2. A holly jolly Christmas
Jueves, Diciembre 13
Luz no estaba satisfecha con su regalo.
Después de pensarlo toda la mañana, se había dado cuenta de que la mochila tal vez no sería del agrado de Amity. Además, no entendía cómo se suponía que ese obsequio iba a demostrar todo el amor que le tenía.
Por otro lado, había reflexionado en los dos posibles finales para ese regalo. Uno, que Amity se diera cuenta de que alguien la ayudó a escogerlo y aunque probablemente no diría nada, Luz no quería que notara lo problemático que había sido para ella escoger un objeto. O dos, que la bruja lo tomara como una indirecta de que era demasiado descuidada y tendría un ataque de perfeccionismo. Un drama navideño era lo último que quería vivir.
Así que estaba como al principio, sin regalo y sin ideas. Bueno, tenía el anillo, pero la duda volvía a atacar en cuanto miraba la cajita negra en su bolsillo. No, una propuesta de matrimonio era demasiado, necesitaba algo más, y sabía que la ayuda de Boscha era esencial, pues ella no tendría sentimientos encontrados de por medio, aunque su trabajo no parecía acabar pronto. De todos los días precisamente ese tenía que trabajar horas extras porque Bump quería que acompañara a sus alumnos a un paseo al antiguo castillo del Emperador.
Ya tarde, Luz se encontraba en su salón de clases escribiendo un informe con desganas. Odiaba el papeleo, aunque sonrió al recordar que Amity a pesar de su diligencia también lo detestaba.
—Luz, ¿todo bien? —preguntó una voz, a lo que la humana alzó la mirada para encontrarse con Cat. No estaba tan sorprendida de verla, pues la chica trabajaba como profesora de Curación y su salón estaba al lado de ella.
—Oh, hola Cat, sí, solo mucho trabajo con la excursión de hoy. Se suponía que solo daría clase, pero Bump me rogó que fuera de guía, ya sabes, porque estuve ahí cuando Belos fue derrocado. Es un fastidio —se quejó.
—Es complicado ser una celebridad, ¿cierto? —respondió la bruja, adentrándose en el salón mientras jalaba una silla para sentarse al lado de ella.
—No soy una celebridad —negó, intentando avanzar con su trabajo. Adoraba a Cat, pero esperaba que no quisiera charlar demasiado.
—Claro que lo eres, todos pensamos eso, hasta Boscha, aunque no quiera admitirlo. —Cat se rió, o así fue hasta un objeto envuelto llamó su atención. Luz lo detectó y rápidamente tomó la mochila que había dejado al lado de su escritorio y la pateó para intentar ocultarla. Creyó que con eso podría salir librada, pero debió saber que la curiosidad de su amiga era más grande.
—Luz...¿qué es eso?
—Nada —se apresuró a aclarar. Como siempre, fue una terrible mentirosa.
—A mí me parecía como un regalo —dijo la chica de forma suspicaz, con ojos llenos de curiosidad—. ¿Es para Amity por navidad? Y ya ves, dices que no eres una celebridad, pero incluso trajiste esa festividad humana a las Islas Hirvientes y ahora mucha gente la celebra. En fin, ¡dime qué es!, prometo que no diré nada.
Luz meditó un momento lo que haría. Contarle a Cat implicaba que su sorpresa dependiera de que más gente mantuviera el secreto, pero también conocía a la chica y ella no estaría satisfecha hasta obtener una respuesta, aunque, si lo pensaba mejor, bien podría pedirle su ayuda. Cat se había vuelto muy cercana a ella y a Amity después de que Boscha se disculpó. Además, era una amiga de la infancia de su novia al igual que Amelia.
Seguramente tendría un buen juicio.
—Cat, ¿sabes guardar un secreto?
—Claro, claro. —La bruja asintió entusiasmada mientras se acercaba aún más, quedando sentada en el filo de la silla—. Entonces, ¿qué hay en esa envoltura? Es un regalo para Amity, ¿verdad?
—Sí, pero no estoy segura de dárselo —confesó mostrando la bolsa que tenía bajo el escritorio—. Estaba pensando en algo, pero no me terminó de convencer y como no se me ocurría ninguna otra cosa, terminé aceptando el consejo de Amelia, aunque ahora que lo pienso creo que tampoco es adecuado. —La humana se rascó la nuca levemente avergonzada.
—Y no te culpo, Amelia puede parecer seria y profesional, pero sus gustos son muy particulares y de seguro intentó escoger algo para ella, ¿no? —Cat soltó una risa que hizo sentir a Luz avergonzada, más al recordar las mochilas que le mostró Amelia, muy lejos de las preferencias de Amity. Cat fue consciente de su incomodidad y paró de inmediato—. Oh, ¿no me digas que en serio fue así?
—Tal vez, pero no importa, ya dije que no creo que sea el regalo adecuado —dijo a la defensiva, volviendo a esconder el envoltorio y aprovechando esos segundos para ocultar su rubor.
—Bueno, bueno, ¿qué tienes en mente ahora?
—Yo... —Luz sacudió su cabeza conteniendo un suspiro. A su mente solamente llegó el anillo de compromiso, pero ese era otro secreto que no estaba dispuesta a compartir—. Nada, no se me ocurre nada, ¿tienes alguna idea?
La chica se acomodó mejor en la silla y se tomó un momento para reflexionar. Su mirada se enfocó en un punto específico de la pared mientras Luz la veía expectante.
—¿Sabes?, Amity tiene esa fachada dura, independiente, fuerte y llena de talento, pero ambas sabemos que tiene un lado sensible y tierno —dijo Cat con una sonrisa soñadora—. Recuerdo que la última vez que fui a cenar con ustedes parecía ser alguien completamente diferente. ¿Has notado que disfruta la cocina?
Luz analizó sus palabras. Era cierto que Amity en la privacidad parecía otra persona, más relajada. Sin embargo, sin duda la cocina era uno de los momentos que más disfrutaba, o eso suponía al recordar su rostro en las mañanas y noches. Enfocarse en eso sonaba a una buena idea.
—¿Qué opinas de regalarle algo para la cocina? —preguntó Cat.
—¿Algo como una remodelación? —Luz hizo una cara extraña. Le gustaba el concepto, pero no había forma de que todo ese movimiento pasara desapercibido.
—¿Qué?, ¡no!, eso sería exagerado, ¿no lo crees? Yo me refería a un juego de cuchillos o algún utensilio raro para facilitarle la vida. ¿Qué tal algo del mundo humano?, a Amity le gusta mucho la comida de ahí.
"Eso tiene más sentido", pensó Luz. Era más sencillo de esa manera que conseguir a alguien con conocimientos en magia de Construcción para que remodelara su cocina antes de nochebuena.
Miró la hora en su pergamino, era bastante tarde y aún tenía trabajo que hacer. No importaba que tan rápido o mal hiciera el informe para Bump, era imposible que le diera tiempo de ir a su departamento por el portal, cruzar, y llegar al centro comercial antes de la hora de cierre. Suspiró derrotada. Tendría que esperar a mañana.
—Hey, ¿ahora qué pasa? Si no te gusta la idea podemos pensar en otra cosa —ofreció la chica al verla decaída.
—No, no es eso. Solo creí que podría ir a comprar el regalo hoy, pero no podré salir de aquí pronto —dijo mortificada, señalando los papeles en su escritorio.
—Bueno, eso se puede solucionar fácil.
Cat le quitó las hojas y antes de que le diera tiempo de preguntar qué hacía comenzó a escribir unas líneas. Cuando Luz se asomó para ver lo que hizo notó que estaba redactando un recorrido inventando.
—He hecho ese viaje con otros alumnos, así que de seguro puedo hacer algo bastante preciso y rápido. Bump es viejo, seguramente no se dará cuenta.
—Yo...gracias Cat, en serio no tengo palabras.
—¡No te preocupes!
Después de algunas lágrimas de su parte, además de un discurso sobre lo agradecida que estaba y de que no se olvidaría de pagárselo después, ambas se despidieron para que Luz comenzará a correr evitando cuidadosamente la oficina de Bump.
Al salir de Hexside no lo pensó dos veces y usó su Palisman para volar a su departamento. Rogó que Amity no estuviera ahí y por fortuna era así. En el refrigerador había una nota donde ella le avisaba que tenía una junta en el Consejo y que regresaría tarde.
Un poco más tranquila tomó el portal y lo cruzó, evitando la punzada de culpa por no visitar a su madre siendo que estaba en la ciudad. Agitó la cabeza para evitar esos pensamientos y fue directamente al centro comercial donde compró una máquina moderna para preparar cafés, así como otras para facilitar la preparación de comida japonesa.
Al pagar y envolver sus regalos agradeció más que nunca el hecho de tener dinero humano gracias a los libros de aventura y magia que hizo basados en su experiencia en las Islas Hirvientes. Vee administraba esa cuenta como su doble en la ciudad, así que le envió un mensaje para hacerle saber que ella había hecho esas compras.
Con el texto enviado volvió a Hexside con intención de esconder sus regalos. Primero pasó a ver a Bump para comprobar que, en efecto, el reporte había sido entregado sin sospechas, así que fue hasta su salón de clases. Al abrir su casillero se percató que estaba un poco lleno, pero nada grave. Guardó los artículos y cerró los ojos satisfecha. Al abrirlos se encontró con pequeñas imágenes que ella había pegado en el mismo, fotos de ella y Amity sin orden alguno. Unas eran en las Islas, otras del mundo humano. Su corazón se apretó pensando en los momentos por compartir que tenían por delante.
Sus pensamientos la llevaron a la cajita escondida en su bolsillo, pero no era el momento. En respuesta solo se limitó a tomar el resto de sus cosas e irse.
Logró que su mente no girará alrededor del tema, o así fue hasta que Amity le dijo que ya estaba en casa.
***
A los pocos minutos Luz se encontraba llegando a su departamento. Ahí estaba la bruja sentada en la cocina con una pila de papeles enorme sobre la mesa y como era de esperarse, una gran taza de café. La escena le causó una sonrisa.
—¡Regresé!
—Bienvenida a casa —contestó Amity con una expresión cansada, pero feliz.
Luz caminó por la sala y se acercó hasta su novia para rodearla con sus brazos. Le besó la mejilla y Amity soltó una risa nerviosa ante contacto, lo cual hizo que se enterneciera más. Amity siempre se ponía tan roja cuando se le acercaba, incluso con el tiempo que tenían saliendo.
—¿Qué tal tu día? —preguntó mientras dejaba sus cosas sobre la mesa. Amity no respondió inicialmente, solo suspiró mientras zafaba una mano para alcanzar su café y darle un sorbo.
—Mucho frío y trabajo, tanto que es anormal. A veces creo que nadie hace nada en el Consejo y yo soy la única que se encarga de los papeleos, ¿sabes?
—Debe ser duro siendo que ese puesto no te entusiasma tanto como la biblioteca. —Le sonrió.
Mientras Luz se giró sus miradas se encontraron. Los ojos dorados de Amity brillaron con intensidad mientras ladeaba su rostro, y eso fue suficiente para que Luz entendiera el mensaje. Se acercó y juntó sus labios suavemente durante unos segundos. Al separarse se encontró con una sonrisa llena de satisfacción.
Amity se puso de pie y continuaron charlando a pesar de haberlo estado haciendo durante todo el día en sus pergaminos. Luz quitó las cosas de la mesa y colocó los platos mientras la bruja calentaba la cena para ambas.
La joven humana observó a su novia moverse en la cocina y pensó en las compras que hizo esa tarde. ¿En qué había pensado con la mochila? Esos sí parecían ser regalos más adecuados, algo que Amity utilizaría con más frecuencia.
Esa vez lo había logrado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro