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9

Yuri desconecto el cable del auxiliar y pausó la canción de su teléfono, bajando con pereza para estirarse. No durmió en el camino pues era incómodo hacerlo en el auto, Otabek le pasó su maleta y una bolsa con basura que dejó en el contenedor del estacionamiento. Arrastró los pies hasta el elevador y presionó el botón del piso cuando su compañero estuvo a su lado, estaban cansados, pero había sido un buen viaje, volvería a acampar si se lo sugerían.

Rebuscó en sus bolsillos y al encontrar la llave se apresuró al departamento, quería ver a sus padres, unos días lejos y ya los extrañaba, era muy raro en él, pero le debía eso a que pasaba casi todo el tiempo con ellos. Al abrir la puerta el ambiente se sintió raro, era como un cambio en el aroma normal, pero quería creer que era por haber estado al aire libre todo el fin de semana, escuchó a su amigo soltar una risita baja y disimulada mientras le apremiaba a entrar.

—Deberías anunciarte—le sugirió, rodeando sus hombros con un brazo.

— ¿Por qué?

—Hazme caso.

Arqueó una ceja, pero asintió, mejor hacerle caso.

—Estoy en casa—dijo en voz alta. — ¿Mamá? ¿Papá? —insistió cuando no recibió una respuesta.

Escuchó una risa y las voces de sus padres murmurar algo entre ellos.

—En la sala—respondió finalmente su madre.

Los adolescentes intercambiaron una mirada y terminaron de entrar, encontraron a los dos adultos en la sala, los sillones habían sido movidos para hacer más espacio en el suelo, había cojines esparcidos por toda la alfombra y mantas para hacer más cómodo el lugar. Yuuri descansaba entre los brazos de Viktor que le besaba y mimaba provocándole cosquillas, el minino ronroneaba acostado en el vientre de su madre y Makkachin dormía a sus anchas al lado de su padre.

—Cariño, volvieron temprano—la sonrisa en el rostro de su progenitor le hizo sentir bienvenido y soltó un suspiro. — ¿Les fue bien?

—Sí, debo agradecerle que le haya enseñado a cocinar, hubiéramos muerto de hambre sino—respondió Otabek antes de que él abriera la boca si quiera.

—Menos mal—respondió su padre acariciando el vientre de su pareja.

La risa de su madre inundó sus oídos, parecía demasiado risueño por alguna razón.

— ¿Tienen hambre? —preguntó a punto de ponerse de pie. —La cena está lista, podemos cenar ahora.

—Me gustaría—murmuró Yuri, bajando la mirada, se sentía extraño.

—Amor—Yuuri vio a Viktor y recibió un beso fugaz, mientras se acomodaba para que se pudiera levantar. —Otabek, tu madre vino ayer, salieron de urgencia y dijo que te quedes aquí esta semana porque ellos llegaran hasta la otra y no quieren que estés solo en casa, trajeron una maleta con tus cosas.

—Está bien—asintió, agradeciendo el recado. — ¿Puedo pasar?

—Claro, esta es tu casa.

Agradeció con una sonrisa casi imperceptible y le tendió una mano a Yuri, recibiendo la correa de la maleta casi enseguida y sin necesidad de decir nada se encaminó al cuarto de su amigo.

—Yuri—su madre palmeó el lugar a su lado y su cuerpo se movió solo de inmediato.

Botó los zapatos y corrió a recostarse entre las mantas y el cuerpo de su madre quien le recibió de inmediato con besos dulces en su rostro. Sonrió, eso ya le quitaba un poco la sensación en el estómago.

—Bebé, ¿hay algo que quieras decirme? —le preguntó con voz suave, sin separarlo.

Yuri se sonrojó y desvió la mirada, no iba a engañarle, aunque se lo propusiera, era obvio que tenía algo...aunque estaba seguro que no era el único.

—Sí, pero te cuento después.

—Está bien, pero no lo olvides.

—Tú también tienes algo que decirme, ¿verdad?

—Sí, pero cuando me cuentes te contaré también.

Asintió animado y besó su mejilla, amaba tanto a su mamá...como nunca creyó que lo haría.

—No soy tan buen cocinero como tu madre, pero al menos algo se hacer—dijo Viktor volviendo con la bandeja y los platos de la cena con él. — ¿Ya lavaste tus manos?

—No, ya vuelvo—se puso de pie con prisa y corrió al baño para volver a los brazos de su madre.

—Huele diferente—murmuró el alfa, dejando la bandeja en la mesita de café.

—Después hablamos con él, ahora van llegando y están cansados—acarició la mejilla de su esposo, tranquilizándole con una sonrisa.

—Está bien—suspiró y se acercó para abrazarlo de la cintura, besándolo de nuevo. —Si hubieran llegado un poco más tarde podríamos haber aprovechado el tiempo.

Yuuri volvió a reír y pellizco sus mejillas con dulzura, obligándole a separarse cuando escucharon a los jóvenes regresar a la sala. Yuri se acercó de inmediato a sentarse junto a su madre y Otabek le siguió en silencio sentándose a su lado, pero a una distancia prudente.

Comieron sin platicar mucho pues los jóvenes parecían bastante cansados y no querían hacer que se acostaran tarde pues debían asistir al colegio al día siguiente. Al terminar, ayudaron a su padre a recoger los platos sucios y los llevaron a la cocina, su madre mientras se levantó con tanta calma que por un momento pensó que se sentía mal.

—Tomen un baño antes de dormir—ordenó caminando tras ellos a la habitación seguido del pequeño felino que corrió al reconocer a su dueño. —Beka, hay toallas limpias en el baño y si te hace falta algo puedes pedírselo a Yuri.

—Gracias—sonrió al mayor y dejo que le abrazara, los abrazos de la madre de Yuri eran los mejores. —Buenas noches.

—Buenas noches—respondió soltándole para abrazar a su hijo, que de inmediato se pegó a él como lapa.

— ¿Podemos dormir en la sala?

—Claro, si ustedes quieren.

—Gracias mamá—besó su mejilla y suspiró acurrucándose entre sus brazos, había planeado dormir con sus padres esa noche, pero tendría que esperar un poco más.

—Descansa, cariño, te amo—dijo besando la frente de su hijo con amor.

—También te amo—respondió muy bajo, avergonzado por la presencia de su amigo que simulaba no escuchar nada.

Yuuri sonrió ampliamente y le soltó despacio para entrar a su habitación a paso lento, Yuri hizo una mueca, le molestaba un poco que no le dijera si se sentía mal en ese momento.

—Se lo que estás pensando—Otabek interrumpió sus pensamientos, parándose a su lado. —Y no es eso, despreocúpate—revolvió sus cabellos y se adelantó al baño, dejándolo más confundido.

Bufó, cruzándose de brazos, odiaba ser el menor en ese lugar, no entendía muchas cosas que al parecer eran obvias.

-/-/-/-

—Bek, ¿puedes...?

Ni siquiera terminó la oración cuando sintió el enorme cuerpo tras el suyo bajar lo que pedía, agradeció en silencio la caja y le sonrió buscando las instrucciones en la parte de atrás.

— ¿Por qué Bek? —preguntó finalmente, tomando el cuchillo para seguir cortando las verduras.

—Mamá te dice Beka, es lo mismo—respondió midiendo lo que echaría en el agua hirviendo. —Solo que Bek es más...mío, y Beka de mamá...y decir Otabek todo el tiempo es cansado.

Se rio y negó con la cabeza, era la primera vez que recibía un apelativo más o menos cariñoso por parte del menor y no le molestaba en absoluto, al contrario, le resultaba tierno.

Ese día volvieron temprano de la práctica, poco a poco se iba acostumbrando más a llegar a esa casa que a la suya, al parecer su madre, quien se enteró de toda la historia por boca del mismo Yuuri, había tomado mucha confianza con los padres de su amigo pues ahora eran los primeros a quienes les pedían cuidar de él. Ya no era un niño y pronto haría el examen de admisión para la universidad, pero seguían preocupándose por él como si no creciera, lo cual agradecía enormemente.

Sus padres trabajaban en el extranjero y después de que perdiera el olfato en Kazajistán por culpa de su ausencia decidieron llevárselo a Detroit para que pudieran cuidarlo como se debía, pero al final él nunca se acostumbró y pidió que le dejaran vivir en Berlín por la escuela tan prestigiosa de patinaje...podía decirse que vivía solo y sus padres en realidad iban a visitarlo, llamándole casi todo el tiempo para asegurarse de que estuviera bien, no eran malos padres como algunas personas decían. Cuando les contó que se había encontrado con Yuri en su última visita y los había llevado a conocer a los padres de su amigo pareció darles cierto alivio pues ahora ya no la pasaba solo todo el tiempo, y, sobre todo, que había un par de padres a los que podían confiarles su seguridad.

—Bek.

—Hm.

—Tu madre me pidió que...te convenciera de buscar a tu omega.

Detuvo sus acciones y volteó a ver a Yuri, que le daba la espalda, eso lo había descolocado.

—De nuevo—agrego, buscando la cuchara de madera a tientas. —Nunca me dijiste que ya le conocías.

—Ella no quiere saber nada de mí—fue la simple respuesta, regresando la mirada a las verduras.

—Tu mamá sonaba preocupada—continuó como si no hubiera dicho nada.

—Ella no quiere saber nada de mí.

—Cumplirás diecinueve pronto y si no la buscas te asignaran a un omega para el año que viene.

—Ella no quiere saber nada de mí—repitió como grabadora, apretando un poco el mango del cuchillo.

Silencio.

No podía descifrar con claridad que expresión tendría su amigo en ese momento pues no parecía tener intenciones de verle de frente.

— ¿Quién es ella? —preguntó finalmente, girándose para verlo a los ojos, Yuri parecía molesto. — ¿Y por qué demonios no quiere saber nada de ti?

Suspiró y sonrió, cansado y sin ganas de hablar de eso realmente, ¿cómo contarle eso sin que lo afectara? Bueno, en realidad no esperaba que le afectara mucho pues no sentía nada por JJ.

— ¿Recuerdas en el Grand Prix? Cuando casi te encontró JJ en el vestidor.

—Sí, ¿qué tiene que ver Leroy en todo esto?

—Saya—respondió al notar la impaciencia en el rostro del menor. —Ella es mi pareja destinada.

Yuri contuvo la respiración un segundo, ¿qué clase de broma era esa?

— ¿Y sabe que eres su destinado?

—Sí, fue extraño...ella me reconoció por el olfato, pero mi cuerpo en realidad no reaccionó, porque no percibí su aroma solo...supe que era ella por su cambio en la voz y sus mejillas rojas...—suspiró de nuevo, algo frustrado. —Ella dijo que no quería un alfa que no pudiera reconocer su aroma y me exigió que no la buscara, nunca, porque se casaría con JJ.

El omega hizo una mueca volteando a ver su guisado que estaba casi listo, movió la comida en la cacerola con algo de frustración, quería decir mucho pero su cabeza no le ayudaba a formar frases coherentes en ese momento, quiso maldecir en voz alta y gruñó, molesto.

—Aun no conozco al tipo y comienzo a odiarlo—murmuró apagando la hornilla.

—No te predispongas, quedaste que lo conocerías bien antes de tomar una decisión.

—Ya lo sé, pero solo oigo cosas malas de él y no me veo al lado de un idiota como ese.

—Yuri, cálmate, tienes un plan.

—Que estoy dispuesto a mandar al diablo si las cosas no salen como quiero cuando venga.

Se lavó las manos al terminar y se sentó dejando que Yuri terminara lo que hacía.

— ¿Estás seguro que vendrá?

—Casi, pero será la única manera en que yo acceda a salir con él, no pienso ir a América fuera de las competencias.

—Bien, entonces solo apégate al plan y asegúrate de decirme lo que decidas cuando estés listo.

Asintió y volteó, se mordió el labio y bajo la mirada.

—Pase lo que pase seguiremos siendo amigos, ¿verdad?

—Claro, eso no cambiara, mi problema es con él no contigo.

Suspiró aliviado y se sentó a su lado, cansado.

—Entonces... ¿no recuperarás tu olfato?

—No, si ella no logro hacerlo no habrá manera, me quedaré así el resto de mi vida.

—Entiendo ahora porque está preocupada tu madre—murmuró posando la mano sobre la de su amigo. —Bek, lo lamento...no quisiera que termines atado a alguien que no te quiere.

El alfa miró al menor, su expresión realmente demostraba lo preocupado que estaba y eso le enternecía, él tampoco quería que Yuri estuviera en la misma situación. Entrelazó sus dedos con los del omega y besó el dorso de su mano, para sorpresa del otro.

—Estaré bien, puedes quedarte tranquilo.

—B-bien—respondió sorprendido y sonrojado...eso había sido...tan extraño...

De repente el silencio le puso algo tenso, por primera vez se sentía nervioso por estar a solas con Otabek, era como si se hubiera dado cuenta que él seguía siendo un depredador, aunque le faltara su olfato. Sintió calor en su rostro y sus labios ardieron como si esperaran algo, tragó saliva y se puso de pie soltando un jadeo involuntario alejándose con prisa.

— ¿Estás bien? —el alfa parecía no haber notado nada extraño como él.

—Sí, no es nada—le dio la espalda y sintió sus manos temblar, ¿qué le estaba pasando?

—Yuri, ¿estás seguro que estás bien?

—Sí, sí, no es nada—colocó una mano en su estómago y trató de calmar esa sensación extraña. — ¿Podrías...poner la mesa? Necesito ir al baño—murmuró saliendo con prisa de la cocina sin esperar la respuesta, no entendía nada.

-/-/-/-

Suspiró, finalmente el día había llegado. El hombre que era su padre biológico le había llamado para decirle que su hijo quería verlo. No sabía si era muy estúpido o tenía miedo de Viktor pues le había pedido que no le dijera nada a su madre. Aceptó sin pensarlo mucho, pacto un lugar y fecha para el encuentro pensando en cómo le diría a sus padres después de que lo viera por primera vez.

Tomó supresores antes del encuentro y llamó a su amigo para que le acompañara, ni loco iba solo ante la presencia de su destinado, ah...tenía muchas cosas que contemplar solo para conocerle, tenía miedo de que sus padres se enfadaran con él, pero era algo que tenía que hacer.

Fueron a la plaza al salir de la práctica y esperaron en la cafetería donde había dicho, estaba tan nervioso que sus manos sudaban y su corazón latía con tanta fuerza que lo escuchaba en sus oídos. Tenía miedo, si había que ser sinceros...no quería que le lastimara.

—Tienes que calmarte, todos se han dado cuenta lo nervioso que estás—murmuró su amigo cuando recibió su taza de café.

—No puedo, no sé qué esperar de él.

—Yuri, mantente firme o no lograrás nada—le reprendió con voz suave, posando una mano sobre la del menor que apretaba el vinil del asiento. —Cálmate.

—Eso intento...es que mi aroma...

—Te di mi chaqueta, tomaste los supresores y tomamos precaución para contener tu aroma antes de venir aquí, todo saldrá bien.

Miro a Otabek a los ojos y suspiró, si, tenía razón, todo iba a salir bien, mejor de lo que quería y llevaría la fiesta en paz, podría contarles a sus padres con orgullo que había manejado bien la situación y que no corría peligro.

—Si...está bien—murmuró tragando saliva y tomando aire para calmarse.

—Ah, my lady.

Reconoció la voz del extranjero y volteó, encontrándose con la figura alta de su destinado, finalmente estaba ahí.

—Creí que nos reuniríamos a solas, July—tomó su mano y besó el dorso, en un gesto de galantería.

Arqueó una ceja, bien, entendía el problema principal y había mucho que aclarar entonces. Zafó su mano y con un ademán le indicó que se sentara enfrente, Otabek comía tranquilo a su lado, observándoles de reojo.

—Me alegra bastante que hayas querido salir conmigo, por un momento creí que tus padres no nos dejarían ver jamás.

—Si estamos aquí es porque yo tengo la libertad de verme con quien quiero en mi tiempo libre pero siempre es bajo mis términos—aclaro antes de que continuara, tenía que ser firme, se lo había dicho su amigo. —Y si quieres seguirme viendo tendrás que acatar mis reglas.

—Vaya, que exigente—JJ sonrió y se recargó de la mesa para inclinarse hacia su omega, le gustaba lo que veía. —Te escucho, entonces.

—Bien, primero quiero aclararlo, mi nombre es Yuri, no July, y soy hombre—no esperó a que contestara para proseguir. —Y si vamos a empezar a salir será cuando yo lo diga, donde yo lo diga y si Bek me acompaña.

Leroy hizo una mueca, notando la forma en que le había llamado...además estaba el asunto de que su aroma dulce se había suavizado y parecía que su cuerpo no activaba el celo como en las ocasiones pasadas.

— ¿Acaso no confías en mí?

—No—fue directo y sincero. —No te conozco y eres un alfa, fin de la historia.

El alfa se rio y negó.

—Está bien, entiendo, es razonable...y entiendo que te sientas seguro con Otabek porque es un alfa inservible.

Yuri frunció el ceño, odiaba que se expresaran así de su amigo, le hundiría la cara a puñetazos sino fuera por la mano de Bek que sostenía la suya bajo la mesa.

—Él es mi amigo, no un perro, y está aquí porque no hay otra manera en que tú y yo salgamos.

Al canadiense le molesto la sonrisita burlona en el rostro del otro alfa, tendría que ceder pues al parecer su omega no estaba bien educado aún.

—Está bien.

—Bien, no doy segundas oportunidades, Leroy, si te equivocas se acabó.

—Entendido, Yuri, cumpliré tus reglas como quieres, no te preocupes.

El omega quiso sonreír, eso había salido mejor de lo que había esperado, tal vez su...destinado merecía una oportunidad.

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bueno, tengo cosas que resaltar de esto...

Primero...yay! si podré actualizar xD creí que no, pero aquí estoy *baile feliz*(?)

Segundo, ¿alguien notó antes que JJ pensaba que Yuri es mujer? xDD nadie lo menciono así que doy por hecho que no xD y tengan en cuenta que July y Yuri pueden sonar parecido dependiendo de quien lo pronuncie~ *le pegan con la chancla*(?)

Tercero xD Me encanta como suena Bek <3 es adorable, Otabek es adorable uwu <3

Gracias a toooooodos por leer xD mi celular no ha dejado de recibir notificaciones de wattpad con respecto al fic TuT es hermoso saber que les gusta, por eso tambien me anime a escribir esto ahora, estoy emocionada xD gracias, mil besos y abrazos <3 mañana espero tener la conti más temprano xDD por la cena y eso, ñeh

¡Besos de nutella y mermelada (para quien no le guste la nutella)!

Rave~

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