Cómo convertir tu idea en una novela
Siempre has querido escribir una novela.
De hecho, seguro que tienes un montón de posibles argumentos para diversas novelas. Siempre anotas tus ideas, pero, a la hora de la verdad, no sabes muy bien qué hacer con ellas aparte de apuntarlas para que no se te olviden.
Así que tienes el argumento, pero no sabes muy bien por dónde atacarlo. Por dónde empezar a trabajar para convertirlo en palabras hasta escribir una novela, esa novela con la que sueñas. No dejas de darle vueltas en tu cabeza a tu idea, pero si te sientas ante el ordenador tu mente se queda en blanco. ¿Cuál es la mejor manera de comenzar?
Te decides y te pones a escribir, llenas algunas páginas y cuando las relees te das cuenta de que no, de que por ahí no vas bien. Descorazonado y un poco frustrado te levantas y lo dejas. Hasta la siguiente ocasión en que la historia vuelva a llamarte con tanta fuerza que sientas que tienes que ponerte a escribir de inmediato.
Cuando una historia se obsesiona contigo no va a dejarte tan fácilmente. Y cuando tú te obsesionas con una historia, tampoco podrás librarte de ella hasta que no la pongas en palabras y se la presentes al lector.
¿Cómo lo hacen los escritores que terminan sus novelas?, ¿cuál es el secreto de los autores que escriben desde el principio hasta el final y no parecen conocer el miedo a la página en blanco ni el bloqueo?
Esos escritores tienen una costumbre sencilla pero poderosa. Esos escritores planifican.
Por qué necesitas planificar para convertir tu idea en una novela Si quieres convertir esa idea que no te abandona en una novela deberías empezar por hacer algo de trabajo previo, por planificar las líneas maestras de tu argumento y tu trama.
El trabajo previo tiene algo de mala fama.
Por un lado, parece coartar la creatividad. Si ya tengo previsto cómo se desarrollará la historia, ¿dónde queda la espontaneidad, dónde esa fuerza arrolladora que debe ser la creación?, te preguntas.
Por otro lado, el trabajo previo, la planificación, viene a posponer el trabajo de escritura. Y eso es exactamente lo que tú quieres hacer. Escribir escenas, ver tomar vida a tus personajes, inventar frases... Y ver pronto tu novela terminada.
Tienes que tener claro que el trabajo de planificación no frena tu creatividad, la encauza. Sigues siendo creativo, ¿quién si no tú imagina esa historia?, ¿quién si no tú decide cómo contarla?, ¿quién elige a los personajes y les otorga una personalidad?
Cuando te empleas en hacer el trabajo previo simplemente abordas de otra manera tu creatividad. Te haces preguntas para que la historia se te presente con sus detalles antes de empezar a escribir, como si hicieras un dibujo en lápiz que luego llenarás con colores.
Y eso permite que, después, mientras escribes, puedas poner tu creatividad al servicio del texto, cuidando tu estilo y eligiendo siempre la palabra apropiada.
Por otra parte, sin duda es cierto que si dedicas algo de tiempo a realizar el trabajo previo estarás posponiendo el momento de empezar a escribir. Y eso es justamente lo que tienes ganas de hacer, quieres escribir, no contestar preguntas ni plantear esquemas.
La historia tira con fuerza y tienes la impresión de que si no empiezas a escribirla de inmediato se te va a ir. Pero resulta que haciendo el trabajo previo es cuando la historia se muestra ante ti con todos sus matices, detalles y recodos. Y es cuando la has visto por completo cuando estarás en situación de escribirla bien.
Además, el tiempo que empleas en planificar tu historia hace que incurras después en menos fallos. Eso significa que las labores de revisión y reescritura serán más sencillas y te llevarán menos tiempo. De manera que el que inviertes en planificar es tiempo ganado, porque permitirá que termines tu novela antes. Sin contar con que será una novela mejor.
Todavía hay una ventaja más cuando haces trabajo previo de planificación: reduces (incluso eliminas por completo) la posibilidad de sufrir un bloqueo.
En resumen, el trabajo previo:
- No compromete tu creatividad, te ayuda a encauzarla.
- Te ayuda a ver tu historia completa antes de empezar a escribirla para así conocerla al dedillo y poder escribirla mejor.
- Elimina las posibilidades de sufrir un bloqueo.
- Reduce también el miedo a la página en blanco.
- Te permite prestar más atención al estilo, el uso del lenguaje y la elección de las palabras apropiadas.
- Aligera las tareas de revisión y reescritura.
Primeros pasos para convertir tu idea en una novela
Esperamos que ya estés convencido de la importancia de hacer un buen trabajo previo. Que hayas visto claras todas sus ventajas y cómo puede ayudarte a escribir una novela excelente. Pero si el del trabajo previo es un concepto nuevo para ti estarás preguntándote por dónde empezar a realizarlo.
Muy fácil, solo tienes que pensar en los diferentes elementos de tu novela y hacerte preguntas acerca de ellos. Toma nota de todas las decisiones que vayas tomando porque esa será tu hoja de ruta más adelante.
Argumento
Empieza por el argumento. ¿Cuál será el de tu novela? Resúmelo en un par de frases.
No hace falta que entres en detalle, basta con que consignes las líneas principales de la historia que vas a desarrollar.
Conflicto
El conflicto es el motor de la historia. Por eso lo primero que necesitas es asegurarte de que no es banal. Si tienes un conflicto flojo, floja será también tu novela.
Al tiempo piensa en las diferentes formas en que ese conflicto puede mostrarse. El conflicto tiene que manifestarse en obstáculos de distinta índole que serán los que tu protagonista tendrá que superar. Planteamiento, desarrollo y desenlace
La estructura básica de cualquier obra literaria se divide en planteamiento, desarrollo y desenlace. Es una estructura sencilla pero efectiva sobre la que después puedes asentar estructuras más complejas, encaminadas a enganchar al lector o a poner de manifiesto el sentido de tu novela. Pero en un primer momento decide qué sucederá en el planteamiento, qué en el desarrollo y qué en el desenlace.
Presta especial atención a estas dos últimas partes: desarrollo y desenlace. A menudo se empieza a escribir sin tener claro más allá del planteamiento. Así que una vez que se escribe este no se sabe por dónde continuar y llega el bloqueo.
También con frecuencia sucede que no se ha pensado un final. Eso hace que el desarrollo (y la novela en general) se dedique a describir meandros, ahora en una dirección, ahora en otra, sin cohesión ni coherencia. Y, por último, se llega también a un bloqueo porque no se sabe cómo finalizar o, todavía peor, se improvisa cualquier final.
Personajes
Los personajes, en especial el protagonista, son el corazón de una novela. Decide en primer lugar quién será tu personaje principal. Baraja tus opciones. Por ejemplo, puede que ese conflicto adquiera más fuerza si la protagonista es una mujer en lugar de un hombre.
Debes invertir tiempo en conocer a tu protagonista, pero cuidado porque esta parte tan importante se suele enfocar mal. No te dediques a inventar una biografía detallada que incluya su sabor preferido de helado, céntrate únicamente en aquellos aspectos que atañen directamente a la historia.
Sobre todo, presta atención a su relación con el conflicto: ¿cómo se va a enfrentar a él?, ¿qué habilidades y qué debilidades tiene?, ¿cuál es su motivación? Puedes hacer también una lista de personajes basándote en tu argumento, pero también en el conflicto y los obstáculos que este plantee. No es necesario que les des nombre todavía ni les asignes una biografía, pero sí que tengas claro si necesitas que aparezcan los compañeros de trabajo de tu protagonista o sus hermanos o el vecino de al lado.
Lugar y época
Por último, ten presente en qué lugar y en qué época sucederá la acción.
Ambos, lugar y época, condicionan la acción. En la época en la que sucede tu novela, ¿había móviles?, ¿la nieve imposibilita los desplazamientos durante unos meses al año? Si no había móviles, las noticias tardarán más en llegar; si la nieve deja aislado a tu protagonista, debería tener una despensa bien provista para no morir de hambre.
De hecho, dependiendo del lugar y la época que hayas elegido para que transcurra en ellos tu novela es posible que necesites hacer una labor de documentación más o menos intensa.
Por último, es importante que reflexiones también sobre cuánto tiempo tarda en desarrollarse la acción y en qué escenarios acontece.
Lo primero para tener en cuenta la cronología. ¿Tu historia se desarrolla en una semana, en un año, a lo largo de una década...? Como sabes, el paso del tiempo debe quedar reflejado en tu novela, así que es importante que pienses en él.
Lo segundo para decidir los lugares en los que todo acontecerá y que tus descripciones proporcionen la información necesaria que permita al lector imaginar el escenario de la acción.
Estas son las ideas básicas para hacer un trabajo de planificación previo que te ayude a escribir una buena novela. Cuanto más exhaustivo sea este trabajo más se beneficiará tu obra.
Sobra decir que es preciso conocer muy bien cada uno de estos elementos y su papel dentro de la novela. Eso te permitirá valorarlos de manera oportuna y tomar las mejores decisiones para desarrollar esa historia que no se te va de la cabeza.
Si tienes pocos conocimientos de narrativa no solo vas a tener más problemas para escribir, sino que esa carencia se traslucirá en tu novela. Habrá inconsistencias, lagunas, clichés, tramas previsibles, personajes arquetípicos, etc.
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