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Capítulo diecisiete: El niño de Flevance

Trafalgar D. Walter Law siempre trataba de hacer las cosas, de tal manera que no se arrepintiese después. Especialmente, porque sus decisiones en la actualidad, no solamente podría costar su cabeza. Sino, que también podría llevarse entre las piernas a un grupo de aspirantes a piratas que estaba totalmente fuera de lo común.

Law lo sabía, desde un inició fue consciente, y aquel pequeño detalle se le remarcó tras hablar con Benn Beckman. Admiraba a ese hombre por poder soportar por tantos años a Shanks Akagami, y continuaría admirándolo por los años que aún le faltaban por tolerarlo. ¿En cuanto a él? Debería tomarlo como modelo a seguir, si deseaba evitar perder la cordura al tratar con Luffy.

― ¿EHHH? ¡Pero Torao...! ¡Yo quiero ir!

Era increíble que la voz chillona y desquiciante de la monita, tras aquellas semanas de convivir con la misma, ya hubiese formado parte de su día a día. En ocasiones, le tocaba ver como incluso el paciente de Katakuri hacía alguna mueca de incomodidad ante los fuertes pulmones de la pequeña capitana.

― Ya te he dicho que no. Tú te quedas junto con el resto, solamente Sabo y Caesar vendrán conmigo.

― ¡Pero yo soy la capitana! ¡Quiero ir!

― ¡Y yo quedo como el vice-capitán y el médico del barco! Si digo que te quedas ¡Te quedas!

La vio hacer un berrinche, para nada silencioso, pero al de ojos grises no le importó. ¿Qué le motivaba a seguir en ese grupo de locos? Quizá sería un misterio mayor que la ubicación del One Piece. Justo cuando pensó que las cosas no podrían empeorar, la pelirosa de la banda se puso de pie al instante.

― ¡Eso no es justo, Trafalgar! ¿Por qué solamente ustedes tres pueden salir de la isla?

― Bonnie tiene razón.

― Ace, no empieces tu también.

― ¡Pero tiene razón, Sabo!

Intentó serenarse y despejar la mente, justo como Benn le había recomendado con tal de no explotar en histeria, y les devolvió una mirada fría y fastidiada. Se suponía que, tanto su trabajo como el de Benn, era simplemente dar soporte al capitán ¡No básicamente asumir todas las responsabilidades del mismo!

― No podemos ir todos, en primer lugar, porque no tenemos un barco lo suficientemente grande como para eso. En segundo lugar, apenas sabemos lo básico de navegación. En tercer lugar, ¿Han olvidado que sin contar a Ace y Sabo, todos aquí somos unos martillos?

De los ocho tripulantes actuales, solamente dos podrían rescatarlos del agua en caso de una emergencia. Por eso mismo Sabo se veía en la necesidad de acompañarlos, y si bien no había seguido sus instintos de internarse por su cuenta a mar abierto, se debía a que Law encontró la forma de convencerlo en esperar, todo gracias a la capacidad de llegar a las personas que poseía Luffy.

Conocía bien a su capitana, para saber que razonamientos lógicos no la convencerían. Podía decir lo mismo de Bonnie y quizá también de Ace por ocasiones. Parecía ser que el único que le entendía, hasta cierto modo, era Katakuri. Y eso que este apoyaba en su mayoría a su hermana, a menos que fuera algo que resultara demasiado imprudente o estúpido.

― ¡Torao! ¡Déjame ir! ¡Oye, Kid! ¡Déjame ir con Torao!

― ¡Que te quedas!

Le daba mérito a Luffy por su intento de reclutar a personas con habilidades útiles, aunque esto se viese ridiculizado por su mal hábito de pedírselo a cualquiera que lograra sorprenderla. Y a la vez, maldecía su descuido porque, efectivamente, la peor situación que podrían pasar sería caer al mar y no tener entre los integrantes quien los auxilie. 

Así que, mientras aquel grupo de tres zarpaba hacia la isla vecina, Luffy y el resto se veían obligados a quedarse en la Isla Dawn. Ninguno sabía cómo dirigir un bote, a excepción de Katakuri, que siendo el más prudente de ellos los hacía desistir de querer seguirlos. Si algo le quedaba claro, era que tratar de convencer a Luffy de abandonar una idea resultaba desgastante.

― Ese cabrón...― las diatribas de Monkey D. Luffy eran graciosas, claro, siempre que no te tocara lidiar con estas.

― Luffy, ¿No tenías algo pendiente en la villa?

La tranquila voz del integrante más alto, hizo que la niña lo mirase a ver sin enterarse de nada. Era común su falta de atención, así que, empezando a acostumbrarse a la misma, no demoró en recordarle que quedaba pendiente entregarle a la marine ese mismo día un pirata con un par de millones por su cabeza.

― Ese vejestorio ya debe de haber llegado a la villa. Será mejor que nos vayamos.

― ¡Claro! No puedo esperar a que zarpemos al mar como tripulación.

Distraerla momentáneamente no era tan complicado como convencerla con un dialogo directo. Ace estaba seguro de que Garp se sorprendería al verlo conviviendo tan amenamente con Luffy, cuando al principio aseguraba que empatizar con ella sería lo último que haría. Y el pecoso no se equivocó cuando, al llegar a la villa, el abuelo de ambos no quería parar de hablar sobre los grandes marines que serían en algunos años.

―¿No vas a quedarte?

― No, por esta ocasión no puedo.

El que Garp no hablase con ambos por más que un par de minutos, en lugar de incluso ir a perturbar la poca paz mental que tenía Dadán, ya era de por sí algo extraño. Para Luffy pasó desapercibido, pero el hijo de Roger decidió hurgar en ello. Law no dudó en ponerlo en consciencia de que, pese a que no quisiese admitirlo por su orgullo, ahí afuera habían piratas con un poder monstruoso.

― ¿Pasó algo?

― ¿Por qué tanto interés, Ace? Ya veo, finalmente estás asimilando el gran marine que serás en un futuro.

Las ganas de hacerle entrar en la cabeza de una buena vez que jamás sería un marine, y por el contrario, sería un pirata reconocido por todo el ancho mar, casi lo consumían por completo y hacían explotar como siempre. Sin embargo, que Garp atendiese una llamada y pusiese una expresión de tanta seriedad, incluso fue suficiente como para atraer la atención de Luffy.

― Eso lo sé, Sengoku... Sí, Marco los está atendiendo. Sí, pero es un solo médico... No, no ha podido hacer mucho por él. Dentro de dos días iré a verlo, para recoger a los que ya pueda dar de alta... ¿No hay otro médico más apto que él...? Ya veo, pondré al tanto a los demás.

Si bien, pudieron escuchar lo que su abuelo respondía, aún faltaba que supiesen lo que su interlocutor le había dicho. No obstante, para el dolor de cabeza personal de Law, bastó con que escuchase que su abuelo necesitaba un médico... Y si bien, Ace prometió vigilar que Luffy no hablase de más accidentalmente, la mala comunicación que tenían indirectamente con Law, provocó que pusieran al chico entre la espada y la pared.

.

.

En el tiempo en el que Caesar había convivido con Law, desde que se vieron en la necesidad de hacer equipo para escapar de Doflamingo, era la primera vez que lo veía al borde de perder el semblante tranquilo y frío que usualmente poseía. 

En el momento en el que un grupo de soldados de la marine los interceptó cuando arribaban nuevamente a Dawn y, sobretodo, vieron a Luffy tratando de soltarse del capitán de estos, a Law le quedó claro que no podría apartar la vista de aquel grupo sin que se montara un desastre.

― Tú debes de ser Law... Tengo entendido que te comiste la fruta Ope-Ope no mi.

― ¿Y qué si es así? Ya he visto el infierno en persona, no hay nada que pueda usar para asustarme.

No pensó encontrarse tan pronto con una situación así. Cora-san se lo había advertido, conseguir la Ope-Ope implicaba declararle la guerra no solamente a la familia Donquixote, sino también a la marine entera. Law, ahora mismo y como tal, podía considerarse un criminal con un precio por su cabeza, sin siquiera haber zarpado aún como pirata.

― Debería de llevarte hasta el cuartel general y dejar que Sengoku siga el protocolo que considere mejor... Pero, mi nieta me ha dicho que no solamente eres usuario de la fruta, sino que también eres aprendiz de médico.

El tono de propuesta que había utilizado el viejo marine, pese a su ferviente vocación como soldado, dejó a Law sin saber cómo interpretarlo. Cora-san fue un marine raro y singular, pero dudaba que hubiesen otros que, antes de seguir una orden, pensaran de una forma tan empática y humana.

― ¿A qué quiere llegar?

Vigilar a Luffy sería una de las cosas que, sin duda, quedaría como prioridad en la lista de Law. Terminar comprometido en ayudar a un médico de la isla Goat, debido a la boca floja de su joven capitana en pos de creer que hacía algo bueno por él y alguien que se encontraba en problemas, fue su colmo. ¿Debería preocuparse de que Luffy no fuese maliciosa y déspota, o debería considerarlo un verdadero alivio pese a lo ingenua que llegaba a ser?

― Es una locura, Garp.― Marco, el médico al que tendría que dar soporte, desde un inicio se mostró escéptico a que pudiese ayudarlo como se debía ― Los pacientes que me faltan por atender del todo, son los que están más graves. La niña puede perder la vista de por vida y el muchacho aún no ha conseguido procesar la toxina que tiene recorriendo su cuerpo. Ni hablar del otro, ahora mismo no puedo tomar un aprendiz.

― Tampoco tienes otra opción, Marco. Atender tú solo a los pacientes que aún no das de alta te quita tiempo para atender a esos tres, tener contigo a alguien que entiende lo que debe hacer no es algo que puedas despreciar. Además, ese mocoso no es un marine.

Era claro que Law no quería quedarse, aunque como médico, sintiera el impulso de hacer algo si era posible hacerlo. Así como era notorio que Marco, aquel médico con una habilidad singular, no se fiaba con dejar que un inexperto lidiase con la presión que se tenía encima al tratar un paciente que se debatía entre vivir o morir. 

― Ellos ya están fuera de peligro... Ya he hecho todo lo que he podido...― frecuentemente, Marco se veía en la necesidad de atender una llamada a la misma hora, proveniente de la marine ― He sacado la mayoría de las balas, a excepción de una... De hacerlo, es probable que no sobreviva y-... ¿Quién está ahí...? No, no es nada. Sus probabilidades de sobrevivir son bajas.

Espiar una conversación no era algo que Trafalgar tuviese en su lista de pendientes. De todos los pacientes, había uno que Marco no había podido poner fuera de peligro y cuyo caso incomodaba a Law. Pensar en atender a ese extraño con aquel tipo de herida era algo para lo que no se sentía preparado. Pero tenía un buen motivo, para pedirle a Marco ayudarle en la operación.

.

.

Law podría pasar fácilmente por un amargado, como un aguafiestas. Cualquiera que viese al ojeroso niño de piel pálida y mirada penetrante, diría que no se podría esperar que fuese otra cosa más que un criminal. Sin embargo, a los ojos de Marco, sólo había un niño cansado de llevar tanto peso encima de sus hombros.

— Creí que querías irte de aquí.

— Cambié de opinión...

Porque Marco lo sabía bien. Aquellos ojos, no mostraban más que hastío por la vida y poca motivación por seguir adelante... Claro, eso era cuando el muchacho no estaba lidiando con algún destrozo de la pelinegra que lo acompañaba. Era curioso como en esos instantes, su mirada volvía a obtener aquel brillo que cada desgracia le había arrebatado.

— Oh~... ¿Puedo preguntar a qué se debe ese cambio?

Law se supo atrapado en ese mismo instante. Dudó si responder aquella pregunta con la verdad, o hacerse al loco e inventar alguna otra cosa. No obstante, decidió dejarse de rodeos y hablar directamente con Marco, aunque las posibilidades de conseguir lo que deseaba eran bastante nulas.

— El paciente de la sala dos... Dices que está a punto de morir, debido a una bala que no pudiste sacar.

— Así que fuiste tú el que espiaba la conversación que tuve con Sengoku... Sí, va a morirse. He hecho todo en cuanto pude por él, pero si extraigo esa bala, terminaré matándolo. Ya no puedo hacer más.

Para un médico, sobretodo para un médico como lo era Marco, desahuciar a un paciente era impensable. Pero la triste realidad, era que no siempre podría salvar a todos. En ocasiones, algún paciente se veía atormentado por algo con lo que el rubio pirata no podía lidiar. Y eso Law lo sabía bastante bien.

— Quiero ayudarte a operarlo. Para sacar la bala...

— Se desangrará antes de que podamos hacer algo.

Marco deseaba averiguar porque Law tenía tanto interés en aquel paciente que continuaba en la segunda sala del pequeño hospital. Sabía que el oji-gris había visto el infierno mismo con la masacre de Flevance, no obstante, no podía comparar el ver morir a alguien a manos de algún tercero, que el ver morir a alguien por manos propias. Como cirujano, no sabía si Law estaría preparado para la carga emocional que significaba el no poder salvar la vida de alguien por no saber qué hacer.

— No se desangrará. Puedo ayudarte a operarlo con éxito.

— Es cierto que la habilidad de tu fruta podría servir... Pero, tienes un motivo para querer asistirme en esta operación ¿No es así?

Trafalgar Law, aquel chiquillo de tan sólo 10 años, realmente sí sabía todo el peso que conllevaba el fallar en curar a alguien. Saber que aquel hombre estaba siendo desahuciado por una herida de bala, mismo que fue el motivo de la muerte de Cora-san, no iba a dejar a Law tranquilo a menos de que ayudara y aquel sujeto se salvara. Aquella vez no pudo hacer nada por Corazón...

Ante la mudez de Law, y la falta de ruido por parte de Luffy, lo cual podría indicar que se había buscado problemas, Marco suspiró y decidió dejar el tema mermar. No debería presionar tanto al chico, si es que se trataba de una razón tan personal. No todos eran capaces de ventilar sus motivos a los cuatro vientos, después de todo.

Sí, aún respiro, aunque ustedes no lo crean xD En estos últimos meses, han pasado muchas cosas, y si les soy sincera, no había tenido ni el más mínimo deseo de escribir. Siento haberlos dejado colgados tanto tiempo, pero... Ya volví uwu

Mi razón de mi regreso (uy, sí), se debe a que no quería dejar las cosas inconclusas, y porque pese a todo, la inspiración ha vuelto a mi de una forma curiosa. Tengo en marcha un proyecto personal, bastante especial, y si pudieran darse una vuelta por el libro que tengo: "Valheral [Comic original]" para enterarse en qué consiste y, si les interesa, apoyar el proyecto, se los agradecería muchísimo.

¿Próxima actualización? Daré lo mejor de mi para que sea antes de que febrero acabe, o en los primeros días de marzo. Sin  más que decir, espero que el capítulo de esta vez les haya gustado.

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