta aún acostado.

Hoseok se acercó a la cama y lo miró, acercó sus dedos a las costillas de Jimin y empezó a moverlos provocando que Jimin riera.

– ¡Hy-hyung, Basta! – el menor intentó quitar las manos de Hoseok pero no lo logró – ¡Pa-pare!

La risa de Jimin era tan dulce, tan suave con una pizca de inocencia.

– Ya paré. – Hoseok se colocó arriba de él, puso sus brazos a los costados de Jimin para recargarse –, ¿Qué me darás por eso?

– Lo que sea. – sonrió Jimin

– ¿Seguro? – Hoseok le miró con cierta duda.

– Si si.

El mayor poco a poco fue acercando su rostro al de Jimin, ambos se miraban retadores, cuando la cercanía se había vuelto considerable se escuchó un golpe en la puerta principal.

– ¡Entrega para Park Jimin!

El menor al oir eso empujó a Hoseok con un poco más de fuerza de lo necesario haciendo que callera de la cama, el menor se levantó y sin darse cuenta ya había abierto la puerta.

Tomó la caja y firmó, después de agradecer cerró la puerta. Puso el paquete en la mesa y comenzó a quitarle la cinta.

– Espero que ese paquete contenga algo bueno. Mi columna ha sido sacrificada. – comentó Hoseok mientras entraba. Jimin rió.

– Lo vale, kookie me ha mandado el regalo de Taehyung

– Cierto, hoy es el cumpelaños de Tae ¿Que vas a darle?

– Vealo usted mismo.

Hoseok se acercó a la caja mirando el interior y luego miró a jimin

– Has pensado en un buen regalo.

– ¿Usted cree que Yoongi hyung no lo ha comprado para Tae?

– No, Yoongi Hyung va a darle otra cosa. me gusta, le gustará mucho tu regalo.

– ¿Que tanto? - sonrió jimin.

– así como me gustas tú.

– ¿Hoy estás muy energético verdad? - comentó Hoseok mientras barría la sala.

– ¡si! - Jimin se dejó caer en el sofá – Estoy muy emocionado por la fiesta de Taehyung, ya quiero que Yoongi le de su regalo.

– ¿Qué va a darle? – preguntó el mayor mientras recogía la basura.

– Es secreto – canturreo de forma feliz mientras se acostaba mejor en el sofá.

– ¡Oh vamos! Dímelo – suplicó el mayor poniendo una hermosa sonrisa.

Sonrisa que le encantaba a Jimin. Sonrisa que podía hacer que Jimin accediera a cualquier cosa.

– No.

Claro, si él quería.

Hoseok se acercó y se puso de espaldas hacia él, Jimin confundido iba a preguntarle pero el mayor se dejó caer encima de él.

– ¡Hoseok Hyung! – se quejó Jimin – ¡quítese!

– No hasta que me digas. – Hoseok reía por cómo Jimin intentaba quitarlo.

– ¡Jamás! Mejor pida otra cosa. – respondió Jimin entre pequeñas risas.

– Cántame entonces.

Jimin dejó de zarandear a Hoseok, no respondió de inmediato.

– Bueno – dijo Hoseok ante el silencio del menor –, no estás obligado a hacerlo.

– Lo haré.

Jimin se sonrojó, tenía la canción perfecta para hacerlo.

Nada de esto es una coincidencia
Solo sigo la corriente
El mundo es diferente de ayer solo por tu alegría

Cuando me llamas soy tu flor
Como si hubiera estado esperando
Florecemos hasta que todo se enfríe
Tal vez esta es la manera del universo
Así es como es
Yo lo se , tu lo sabes
Tú y yo, yo soy tu

Hoseok se levantó y se arrodilló frente al sofá para mirar mejor a Jimin, quien lo miraba con pena pero sin parar de cantar.

Su voz  era tan suave, tan calmada, una voz con la que tú quisieras ser arrullado  en las noches. Tan serena que hoseok se había olvidado de todo solo para prestar atención ante aquel melifluo* que era la voz de Jimin.

Tengo mucho miedo, tanto que mi corazòn late rápido
Porque el destino sigue teniendo celos de nosotros
Tengo tanto miedo como tú
Cuando me ves
Cuando me tocas

Hoseok sin poder evitarlo sonrió y acarició la mejilla del menor.

El universo se ha movido por nosotros sin perder ni una sola cosa
Porque nuestra felicidad ha sido planeada
Porque me amas
Y te amo.

Jimin dejó de cantar y miró a Hoseok en silencio este dejó un delicado y corto beso en los labios de Jimin antes de levantarse.

– Si así te reciben los ángeles en el cielo, con una melodía tan hermosa como la tuya. El miedo de morir ya no existe para mí.

La fiesta de Taehyung fue más bien una cena, solo personas que compartían casi la misma edad habían sido invitadas. Fue una cena tranquila como la había pedido Taehyung. Aunque algo que no le había agradado del todo era que Sook había estado presente.

Después de unas copas de vino Jimin se sintió un poco mareado y decidió tomar un poco de aire fresco, antes de salir en su totalidad al patio escuchó dos voces muy conocidas; La de Sook y Hoseok.

– No, ya te lo he dicho. – decía Hoseok, Jimin se acercó con cautela para que ninguno lo notara.

– Oppa por favor. – lloriqueaba Sook – Tengo un buen cuerpo, una linda cara, se hacer muchas cosas ¿Por qué no le gusto?

– Tienes razón, tienes un lindo cuerpo y rostro, pero a mí me gusta alguien más y lo sabes.

– ¿Quien?

– Mi esposo Sook, me gusta mi esposo.

– ¿Por qué?  eso no es posible – se quejaba la chica cual niña pequeña.

– Es posible. – la voz de Hoseok sonaba paciente – Y no hay nada que hacer.

– Si quiere podemos intentarlo aún así. Yo estaría…

– No Sook, no tendré una aventura contigo. No lastimare a Jimin ni jugaré contigo tampoco, estoy tan bien con el que no me hace falta nada más.

– Pero…

– Y quiero que dejes de pedir eso, debes valorarte antes que nada, eres muy linda. Pero yo solo te veo como mi alumna, nada más.

Jimin se acercó a Hoseok mientras carraspeaba un poco.

– Hyung, creo que están por abrir los regalos.

El mayor le acarició la cabeza a Sook como una niña pequeña y entró a la casa.

– Tú… eres un verdadero Idiota. – comentó Sook en voz alta haciendo que Jimin solo la mirara.

– No diré nada, ¿Sabes? No tiene caso, podrás decirme lo que quieras pero tú ya sabe la realidad.

– Te odio. – escupió la chica.

– No lo haces. – dijo Jimin de forma tranquila – estás ebria y no sabes lo que dices.

– Quiero a Hoseok.

– Nuevamente te equivocas – sonrió Jimin – solo sientes atracción física, eso está lejos del querer.

– ¿Y tú? – rió Sook – ¿Realmente lo quieres?

– Lo hago, – Jimin asintió – cada una de sus acciones positivas, cada manía que tiene y la forma en que vive la vida. Amo como es y cómo me ha hecho.

– Bien Taehyung abre los últimos regalos. – dijo Yoongi con voz ronca.

Taehyung estaba indeciso por qué caja tomar así que tomo la que tenía más cerca.

– Esa es mía – anuncio Hoseok – Feliz cumpleaños Tae.

El castaño sonrió y abrió la caja, sacando los materiales necesarios para pintar o dibujar.

– Ya, como te gusta dibujar pensé que tal vez sería un buen regalo – Hoseok lo miró un poco avergonzado.

– Hyung, me encanta. – Tae abrazo a Hoseok mientras volvía a cerrar la caja.

– Este lo ha mandado Jungkook – Jimin le dió una bolsa de regalo. – dijo que ha hecho su mejor esfuerzo en elegirlo, según lo poco que conoce de ti.

Taehyung se sonrojó y abrió la bolsa sacando una hermosa boina y unos lentes de marca seguido de un bolso.

– Dile a Jungkookie que muchas gracias – respondió Taehyung emocionado ante el presente.

– Si, – asintió Jimin – este es el mío.

El castaño tomó la caja y la abrió con los ojos cerrados, cuando los abrió dejó caer la tapa de la caja.

– Minie… – murmuró el castaño – esto es…

– Pensé que te gustaría. – se apresuró a decir Jimin – si quieres puedo darte algo más.

– ¿Estás de broma? – TaeHyung lo miró – ¡Me encanta!

El castaño abrazo con fuerza a Jimin antes de separarse y sacar en su totalidad el regalo.

– ¡ES UNA HERMOSA CAMARA!



Ambos caminaban tomados de la mano para llegar a su casa, la cena había acabado alrededor de las 12:00 AM pues Yoongi planeaba darle la sorpresa a Taehyung a solas.

El cielo estrellado no era visible ya que nubes grisáceas obstaculizaban la vista.

Jimin miraba el perfil de su mayor de vez en cuando. Una vez entraron a su casa, la lluvia dió inicio, ambos se miraron y Jimin fue el primero en hablar.

– ¿Es cierto?

–¿ Que cosa? – preguntó Hoseok.

– Que tú… no tendrías algo con Sook.

– Es Cierto – afirmó – no tendría nada con ella.

– ¿Por qué? ¿Porque me quiere?  – preguntó Jimin.

Era una pregunta que no se hubiera atrevido a decir estando sobrio, ahora el alcohol en su sistema le daba un poco de valor. Aunque el estar un poco mareado no era excusa, el en cualquier momento iba a preguntarle en el estado en que se encontrara.

– Si – dijo Hoseok – no lo haría porque te quiero, y no dañaría a la persona que quiero.

Jimin lo abrazó mientras escondía su rostro en su pecho.

– Demuestremelo.

Hoseok tomó el mentón de Jimin con la única intención de acercar su rostro al de él para unir sus labios.

Podían degustar el sabor que tenían los labios del otro, el sabor dulzón del vino era algo placentero que degustaban ambas bocas. El sonido de los labios al moverse era lo único que podía escucharse.

Se separaron para verse con seriedad.

– Jimin canta una vez más – dijo Hoseok casi en una súplica.

Eres mi penicilina
Me salvaste
Mi ángel
mi mundo
Soy tu gato tricolor
Estoy aquí para verte
Ámame ahora
Tócame ahora

Solo dejame amarte
Solo dejame amarte
Desde que el universo se formó por primera vez
Todo ha sido planeado
Solo dejame amarte

El mayor se lanzó de nuevo a la boca de Jimin con un poco de desesperación, el menor correspondió casi de inmediato rodeando pasando sus brazos por el cuello de Hoseok.

– Amame ahora. – susurró Jimin en medio del beso.

Hoseok paso sus manos en la piernas de Jimin, al sentir eso el menor salto un poco solo para que Hoseok pudiera alzarlo y así rodear la cintura del mayor. Dando pequeños tropezones se dirigieron al cuarto mientras la lluvia caía de fondo.

Cuando se acercaron a la cama Hoseok depósito a Jimin de manera delicada, como si tuviera miedo de romperlo, se posicionó encima de él recargando su peso con sus brazos para volver a besarlo lentamente. Jimin estaba perdido en medio del beso que a dificultades intento despojarle la camisa a Hoseok desabotonando botón por botón, se separaron un poco solo para que el mayor pudiera retirar la camisa.

Las prendas iba cayendo poco a poco en cualquier lugar, sin prisas, en silencio. La lluvia les hacía sentir tranquilidad en esos momentos. Cuando ambos estuvieron despojados de sus prendas el mayor se separó observando a Jimin que yacía tendido de manera delicada en la cama, la mirada intensa de Hoseok hacía que muriera de la vergüenza ¿Y si no le gustaba su cuerpo?

Hoseok pudo notar las inseguridades de Jimin y sonrió.

– Jimin mírame – ordenó a lo que Jimin obedeció con timidez – no te avergüenzes, en mi vida no he conocido a alguien tan malditamente bello como tú.

El mayor comenzó a besar lentamente una de las piernas de Jimin, poco a poco fue subiendo a su abdomen, los besos eran tan suaves que apenas Jimin podía sentirlos, lo besaba como si tuviera heridas y tuviera miedo de provocar algún dolor si lo besaba de manera incorrecta, subió hasta su clavícula luego a su cuello.

El menor suspiraba ante los besos tan placenteros que le daba Hoseok, se sentía tan bien que podía volversele una adicción.

Sintió como los dedos de Hoseok tocaban su boxer y la retiraba de manera cuidadosa, Jimin ni siquiera respiraba en ese momento, la sensaciones en su abdomen le nublaba el juicio, cuando fue despojado de la última prenda volvió a respirar pero con un poco de dificultad, la grandes manos de Hoseok paseaban por su cuerpo, cada zona sensible hacía que Jimin soltará pequeños y bajos sonidos.

Cuando el mayor se quitó la última prenda que le quedaba puso frente a Jimin tres dedos, sabía lo que quería decirle así que sin hablar llevo los dedos a su boca y los chupó.

Una vez fueron los suficiente lubricados el mayor los saco dando paso a su boca, posicionó un dedo en la entrada del menor y lo introdujo.

Aquella sensación que le llegó como una oleada fue indescriptible para Jimin, soltó un quejido ahogado entre el beso, cuando Hoseok comenzó a moverlo apenas y pudo respirar.

Así hasta que el tercer dedo fue introducido, los quejidos agudos de Jimin excitaban a Hoseok, escuchar esos sonidos era tan placentero para el mayor. Jimin ya estaba listo para el siguiente paso, retiró los dedos del interior del menor para después darle un beso a Jimin en su mejilla.

– Te quiero Jiminie. – murmuró Hoseok como si fuera un secreto, que sólo la lluvia torrencial debía saber.

– Y yo te quiero a tí Hoseok – respondió de igual manera el menor.

Ambos lo sabían.

El mayor se separó solo lo suficiente para ingresar su miembro al interior de Jimin, como un trabajo tortuoso, las paredes apretadas del interior de Jimin lo recibieron, se quedaron quietos un momento. El mayor entrelazó sus manos con los de Jimin y sacó un poco su miembro para después entrar de nuevo en una firme estocada.

Jimin arqueó la espalda mientras echaba la cabeza hacia atrás. El dolor mezclado con la excitación que tenía en ese momento le gustaba, el mayor espero pocos segundos más antes de volver a penetrarlo.

El Vaivén de ambos era suave lento, se mezclaba con el ritmo de los gemidos que soltaba ambos en cada estocada, esos bajos gemidos que representaban el placer de de estar juntos en esa situación.

Ellos no estaban teniendo sexo solamente, no se trataba solo de él placer y la excitación, no se trataba de recibir penetraciones rápidas y desesperadas. Ni de inundar la habitación de gemidos.

Ellos estaban acariciándose con tranquilidad sin prisas sin desesperación, exploraban la desnudez del otro con curiosidad y timidez como algo que cuidas para que te perdure por siempre.

Cada estocada era tan cuidadosa, como si el cuerpo de Jimin fuera algo tan frágil que con la mínima agresión fuera capaz de romperse sin compostura irremediable.

Ellos estaban haciendo el amor.

Estaban demostrando aquel cariño que llegó sin que ellos se dieran cuenta, estaban protegiéndose mutuamente.

Ellos estaban amándose siendo vulnerables física y emocionalmente.

Ambos gimieron el nombre del contrario con dedicación al momento del clímax, mientras pegaban sus frentes sudorosas y se repetían una y otra que se querían, mientras se llenaban de inocentes besos en el rostro.

Existen muchas palabras para describir el amor pero ninguna de ellas puede expresar totalmente lo que sentimos, así que solo quedan las acciones para demostrarlo.

El amor verdadero es inefable*

Eso es lo que pensó Jimin mientras se quedaba dormido abrazando a su Hyung.

Melifluo: Un sonido dulce, suave o delicado
Inefable: algo que no puede ser expresado con palabras

Perdón por tardar en publicar, tenía mucha tarea u.u

Ok, explico. La parte del lemon o como quieran llamarle no lo hice explícito porque no quería quitarle lo tierno o bello de la relación que están llevando ambos.
Personalmente me gustó así que así quedará.

Si alguno no le gustó que lo incluyera, lamento decir que esto era parte del ff desde que fue publicada.

Habrá un regalito sorpresa el fin de semana, anticipenlo.

¡Pica la estrellita si te gustó! ¡Gracias por leer!

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