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3

Sangreluz tiene una historia extensa, llena de momentos inolvidables que forman parte de la identidad de sus habitantes. Aunque siempre hay unos eventos que destacan de otros.

La guerra de poder.

Así se le conoce al evento más importante, este no solo sucedió ahí, sino en varias partes del mundo y Sangreluz fue el punto culminante de esta.
Hace cientos de años se conoce la existencia de los vampiros, inmortales, fuertes, poderosos e inteligentes, criaturas a las que los humanos temieron, odiaron y decidieron marginarlos por no lograr entender cómo es posible que su Dios haya puesto bestias chupasangre en su mundo.

Un error de la naturaleza fue la justificación para intentar deshacerse de esa obvia raza superior.

Pero la soberbia de los humanos no los dejó ver la gran desventaja que tenían a comparación de los vampiros. Estos eran sabios, años y años de vida los hicieron más perspicaces con sus acciones, la naturaleza les dió fuerza y poderes que se entrenaron hasta ser lo más filoso posible y, lo más importante, una inmortalidad casi perfecta, solo entre ellos podrían romperla y aún así no es común.

La guerra empezó y los humanos estuvieron en desventaja desde el inicio, la primera ronda fue completa para los vampiros, pero no por ello los humanos no lo intentaron de nuevo y de nuevo, hasta que la población humana se redujo a tal manera que es unos treinta años existía la posibilidad que se extinguieran.

Al final tuvieron que dejar el orgullo y altanería y aceptar que los vampiros no se irían. Llegó la paz podrían decirse, estos comenzaron a aprender de quienes una vez consideraron sus enemigos, los aceptaron y también sus errores, poco común en una criatura como la humana, pero así fue en todo el mundo, en especial en Sangreluz.

Aún con este cambio, los vampiros no estaban felices con las incesantes guerras que tuvieron que pasar por culpa de líderes obstinados, por lo que decidieron ocultarse a su manera, todos sabrían de su existencia, pero no quienes eran o dónde se encontraban, eso se ha mantenido hasta la actualidad y probablemente no cambiaría en un futuro cercano.

Hay un juego popular entre los humanos, consiste en ver a la gente pasar en algún lugar concurrido y decir quien lucía como un vampiro, BeomGyu jugó esto varías veces, pero ahora los veía frente a frente y se da cuenta que ese juego era más difícil de lo que creyó en su infancia.

Después de encontrarse con esas personas y que TaeHyun le dejara más que claro cuál era el pago por su favor, este lo llevó hasta el pasillo de nuevo, la silla de ruedas seguía siendo usada, hasta el ascensor desde el piso 6 hasta la recepción, dónde el recibimiento en la recepción del lugar le reafirmó el estatus del vampiro detrás de él.
Los trabajadores del lugar, del cuál aún no sabía exactamente que era, esperaban alineados en dos filas y se inclinaban al paso de ambos.

Para el humano, esto lo hizo tener un poco de pánico pues su educación le gritaba responder a cada saludo aunque apenas lograra algo, mientras notó como TaeHyun continuó sin inmutarse un poco— ¿Qué lugar es este?

—Elíseo, nos reunimos aquí, también es dónde usualmente trabajamos —habían llegado a la salida por fin, un auto se estacionó y el chofer no tardó en bajarse y en abrir la puerta— Por cierto, no es necesario que saludes a todos, con uno basta y sobra.

BeomGyu no respondió a ello, dejó que el vampiro lo ayudara a entrar al vehículo, tiene mucho que asimilar como para comenzar a discutir el porque ello le parece una falta de respeto.
TaeHyun se unió al otro lado del asiento y lo observó cuando buscó el cinturón de seguridad, como si fuera algo curioso para él— ¿Qué?

Este negó, con una pequeña sonrisa— Debo recordar tu fragilidad.

Dedujo que lo había dicho por el cinturón, él no se lo colocó, tampoco el conductor, la fragilidad de sus cuerpos no las rompería un simple accidente de auto.

—En cuanto al favor —comenzó con un poco de duda— ¿exactamente cómo funciona?

—Es prácticamente lo mismo que los humanos dicen, si lo pides y un vampiro lo escucha tiene la obligación de cumplirlo, hay un pago, pero si eres listo ese pago no afectará tu vida.

—¿Y yo fuí listo con el mío?

TaeHyun sonrió y lo miró directamente a los ojos— Con el hecho de que alguien de la realeza te haya escuchado es un hecho que fue una buena jugada.

—La verdad no recuerdo exactamente mi deseo, pero si haberlo pedido, los últimos segundos son borrosos.

La sonrisa contrario se desvaneció un poco, incluso para alguien como el príncipe era obvio que el shock de lo que le pasó a BeomGyu seguía sin tocar su punto máximo— ¿Deseas saber los detalles de lo que te hicieron?

Lo dudó unos segundos, el pensar en ello lo ponía nervioso, sentía que sus manos comenzaban a temblar, pero sabía que si no lo sacaba esto lo seguirá molestando como ahora, dónde todo regresa a eso sin quererlo— Sí.

—Patadas, puñetazos —BeomGyu cerró sus ojos, su mente le mostraba los flashes de ese momento—, apuñalada con un arma blanca. Tus costillas estaban rotas, varios huesos más, tu sangre salía sin control, un minuto más y probablemente no lo hubieras logrado.

Lo sabía, su cuerpo tembló al recordar lo frío que se sentía el piso de ese lugar a comparación de su sangre de la cuál prácticamente estuvo empapado. Soltó un suspiro intentando contener el llanto que sus nervios querían soltar, pero en ese momento no se sentía adecuado soltar todo eso— ¿Cómo sobreviví eso? —susurró, más para sí que como pregunta, pero el vampiro respondió.

—Te di de mi sangre, lo suficiente para que sanes un poco, pero no para convertirte —abrió los ojos y miró al platinado—. Tu deseo era vivir y ser feliz, no sabía si convertirte sería algo que te diera eso.

—Gracias, despertar siendo vampiro hubiera sido aún más difícil de absorber y lo siento.

—¿Por qué?

—No se si la idea de tener que casarte con un desconocido sea algo muy justo.

Hasta ese momento BeomGyu miró por la ventana, el paisaje era muy diferente a lo que estaba acostumbrado, como si fuera otro país con toda una cultura diferente, las casas con un estilo más gótico, aún con un toque moderno, pero con una clara preferencia a los detalles que la modernidad ha perdido— No lo es, pero tampoco me desagrada la idea.

Iba a preguntar por ello, pero el auto se detuvo frente a unos portones para luego volver a arrancar cuando estos se abrieron. La mansión a la que llegaron mantenía la estética de los hogares que miró, pero lo destacable era el tamaño del lugar, era prácticamente un castillo de tantos pisos que BeomGyu no se atreve a adivinar, pero de 3 pisos no bajaba.
Por fin llegaron a la entrada del lugar, TaeHyun bajó del vehículo y dió la vuelta para abrir la puerta en el lado de BeomGyu quien seguía maravillado con el lugar, ni siquiera se dió cuenta en qué momento bajaron la silla de ruedas del auto hasta que TaeHyun llamó su atención.

Quería caminar por sí mismo, podía hacerlo, pero el saber lo que pasó lo hizo sentir que debía ser amable con su propio cuerpo, por lo que aceptó volver a tomar asiento.
Los guardias en la puerta los saludaron y, al abrir las puertas, los que parecían ser los sirvientes y trabajadores del lugar lo recibían de la misma manera que lo despidieron en el Elíseo, dos filas y cabezas inclinadas.

—Enhorabuena príncipe TaeHyun —habló uno de los hombres que lucían más mayor que el resto, pero con una sonrisa amable y genuina—, nuestras mayores felicitaciones por haber encontrado a su consorte.

¿Ya todos lo sabían? Tal parece que para los vampiros esta noticia era de suma importancia, más de lo que BeomGyu siquiera pensó, lo cuál no había hecho.

—Gracias, Vladimir.

Retomaron el andar hasta el final de una eterna entrada que los llevó hasta un ascensor, cosa que BeomGyu no sabía que los castillos podrían tener de estos. Soltó el aire que no sabía que retenía una vez que las puertas de este se cerraron— ¿Será así todo el tiempo?

—No, solo deseaban darte la bienvenida —replicó el vampiro. Los botones del lugar por fin le dieron certeza a BeomGyu de la cantidad de pisos del lugar, cinco. TaeHyun presionó el número cuatro—. Pronto sabrás más de nuestras costumbres, entenderás el porqué.

El silencio se asentó, tranquilo y sin ganas de ser roto por ninguno de los dos, hasta que algo volvió a la mente de BeomGyu— ¿Cuántos días estuve inconsciente?

—Una semana.

—¡La abuela! ¡Dios, debe estar preocupada! —Buscó en sus bolsillos su teléfono sin obvio éxito, esta no era su ropa— ¿Y mis cosas? Necesito llamarla, mi teléfono.

—Ellos se llevaron tus cosas —ese detalle no estaba en la mente de BeomGyu, tanto fue lo que le hicieron que no se dió cuenta en el momento que sucedió—, si sabes el número puedes llamar al llegar, si no puedes decirme y lo conseguiré.

—Lo sé.

Los segundos fueron contados hasta que por fin las puertas se abrieron y el recorrido por un nuevo pasillo comenzó, esta vez los ojos azules de BeomGyu observaban todo el lugar, no maravillado por la estética, sino en busca de algún teléfono— ¡Ahí hay un teléfono! ¿Funciona?

—Si, pero creo que sería más cómodo...

El humano no necesitó más, se puso de pié sin importar la torpeza que aún tenía y se acercó al aparato, este con un estilo antiguo, parecido a los que vió en películas muy antiguas, pero gracias a esto sabía cómo usarlo y así lo hizo. TaeHyun lo observaba a unos cuántos pasos de distancia, la urgencia del rubio le hizo imposible el irse y dejarlo solo.

Mientras, tres tonos bastaron para que al otro lado se escuchara la voz de un infante que BeomGyu rápidamente identificó— ¿JaeHyun? Soy yo, BeomGyu, pásame a la abuela, pequeño.

—¡¿Hyung?! ¡Abuela, es BeomGyu hyung! —gritó, se notaba la emoción de su voz— Hyung ¿Dónde estabas?

El rubio no pudo responder, se escuchó la voz de la mayor acercarse y tomar el teléfono en su mano— ¿Hijo?¿BeomGyu?

Su voz fue lo primero que sacudió el débil corazón del humano, algo que hasta TaeHyun pudo sentir y notar— Abuela, hola, soy yo —un suspiro de alivió se escuchó del otro lado.

—Dios mío, hijo, por fin apareces, me tenías muy preocupada.

Sin importar su edad, Beom Ryu se sentía como ese niño pequeño que se refugiaba en los brazos de su nueva abuela en solo escuchar su voz, más después de lo que pasó. Apretó su mano en un puño para intentar calmar el llanto que quería salir, lo menos que deseaba era preocuparla más— Si, lo lamento, fuí a hacer un trabajo y no había señal en dónde estaba.

—Me hubieras dicho, cariño, HueningKai ha salido a buscarte a tu departamento, pero estaba vacío.

Odiaba mentirle, también haberlos preocupado tanto— Lo lamento, fue algo... imprevisto —cerró los ojos otra vez, por las lágrimas y por esas escenas que siguen apareciendo—, prometo que no volverá a suceder, abuela.

—Está bien cariño, lo importante es que estés bien ¿no?

—Si, si, lo estoy.

No sabía si eso último era una mentira o una verdad, tal vez ambos. La capa de dureza que ha intentado mantener se ha comenzado a derrumbar, era imposible huir al miedo de casi morir le provocaba, pronto el llanto inminente se notaría en su voz, por lo que decidió terminar la llamada antes de que fuera tarde, ya su cuerpo temblaba— Me debo ir abuela, pronto iré a visitarlos, los amo.

Escuchó la despedida de la mayor ya con lágrimas rodando en su rostro y con su labio mordido para evitar que un lamento saliera. Cuando volvió a colocar el teléfono en su lugar, su cuerpo se sintió en un nuevo colapso de dolor, ese dolor sentimental que conoció desde joven, pero esta vez no cayó de rodillas para poder sacar ese demoledor llanto, esta vez unos brazos lo sostuvieron y lo envolvieron en un abrazo que lo sostuvo para que no se rompiera.

TaeHyun no dijo nada, lo sostuvo de tal manera que se sintió con el permiso de sacar todo lo que cargaba desde hace una semana. En un momento ya se encontraban en una habitación, TaeHyun los había llevado hasta esta, pero de igual manera no se separaron, ese abrazo siguió hasta que el cuerpo de BeomGyu se agotó y cayó en un sueño más ligero, ya no se sentía ese peso la muerte en este.

Fue colocado en la cama, cuidadosamente cubierto por las sábanas y el vampiro no dejó su lado por un buen rato, vigilando su sueño hasta asegurarse que esos verdugos no asecharan el descanso de su consorte.












Gritos, llanto y súplicas, TaeHyun escuchaba cada una de estas cosas sin inmutarse, al contrario, le parecía poco, inservible, no suficiente para lo que en verdad merecían los hombres frente a él.

—¡Discúlpenos señor! —gritó uno, el que tenía casi un ojo salido.

—¡No vol...volverá a suce...der! —el de costillas rotas prometió.

Miró al siguiente, al que estaba en silencio por el miedo absoluto que tenía, solo lloraba sin llanto, aún no le había tocado y sabía que era el siguiente— La daga era tuya ¿no?

Tomó el artefacto sobre la mesa, las cadenas con las que estaban amarrados sonaron por el salto de terror que todos dieron. La mirada roja como la sangre más pura se concentró en el último, quien sentía que veía a la mismísima muerte frente a él; no estaba muy lejos de la realidad.

—No pueden vivir, han lastimado a mi consorte.

Los golpeados se colocaron de rodillas, inclinando sus cabezas hasta el suelo— ¡Lo sentimos! ¡No sabíamos que el muchacho lo era! ¡Disculpe!

TaeHyun se acercó, hasta quedar frente al último, lo tomó y colocó de pié— No lo era cuando sucedió —de un movimiento, la daga entró en el pecho, profundo y sin ninguna pizca de duda—, pero ahora lo es; nadie le hace daño a mi amado.

Esas fueron las últimas palabras que los tres escucharon, junto al grito desgarrador del hombre con la daga en su pecho, pues, esta bajó sin salir de su cuerpo, abriendo y llenando de sangre el suelo de esa mazmorra.

TaeHyun no planeaba asesinarlos tan pronto, pero al ver el estado de BeomGyu y su miedo tan grande por lo que pasó, no podía soportar que esos tres seguían respirando cuando no lo merecían, por ello se aseguró que lloraran el doble de lágrimas que BeomGyu y sufrieran lo que él, pero sin la posibilidad de morir hasta que él lo decidiera.

Para un vampiro real no hay nada más preciado que su consorte, TaeHyun no será la excepción a eso.


Eso TaeHyun, protege a tu
consorte como se debe 🙂‍↕️

Nos leemos luego~♡



















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