Capítulo siete: Pequeños grandes pasos
Pequeña aclaración, acabó de darme cuenta que estuve escribiendo mal su nombre. Realmente es Caesar y no Ceasar ._. Lo siento por eso. Sin más, he traído la actualización :3
Nota: De la infancia de Luffy, no quedan muchos capítulos antes de pasar a adolescencia (edad actual pues :v)
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— ¡Ya no quiero caminar!
— ¡Yo tampoco! — se escuchó una voz más infantil — ¡No quiero seguir caminando!
— ¡Ya cállense!
No hacía falta decir que el pobre Law estaba pasando por un cuadro de estrés muy grande: fulminó con la mirada a aquellos dos que lo sacaban de quicio. Si las miradas mataran, era más que seguro que Luffy y Caesar hacía ya mucho habrían muerto.
— ¡Oye Trafalgar! — el mayor lo señaló con un dedo acusador —¿¡Por qué tengo que ser yo el que cargue con todas las cosas!?
— Torao~ ¡Cárgame~!
— ¡Hagan silencio! — chilló exasperado — Si siguen haciendo ruido van a descubrirnos.
— ¿Y qué con eso? — Caesar se cruzó de brazos — Yo me vuelvo gas y tu usa Shambles, asunto resuelto.
— Esta no es la única vez que haremos esto — aseveró el oji-gris.
— ¿¡Qué!? ¿¡Acaso estás-...!? ¡MHHH! — le habían tapado la boca.
En ese instante Trafalgar D. Water Law tenía unas crecientes ganas de ahorcar allí mismo al joven peli-purpura. Pero desgraciadamente no podía hacerlo. Si bien irían embarcarse futuramente en una odisea por el One Piece, no podían hacerlo, así como así.
Necesitaban prepararse. Sin embargo, dudaba que Luffy pudiese tener todo listo. Quería tener algo asegurado, para emergencias, si bien odiaba que le dieran ordenes...Luffy sería la excepción. Claro, siempre y cuando no fuese algo estúpido.
— ¡Torao! — le llamó sonriente — Vamos a la cocina ¡Ahí hay un banquete!
Justo como ahora. El pobre azabache suspiró cansado mientras se llevaba una mano al rostro.
~ Un mes antes ~
— Veo que aún respiras — soltó el oji-ámbar con desinterés.
— ¿Quién demonios eres? — el ladear la cabeza le fue inevitable.
— ¡Ten más respeto! — se señaló con el dedo — ¿Así agradeces que ayudara a salvarte de esos piratas? ¡Que molesta eres!
Después de haber subido la escalera improvisada, Luffy pudo ver el interior de la casa del árbol. Era más grande de como se veía desde abajo. No pudo hacer más que sonreír y explorar el lugar como un revoltoso cachorro. Eso hasta que se topó con un desconocido.
Un joven de cabello púrpura corto, piel pálida y ojos viperinos que le observaban con indiferencia. Llevaba una gabardina blanca y una corbata al cuello. No debía de tener más que 13 años.
— ¿Salvarme? — en eso recordó la voz desconocida — Ah, ¡Gracias por ayudarme!
— Como sea — bufó ceñudo — ¿No te enseñaron por tus padres que es de mala educación no presentarte antes de preguntar el nombre de alguien?
— ... No tengo — murmuró después de unos segundos de vacilar.
Nada podía callar al quejumbroso y egocéntrico de Caesar. ¿Una tormenta? Lanzaba injurias al mal clima. ¿Marines? Podía deshacerse de ellos sin muchos problemas, de llegar a ser arrestado, sería capaz de gritar en un intento de dejarlos sordos.
Pero eso... Le había dejado mudo. "No tengo". Era fácilmente deducible un "No tengo padres". Por inercia miró a ver al piso como si hubiera algo interesante en este. Recapacitar en aquello le había traídos tantos recuerdos que-...
— Como si eso me importara — chistó para no ponerse sentimental — Mi nombre es Caesar Clown, ¡El futuro científico más grande y reconocido que habrá!
— Yo soy Monkey D. Luffy — se presentó con una sonrisa — ¡Y seré la próxima Reina de los piratas!
Ni las cigarras se escuchaban. El mayor de los tres, miró a verle como si estuviese loca y seguido miró a ver a Law. Si lo pensaba bien ¿Por qué aquel amargado permitió que aquella revoltosa niña ingresara al lugar?
— Terminé accediendo a ayudarla — respondió asumiendo la pregunta — A encontrar el One Piece.
— ¿¡Pretendes ser un pirata!? — se alteró, poniéndose de pie — ¿¡Qué ustedes están dementes!? ¡Hay muchos monstruos en el Nuevo Mundo!
— ¿Monstruos? — repitió la azabache.
— Hay muchos piratas con una fuerza abominable — murmuró Law — Entre ellos, está Donquixote Doflamingo...— escupió con rencor.
— ¡No menciones su nombre! — chilló Caesar adoptando su forma de gas.
Quizá sería supersticioso, sin embargo, escuchar ese nombre ser nombrado le daba escalofríos. A Law le provocaba un profundo odio y asco, mientras que, a Caesar le infundía temor y resentimiento. ¿Por qué?
Eso era bastante fácil de responder ¡Por su culpa ya no podía regresar a la isla Karakuri! ¿De quién? ¡Del malnacido de Vegapunk! Lo abandonó sin contemplación durante la redada por parte del gobierno.
Por culpa de aquel traidor, tuvo que ir a Enies Lobby, trabajando para el gobierno. Y aunque no le costó mucho escapar, nada de eso sirvió, terminó encontrándose con aquel demonio ¡Con Donquixote Doflamingo!
Acabó recluido en Punk Hazard, cuando en un intento de escapar de la ira de un pez gordo, el caído Tenryuubito le dejó a merced de Big Mom ¡De una Yonko! Misma que le forzó por meses a trabajar en el agigantamiento con tal de dejarlo vivir. Misma por la cual tuvo que convertirse en un usuario para poder escapar.
— ¡Eso mola! — soltó la niña totalmente impresionada — ¡Sé mi nakama!
— ¿A todo el mundo vas a estarle pidiéndole eso? — masculló Law de mala gana.
.
.
De esa forma había conocido a Caesar y, claramente, no dejó de atosigarlo hasta que el irritado científico le dijo que sí. De cierta forma, fue más fácil convencerlo a él que a Law.
— Escuché algo en los conductos — se oyó una voz.
— Se los dije, no van a tardar en descubrirnos — gruñó el Trafalgar de mala gana.
— ¡Entonces vamos de una vez! — de un momento a otro, Luffy derribó la rejilla y saltó al pasillo.
— Esa idiota — Caesar se puso pálido.
No les quedó más opción que salir de su escondite y enfrentar a los piratas que iban pare frenarlo. A sugerencia de Law, ese era su primer atraco para juntar un "presupuesto" que les serviría cuando decidieran zarpar.
Únicamente eran tres por el momento, sin embargo, con sus habilidades les era más que suficiente para enfrentar enemigos sin usar "armas" reales. Unos tubos de plomería suponían suficiente equipamiento.
— ¡Gomu-Gomu no...! — Luffy estiró los brazos hacia atrás — ¡Bazooka!
Por inercia, sus brazos tensados ganaron velocidad y mandaron a volar de una vez a cinco enemigos. Estos terminaron estrellados contra la pared, atarantados y unos inconscientes por el golpe.
— ¡Room! — Law igual atacó.
El alcance de su "sala de operaciones" seguía siendo bastante reducido. Solamente dos metros. No obstante, bastaba y sobraba para lo que haría. De sus ropas, sacó un cuchillo y con eso cortó en partes los cuerpos de sus adversarios.
— ¿¡Qué demonios es esto!?
Algunos estaban decapitados, cortados a la mitad y aún así seguían vivos y en perfectas condiciones. Esa era una de las cosas que podía lograr con su habilidad. Por su parte, Caesar, creaba explosiones que dejaban fuera de combate al resto.
— ¿Quién son ustedes? — el pirata enemigo les miraba enojado — No me importa que sean unos mocosos, ¡Prepárense a morir por lo que le hicieron a mi barco!
Había aparecido el capitán. Según indagó el niño de Flevance, se trataba de un pirata con una recompensa de 5.000.000 millones de berries por su cabeza. Una presa bastante grande, por lo menos, lo era a su edad.
— ¿¡Por qué me golpeaste a mí!? — se quejó un Caesar con la nariz rota.
— ¡No fue mi culpa! — chilló Luffy — ¡Fue de Torao!
— ¿¡Ah!? ¡No es fácil controlar mi habilidad! — se defendió el nombrado.
Bastó con unir fuerzas para derrotar a aquel pirata. Pero, antes de dar el golpe final, por un error al usar Shambles Luffy le había dado a Caesar en lugar de asestarle el puñetazo al enemigo.
— Dejando eso de lado ¿Cuánto conseguimos? — cuestionó de malhumor el de mirada viperina.
— No estoy seguro de cuanto valga exactamente lo que robamos — murmuró Law, viendo a cada uno de sus compañeros con un saco cuestas — Pero, las recompensas del capitán y otros miembros de su banda son unos...creo que 10 millones de berries.
— ¿¡10 millones!? — la cara de Luffy fue de total asombro — Con eso podría comprarme montones de carne.
— No te asombres por eso — soltó Caesar ceñudo — Un barco pirata costaría unos 100 millones como mínimo.
— ¿¡100 millones!? — repitió la monita atónita.
Law simplemente suspiró en derrota. Sí, por las cabezas de esos piratas, debían sumar unos 10 millones. No obstante, ni él ni Caesar podían cobrarlos. Entonces ¿Era dinero desperdiciado? No exactamente.
— Oigan, dejen de parlotear y llevémoslos antes de que despierten — les llamó la atención.
— ¡No me des órdenes! — rezongó el peli-morado.
— ¿A dónde vamos a llevarlos? — cuestionó la única fémina.
— ¿No prestaste atención? — reprochó Law — A la villa Foosha. Le pediremos...le pedirás a su alcalde que entregue a Wendel y sus hombres — se corrigió mientras comenzaba a movilizar las cosas.
Actualmente, solamente ese recurso tenía para juntar dinero: robarles a piratas. Después de todo, Law y Caesar ya eran buscados, Luffy quedaba libre para ayudarles con las entregas de los que capturaran. Y decían ayudar, porque el que ella hiciera sola el encargo, lo veían muy lejano.
— Oye, Trafalgar. Monkey — les llamó el mayor, ambos voltearon a verle — ¿Cómo se supone que se llama la banda?
— Es cierto — concordó el oji-gris — Luffy ¿Cuál es el nombre de la tripulación?
— Ni idea — respondió sonriente.
— ¿¡Ni siquiera sabes cómo va a llamarse la banda!? — chillaron ambos muchachos.
Consemejante capitana, aún así, estaban dando pequeños grandes pasos.
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A ambos les harán falta pelotas anti-estrés XD Pobrecitos.
Y... ¿¡Adivinen qué!? En el siguiente capítulo... ¡Harán su aparición estelar! ¿Quiénes? Especulen, especules e intenten acertar *3* Espero que el capítulo les haya gustado :3
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