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9. Last Christmas

Jueves, Diciembre 20

No lo estaba logrando.

Luz se preguntaba si de verdad estaba demostrando lo que sentía.

Después de su... plática de anoche, las cosas se sentían diferente, pero aún no completamente bien. Era como si hubieran tomado el problema para enterrarlo en algún lejano; no obstante, ambas sabían que seguía ahí. La razón para creerlo era sencilla: el pequeño destello de tristeza cuando Amity se despidió esa mañana.

Se esforzó en ignorarlo mientras recordaba cómo ayer escuchó a la bruja decir que Boscha se tomaría un día libre. En ese momento supo que no podía perder esa oportunidad para hablar ella porque, a pesar de las buenas intenciones de los demás, siempre encontraría un pero a sus ideas como lo que le sugirió King. Ayer le pareció fantástico, aunque había perdido sentido esa mañana.

Sin embargo, ahora todo estaría bien. Lo presentía.

Llamó a Bump diciéndole que aún estaba enferma y partió a la casa de Boscha. Le tomó un rato llegar volando, aun así, valió la pena porque estaba segura de que Boscha solucionaría todos sus problemas, así que tocó el timbre y esperó. Cuando la puerta se abrió se encontró con su mejor amiga que le sonrió con sorpresa.

—¡Luz! No me dijiste que vendrías de visita —saludó la chica, abriendo más para dejarla entrar.

—Willow, estoy tan feliz de verte —dijo mientras la abrazaba fuertemente. Verla no fue el motivo de su llegada, pero lo que dijo era genuino. Esperaba pronto organizar una reunión con ella y Gus para que pudieran charlar a gusto, solo que primero necesitaba solucionar lo del regalo.

Al entrar buscó con la mirada a la tríclope, pero solo vio una casa decorada con una decoración navideña bastante entusiasta. No era tan raro. Boscha era fanática de la Navidad al asociarla como una festividad donde lo común era dar regalos. Por su lado, Willow pensaba que era un tiempo para compartir con los seres queridos. Eran motivos diferentes, pero ambos se unían para que las dos disfrutaran de esa época incluso más que muchas personas del mundo humano.

—Entonces, ¿qué puedo hacer por ti? —preguntó Willow con las manos en su cintura—. No creo que nada más hayas venido a decir hola si no enviaste un mensaje.

—Lo siento, es que estoy intentando solucionar algo... —dijo vagamente, en espera de que la bruja no quisiera indagar demasiado—. Necesito a Boscha y sé que se tomó un día libre. Supuse que estaría aquí.

—Bueno, eso será un problema, Boscha salió hace poco —informó mientras se sentaba en el sofá.

Tiene que ser una mala broma, pensó Luz. ¿Por qué siempre pasaba algo?

—¿Crees que tarde mucho? —preguntó tratando de evitar caer en pánico—. De verdad necesito charlar con ella.

—Uhm...creo que sí, tenía que ir a ver lo de...del... —Willow se detuvo en el acto y abrió los ojos con sorpresa, como si se diera de que estaba dando muchos detalles de algo que no debía decir—. Árbol, fue a ver lo del árbol. Necesitamos un árbol de navidad en esta casa.

—¿Un árbol?, pero ustedes ya tienen uno —dijo confundida, señalando el pino artificial en una esquina de la sala.

—Sí, pero...necesitamos uno más grande, ya sabes, Boscha siempre inunda la casa con regalos y los que compró no cabían bajo ese, así que fue a conseguir uno mejor.

—Tendrá que ser verdaderamente enorme porque ese ya es gigante —soltó sorprendida.

Willow se encogió de hombros bastante tensa, aunque con una sonrisa que no indicaba nada malo. Luz la observó interrogantemente, reflexionando si eso era verdad. Al final desistió en algún pensamiento extraño. Willow era su mejor amiga y no le mentiría nunca.

—Entonces...¿no volverá pronto?

—No, lo siento, pero si necesitas algo puedo ayudarte. Sabes que siempre puedes contar conmigo para lo que sea —ofreció con amabilidad, más al ver su ánimo decaído.

Luz lo meditó. Esa mañana se prometió que iría directamente con Boscha, pero Willow era la segunda mejor amiga de su novia. Además, era confiable y serena, así como su primera amistad en las Islas Hirvientes. Si existía alguien en quien confiaría ciegamente sin contar a Eda, King y Amity, esa era sin duda era Willow. Por si fuera poco, ella pasaba mucho tiempo con Boscha y podría tener un juicio parecido, al menos en ese tema.

—Willow, ¿podrías guardarme un secreto?

—Por supuesto, soy buena manteniéndolos, por ejemplo, lo que estoy haciendo ahora —le guiñó un ojo y Luz alzó una ceja, sintiendo que le faltaba contexto.

—La verdad es que... necesito encontrar un regalo de navidad para Amity.

—Así que ayuda para escoger un regalo, ¿verdad? Eso es una maravillosa idea, Luz, más porque... —Willow sonrió tristemente, recordando lo agobiada que se veía Amity cuando ellas y Gus fueron por unos tragos—. Nada, pero es excelente. Escogeremos algo bueno, te lo aseguro.

—Me basta con que le guste —aseguró cansada. Parecía que esa búsqueda nunca terminaría.

—Tranquila, Amity no es tan difícil de complacer —le sonrió, para después tornar su rostro más pensativo—. Bien, veamos. Ella es una persona muy ocupada porque le gusta hacer muchas cosas. Creo que es obvio que no sabe relajarse, ¿cierto?

—Supongo que sí —meditó la humana—. Cuando tiene un día libre siente que necesita hacer algo más productivo.

—A eso quiero llegar. Esa actitud no es saludable y lo sabes. Uno tiene que encontrar una actividad que nos permita canalizar nuestro estrés, por ejemplo, a mí me funciona hacer ejercicio. —Willow levantó un dedo, como si intentara explicar su punto—. En el caso de Amity es más difícil de detectar, pero hay cosas que le gustan, aunque no se permita el tiempo suficiente para hacerlas, como dibujar.

No sabía que le impresionaba más, si el método tan inteligente que había ideado Willow para reflexionar en algo o lo natural que le vino. No debió subestimarla, por algo era la tercera persona más cercana a Amity que no fuera ella misma y Boscha. La realidad es que estaba llena de razón. Su novia necesitaba dedicar más tiempo a sus pasatiempos porque en esos momentos la veía realmente contenta.

Darle algo para que pudiera dibujar no parecía una mala idea. Sabía que Amity misma no se lo compraría porque decía que estaba bien con hacer bocetos a lápiz, pero Luz dudaba si eso era verdad conociendo su perfeccionismo. Además, la bruja quería practicar, aunque no lo hacía mucho.

—Me agrada —dijo feliz.

—Y yo estoy feliz de haber sido de ayuda. —Willow sonrió.

—Ahora solo tengo que pensar qué de todo comprarle...¿algo electrónico?, ¿una libreta y plumones?

Los ojos de Willow brillaron con gentileza y se levantó para guiarla hacia la salida. Lo próximo que la humana supo es que estaban en el mercado, en una tienda especializada en cosas para dibujar. Ahí pidieron consejo y le ofrecieron distintos tipos de plumones y papel especializado. Luz compró todo e hizo una nota mental para ordenar esa misma noche una tableta para que Amity pudiera dibujar digital si quería. La enviaría a casa de su madre y con suerte podría ir a recogerla en unos días, justo antes de navidad.

Agradeció de nuevo la ayuda y le invitó algo de tomar a su amiga como forma de compensarlo. Ambas prometieron reunirse pronto, esta vez con Gus, y posteriormente se despidieron con una sonrisa.

Ya todo estaba bien.

Decidió ir a Hexside a ocultar los obsequios. Tuvo mucho cuidado de que Bump no la viera, ya que si lo hacía la regañaría por estar ahí o por faltar al trabajo siendo que estaba mejor, pero no le importaba cuando estaba segura de tener el regalo perfecto.

Llegó a su salón donde no había nadie y abrió su casillero, poniendo las cosas ahí. Ya no cabía, pero contempló su trabajo emocionada. Asimismo, observó el reloj del aula contenta y descubrió que tenía el tiempo suficiente para invitar a Amity a comer. Con suerte eso sería un paso más para arreglar las cosas entre ellas.

Tomó su pergamino y marcó el número de su pareja, quien le contestó a los pocos segundos.

¿Luz?

—¡Amity! ¿Estás ocupada? —mordió su lengua. Esperaba no ser rechazada.

... No tanto.

Su corazón se aceleró. Eso no fue un sí, pero tampoco un no. Se aferró a la esperanza.

—Te invito a comer, ¿qué dices? Llevas semanas hablando de ese restaurante de comida humana, podemos ir, ¿o prefieres comer algo más? ¿Estás en el Consejo o en la biblioteca? —Sin notarlo comenzó a hablar y podría haber seguido de no ser por la interrupción de la otra.

Ah, de hecho... estoy en Hexside, algo cerca de tu salón.

—¿Qué? ¿De verdad? —Luz sintió mucha felicidad. La sonrisa en sus labios creció—. ¡Qué bien!, entonces, ¿aceptas?, ¿dónde estás exactamente?

Justo afuera.

Y mientras vio cómo la perilla del aula giraba, su sonrisa desapareció dejando en su lugar a una mueca de pánico total. Su mirada se dirigió a la enorme pila de regalos en su casillero. No había forma de cerrarlo en unos segundos sin acomodar las cosas primero, así que solo tuvo una opción. Corrió hacia la puerta antes que se abriera más de diez centímetros y colocó su mano sobre la superficie, usando el peso de su cuerpo para cerrarla de un portazo y escuchando como Amity intentaba abrirla de nuevo del otro lado.

—¿¡Luz!?

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —se disculpó. Pensó que su salón era el sitio más seguro porque nunca creyó que Amity fuera a aparecerse por sorpresa. Atrás de ella las cajas con envoltorio navideño la observaban—. ¡No puedes entrar!

—¿Por qué no? —La bruja no sonaba alterada, pero sí angustiada.

Sintió la puerta ser empujada nuevamente y Luz volvió a recargar todo su peso en ella hasta que la fuerza del otro lado se detuvo. Al detectarlo suspiró y se separó, ignorando el fuerte dolor de cabeza que acababa de aparecer.

Reconociendo que sería una mala idea hacerla esperar salió. Encontró a su novia, confundida, consternada y si no se equivocaba, algo enojada. La forma en que su ceja se levantaba la delataba.

—¿Qué estás haciendo?

Algo le dijo a Luz que ella no solo se refería a la escena que acababa de pasar. Estresada pasó su mano por su cabellera y su mente trabajó a mil por hora para pensar en una excusa que no sonara estúpida.

—Estoy haciendo remodelaciones —dijo bajando la mirada—. Matt me está ayudando y sé como te pones con el polvo. —Le dolió físicamente mentirle, nunca lo había hecho, pero no quería que Amity se encontrara con su montaña de fracasos.

La joven Blight la observó por un largo rato sabiendo que estaba mintiendo, pero no quería forzarla. La noche anterior creyó que quizá estaba exagerando con lo ocurrido esas semanas, por eso confío en que sí la sorprendía para ir a comer juntas por fin podrían hablar de lo que estaba pasando.

Debía verse bastante tensa porque sus manos estaban comenzando a transformarse en abominaciones, una reacción natural cuando se sentía en peligro. Al darse cuenta lo detuvo, pero era tarde ya que los pocos alumnos que pasaban por ahí las estaban mirando. Ante el hecho se aclaró la garganta.

—Bueno, ¿nos vamos?

Se tragó todo lo que quería decir, notando como su tono calmado asustaba más a Luz. Se giró y esperó a que caminara a su par para demostrarle que estaba bien. Cuando esta la siguió y no la vio su cara cambió a una combinación de tristeza y molestia.

Ambas pensaron que nada podría ser peor, pero al llegar a la salida se encontraron con la última persona que Amity quería ver.

—¡Amity! —dijo Hunter animadamente—. ¿Viniste a ver a Luz?

Sintiendo rígida a su novia, Luz se apresuró a ponerse entre los dos de forma casual.

—¡Hunter! Sí, eh... saldremos a comer, así que nos vamos...

—Oye, ¿sabes qué clase de remodelaciones están haciendo en el aula de Luz?

La humana y el brujo compartieron una mirada de pánico y confusión respectivamente. Por suerte Hunter no era tonto y entendió con rapidez la situación.

—¡Ah, sí! Esas remodelaciones, sí, he estado ayudando a Luz con ellas en los últimos días, ya sabes, los dos no tenemos magia, así que planeamos algunas actividades juntos con glifos, también como optimizar el salón...

Amity lo observó con seriedad y asintió antes de seguir caminando sin decir una palabra más. Luz temió haber empeorado todo, así que se disculpó con la mirada y siguió a su novia que ya estaba sentada en Ghost lista para volar, lo cual fue extraño. Cuando iban juntas siempre preferían caminar. Por suerte, Amity le dejó un espacio para que se sentara.

Comenzaron su trayecto al restaurante en un silencio abrumador, nada comparado a los cómodos que acostumbraban. La tensión era obvia y Luz empezó a ingeniar algún tema de conversación en su cabeza cuando Amity habló. Su voz plana, sin emociones.

—Luz, ¿qué ocurre realmente? ¿Por qué no me dejaste entrar?

Mentir de nuevo estaba fuera de discusión. Amity no se lo merecía, pero tampoco quería decirle toda la verdad. Ella tenía derecho a recibir la mejor sorpresa, ese regalo perfecto que aún no sabía si había encontrado.

—Yo...hay algo ahí que no quiero que veas. No aún.

—¿Aún?

Amity giró el rostro y Luz mantuvo su mirada.

—Es una sorpresa, ¿sí? Una tontería, pero no quiero que la veas todavía —dijo, percibiendo como Amity se relajaba—. Confía en mí, ¿sí?

Escuchó suspirar a la bruja y vio como asentía con la cabeza.

—De acuerdo —contestó, guardando silencio—. Nunca nos hemos mentido después de todo.

—Tienes razón —concordó Luz, avergonzada.

Mantuvieron el silencio hasta que llegaron al restaurante, donde fueron recibidas por un ambiente totalmente navideño. Había decoraciones por doquier y villancicos. Quizá en otro momento habrían podido disfrutarlos más, pero en esa ocasión solo comieron y hablaron de temas neutros y seguros: sus trabajos, sus amigos y luego mencionando brevemente a sus respectivos padres.

Una vez terminaron de comer Luz llevó de vuelta a Amity a la biblioteca. La despidió con un beso en la mejilla y otra disculpa, viendo cómo esta entraba al edificio.

***

Amity volvió a su oficina, realizando los deberes que le faltaban. Pasó el resto de su turno enfocada en el trabajo, llamando la atención de ciertos usuarios al ver que no salió a la hora habitual para leer cuentos. La bruja no fue consciente de eso. Lo único que quería era mantenerse ocupada sin pensar mucho en su alrededor.

Le dio tiempo de continuar con los preparativos para la fiesta. Por algún motivo no tenía la fuerza para cancelar todo a pesar de los percances y simplemente se limitó a responderle a Skara, Amelia, Cat y al resto con los asuntos que faltaban por solucionarse. Incluso continuó después de que terminara su hora hasta que recibió un mensaje de Boscha sobre que estaba de vuelta en la ciudad.

Inmediatamente la llamó y después de un par de palabras acordaron reunirse, así que minutos después la Blight se encontraba en camino con dirección a la casa de sus mejores amigas.

Fue recibida por Boscha con su cabello suelto, no amarrado como era usual. Amity observó a su alrededor.

—Willow está dormida, pasa. —La sonrisa orgullosa de Boscha la guio hasta su sala de estar—. ¿Ahora sí quieres hablar y me dirás que sucede?

—Te lo diría, pero no lo sé.

Amity se dejó caer en uno de los sofás, con un brazo sobre su rostro.

Ella odiaba hablar de sus inseguridades porque temía que alguien más se las confirmara, sobre todo Boscha, que era conocida por su sinceridad arrolladora. Por eso odió a la tríclope al principio, aunque ahora agradecía esa cualidad y es por eso es que comenzó a confiar en ella.

Lentamente comenzó a soltar información, deteniéndose cuando su voz comenzaba a cortarse. No quería llorar, eso la haría ver más miserable de lo que seguro lucía. En ese lapso le explicó a su amiga la extraña actitud de Luz hasta ese día, donde de verdad había notado que algo estaba mal después de su mentira y aún peor, respaldada por Hunter. Luego, claro, estuvo la charla en Ghost.

—Bueno, quizá solo sea eso. Es Luz de quién hablamos, la persona más "pura" del mundo. ¿Recuerdas cómo empezaron a estar juntas? Si dijo que era una sorpresa seguramente es eso.

—Pero está mintiendo... sabe que yo lo sé y aun así no me dice nada.

Soltó algunas lágrimas donde Boscha la consoló incómodamente, pero también con preocupación. Hablaron otro rato hasta que la luz del sol desapareció, dando paso a la iluminación artificial de la ciudad.

—Debo irme —dijo poniéndose de pie—. Dile a Skara, Amelia y Cat que estoy de acuerdo con lo que dijeron. Quiero tomarme un descanso de la fiesta por hoy.

Boscha asintió y la guió fuera de la casa. Luego comenzó a prepararle la cena a su novia que continuaba durmiendo, o eso supuso.

Del otro lado de la puerta de la habitación se encontraba la chica del Aquelarre de Plantas totalmente despierta. No había escuchado toda la conversación, pero sí lo suficiente para atar cabos sueltos y tomar la decisión de ayudar a sus amigas, un par de tórtolas que no habían aprendido nada desde los 14 años. Como siempre tendría que echarles una mano.

Con el pergamino en mano inició a contactar a un grupo de personas.

***

Amity llegó a casa. Su hogar se encontraba oscuro y en un principio creyó que estaba sola, al menos hasta que vio el abrigo de Luz colgado en la entrada. Al percatarse entró sin hacer mucho ruido y fue directo hasta su dormitorio donde encontró una figura dentro de las mantas y por el ritmo de su respiración, despierta.

En lugar de decir algo simplemente se cambió de ropa, encendiendo el calentador por el frío que hacía. Después se metió en las cobijas sintiendo como el cansancio mental estaba pasándole factura. Gracias a eso se quedó dormida poco después.

Mañana sería otro día. Mañana podría pensar en cómo arreglar las cosas. En ese instante solo quería dormir.

Mientras, del otro lado de la cama, Luz no podía dormir, no después de que esa misma tarde lo poco que había conseguido arreglar se había esfumado. Sabía que su novia estaba triste y se sentía culpable, pero, ¿qué podría hacer?

Ya no sabía cómo hablar sin complicarlo más. A esas alturas contarle todo ni siquiera lo repararía, es por eso que se había metido a la cama apenas llegó. No se sentía capaz de hablar con ella. Temía ver esa mirada rota en su cara de nuevo.

Esperaba que un poco de tiempo le diera perspectiva, así como la oportunidad de encontrar las palabras. Además, solo faltaban unos días para Nochebuena, sin falta estaría entregándole un regalo a Amity y todo estaría bien. Asimismo, era probable que al contarle su búsqueda lo encontrara divertido y se riera de lo tonta que había sido.

Unos días, en solo unos días más todo volvería a la normalidad.

Segura de que la bruja estaba dormida se dio la vuelta y se acercó para abrazarla, consolándose con esa pequeña cercanía.

Un poco de espera no podría empeorar nada, ¿cierto?

–o–

Nota: ¿Alguien alguna vez pensó que habría algo de drama en este fic? xD

Ah, me hubiera gustado terminar esto antes.

A los que llegaron hasta aquí, muchas gracias. Valen oro por darle una oportunidad a esta historia aunque la navidad ya pasó.

¡Gracias por leer!

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