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8. It's the most wonderful time of the year

Miércoles, Diciembre 19

Ya no confiaba en que todo fuera a estar bien.

Esa mañana se sentía mal para Luz. Había llegado tan tarde la noche anterior que no pudo hablar con Amity, así que al despertar supo que tendría que hacer algo para compensarlo. Decidió que hacer el desayuno era un buen comienzo y reunió todas sus habilidades culinarias para preparar uno de los favoritos de su novia, comida no apta para ella, pero falló y se le quemó un poco. Para empeorarlo cuando terminó esta se había levantado.

Esperó que la bruja le cuestionara con más detalles sobre el porqué canceló su cita el día anterior o el motivo de su tardanza, pero no dijo nada. No hubo ni un comentario o reclamo, más bien, ni siquiera le dirigió muchas palabras, no porque estuviera molesta, sino porque el dolor era evidente en sus ojos y eso la hizo sentir más culpable. 

Luz podía lidiar con cualquier cosa que le dijera, pero su silencio la lastimó porque significaba que no había un punto de partida, que lo que hizo era más difícil de arreglar.

—Te veré en la cena, lo prometo —le dijo al verla en la puerta lista para partir.

Solo escuchó un ruido de asentimiento mientras veía a Amity con una sonrisa falsa. La humana apretó los labios y pensó qué hacer. Quiso por fin decirle la verdad, pero antes de que pudiera hacerlo la otra se fue.

Su corazón se rompió.

***

Más tarde en el trabajo, los problemas aumentaban.

¿Por qué había decidido regalar artefactos que tal vez no estarían a tiempo? ¿Por qué fue una opción si sabía que ya no quedaba ni un segundo que perder? En teoría tendrían que estar en Nochebuena, pero, ¿y si pasaba algo? Los imprevistos sucedían incluso en las Islas, aunque, si todo salía como lo planeaba, ¿estaba segura de querer entregar eso? Después de esa mañana ya no sabía si ese obsequio valía la pena. No había manera de que por unas vasijas y un broche para abominaciones Amity le perdonara lo acontecido esa semana.

Necesitaba un plan B con urgencia, porque no entregaría nada de lo que ya tenía. Si había descartado esas cosas era por una razón. Asimismo, el anillo no podía ponerse sobre la mesa hasta que supiera la opinión de su pareja sobre el matrimonio. Esa mañana no pudo ni siquiera tener una conversación casual con ella. Sacar ese tema tan delicado ahora estaba fuera de la lista.

De cualquier forma, había estado haciendo un esfuerzo durante el día para mantenerse en comunicación con Amity a través de su pergamino, esperando que eso mejorara su ánimo al menos un poco.

Debía verse realmente mal porque tan pronto Bump la vio la regresó a casa alegando que apreciaba su diligencia, pero que si estaba así de enferma no debió haber venido. Suspirando y no dispuesta a protestar preguntó por Boscha sabiendo que ya no podía seguir consejos al azar, pero en ese momento había ido a entregar unos papeles al Consejo para conseguir más presupuesto y le tomaría un par de horas estar de vuelta.

Resignada a que no podría hablar con la tríclope y no queriendo ir a su casa a deprimirse, decidió visitar a King. Últimamente ya no podía verlo tanto porque oficialmente era el "Rey de los Demonios" al descubrirse que provenía de un amplio linaje. Además, estaba ocupado casi todo el tiempo. Pensando en que eso la animaría emprendió vuelo hasta su isla.

Al llegar se encontró con el lugar lleno de demonios y brujas trabajando, lo cual no era sorprendente. King quería hacer de esa isla un sitio seguro para todos y desde hace años trabajaba incansablemente en ese lugar, considerando su "legado familiar".

Viendo todo caminó hacia el castillo, donde al entrar detectó a su amigo mandando gente en unos murales.

—¡Oye, ten cuidado con eso, más lento, es antiguo! —El demonio le gritó a alguien y Luz sonrió, reflexionando que algunas cosas no cambiaban.

—¡King, mi chico!

Los presentes voltearon a verla extrañados, pues esa zona no estaba permitida para cualquiera gracias a la custodia de Jean-Luc. Sin embargo, todos contuvieron cualquier opinión que tuvieran al ver a King abrazar a Luz con una velocidad sorprendente. El Rey de los Demonios alzó a la pequeña humana del suelo con su gran tamaño y la humana se rió, acariciando su pelaje mientras le correspondía el abrazo.

—¡Luz! ¡No me dijiste que vendrías a verme!

—¡Quería que fuera una sorpresa!

Cuando King la bajó del suelo Luz le acarició la barriga y estuvieron jugando un rato ajenos al mundo a su alrededor, o así fue hasta que se percataron que no estaban solos. King se dio cuenta primero, ya que se incorporó tosiendo, como disculpándose por esa muestra de afecto tan vergonzosa.

Se excusó y dio algunas órdenes sobre cómo quería que quedara esa sección del castillo haciendo énfasis en no dañar los murales. Después de eso se fue con Luz detrás de él con una sonrisa divertida.

Ambos anduvieron hasta llegar a una sección más privada del recinto, un lugar que King denominaba "su oficina", aunque de seguro solo era así porque había un trono. Al lado de este había uno más pequeño donde Luz se sentó. Al hacerlo se sintió mejor no por la sensación de poder, sino porque recordó hace años cuando su amigo le construyó esa silla para que "reinara a su lado".

—Espero no haberte interrumpido, lucían bastante ocupados allá atrás —dijo la humana con una risa.

—¿Bromeas? No hemos avanzado casi nada esta semana, pero, hey, ¿quién soy para denegar la ayuda de mis maravillosos súbditos?

Luz amplió su sonrisa. Sí, venir a ver a King fue la decisión correcta.

—¿Cómo has estado? Siento no haberme pasado por aquí antes, pero queda un poco lejos y como Eda ha estado de viaje con Raine no ha sido fácil reunirnos.

—¡Bastante bien!, me siento contento como puedes ver —dijo el demonio con voz gruesa, aunque Luz seguía viéndolo como ese pequeño ser con voz chillona—. ¿Y tú? Cuéntame, ¿qué tal te va?, ¿cómo está Amity?

La chica se sobresaltó. Eso fue rápido.

—Bien, estamos bien, creo...

—Pues no pareces muy convenida —contradijo dudoso—. ¿Tiene que ver con lo triste que estás?

—¿Me veo triste? —preguntó Luz incrédula, y eso que al llegar se sintió mucho mejor.

—Sí, y escuché algunas cosas sobre Amity de los brujos que llegaron ayer y hoy.

La culpa que había logrado acallar la golpeó de su nuevo. Su novia estaba mal y era tan evidente que todos se habían dado cuenta. Lo peor es que era su culpa.

—Solo quería asegurarme de que las dos estuvieran bien —dijo—. Ya sabes, no he ido últimamente a Bonesborough, pero siguen siendo mis amigas y me preocupo por ustedes. Incluso tenía pensado ir a visitarlas si esos comentarios seguían viniendo. Cuando te vi aquí creí que viniste por eso.

Luz permaneció en silencio, angustiada nuevamente y King la vio con afecto.

—Sabes que soy tu amigo a pesar de ser un Rey, ¿verdad? —los ojos del demonio la confortaron—. Si hay algo que pueda hacer por ti y Amity...

Meditó la situación. Se acababa de comprometer a ya no hablar con nadie más que Boscha, pero tenía ahí a una de las personas que más quería en la vida abordándola.

Terminó por contarle todo, desde su inseguridad para el obsequio de navidad, los consejos que había pedido, los regalos fallidos, lo triste que estaba Amity después de que salió con Hunter y cómo todo había empeorado la noche anterior. Solo se guardó el asunto del anillo al no querer que fuera de dominio más público.

—No sé qué hacer y con Amity tan triste no quiero tener las manos vacías para Navidad —soltó, dejándose caer sobre el respaldo del trono.

—No las tienes precisamente —enunció el demonio alzando una ceja, pero con un tono bromista para relajar el ambiente—. Y estoy segura de que Amity estará bien con cualquier cosa que le des. Yo las vi desde que eran niñas.

—Pero, ¿y si no? —preguntó devastada. Hablar hacía que el problema se sintiera más real—. Si no me convence a mí, ¿cómo voy a estar segura de dárselo?

King la miró con tristeza. Él había sido de aquellos que presenció su relación desde el inicio y aunque al principio estuvo celoso de la Blight, pronto la aceptó la como parte de su familia. No quería que eso se fracturara por algo tan bobo.

—Tú mejor que nadie sabes lo importante que eres para Amity, pero aún con toda su aura de confianza, ella tiene sus inseguridades —mencionó con cuidado—. Sé que eres bastante obvia, pero a veces ella necesita que le demuestres tu amor con más fuerza. ¿Por qué no le haces un regalo que muestre eso más allá de las palabras?

—¿Qué clase de regalo podría hacer eso? —preguntó confundida. Eso era lo que había intentado hacer desde el día uno.

—Pues... —King se llevó una pata a su mejilla y lo reflexionó hasta que volvió a sonreír confiado—. Puede ser algo sencillo, ya sabes cómo se abruma con las cosas demasiado grandes y tú no te sientes cómoda con los regalos costosos. ¿Por qué no le escribes algo, o eliges una foto de ambas y la enmarcas? Tal vez suene burdo, pero creo que esa clase de detalles demuestran mucho, y tomarte el tiempo de escoger una foto y entregársela es romántico, ¿no lo crees? Además, ¡de niñas solían hacerlo todo el tiempo!

Luz parpadeó impresionada. King tenía razón. Gus también le dijo que Amity no era alguien de cosas materiales y la idea de su amigo iba por la misma dirección: regalar algo ligado a los sentimientos. Asimismo, ¡era un ganar!, ¡regalar una foto como cuándo tenían 14 años de seguro las haría sentir nostálgicas!, entonces su novia podría perdonarla.

—¡Me gusta! —gritó entusiasmada.

Luz quiso quedarse un rato más para charlar, pero King insistió en que se fuera a arreglar eso. Luz le asintió conmovida y lo abrazó fuertemente antes de prometerle que lo vería pronto.

***

En cuanto llegó a su departamento se apresuró a buscar alguna foto en su computadora humana o en su pergamino. Las revisó una por una, tomándose más tiempo del que pensó, pero finalmente dio con la imagen perfecta: una que les había tomado Willow tres años atrás en una fiesta de cumpleaños. Ambas estaban delante del árbol del Grom mientras se reían de algo que dijo la otra, mirándose con tanto amor que caía en la devoción. Luz la contempló con un ligero rubor. No había algo más que demostrara lo mucho que se amaban.

Miró la hora. Era un poco tarde, pero sí se apresuraba podría ir a sacarla en físico, así que salió corriendo hasta la tienda más cercana.

Cuando la tuvo empezó la búsqueda del marco, que resultó más sencilla de lo que creyó. Era una tienda de antigüedades, pero encontró un marco de plata que con solo verlo supo que era perfecto. Era simple, aunque elegante, con un par de detalles que permitían apreciar la foto sin llegar a ser insípido. La persona que la atendió incluso se ofreció a poner la foto dentro y envolverla.

Todo estaba empezando a acomodarse.

Cuando terminó se dio cuenta de la hora. Iba a llegar tarde, no obstante, confiaba en estar a tiempo en casa.

***

Si Amity opinaba que su semana no podía ser peor, estaba muy equivocada.

En primer lugar intentó guardar su tristeza en la mañana aceptando las disculpas de Luz en forma de desayuno. Asimismo, antes de que saliera de casa su novia le prometió llegar temprano para que cenaran juntas.

Amity no sabía sí hacerlo, pero le creyó.

Completamente abatida, continuó con su trayecto, pensando que nada podía ser peor, y entonces se encontró con lluvia hirviente justo en la dirección en la que iba.

Luego halló un percance en medio de la calle donde por supuesto tuvo que ayudar, algo sobre la una persona asaltando un puesto. Estuvo mal, pero Amity empleó un poco más de la fuerza y habilidad necesaria para detenerlo solo porque se sentía miserable. A consecuencia recibió una amonestación de algunos guardias. Seguramente el hecho dañaría su historial de Consejera.

Sí, era oficial. La vida de Amity Blight se estaba viniendo abajo.

Sin embargo, el universo pareció tener compasión, ya que al llegar al Consejo no había nada que hacer. Si Lilith se enteró de lo acontecido hace unas horas no dijo nada y se pudo ir a la biblioteca. Hasta Luz decidió enviarle un par de textos, incluso fotografías de lo que se encontraba por la calle.

Y entonces pasó.

Boscha entró a su oficina con un pie de hadas que tanto le encantaba. Amity temió que viniera a reprenderla por su último encuentro donde soltó sus celos por Hunter, pero su amiga venía tensa.

—¿Cómo estás? Has estado ocupada últimamente, así que creí que sería bueno que te tomaras un descanso —dijo la bruja con una sonrisa demasiado falsa—. Bump me mandó al Consejo y no estabas, así que decidí venir a verte aprovechando que no tengo clases.

Amity tomó el pastelillo levantando una ceja, no confiando en las palabras de su amiga. Para empezar, era imposible que no quisiera continuar la conversación pasada donde la dejaron.

Permanecieron en un incómodo silencio hasta que su amiga se sentó frente a ella, quitando esa sonrisa y ahora luciendo muy molesta.

—Mira, antes de empezar, ¡no fue mi culpa!

—¿Qué pasó? —Amity suspiró. Si Boscha le trajo un pie debía ser bastante malo.

—Bueno...sucedió algo. —La chica desvió la mirada—. Cómo decirlo...Skara, Amelia y Cat estaban hablando y por accidente...

Boscha comenzó a relatar. Al principio, cuando hicieron los acuerdos para la fiesta de navidad, se acordó que solo irían los amigos más cercanos de Luz y Amity, e incluso habría algunos que se enterarían días antes del evento. Sin embargo, Amelia y Cat habían sido descuidadas al hablar y de alguna forma Hunter se enteró. El brujo por supuesto no se mantuvo callado y ahora lo sabía Emira, así que ahora todo el mundo tenía noción de la fiesta y quería ser invitado, incluso personas que Amity no recordaba conocer.

Lo siguiente que Boscha supo es que la Blight estaba estresada y con la ansiedad a mil mientras estaba recargada en su escritorio. Ahora no solo tenía que supervisar una fiesta para quince personas, sino para medias Islas Hirvientes. Aun así, Boscha dijo que varios se habían ofrecido a ayudar en los preparativos.

Resignada, Amity solo preguntó si Luz sabía algo, pero por fortuna no. Incluso Skara amenazó a todos con su posición en el Consejo al ser la representante de la magia de Bardo para que no dijeran nada. Entonces Amity se relajó un poco.

Con eso dicho, Boscha procedió a explicar los nuevos planes.

Lo que no sabían era que quizá la fiesta se cancelaría.

Ese pensamiento había aparecido en la mente de Amity desde el día anterior no como algo infantil, sino como una reflexión. ¿No era un esfuerzo sin sentido planear una fiesta para Luz cuando esta no parecía estar contenta con ella?

Amity la amaba, pero su novia estaba diferente, y no ayudaba mucho a su angustia como la noche anterior, cuando Luz creyó que estaba dormida, se disculpó como si le estuviera ocultando un secreto.

Para empeorarlo, ayer Hunter estuvo en Latissa en la noche por sus publicaciones de Penstagram.

Volvió a suspirar cuando Boscha se retiró. Fue entonces que sonó su pergamino: reunión de emergencia en el Consejo.

Vaya día.

***

Pasó varias horas encerrada en una sala de juntas con Lilith y otros brujos planeando como mejorar la seguridad del Conformatorio, todo porque Terra se había vuelto a escapar, esta vez con Adrian. Por suerte, la Clawthorne los había detenido a tiempo con ayuda de otras personas. Sin embargo, eso no quitó que estuviera una larga jornada ahí aportando ideas.

Amity salió de ahí mentalmente exhausta, pero emocionada. Ayudó mucho y ya no tenía nada más que hacer, pues el resto era para los brujos del Aquelarre de Construcción.

Al llegar a la salida se dio cuenta de la hora y descubrió que iba tarde, pero también encontró un mensaje de Luz diciendo que también iba retrasada. La Blight agitó la cabeza, alejando malos pensamientos y guardando su pergamino mientras se dirigía a casa, esta vez caminando y no en Ghost.

Al llegar encontró el lugar vacío y otra vez sintió una presión desagradable. Intentando evadirla fue hasta la cocina y hurgó en el refrigerador hasta decidirse por lo que prepararía para ese día. Eligió algo simple, ya que sus energías físicas y mentales no le permitirían preparar algo más elaborado. Sacó los ingredientes necesarios para dos porciones, aferrada a la confianza ciega en que Luz no le mentiría.

Tenía listo todo cuando escuchó la puerta abrirse, seguido por el saludo característico de la humana. Le contestó, intentando que no fuera demasiado obvia su felicidad al descubrir que la chica había cumplido su palabra.

Cuando Luz llegó lo primero que hizo fue buscar a su pareja y la ubicó en la cocina preparando la cena. La miró desde la puerta y no pudo evitar sentirse culpable al ver la tensión en sus hombros. En un impulso por cambiar eso se acercó a ella y la abrazó por la espalda, comenzando a dejar besos en su cuello.

—¿Luz? —Amity sonó tímida y se volteó—. ¿Qué estás...?

—¿Cómo te fue hoy?

La bruja abrió y cerró los ojos repetidamente. Parecía no esperarse esa pregunta, aunque fuera obvia.

—Hoy... —dudó—. No fue el mejor día.

Luz la observó, reflexionando qué hacer. Amity le dio un punto de partida. Sabía que las cosas entre ellas no eran las mejores y lo estaba confirmando en ese momento al verla con ojos cansados y una mirada que reflejaba inquietud.

En el rostro de Amity pudo ver un deseo de que le preguntara sobre eso, pero cuando Luz abrió la boca nada salió. Lo más obvio era hablarle con la verdad y si era realista era la única forma de solucionar todo, pero se preguntó si podría seguir guardando su secreto solo un poco más. Había llegado tan lejos. ¿En serio contar su odisea por su elección de obsequio era la única manera de arreglar la situación?

Se estaba quedando sin tiempo. La cara de la bruja estaba cambiando a una expresión más triste.

Sin pensarlo más se acercó y la besó, esperando que pudiera transmitirle su amor. Amity por su lado no dijo nada y simplemente le correspondió. Luz percibió como poco a poco ese contacto se iba tornando más exigente por parte de ambas con cada segundo que pasaba, y aunque no era parte de plan, aceptó gustosa. Quería complacer a su pareja, hacerla sentir bien. Si no podía ser buena con las palabras en ese instante esperaba que sus acciones dijeran más.

Estaba segura de que lo estaba logrando.

–o–

Nota: Gracias por leer.

No sean como Luz por favor jaja.

Espero que los que celebraron Navidad hayan tenido buenas fiestas <3.

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