Reglas que casi NUNCA deberías romper en la escritura de tu historia
Uno de los errores más comunes que uno puede cometer cuando empieza en esto de la escritura, es creer que un escritor es un artista inspirado. Escribir una historia siempre tiene una parte de inspiración o, mejor dicho, creatividad. Pero la verdad es que esa es tan solo una parte de lo que significa ser escritor.
Conviene también conocer al máximo la herramienta principal del escritor: el lenguaje. Es bueno haber leído bastante... aunque no obligatorio. Pero lo que es absolutamente indispensable es dominar la técnica narrativa. Conocer los resortes que motivan la implicación emocional del lector con la historia que le cuentas, saber estructurar una historia para hacerla coherente y saber diseñar personajes potentes son tres de los aspectos más básicos.
Y hay bastantes más elementos que necesitas conocer si vas a escribir una historia con un mínimo de interés. Elementos que se rigen por una serie de normas, que son las que dictan qué hacer y qué no hacer en una narración.
Bueno, pues necesitas saber que las historias más interesantes son aquellas que no cumplen estas normas.
—Entonces... ¿para qué conocer la técnica si luego voy a romperla?
Puedes preguntarme, oh, sagaz lector...
Por una muy sencilla razón:
Para romper las normas primero hay que conocerlas a la perfección. No hacerlo en ese orden se denomina ignorancia, no arte. Esto no significa que una vez conozcas esas normas, puedas saltártelas a la torera y hacer lo que te dé la gana: necesitas justificarlo y hacer que sirva a un propósito.
Conoce las tres reglas al escribir una historia que no deberías romper CASI nunca...
3 reglas al escribir una historia que no deberías romper CASI nunca
21 Junio, 2015 By Alejandro Quintana 22 comentarios
Escribir una historia romper cadenaUno de los errores más comunes que uno puede cometer cuando empieza en esto de la escritura, es creer que un escritor es un artista inspirado.
Escribir una historia siempre tiene una parte de inspiración o, mejor dicho, creatividad.
Pero la verdad es que esa es tan solo una parte de lo que significa ser escritor.
Conviene también conocer al máximo la herramienta principal del escritor: el lenguaje.
Es bueno haber leído bastante... aunque no obligatorio.
Pero lo que es absolutamente indispensable es dominar la técnica narrativa.
Conocer los resortes que motivan la implicación emocional del lector con la historia que le cuentas, saber estructurar una historia para hacerla coherente y saber diseñar personajes potentes son tres de los aspectos más básicos.
Y hay bastantes más elementos que necesitas conocer si vas a escribir una historia con un mínimo de interés.
Elementos que se rigen por una serie de normas, que son las que dictan qué hacer y qué no hacer en una narración.
Bueno, pues necesitas saber que las historias más interesantes son aquellas que no cumplen estas normas.
—Entonces... ¿para qué conocer la técnica si luego voy a romperla?
Puedes preguntarme, oh, sagaz lector...
Por una muy sencilla razón:
Para romper las normas primero hay que conocerlas a la perfección. No hacerlo en ese orden se denomina ignorancia, no arte
Esto no significa que una vez conozcas esas normas, puedas saltártelas a la torera y hacer lo que te dé la gana: necesitas justificarlo y hacer que sirva a un propósito.
Regla #1: Emocionar.
La esencia de la narrativa —el arte de contar historias— muchas veces lleva asociada una enseñanza. A veces se pretende transmitir un conocimiento, una experiencia o pensamiento usando como vehículo una historia.
Lo cual permite dotar a esa intención de un componente con el que se logra...
• Captar la atención
• Despertar interés
• Integrar la enseñanza
•Recordar la enseñanza
La historia es el vehículo, pero el elemento catalizador para transmitir algo y que ese algo quede impreso es la EMOCIÓN.
Sin causar impacto en la parte emocional del lector, la enseñanza o lo que sea no surtirá efecto. Pero es que incluso sin pretender transmitir un conocimiento o lo que sea.
¿Qué historias recuerdas que NO te hayan emocionado de alguna manera?
Me atrevo a decir que muy pocas.
Sin embargo, apostaría algo a que las que sí recuerdas te hicieron reír, llorar, te intrigaron, te entusiasmaron, te proporcionaron felicidad o incluso rabia o indignación.
Regla #2: No confundir al lector.
Toda historia necesita tener un objetivo claro. Da igual cuál sea, siempre y cuando nunca lo pierdas de vista.
Si te has propuesto transmitir algo, mucho cuidado de no dar información contradictoria. Incluso si tu objetivo es lograr entretener al lector y que pase un rato entretenido mientras lee tu historia, no te desvíes de ese objetivo y comiences a filosofar con tu visión sobre la vida.
Tal vez te guste mucho una escena que se te ha ocurrido... pero piensa bien en lo que transmite esa historia y si dicha escena te ayuda a conseguir el objetivo o te desvía de él.
Porque si cuentas las aventuras de un espía que necesita hacerse con la localización de una base secreta de misiles nucleares, tal vez desarrollar el tema de si el universo es finito o infinito confunda al lector.
Lo que no vale para esta historia, puede valer para otra. O puede que a esa escena le falte un componente que todavía no se te ha ocurrido.
Deja que tu creatividad trabaje en segundo plano y es posible que, sin proponértelo, acabe encajando de alguna manera.
Tampoco confundas al lector alterando otros aspectos formales a la hora de escribir una historia: estilo, tono, ritmo y género deben ser coherentes.
Cuando se te ocurra una frase brillante, piensa bien si encaja con el estilo que estás empleando o si la diría ese personaje.
Regla #3: respetar coherencia entre forma y fondo.
Una obra maestra se da cuando cada pequeña parte expresa el todo.
Una buena obra de arte es como un holograma: cada pequeña parte de una imagen holográfica, contiene la holografía completa. A la hora de escribir una historia, cada frase, cada palabra, cada personaje, escena y diálogo deben cumplir una función específica.
Para poder construir desde abajo esta coherencia interna de todos los elementos, conoce la diferencia entre estructura superficial y estructura profunda:
Superficial: es la parte que se ve, aquello que una lectura atenta puede deducir fácilmente porque es la construcción formal, la forma en que cuentas tu historia.
Ejemplo: una historia contada en tres actos, lo más clásico.
Profunda: aquello que es más simbólico y que se construye para transmitir las ideas a nivel inconsciente, de manera que el lector no lo detecta a simple vista.
Ejemplo: una estructura en arcos narrativos circulares que expresan un comportamiento cíclico y recurrente, como Cien años de soledad.
Conclusión:
A pesar de que, la narrativa más interesante es aquella que acaba por romper las reglas, te recomiendo que no rompas estas casi nunca:
• Transmite mediante emociones siempre.
• Ten un objetivo claro y no confundas al lector.
• Mantén siempre la coherencia entre forma y contenido.
Si te fijas, en el enunciado aparece la palabra CASI. Incluso estas reglas se pueden romper si es por una causa justificada. Aunque date cuenta de que si rompes alguna de estas reglas, muy probablemente lo estarás haciendo por una cuestión de coherencia entre forma y fondo.
Por ejemplo, si escribes una historia para expresar tu creencia de que la transgresión cultural es positiva, rebelarte contra las reglas es cien por cien coherente con la idea que pretendes transmitir.
Nuestro mensaje es que puedes romper todas las reglas de la narrativa que te dé la gana pero antes de romper las reglas necesitas conocerlas, puesto que si las desconoces no las rompes por un motivo sino por ignorancia de las mismas.
Puedes tener la suerte de acertar, pero será como la fábula del asno que toca la flauta por casualidad y se cree un músico.
¡Esperamos te hay servido el artículo!
Encuentra el artículo original no editado para Wattpad en:
http://oficiodeescritor.com/como-usar-dialogos-en-narrativa/
Derechos reservados establecidos en el mismo link©
Carrot Family.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro